— Ah, estoy agotada.
Una chica se veía saliendo de la universidad de Tokio con total cansancio rodeada por un grupo de tres chicos y dos chicas que la miraban entre risas por su aspecto sonámbulo.
— T/n-chan ¿Qué me dices de ir a beber hoy?
— ¿Beber? No lo sé, Hiro. — Se mostró con pereza y el albino rodeó sus hombros intentando que ella aceptara. — Hiro, distancia. — Ordenó con incomodidad.
Pero antes de que el albino pudiera quejarse un empujón lo tiró al piso, por otro lado T/n sintió como unas manos rodeaban su cintura y la apegaban a un torso firme que la hizo sonreír.
— ¡Tobio-chan~! — Rodeó su cuello y subió la mirada.
Una parte de sí misma maldecía que él ahora fuera el más alto.
— No toques a mi novia de nuevo. — Advirtió el chico de tercer año con una mirada fría haciendo que el contrario asintiera tembloroso y algo avergonzado al recibir las burlas de su grupo de amigos.
— Me viniste a recoger ¿No tenías práctica? — Preguntó confusa y el contrario la apegó aún más a él ignorando las miradas.
— Pedí permiso para faltar y ocupé esas horas para viajar en tren bala. — Explicó y se relajó al sentir como la mayor trazaba círculos imaginarios en su nuca. — Te extrañaba, T/n.
Al oír tales palabras dichas sin vergüenza alguna la universitaria se sonrojó de golpe y con su mano golpeó levemente su pecho mientras fruncía el ceño así haciendo sonreír levemente a Kageyama.
— Te amo.
Después de esas palabras por parte del chico este la besó suavemente así logrando avergonzarla aún más por todas las miradas que sentía, ella rápidamente se separó cubriendo su rostro con sus manos, intentó alejarse, pero el de orbes azulados se lo impidió al tenerla rodeada con sus brazos.
— Oh... Ahora tú eres la virgen, T/n.
Al oír eso ella inevitablemente se rió.
Los papeles se habían intercambiado, pero eso estaba bien, ellos estaban bien.