𝗖𝗢𝗙𝗙𝗘𝗘: SUAVE COMO UNA NUBE
❪ Cherry. ❫
SI BIEN, DURANTE TODA mi crianza, papá se encargo de recordarme la poca confianza que debía tener en las personas que me rodeaban, yo seguía siendo tan crédula al pensar que podría hacerlo en mi propia familia.
Familia, que me dejaba caer desde lo alto de un edificio.
Volvamos unos segundos en el tiempo...
EL AGARRE DE LUTHER era tembloroso, inseguro a simple vista, no sabía lo que hacía pero ya era demasiado tarde para arrepentirse, en especial si Cinco estaba apuntando a su cabeza.
Ellos peleando. Luther buscando defender a vidas supuestamente inocentes, que en realidad no estábamos del todo seguros, contra Cinco tratando de salvar al mundo, y Cherry siendo un adorno de ventana, y yo que había vuelto a la academia para evitar peleas.
—¡Te envié cartas a la luna, cabeza de mono! ¡Esta no es siquiera una muerte digna después de aguantarte por tantos años! —y aún con mis gritos, Luther me ignoraba al estilo juegos olímpicos.
—Bajala. Ahora mismo —cualquiera con la mínima lógica sabría que una caída de esa altura, con un cuerpo como el mío, sería casi imposible de salir ileso.
—Luther, escucha... —tal vez Cinco no tenía miedo, pero yo sí, y muchísimo —Eres casi mi hermano favorito, en serio —trague saliva con dificultad —Solo méteme de nuevo por la ventana y- ¡AHHH!
Tarde, el agarre del rubio había desaparecido de un segundo a otro sin dejarme reaccionar para sujetarme de sus antebrazos siquiera.
Lo último que vi fue el choque de la energía que provocaba Cinco al teletransportarse, apareciendo frente a mi y apenas rozando mi mano con las suyas.
Tenía que pensar, o en menos de unos segundos mi cuerpo estaría echo puré contra el asfalto.
Gracias Luther, había olvidado lo estúpido que podías actuar por tu orgullo.
—ARRIBA ARRIBA, ABAJO ABAJO —escuchaba el tono cantarín en el que el castaño murmuraba, lo observé con el ceño fruncido, tratando de que comprendiera lo confundida que me había dejado con aquella cuatro palabras.
El soltó una boba risa, burlón, antes de pasar a mi lado con agilidad, dejándome ver apenas la mochila que llevaba sobre su espalda, que podía apostar pesaba casi lo mismo que el.
—Vamos rojita, no solo pareces una tortuga, estoy comenzando a creer que eres una —solte una risa sin gracia, tratando de alcanzarlo para seguir su ritmo, y al notar aquello el bajo la velocidad, apenas trotando mientras yo corría a su lado.
Me miro por unos segundos, con la diversión latente en sus ojos, antes de observar más adelante y entrecerrar sus ojos, entreabrió la boca con emoción y me sujeto de la mano antes de comenzar a correr nuevamente, arrastrándome detrás suyo.
—¡Ahí están Klaus y Dave! ¡Hay que alcanzarlos! —hablo por lo alto, dejándome escucharlo perfectamente, y mire en la dirección a la que señalaba logrando ver a mi hermano y mi amigo correr unos metros más adelante.
Acelere el paso también, aún sintiendo la presión que ejercia la mano del castaño contra la mía.
—¡A su izquierda! —grito Thomas cuando pasábamos a un lado de ellos, los mire por sobre mi hombro notando como Klaus soltaba una carcajada y Dave rodaba los ojos divertido, mientras yo les mostraba mi lengua de manera infantil.
Continuamos un poco más, hasta llegar a un espacio abierto, donde el general nos detuvo.
—Acamparemos aquí está noche, Rogers y Barnes se quedarán en guardia —hablo, nos separamos ligeramente, para poder armar el lugar en el que dormiríamos.
Dentro de la campaña, quite las partes más pesadas de mi uniforme, dejándome con los pantalones y la camiseta de franela para dormir. No quite mis botas, suficiente tiempo hacia para ponerlas, si llamaban en medio de la madrugada, me ahorraría el tiempo.
Pasadas las horas, y aun con el silencio que hace mucho no acostumbraban, mis ojos se encontraban fijos en el techo de tela.
—Hey... Pst, rojita —escuche que me llamaron, fruncí el ceño volviendo mi vista a un costado, donde Thomas se encontraba a una distancia no tan corta, sus ojos claramente verdes me observaban fijamente —¿Tampoco puedes dormir?
Reprimí la carcajada que pude haber soltado, el me observo divertido, sus mejillas se colorearon de un tenue color salmón, apenas visible por la luz que emanaba la luna.
—¿Fue muy estúpido? —pregunto avergonzado, cubrió su rostro por un segundo y yo reí por lo bajo.
—Un poco —murmure como respuesta, me miro nuevamente, con una sonrisa de lado —Y, aunque pudiera dormir ya estaría despierta, por tu culpa —pronuncie con diversión —Pero no, tampoco puedo.
Bastaron unos segundos para que el extendiera una de sus manos, colocándola sobre mi brazo y pasando la llema de sus dedos apenas como un roce sobre ella, con sus ojos aún fijos en los míos.
—¿Problemas? —su voz suave me hacía sentir cómoda, su tono era íntimo, en poco tiempo habíamos logrado tener una gran conexión, y agradecía que fuera en su casa de acampar donde habíamos aparecido.
—No creo que haya un problema más grande que estar en medio de una guerra en tu adolescencia —bromee, el río por lo bajo, tal como yo lo había hecho segundos antes.
Thomas no era mucho mayor que yo, o bueno, no mayor que mi apariencia. Tenía un poco más de dieciséis años y había sido el primero en acercarse a mi, sabía que no estaba en medio de todo esto solo por tratar de verse como un chico rudo, su padre había enfermado y el había tomado su lugar, no pasaba mucho más de ahí.
—Tal vez extrañes a tu familia —se limito a agregar, encogiéndose de hombros ligeramente, suspiré.
—Los volveré a ver, estoy muy segura de eso —sonreí de lado y volví mi vista hacia arriba, deseando no equivocarme en esos momentos.
Después de eso el silencio había vuelto entre nosotros, lo único que se escuchaban eran nuestras respiraciones y las del resto del pelotón que estaban en la casa de campaña, aún así sabía que Thomas no había conciliado el sueño, y yo tampoco.
Sentía su mirada en mi, para su desgracia era penetrante, aunque lo tratara se sentiría incluso a kilómetros de distancia. Lo mire nuevamente y pude notar como suspiraba antes de sonreír levemente.
—Ven aquí —aquellas dos palabras bastaron para que yo me moviera sobre lo que era mi cama, tratando de no hacer ruido para posicionarme a su lado. Me abrace contra su torso, sintiendo su respiración sobre mi cabello.
—Thomas —lo llame en un susurro.
—¿Si, rojita? —contesto de igual forma.
—¿Por qué tú cama es más comoda que la mía? —el río, aún más suave que las veces anteriores.
—Es porque estamos durmiendo en... Una nube, y es de algodón... Un algodón tan suave como una nube —bostezo, formulando aquella última frase. Sonreí entonces.
Segundos después pude escuchar su respiración alentandose y percibía su pulso más tranquilo, se estaba quedando dormido después de todo.
—Thomas —llame una vez más, notando como el sueño comenzaba a apoderarse de mi también. Esta vez, solo recibí un corto mhm de su parte —Gracias —bostece.
—No hay porque, rojita —fue lo último que escuche por su parte, antes de que dejara un corto beso cobre mi coronilla y ambos cayeramos completamente dormidos.
ALGODÓN TAN SUAVE COMO UNA NUBE, algodón tan suave como una nube.
Sus palabras se repetían, una y otra vez en mi cabeza. Esa noche, su mirada, la manera en la que me protegió de mis propios pensamientos con tan solo un abrazo, era como un bucle en mi memoria.
No sabía cómo, ni cuando pero una gran bola de algodón se encontraba debajo de mi, había detenido mi caída. Mis manos se enterraron sobre el algodón, blanco, esponjoso y suave... Tan suave como una nube.
Cinco me miro desde la ventana, escuché como soltó un suspiro aliviado al verme ilesa. Entro de nuevo a la habitación y yo no dude en aparecer ahí.
—Puedo hacer esto todo el día —hablo Luther, ahora era el quién tenía el rifle en la mano, trate de acercarme con la obvia intención de golpearlo por soltarme pero sentí como Cinco me volvía sujetando mi antebrazo —Sé que aún eres una buena persona, Cinco —habló Luther ignorando mi presencia, aunque retrocedió unos pasos —De otro modo no habrías arriesgado todo —tomo algo de valentía volviendo un par de pasos —Volviendo aquí para salvarnos. Pero ya no estás solo —la mirada de Cinco se volvió profunda cuando Luther dijo eso y aparto la mirada de mi para ponerla en otro punto, estaba pensando.
— Hay una manera —regresó la mirada hacia mi y yo frunci el ceño confundida, luego volteo a ver a Luther —Pero es casi imposible.
—E imposible se refiere a que no lo haremos, ¿no es así? —pregunte, sin obtener respuesta.
author's note:
Thomas te amo tANTO. Les recuerdo que Thomas está descrito como el poderosísimo Timothée Chalamet y es un personaje completamente sacado de mi imaginación, ahora, como tal no existe dentro de la série así que si desean imaginarlo como alguien más, pueden hacerlo con toda tranquilidad, solo que su descripción física siempre se ajustará más a la del franco americano.