Narra Ashley:
Ya era de día. Michael no había regresado desde ayer, me había quedado sola, escuchando los lamentos de Thomas desde la otra habitación. Hace tiempo que no me sentía asustada, escucharlo me hacia sentir culpable por alguna razón, solo me ponía en posición fetal mirando hacia la pared y tratando de pensar en cualquier otra cosa.
—. ¿Thomas? —hablé fuerte tratando que me escuchara, pero que Michael no lo hiciera
Hubo silencio, el chico ya no se lamentaba, estaba callado.
—. ¿Thomas? —volví a preguntar —. Solo... tienes que tranquilizarte o nos irá peor
—. ¿Me hará lo mismo que le hizo a Derek?
Se me puso la piel de gallina al recordar como Michael había detallado su muerte, frente a su propio hermano.
Me quedé callada unos segundos.
—. Tal vez —asentí sin darme cuenta que estábamos en dos habitaciones completamente separadas —pero no puedes dejar que te mate
Una lágrima recorrió mi rostro, recordar a Derek, era terrible. Ni siquiera sabía si lo habían encontrado o no. No sabía nada del mundo exterior desde hace tres meses.
—. ¿Eras su mejor amiga, no?
—. Yo... —respiré entrecortado —. Si... siempre fuimos los mejores amigos —sonreí de lado al recordar —. ¡Pero Michael...! Solo lo asesinó por... no se
—. Es porque le gustabas
Mi corazón dio un vuelco al pensarlo
—. No... él solo me veía como una amiga
—. ¿Eso crees? —rió —. Tal vez era un poco antisocial, ni siquiera le gustaba expresar sus sentimientos. Pero era obvio contigo
Puse la mano en la pared que daba a la habitación de Thomas, y juro que sentí como el hacia lo mismo. Por primera vez en tres meses sentí el verdadero calor humano.