Narrador
–Yo no ingrese mi nombre en el cáliz, ¡Exijo que me liberen de esto!–Exclamo Elizabeth con molestia
Actualmente se encontraban en el despacho de Minerva Mcgonagall donde se encontraban los demás directores, Hermione Granger, el Ministro Kingsley y los demás participantes del torneo.
–Lo lamento mucho, señorita Grindelwald, quien quiera que haya metido su nombre, sabía que no podría salir de esto. Si incumple con el contrato mágico, su magia se le sera arrebatada.–Explico la directora con nerviosismo.
Furiosa, Elizabeth se cruzo de brazos y decidió escuchar las reglas del torneo. Una vez que la reunión acabo, ella fue la primera en salir, sin embargo, Yaxley, Krum y Lestrange la siguieron.
–¡¿Qué quieren?!–Cuestiono irritada
–¿Podemos servirle en algo, mi lady?–Cuestiono Cygnus haciendo una reverencia
Elizabeth reprimió el impulso de rodar los ojos. Siempre le había fastidiado que la trataran así, aunque ya se había acostumbrado, sin embargo con lo que acababa de pasar, su humor no era el mejor.
Antes de poder decir algo, Elizabeth reconsidero la situación, ellos venían de otras escuelas donde quizá se encontraba el culpable de su situación.
–Investiguen quien metió mi nombre en el cáliz y no vengan ante mi a menos que traigan respuestas.
–Cuente con ello–Los tres sonrieron emocionados de al fin tener una orden de su señora. De inmediato, ambos chicos partieron pero la chica se quedo mirando fijamente a la Grindelwald.
–¿Necesitas algo?–Frunció el ceño.
–Solo...solo quería reiterarle no solo mi firme lealtad, sino también mi mas sincera amistad. Puede llamarme Yaxley como lo ha estado haciendo, pero también puede llamarme Toni, como lo hizo cuando nos conocimos.–Dijo ligeramente sonrojada.
Elizabeth suspiro, no era buena haciendo amigos, nunca lo había sido, pero recordaba a la chica Yaxley de aquella cena hace ya algunos años. Ella no se había acercado de manera pretenciosa o hipócrita, sino que sinceramente intento hacerse su amiga.
–Lo siento, he estado de mal humor. Claro que seremos amigas, Toni.–Sonrió ligeramente y la francesa aplaudió con felicidad.
–¡Excelente! ¡Nos vemos luego, Liz!–Dicho esto, se fue con una enorme sonrisa.
En cuanto Antoinette Yaxley desapareció por el pasillo, suspire pesadamente y camine lentamente hasta la torre de astronomía. La noche había caído y las estrellas estaban en su punto mas hermoso.
–Lizzie–Llamo una voz a sus espaldas.
–Lysander...hola, yo estaba...
El sonrió y se sentó a su lado– No te preocupes, supongo que debes estar molesta con lo del torneo.
–¿Cómo lo sabes?–Lo miro sorprendida
–Se notaba a kilómetros tu molestia.–Respondió simplemente y ella no pudo evitar soltar una risa.
Lysander no pudo dejar de mirarla.
A los ojos de Lysander, Elizabeth Grindelwald era la criatura mas preciosa de este mundo. No solo por su excentrica apariencia, sino porque a pesar de que muchos la veían como alguien fría y arrogante, el sabía el noble corazón que portaba. Conocía sus ojos brillando cuando miraba alguna mariposa volar, su sonrisa al leer algo en un libro, su ligero ceño fruncido cuando algo la enoja o indigna, pero su favorita siempre sera: la sonrisa que le brinda a él.
Ella sonreía a los que amaba, pero la sonrisa que le brindaba a él no era la misma que le brindaba a Zabini y Nott; Ya fuese bueno o malo, eso le agradaba.
Le gustaba que ella le dirigiera ese tipo de sonrisa a él.
–...y creo que Yaxley es un tanto...excéntrica, pero pues insistió y le dije que si, aunque en realidad nunca había considerado como amiga a nadie que no fuera Lily.–Relato Elizabeth suspirando.
En un acto de valor al más puro estilo Gryffindor, Lysander la abrazo por la espalda, haciéndola recargar sobre el mientras veían las estrellas. En un principió, Elizabeth se tensó, sin embargo casi de inmediato se relajo y dejo caer su cabeza en el fornido pecho de Lysander.
–...Eres tan dulce, Lysander. Creo que eres el chico perfecto–Lo miro con una sonrisa– Siempre estas ahí para escucharme y apoyarme, la chica que se quede contigo tendrá mucha suerte.–Beso su mejilla y acomodándose mejor, se recargo por completo en el chico cerrando los ojos.–Ya veras que pasara pronto.–Finalizo bostezando
El solo acaricio sus largos y rizados cabellos platinos mientras pensaba:
–Lo que tenga que pasar, por favor que pase contigo.
(...)
Al día siguiente, el Gran comedor se había convertido en el lugar más bullicioso. Los alumnos de todas las escuelas se encontraban felicitando a quienes serian los representantes de su colegio, cuestionandoles el como creía que serian las pruebas y si se sentían preparados. Sin embargo ese no era el caso en Slytherin, quienes se vanagloriaban y jactaban de la futura victoria de la gran Elizabeth Grindelwald, quien a diferencia de Potter que se encontraba de chulo en su mesa, ella se había ido a esconder al lago negro, en busca de paz y tranquilidad.
–¿Dejaras Runas Antiguas o sobrellevaras la materia de Granger?–Cuestiono Theo mientras le daba una mordida a su tostada.
–La sobrellevare. No puedo salirme, Lily sospecharía y no tengo ganas ni tiempo de inventarme una excusa.–Respondió con una mueca mientras acariciaba los cabellos de Ale, quien tenía su cabeza sobre sus piernas.–Ademas, no le daré el gusto a la estúpida de Rose de ser la mejor solo porque su madre es la maestra.
–No necesitas demostrarle nada, eres mejor que cualquier chica.–Alessandro le guiño un ojo y ella sonrió.
–Gracias, dulce.
Theo observo con ojo critico la situación y se encogió de hombros.
–Por cierto–Hablo él–¿Lista para la primera prueba? Es en dos semanas.
–Supongo que si, nada puede ser peor que los entrenamientos de mi padre.–Respondió y ambos chicos asintieron de acuerdo.
Ciertamente, nada podía ser peor que eso.
¿O si?