Lauren mantuvo un ojo en Camila al día siguiente. Parecía haber vuelto a la normalidad, bromeando con sus colegas, sin verse afectada por el calor y el horario de rodaje.
Bueno, eso nos hace una de dos.
En las escenas de hoy, Lucy Sharpe, la doctora que interpretaba, tenía que apresurarse por la ciudad en llamas, perseguida por un infierno de fuego y humo.
Floyd y Ben querían que las cosas parecieran lo más realistas posible, por lo que optaban por incendios reales siempre que podían, generando por computadora solo la quema de edificios enteros y monumentos históricos.
Soltó un suspiro de alivio cuando Floyd declaró la última escena del día como terminada. Una sensación vibrante se disparó arriba y abajo de su pierna izquierda. Se sentía como si tuviera su celular en vibración metido profundamente en su bolsillo. Ella ignoró la sensación de zumbido, agradecida de que su pierna hubiera aguantado bien y que no hubiera necesitado el soporte para el pie hoy.
Jill corrió hacia ella justo cuando estaba a punto de entrar en el remolque del vestuario. Llevaba una bolsa del restaurante chino favorito de Lauren.
"Hey, guionista. Veo que recuerdas nuestra cita para cenar". Lauren miró la bolsa abultada. "¿Grace se une a nosotras o simplemente tienes hambre?"
"Uh, ninguna de las dos. Creo que me excedí un poco cuando ordené porque me sentía culpable", dijo Jill con una expresión tímida.
Lauren entrecerró los ojos hacia ella. "No cambiaste el guión y al final la pobre Lucy tiene una muerte horrible, ¿verdad?"
Jill se rió. "No nada de eso. Prometo no matar a Lucy. Pero esto tiene que ver con los cambios de guion. Floyd quiere que reescriba parte del diálogo de mañana, así que tendré que posponer la nuestra cena".
Lauren chasqueó la lengua y sacudió la cabeza. "¿Qué pasa con las mujeres y posponer las cosas últimamente?" Estaba fuera antes de que ella pudiera pensarlo.
Por supuesto, Jill se dio cuenta de inmediato. "¿Mujeres?", repitió con una sonrisa. "¿Estás diciendo que la gran Lauren Jauregui invitó a alguien a salir y fue rechazada o al menos postergada para otro día?"
"¡No! Quiero decir... no. No fue así. En realidad, fui yo quien pospuso, pero fue solo por una conversación con una amiga".
"¿Esa amiga no tendría, por casualidad, los ojos más bellos del planeta?"
Un rubor revelador barrió el cuello de Lauren. Miró a Jill, sorprendida. No sabía que Jill había conocido a Camila. ¿Y desde cuándo su amiga felizmente emparejada comentaba los hermosos ojos de otras mujeres? Entonces se dio cuenta. Jill no estaba hablando de Camila; estaba hablando de Grace, por supuesto. "UH no. Grace dijo que me invitaría a comer tus perros calientes de fama mundial después de que regresemos de San Francisco".
Jill se rio. "Oh, sí, son de alta cocina".
"Cualquier cosa que no tenga que cocinar yo misma suena genial", dijo Lauren.
Eso puso a Jill sobria. "Lamento no tener tiempo para cenar contigo. Te invitaré a mi lugar chino favorito en Chinatown cuando volamos a San Francisco el lunes. Pero por ahora..." Le entregó la bolsa de comida para llevar. "lWontons de camarones, rangoon de queso crema, carne de res a la naranja, costillas agridulces y verduras moo shu".
Cuando Jill se despidió y se fue, Lauren miró la tonelada de comida. De ninguna manera podría comer todo eso sola. ¿Debería...? Echó un vistazo al remolque de especialistas, donde sabía que Camila estaba revisando el equipo que usaría en las escenas de la próxima semana. Le sorprendió un poco lo bien que ya conocía los hábitos de Camila. Después de su conversación emocionalmente intensa, sin mencionar su pequeño festival de cosquillas, ayer, ¿debería realmente acercarse aún más al invitarla a cenar?
Ella resopló a sí misma. Era comida china tibia para llevar en su remolque, no una invitación a un pequeño restaurante romántico. Habían acordado ser amigas, así que cenar juntas no era gran cosa.
Con la decisión tomada, entró en el remolque del vestuario para finalmente deshacerse de su disfraz antes de dirigirse al remolque de especialistas.
* * *
Camila caminaba por las dos hileras de estanterías metálicas a ambos lados del remolque de treinta pies, almohadillas de otoño, plataformas de alambre, trinquetes de aire y un mini trampolín.
Cuando pasó el equipo de trucos contra incendios, la visión de la capucha resistente al calor y un cubo de gel de fuego de un galón la hizo temblar. No lo pienses más. Un episodio de vomitar fue más que suficiente.
Habría tiempo suficiente para preocuparse por el gran truco de fuego en las próximas semanas. Por ahora, se concentraría en los trucos que tendría que hacer en San Francisco. Al final del remolque, encontró el chaleco que usaría para una de las acrobacias y pasó la punta de los dedos sobre cada correa y punto de recogida, asegurándose de que el nylon no estuviera deshilachado.
Desde la puerta abierta del remolque, el aroma tentador de la salsa agridulce y las verduras salteadas se deslizó, haciendo que su estómago gruñiera.
"Oh, vamos, Rick. Eso es cruel", dijo sin darse la vuelta. "¿Qué necesito hacer para que compartas con tu pobre y hambrienta colega?"
"Hmm, tendré que pensar en algo". La voz detrás de ella definitivamente no pertenecía a Rick, su especialista en dobles.
Camila soltó el chaleco y se dio la vuelta.
Lauren estaba de pie en el escalón superior del remolque de especialistas. Ya se había cambiado su disfraz y llevaba un par de jeans bajos y una camiseta verde que decía "mi otra camiseta tiene un eslogan muy divertido". Camila permitió que su mirada permaneciera en el texto por un momento, solo porque lo encontraba divertido, no porque estuviera mirando las atractivas curvas de Lauren.
Sí, claro. ¿A quién crees que estás engañando? Forzó su mirada a la cara de Lauren.
Le habían quitado el maquillaje del escenario, revelando las lindas pecas que sacudían la nariz de Lauren. Una sonrisa hacía brillar sus ojos verdes.
Cada vez que Camila la veía así, le costaba creer que Lauren tuviera una enfermedad crónica. Se reprendió mentalmente. Oh, porque todas las personas con enfermedades crónicas deben verse como a las puertas de la muerte, ¿verdad?
Lauren levantó una bolsa grande con el logo de un restaurante chino. "¿Has cenado ya? Sé que normalmente intentas comer sano, pero... ¿puedo tentarte?"
"Oh, sí. Puedes tentarme en cualquier momento", dijo Camila con una mirada juguetona.
Lauren sacó una galleta de la fortuna de la bolsa y se la arrojó.
Con sus rápidos reflejos, Camila pudo atraparlo antes de que la golpeara en la nariz. Sonriendo, lo desenvolvió, se llevó las dos piezas a la boca y crujió felizmente. Metió el envoltorio junto con el pequeño trozo de papel en el bolsillo de sus jeans para tirarlo más tarde.
"¿No vas a leer tu fortuna?" Lauren preguntó.
"Nop. No el día anterior a un truco". Ella se encogió de hombros. Las puntas de sus oídos ardían de vergüenza. "Los especialistas son un grupo supersticioso".
La cara de Lauren no mostró juicio. "Creo que la mayoría de las personas que arriesgan sus vidas regularmente lo son. Una vez conocí a un conductor de autos de carrera que no correría sin usar una prenda de vestir verde".
Se dirigieron al remolque de Lauren. Sentadas una al lado de la otra en el sofá, pasaron los contenedores de comida de un lado a otro hasta que desaparecieron los últimos fideos y los últimos camarones.
Después de la intensa conversación de ayer, era agradable pasar un tiempo juntas y divertirse con anécdotas divertidas sobre cosas que habían sucedido en los sets de películas.
"Oh, Dios". Lauren se dejó caer contra el respaldo del sofá. "Tendré que dormir aquí. Estoy tan llena que no me puedo mover".
Camila cruzó las manos sobre su barriga agradablemente llena y extendió las piernas. "Gracias por la cena. Fue grandiosa".
Lauren asintió y cerró los ojos. Parecía que iba a entrar en hibernación después de las comidas.
Al menos le dio a Camila una gran oportunidad para estudiarla sin ser atrapada. Ella estudió el cabello negro brillante de Lauren. Incluso sus cejas y sus pestañas eran de un negro profundo. Excepto por el puñado de pecas en su nariz ligeramente hacia arriba, su piel era clara. Se veía tan suave y liso que los dedos de Camila estaban ansiosos por tocarla. Cuando Lauren se relajó, sus labios carnosos se separaron. Camila tragó saliva mientras su mirada se detenía en esa boca exuberante. Le tomó varios segundos darse cuenta de que esos labios se estaban moviendo y Lauren estaba hablando con ella. "Uh, ¿disculpa?"
"Te pregunté si quieres la segunda galleta de la fortuna". Lauren abrió los ojos. Sus pupilas se ensancharon.
Solo entonces Camila se dio cuenta de que se había acercado a Lauren mientras estudiaba sus rasgos. Ahora sus caras estaban a escasos centímetros de distancia.
"Uh, tienes un poco..." Su corazón latía más rápido, Camila extendió la mano y recogió un poco de ceniza del cabello de Lauren.
"Oh. Gracias. El equipo de producción tenía cenizas lloviendo sobre mí todo el día, y parece que algo de eso-"
Camila paró su divagación tocando sus labios con los de Lauren.
Lauren se congeló. Levantó las manos y agarró los hombros de Camila.
Camila también se detuvo, solo que ahora comprendía completamente lo que había hecho. Sabía que realmente debería retroceder y disculparse, pero con la calidez de los labios de Lauren contra los de ella, la razón no tenía ninguna posibilidad.
Durante varios segundos, Camila no estuvo segura de si Lauren la alejaría o la acercaría.
Lauren tampoco parecía muy segura de eso. Ella retrocedió solo una fracción de pulgada. "Por favor, Camila", susurró contra los labios de Camila.
Su cálido aliento contra su piel hizo que Camila se estremeciera. "¿Por favor qué? ¿Qué estas pidiendo?" susurró y miró a Lauren a los ojos. ¿Lauren quería que se detuviera o que la besara de nuevo?
La pasión se arremolinaba en los iris verdes. "Diablos si lo sé", murmuró Lauren, la acercó y la besó.
Las manos de Camila fueron a la cara de Lauren y la acunaron suavemente. Deslizó su lengua sobre el labio inferior de Lauren, jugando, preguntando y luego exigiendo.
Lauren se lanzó contra ella y voluntariamente abrió la boca.
Al primer toque de sus lenguas, los ojos de Camila se cerraron. Su gemido se mezcló con el gemido prolongado de Lauren, el sonido hizo que Camila hormigueara por todas partes.
Lauren agarró los hombros de Camila casi desesperadamente antes de mover sus dedos hacia arriba, en el cabello de Camila, para acercarla aún más. Besó a Camila como si quisiera arrancarse la ropa, arrojarla al sofá y adorar cada centímetro de su cuerpo en ese mismo momento.
Sus lenguas se deslizaron una contra la otra, acariciando, buscando.
El calor envolvió a Camila. Ella arrastró sus manos hacia abajo, dejándolas vagar por la espalda de Lauren. Cerca. La quería más cerca. Dios, esta mujer la estaba volviendo loca.
Los dedos de Lauren se apretaron en su cabello. Luego, con un grito ahogado, apartó los labios.
Sorprendida, Camila casi chocó con ella y se atrapó con una mano contra el respaldo del sofá. Respirando pesadamente, miró a Lauren, que se estaba lamiendo los labios.
Lauren parecía tan aturdida como Camila se sentía. "Yo... necesito enfriarme".
"Sí", Camila gruñó roncamente. Ella se avivó con ambas manos. "Yo también. Cristo, eso estuvo caliente".
Una pizca de sonrisa apareció en el rostro de Lauren y luego desapareció. "No, quiero decir que realmente necesito enfriarme. Mis piernas hormiguean, y no tiene nada que ver con tus habilidades para besar. Necesito subir el aire acondicionado".
No era realmente lo que Camila quería escuchar después de un beso como ese, pero tal vez podrían compartir otro beso una vez que la temperatura corporal de Lauren hubiera bajado un poco. "Permíteme-"
Lauren levantó su mano. "Lo tengo". Se levantó del sofá y cruzó el remolque. Los primeros dos pasos parecían tímidos, como si sus piernas estuvieran temblorosas.
Camila esperaba que al menos algo de eso fuera por sus besos. Su mirada siguió a Lauren mientras se movía hacia el panel de control al lado de la puerta y ponía el aire acondicionado a tope. Todo su cuerpo vibró con la necesidad de tirar de Lauren de vuelta a sus brazos y besarla de nuevo.
¿Estas loca? Accediste a ser amigas. El tipo no lésbico. Eso es todo lo que ella quiere y todo lo que puedes dar. Pero eso no le impidió esperar que Lauren cerrara la puerta del remolque y procediera a besarla de nuevo.
Cuando Lauren regresó, no se sentó a su lado. Se detuvo fuera de su alcance y miró a Camila. "Lo siento. No debería haber hecho eso".
Esas no eran las palabras que Camila había deseado escuchar. A decir verdad, ella no sabía lo que quería escuchar. ¿Qué tipo de futuro podría haber para ellas? Se aclaró la garganta. "No. Yo soy quien debería disculparse. Te besé primero".
"Sí, pero te devolví el beso, a pesar de que sabía mejor", dijo Lauren, su voz áspera. "Lo siento. Nunca quise confundirte. No volverá a suceder".
Lauren claramente lo decía como una promesa, pero para Camila, sonaba más como una amenaza. Se puso de pie y dio un paso hacia Lauren. "No lo sé". Ella respiró hondo. "Quizás deberíamos hablar de eso. Obviamente, hay algo entre nosotras". Allí, ella lo había dicho.
"No hay un nosotras, Camila. Solo déjalo ir, ¿de acuerdo? Me gusta pasar tiempo contigo como amiga, y no quiero que este estúpido beso arruine eso".
"¿Estúpido beso?" Las palabras picaron.
Lauren suspiró. "Eres un besadora muy buena, y admito que lo disfruté. Pero sigue siendo estúpido".
"¿Por qué?"
"Oh, vamos, Camila. No me hagas esto más difícil de lo que tiene que ser. Sabes por qué. Te dije que no hago relaciones".
"¿Quién habla de una relación? Podríamos... no sé... ¿tal vez salir en una cita o algo así?" Incluso para sus propios oídos, sonaba como una pregunta, no como una sugerencia. No podía decir qué era exactamente lo que quería; ella solo sabía que implicaba más que amistad.
"¿Y entonces?"
Camila amasó los tensos músculos de su cuello. "No lo sé. Pero-"
"No, Camila. No tiene futuro. Solo olvidemos que esto sucedió alguna vez".
Si solo fuera así de fácil. Camila no pensó que alguna vez olvidaría la sensación de los labios de Lauren contra los de ella.
"No tendremos muchas escenas para filmar juntas en San Francisco", dijo Lauren. "Tomemos ese tiempo para tomar cierta distancia, y luego podremos volver a ser solo amigas cuando regresemos".
De tus labios a los oídos de Dios. "Si es lo que quieres".
"Eso es lo que quiero", dijo Lauren, pero de alguna manera, no había una convicción apasionada detrás de las palabras.
"Está bien". Sin saber qué más hacer, Camila se levantó y caminó hacia la puerta. Ella dudó, no queriendo irse, pero ¿qué más había para decir? "Supongo que nos veremos en el aeropuerto, entonces".
Lauren asintió, sus labios comprimidos en una línea. "Nos vemos".
Lentamente, Camila abrió la puerta. Una parte de ella esperaba a que Lauren la llamara, pero, por supuesto, no sucedió. La puerta que se cerró entre ellas sonó muy final.