Amor en manos enemigas.

By SandyLee

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Imagínate que odias a un chico de tus años de colegio. Después, imagínate que ambos toman caminos separados. ... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Covers de Regalo
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Agradecimientos
Epilogo I

Capitulo 3

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By SandyLee

De pronto daba la impresión de que el tiempo daba marcha atrás. Estar con Erin, después de todo el interrogatorio claro está; tenía un efecto bastante positivo. Parecía como un regreso a sus años de universidad, disfrutando de un fin de semana sin deberes. Después de la comida, misma que terminó ya entrada la tarde; la pelirroja se despidió de ella, prometiendo pasar más tarde a su casa. Mientras tanto, la castaña tuvo la sensación de estar completamente protegida, ahora con la presencia de Erin.

La pelirroja era de carácter fuerte, un poco más que el de Aidan, su hermano. Siempre tenía un argumento listo para rebatirte, lo cual era perfecto para su carrera como litigante corporativo, donde se necesitan más que agallas para enfrentarse a los magnates de las grandes corporaciones. Cuando Celine entabló amistad con ella en la universidad, ya circulaban rumores sobre su temperamento decidido y su círculo de amigos era muy reducido.

Pero aún con todo lo testaruda que a veces era, también tenía su lado sensible. Era sobre protectora con sus amigos y familia, y siempre se encargaba de organizar eventos o rifas con fines benéficos. A pesar de que su familia gozaba de una posición social bastante privilegiada, cada uno de sus éxitos, era por mérito propio y por si todo aquello fuera poco, era muy guapa. Solía traer a un par de chicos de cabeza, pero éstos no eran lo suficientemente hábiles para conquistarla.

Ya tendría tiempo de sonsacarle el nombre de ese misterioso hombre, al que ahora veía. Debía ser algo bastante importante, porque normalmente Erin, no era tan reservada en ese aspecto.

Animada por la idea, se acurruco en su cama, dormiría una siesta, así estaría más tiempo despierta porque ya conocía a la pelirroja, y de lo escasas que eran sus visitas, seguramente pasarían la noche entera charlando.

No supo exactamente qué horas eran, pero debía ser algo tarde, ya que la habitación estaba en penumbras, el timbre volvió a sonar de manera insistente. Cuando abrió la puerta, Erin entró envuelta en una nube de perfume y con un atuendo diferente.

—Lo siento, me tarde más de lo que debía, pero... ¿Por qué no estás lista? —Preguntó mirando el vestido de Celine lleno de arrugas.

—Me quedé dormida... —Contestó adormilada, pero después preguntó aturdida— ¿Lista? ¿Lista para qué?

—Para salir. —Dijo como si estuviera mal de la cabeza.

—Salir... ¿yo? Estás loca, además —dijo consultando su reloj de pulsera— ya es tarde.

—¿Crees que es tarde? Anda —le suplicó la pelirroja— la noche es joven, nosotros somos jóvenes. ¡Anda, vamos!

—Es que... —trató de pensar en una buena excusa.

—Es que nada —rebatió la pelirroja y haciendo un puchero agregó—. Anda vamos un rato, ¡hazlo por mí!

Antes de que siquiera pudiera contestarle que si, sonó nuevamente el timbre. Extrañada, pues no era muy habitual que recibiera visitas, abrió la puerta.

—¡Hola! ¡Hola! —Saludó Deena. Al parecer era la noche de rociarse el perfume entero, pues recibió una vaharada nada sutil de la fragancia de su amiga. La miró de pies a cabeza. Iba vestida como para salir de fiesta. Celine de inmediato dedujo por donde iba el asunto.

—Necesitas salir —dijo la pelirroja a modo de explicación, ante la mirada de su amiga—, y no nos vas a dejar plantadas, ¿verdad? —Erin se acomodo al lado de Deena y la miró con lo que ella consideraba, eran ojos de cachorro.

—Está bien, iré. —Respondió la castaña con una sonrisa, tampoco era como que pudiera negarse tan fácilmente. Erin aplaudió encantada para después chocar manos con Denna.

—Te lo juro que nos vamos a divertir. —Prometió Deena haciéndole un guiño.

Después de una ducha rápida, Erin se encargó de ayudar a su amiga a arreglarse.

Deena se encargó de escogerle la ropa, diciendo un par de veces que necesitaba ponerse a dieta para poder pedirle prestadas algunas prendas.

—¡Vaya! —Celine estaba un poco sorprendida por la forma en que la había maquillado Erin—Tienes futuro fuera de la ley. —La pelirroja siempre había tenido talento para esas cosas. La castaña era más básica en esos asuntos.

—No es para tanto —comentó la pelirroja—. Además toda mujer debe saber maquillarse, ¿cómo va uno a tener admiradores si no? —La sonrisa pícara de su amiga la hizo reír— Te parece más dramático lo que he hecho, porque tú usas un maquillaje muy sencillo y neutral, claro que se ve bien, pero éste resalta más tus ojos.

—Me parece perfecto —contestó mientras se levantaba a buscar un bolso—. Entonces, ¿a dónde vamos a ir?

—Al Busted. —Dijo Denna.

—Me lo recomendó Dave. —Agregó Erin.

—¿Dave? —Celine la miró extrañada— Dime que no es 'ese' Dave que yo conozco...

—Pues si es Dave Sizamore y no me veas así —agregó al verla abrir los ojos desmesuradamente—. No me hagas arrepentirme de maquillarte —Celine subió las manos en señal de tregua—. Trabajamos para la misma firma —aclaró—, y además somos dos adultos, no tenemos porque comportarnos como niños de cinco años. Démonos prisa. —Finalizó con el ceño fruncido.

Denna se limitó a cruzarse de brazos, con la típica expresión de quien no se cree ni media palabra de lo dicho. Celine contuvo una risita, le hubiese gustado hacerla rabiar solo un poco para ver que más justificaciones daba sobre su amistad con Dave. Pero prefirió dar por zanjado el asunto, al menos hasta que hubiera alcohol presente.

"Busted", resultó ser un club bastante concurrido, cuando llegaron había una larga fila para entrar. Se contuvo de darle las gracias al portero cuando le pidió su identificación, y cuando por fin entraron, Celine se quedó fascinada. No se parecía en nada a los otros clubes a los que frecuentaba en sus años de universitaria; éste los superaba en tamaño y presentación. Luces color violeta iluminaban lo suficiente como para darte cuenta de los rostros más cercanos y de unos sillones estilo lounge de color negro, los cuales ocupaban la zona preferente. Las demás mesas, estaban iluminadas por pequeñas lamparas que hacían que las bebidas relucieran misteriosamente con haces de color rojo. Algunos bailaban y bebían en la pista y más allá, la barra donde se preparaban los tragos, estaba completamente iluminada. Parecía como la luz al final de un túnel oscuro.

—¿Qué te parece? —Le preguntó Deena mientras caminaban hacia la barra.

—Excelente —contestó ella—, me encanta.

Se abrieron paso hasta la barra y pidieron un par de Tequilas Sunrise, la bebida favorita de Celine, y que precisamente, fuera la responsable de sus primeras resacas en la universidad. 

—Dave también vino —dijo la pelirroja de pronto—, ¿qué tal si vamos a saludarlo?

La castaña se limitó a ver como el cantinero les ponía tres vasos enfrente, adornados con una cereza. No creía que la presencia de Dave Sizamore en el club, fuera una casualidad. Seguramente Erin le contó de los planes para la noche y por eso el moreno estaba ahí.

—Espera un poco —dijo al sentir la mirada inquisitiva de la pelirroja—, al menos deja que me haga efecto el alcohol. —Contestó ella tomando un trago, y Erin imitándola, le sonrió.

La música sonaba alto, pero a Celine no le molestaba en lo absoluto; platicaba y reía con sus amigas, y pese haberse mostrado no muy convencida por la idea de salir, tenía que admitir que necesitaba escaparse de su rutina y que mejor que salir con Erin y Deena. La música le provocaba un cosquilleo en todo el cuerpo acompañado de ganas de moverse al ritmo de la canción, dio un vistazo alrededor del club y vio que todos se la estaban pasándola bien. De pronto una mesera llegó con tragos en la charola.

—Chicas, buenas noches —habló animadamente—, el caballero de aquella mesa les manda estos martinnis de manzana.

—¿Quién? —Preguntaron al unísono, inclinándose hacia la chica.

—El rubio de camisa azul cielo —Celine paseó la mirada en la dirección que la chica señalaba—, él que está enseguida del moreno sexy.

Recibió un codazo por parte de Erin justo cuando su mirada se detuvo en Thomas Lynch, que les dedicaba un breve saludo con la mano.

—Salud guapas. —La mesera retiró los vasos vacíos de la mesa dejando las estilizadas copas adornadas con trozos de manzana.

—Se ven deliciosos. —Deena fue la primera en romper el silencio.

—Está haciendo esto para molestarme. —Saltó Celine tratando de que su cara no expresara su repentino enojo.

—No lo creo —comentó la pelirroja muy seria— a pesar de todo... hemos crecido y la gente cambia —tomó un sorbo del martínni color verde—. Bien dicho —afirmó contenta mirando a Deena—, se ve y está delicioso.

La castaña también probó la bebida y le encantó, fue entonces que dirigió su mirada a donde estaba Thomas y comprobó que éste la observaba, pues alzo su copa hacia ella sonriendo un poco. Pudo ver a Dave acercarse al rubio y decirle algo, pero la expresión del rubio no cambió ni un milímetro.

—No quiero que te enojes por lo que te voy a decir —dijo Erin mientras encendía un cigarro, captando la atención de la castaña—, pero sea lo que sea, es muy atractivo.

—Si —coincidió Celine, analizando la imagen del rubio en su mente—, si lo es.

Thomas Lynch, alto, rubio y de ojos verdes; que por lo general, traía a todas las chicas de la universidad suspirando tontamente. Tenía fama de mujeriego y Celine dudaba mucho que eso hubiera cambiado. Cuando ella le conoció le parecía muy atractivo, era uno de los chicos más altos de su clase, tenía un aire de insolencia, que después descubrió que se debía a la fortuna que había amasado su familia desde generaciones atrás. Él era un niño rico que había tenido lo mejor de lo mejor desde que nació. Por eso era déspota, arrogante, y demás adjetivos calificativos que bien podían ser resumidos en una sola frase: Un completo hijo de perra.

Greg y Celine, estaban becados en la preparatoria y también en la universidad; y provenían de familias humildes y trabajadoras, por lo tanto se convirtieron en el blanco de sus burlas, bromas pesadas, y humillaciones que hasta la fecha, tenía muy grabadas.

Aunque cuando el padre de Thomas, el señor Louis Lynch, fue llevado preso por lavado de dinero, pudo verlo decaído y lleno de vergüenza. Tiempo después, salió libre, bajo los términos de que el arresto había sido una equivocación. Mucho se dijo que lo que había pasado era que las autoridades recibieron una buena suma por ponerse en ridículo y hasta ofrecerle al Sr. Lynch una disculpa.

Fue una de las pocas veces en que lo vio vulnerable, y hasta podría decirse que humilde. Quizás ahora con la muerte de su padre, había despertado del sueño lujoso en el que creció, pero Tom, que desde el primer día le declaró la guerra a Greg; merecía todo su odio en aquel entonces. Aunque ahora... ya no tenía porque defender sus intereses, puesto que en cierta parte Tom siempre tuvo razón respecto a Greg: Era un completo hipócrita.

Se llevó la copa a los labios, sin poder evitar sonreír un poco, era sin duda una ironía de la vida. El trago era dulce y especiado a la vez, algo que le agradó mucho, pues detestaba sentir el sabor intenso del alcohol. Cuando levantó la vista hacia donde estaba Thomas, éste ya no estaba.

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