Abril, 2003
Annie suspiró, aburrida y miró su reloj. Las doce.
Un viernes, sin Issa, Harry y Edward en casa. Ese día, los duendes de Gringotss hacían como un tipo "inventario" de las bóvedas, cosa que les tomaba todo el día y que no le confiaban a los magos, por lo que les daban el día libre.
Annie había desayunado, ordeando y vio televisión, para después terminar muy aburrida.
Se preguntó qué estaría haciendo Harry, y de repente se le ocurrió una idea. Fue hasta la habitación y se cambió a algo cómodo.
Estaba emocionada. Hacía mucho que no iba a Hogwarts, más bien desde el aniversario de la batalla, que sería en un mes aproximadamente. Cuando estuvo lista, fue hasta la chimenea y tomando polvos flú, gritó el destino.
Después de pasar por cientos de chimeneas, ver hogares y mascotas, por fin llegó a su destino.
El despacho de Harry estaba frente a ella y sonrió con nostalgia. Estaba decorado como cuando Remus había sido profesor. Al parecer, Harry había querido honrarlo de esa manera.
Se mordió el labio para ocultar una sonrisa. En el escritorio de Harry, estaba un marco con una foto de ella, a los quince. Y un poco más allá, una de Ron, Hermione, Annie y él en el día de su graduación.
Escuchó voces detrás de la puerta y curiosa, la abrió.
Eran unos séptimos años, Gryffindor y Slytherin. Vaya combinación.
Annie sacando su varita, se aplicó el hechizo de invisibilidad que había aprendido del libro de Dumbledore y bajó las escaleras, hasta detenerse al final y sentarse en el último escalón.
A pesar de que Harry no estaba en el salón, no había un descontrol. Algunos estaban de pie charlando con sus amigos y otros simplemente leían o miraban por las ventanas.
No pasó mucho, Annie calculó que alrededor de cinco minutos, cuando la puerta volvió a abrirse y Harry entró por ahí, sosteniendo un fajo de pergaminos mientras los leía. Annie sonrió inconscientemente.
-Lo siento, chicos. La directora McGonagall me retuvo con su discurso que ya hasta se parecen a los de Dumbledore -dijo Harry cerrando la puerta mientras todos se sentaban. Se acercó al escritorio para dejar los pergaminos y se giró hacia los demás- bien, como habíamos quedado, hoy... ¿Annie?
Todos los adolescentes fruncieron el ceño a su profesor, confundidos. Annie se mordió el labio para evitar reírse.
-Ann, sé que estás ahí. Puedo sentir tu magia.
La chica masculló por lo bajo. Había olvidado borrar su rastro mágico.
Con un movimiento de varita, fue visible de nuevo y no pudo evitar sonreír ante los jadeos sorprendidos de los alumnos.
-Hola, profesor Potter.
Harry ahogó una risa.
-¿Qué haces aquí? -inquirió Harry acercándose a ella y ayudándola a ponerse de pie.
-¿Qué? ¿Acaso no puedo venir a visitarte? -fingió ofenderse. Harry rió y besó su mejilla.
-Ella es Annie Black-Lupin, aunque creo que ya la conocen -dijo Harry a los adolescentes.
-Vine a molestar a su profesor un rato -dijo ella guiñando un ojo. Luego frunció el ceño girándose hacia Harry- debes dejar de leer mi rastro mágico.
Harry sonrió incocente.
-Profesor Potter -dijo una alumna de Slytherin, mientras levantaba la mano. Harry le concedió la palabra- ¿qué es eso de "sentir la magia"?
-Uhm, bueno -carraspeó Harry. Todas las miradas estaban sobre él- yo puedo sentir la firma mágica de Annie, así como ella puede sentir la mía. Hay veces que también puedo sentir la de las demás personas, pero es mucho más difícil.
-¿Y por que con ella es tan fácil? -cuestionó una Gryffindor ladeando la cabeza. A Annie no le pasó por alto que estaba tomada de la mano del Slytherin a su lado.
-Bueno.. -dudó Harry mirando a Annie. Ella se encogió de hombros divertida y fue a sentarse en la silla del escritorio de Harry.
-Yo también estoy esperando la respuesta, Harry -dijo Annie sonriéndole. El azabache sintió su corazón acelerarse.
-Yo.. bueno -carraspeó de nuevo- se debe a que.. somos almas gemelas.
Nuevamente el jadeo hizo reír a Annie.
-¿Eso es posible? -preguntó un Gryffindor.
-El último registro que se tiene de una pareja de Almas Gemelas es hace demasiado tiempo.. -murmuró una Slytherin.
-Yo tampoco lo creía al principio -dijo Annie encogiéndose de hombros- pero así es.
-¿Entonces también es cierto que sus patronus son iguales?
-Tal vez -concedió Harry para dar paso a una serie de murmullos expectantes. Harry alzó una ceja, con una idea- les propongo algo.
Todos se enderezaron, atentos.
-Si al menos cinco de ustedes, logran realizar patronus corpóreos antes de finalizar la clase, Annie y yo les mostraremos nuestros patronus.
Y así, los estudiantes de ambas casas hicieron de todos sus esfuerzos para lograr patronus corpóreos. Annie, desde el escritorio de Harry, los veía. Su novio (prometido) se pasaba entre los alumnos, dándoles indicaciones y consejos para que el hechizo resultara exitoso. A Annie le recordó muchísimo al ED, y no pudo evitar una sonrisa melancólica.
Casi diez años desde entonces.
Un golden retriever llamó su atención, flotando através de toda el aula. Annie sonrió al escuchar a Harry darle puntos a la chica de Slytherin que había logrado hacerlo.
Annie se divirtió observando a los estudiantes en sus intentos, y a los animales de quienes conseguían hacerlo. Faltaban cerca de de dos minutos para que la hora acabara, y cuatro estudiantes lo habían logrado.
Harry se acercó a ella y Annie se levantó de su asiento.
-¿Crees que alguien más lo logre? -preguntó mirando a los chicos.
-En el último momento -asintió Harry rodeando su cintura con su brazo y besando su sien.
Justo un segundo antes de el toque del timbre, una hermosa águila voló por el aula, atrayendo todas las miradas sorprendidas y maravilladas.
-Diez puntos para Slytherin, Jackson -dijo Harry a un chico de ojos azules, que Annie reconoció como el novio de una Gryffindor.
-Muy buen patronus -asintió Annie.
-¡Es su turno! -exclamó una Gryffindor mientras todos los miraban expectantes.
Annie y Harry se miraron, y sonrieron antes de hablar.
-Expecto patronum.
La pareja de ciervos se manifestó ante ellos, brillantes y robustos. Todos soltaron exclamaciones de admiración.
Cuando se escucharon como los estudiantes salían de sus aulas para ir directo al almuerzo, Annie y Harry los desvanecieron.
-Sí, son iguales -dijo Annie riendo.
Cuando Harry despidió a los alumnos, Annie pudo percibir un par de conversaciones.
"¡Eran demasiado brillantes!"
"¡¿Notaron que lo hicieron sin varitas?!"
"Ojalá yo tuviera un alma gemela".
Annie rió un poco y se giró a Harry, quien estaba cerrando la puerta del aula. Era hora del almuerzo y de pasar por Edward a la escuela.
-Eres genial como profesor -murmuró Annie. Harry se acercó a ella y la rodeó con sus brazos.
-Me alegraste el día con solo estar aquí -murmuró Harry. Annie le sonrió y le acomodó el cabello- ¿estabas aburrida en casa?
-Muchísimo -dramatizó Annie.
-¿Con cientos de cosas que planear para la boda y que nos volveremos locos? -bromeó Harry. Annie rió.
-Aún con las cientos de cosas para planear -asintió Annie.
Harry no podía quitar la sonrisa de su rostro. Era inevitable, teniendo a Annie frente a él.
-¿Entonces eres libre por el fin de semana?
-Tengo que llevarme unos trabajos de cuarto y sexto grado -dijo Harry con una mueca- pero en teoría, sí.
-Que bien -dijo Annie besándolo- debemos ir a recoger a Edward.
-Uhm, cierto -murmuró Harry volviendo a besarla. Annie sonrió y abrazó el cuello de Harry, correspondiendo. Sus labios chocaban entre sí, sus lenguas jugueteaban.
-¿Pollo con ensalada para la comida? -preguntó Annie. Harry quien tenía los ojos cerrados, asintió.
-Claro que sí.
hola amixes, como están?
bueno, todxs sabemos qué día es hoy, y nuestro harry bb merece todo el amor.
estaba escribiendo un especial del día de hoy, pero no estoy segura si lo terminaré hoy o hasta mañana
Varitas arriba por los Potter aka mis suegros
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