Fuiste como una hoja de papel.
En la cual escribí cosas lindas, muy lindas.
En la cual llegué a vislumbrar un pequeño brillo del amor verdadero.
Pero hubo un error.
Escribí con un mal bolígrafo.
Con el de las apariencias.
Y a mitad de camino me dejó sin tinta.
No pude escribir más.
Aprendí que solo debo escribir.
En la hoja que fue hecha para mí.
Y con el bolígrafo adecuado.
El del conocimiento total.
Pues debo conocerte en todos los ámbitos.
Pero tu hoja, tu hoja...
Tu hoja parará donde paran los falsos amores, los temporales.
En el basurero.