Stop Sleep, Please. [Min Yoon...

By LyeMin

27.4K 2.4K 330

Donde YoonGi visita a su pareja en el hospital, hablándole y susurrándole momentos en lo que estuvieron junto... More

O
I
II
III
IV
V
VI
VII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
- Epílogo -
- Especial -
¡Pst!
GRACIAS POR MIL 💗🤧

VIII

1.3K 126 23
By LyeMin

— Ese aniversario en París, fue el mejor de todos. Pude saber más de ti, de tu pasado. Y, finalmente, tuvimos nuestra primera vez; juntos.

— Buenos días bello durmiente~

Tu voz fue lo primero que escuché en cuanto desperté, y tu rostro fue lo primero que ví al abrir mis ojos.

Te sonreí ladinamente, acercándome para dejar un suave beso en tus labios, pero pusiste tu mano entre nuestros labios.

— ¿Y ésto? —pregunté, divertido.

— Acabo de despertar... aliento matutino, ya sabes —tus orejas se pusieron rojas, haciéndome vomitar arcoiris de lo tierno que eras—. No querrás besarme así Yoon.

— Puff, aún si tu rostro estuviera desfigurado, yo querría besar tus labios miles de veces.

Observé cómo ese bello brillo aparecía en tus ojos, al igual que quitabas tu mano de encima de tus labios y dejabas ver tu bella sonrisa.

— Bien, pero luego no te quejes eh.

Reí, agarré tus mejillas y uní nuestros labios, amando el contacto de éstos. Moví mis belfos sobre los tuyos con rapidez, sintiendo como poco a poco perdías tu respiración.

Palmeaste mi pecho para que me alejara, y luego de pasar mi lengua por tu labio inferior me alejé, dejándote recuperar el aire perdido.

— Eres un aprovechado —me miraste con ojos entrecerrados, aparentando estar "enojado"

— Bien que te encanta que me aproveche bebé.

Reíste, dejando otro beso en mis labios para finalmente levantarte.

— Vamos a bañarnos y a vestirnos; ya quiero ir a la Torre Eiffel.

Observar tu emoción me hizo esbozar una sonrisa. Me levanté y me acerqué a ti, rodeando tu cintura con mis brazos.

— No comas ansias bebé, antes vayamos a una cafetería, comamos algo y luego iremos al museo de arte.

— Uh, ¿dejaremos lo mejor para el final? —hiciste un puchero, tratando de hacerme cambiar de opinión.

— Sip —besé tus labios, haciendo que te quejaras ya que resistí tus "encantos"—. Bueno, a bañarnos, "señor aliento matutino"

— Después de usted, "señor aprovechado"

Reímos, yendo hasta el baño. Nos bañamos con tranquilidad, dándonos pequeño besos de vez en cuando.

Al salir nos vestimos de inmediato.

Yo me puse una camiseta negra formal, me puse unos pantalones negros y unos zapatos de color café, y también una chaqueta negra, -ésta era larga y me llegaba hasta detrás de las rodillas- debido al frío que había afuera.

— Vaya, te vez tan sexy —tu voz me hizo voltear, sonriendo al ver como ibas vestido.

No eras ostentoso, y eso era algo que amaba, eras simple, y eso te encantaba, que por consiguiente, me encantaba a mí.

Tú al igual que yo, decidiste ir con una camisa formal, solo que blanca, unos pantalones negros, igual formales y zapatos igual de negros, y al igual que yo, agarraste una chaqueta, pero ésta era más corta y tan solo te llegaba hasta un poco debajo del trasero.

— Tú te vez adorable.

— La intensión es ir sexy para que te pongas celoso Yoongi, lo arruinas.

Solté una carcajada, acercándome a ti y besando tus labios con pasión. Cuando quisiste rodear mi cuello con tus brazos me alejé.

Me miraste con una ceja alzada, indignado.

— Na ah~ ésto es por querer ponerme celoso.

— ¡Yoongi, no puedes dejarme en abstinencia de besos!

Volví a reír, tomando tu mano y besando ésta.

— Claro que voy a besarte, pero no será en los labios.

Rodaste tus ojos, para luego separarte y agarrar las billeteras y teléfonos de ambos.

— Entonces, andando.

Sonreí, entrelazando nuestros dedos.

— Andando bebé.

[ • • • ]

Estábamos en una cafetería, un tanto cercana al Museo de Artes según un trausente.

Mientras tú te concentrabas en estudiar el café, yo me concentraba en observarte a ti.

Verte tan concentrado, tratando de sentir, saborear el sabor del café o los postres, Dios, con tan solo hacer eso eres perfecto a mis ojos.

— Amor, el café se va a enfriar —te avisé, notando como dabas un pequeño sobresalto en tu lugar—. ¿Estás bien? Estás un poco pensativo desde la mañana...

Y era la verdad.

Desde que salimos del hotel parecías estar distraído. Te quedabas viendo un punto fijo y hasta que yo no te llamaba o sacudía no reaccionabas.

Casi te atropella un auto por estar distraído. Suerte que iba detrás de ti y pude jalarte a tiempo... Porque o sino...

No quiero pensar en eso.

— Estoy bien Yoonnie, tú tranquilo —te inclinaste hacia adelante y dejaste un beso en mis labios, el cual correspondí al instante.

Te sentaste correctamente y seguimos desayunando.

— Yoongi, ¿crees que éste ambiente sería bueno para mí café? —te ví, parecías un tanto frustrado.

Observé los alrededores. Gracias a los grandes ventanales la luz natural entraba al café y se podía tanto desde dentro hacia afuera como desde fuera hacia adentro. Se podía escuchar ligeramente el sonido del tráfico, lo cual era un tanto irritante.

— No, tú café está bien tal y como está. Es perfecto. Y el que sus vidrios y paredes sean insonoros es perfecto. Además de que no entra la iluminación, pero sí puedes ver hacia afuera. Los toques marrones y blancos son clásicos, pero buenos. En el interior no hace ni mucho frío ni mucho calor, la temperatura exacta. Los postres son dulces, son perfectos. Y el café, las bebidas son excelentes.

Tomé tu mano sobre la mesa, acariciando con mi pulgar el dorso.

— Tu cafetería es perfecta. No necesitas cambiar nada, ¿bien?

— Gracias amor, siempre sabes qué decir —sonreíste.

Te noté más alegre, por lo que yo me sentí feliz de haberte animado.

— Entonces bebé, ¿quisier-...?

— Disculpen caballeros, ¿desea ordenar algo más? —más que preguntarnos a ambos, parecía tener su atención fija en mí.

Y enseguida noté que tú lo sabías.

Habías fruncido tu ceño, y tu mano dió un leve apretón a la mía.

Estabas celoso, Dios, y te veías adorable.

— Umh, algo para llevar... —tomé el menú que me extendía el mesero, notando claramente como su sonrisa se asentuaba al "tener" mi atención—. Ah, amor, ¿qué deberíamos llevarle a nuestro hijo?

Observé de reojo, con diversión, como el rostro del mesero se desfiguraba a enojo, fulminando a mi novio con su mirada.

Me sonreíste, alzando mi mano para besarla, un acto que yo hacía muy seguido contigo.

— Ah, creo que a Nao le gustaría unas cuantas galletas con chispas de chocolate... Y, ¿de bebida qué dices tú cariño? —sonreí divertido, tenías ese bello brillo en tus ojos y parecías burlarte del mesero a un lado.

— Un macchiato estaría bien para él —observé al mesero con una sonrisa, notando como éste, al notar que lo miraba, cambiaba su expresión radicalmente—. Unas galletas con chispas de chocolate y un macchiato, gracias.

— A la orden.

Y en cuanto el mesero se retiró yo me levanté y me senté a tu lado, pasé un brazo por tus hombros y escondí mi rostro en tu cuello.

— Pequeño celoso —susurré contra tu piel, succionando suavemente ésta y escuchando un pequeño suspiro de tu parte—. ¿Quién diría que fueras celoso?

— Sólo protejo lo que es mío bebé —murmuraste, girando tu rostro hacia mí.

Me separé de tu cuello, observando el pequeño chupetón en él. Uniste nuestros labios rápidamente, cerré mis ojos y supe que tú también.

Mi mano restante la llevé hasta tu muslo, acariciando con suavidad mientras movíamos nuestros labios.

Nos separamos con nuestras respiraciones agitadas. Sonriéndonos al otro.

— Te amo —susurré.

— Yo igual Yoon.

Nos acomodamos en nuestros asientos, yo seguí a tu lado, por lo que tomé tu mano y seguimos desayunando lo que nos quedaba en la mesa.

— Aquí está su pedido señor.

El mismo mesero se acercó, poniendo los pedidos en la mesa. Y entonces el mesero lo hizo, porque sé que lo hizo a propósito.

Al poner el macchiato sobre la mesa hizo que éste se volcara con un movimiento de su mano, cayendo sobre ti, Leo.

Por suerte tu chaqueta estaba cerrada y no se manchó la camiseta blanca, pero sus pantalones.

— ¡Ahg, mierda!

— Disculpe señor, fue un accidente.

— Accidente mis b-...

— Yoongi —me quejé ante tu pequeño regaño—. Tranquilo, ¿me señalaría dónde está el baño?

— Al final del pasillo señor.

— Gracias.

Te levantaste, quitándote la chaqueta un tanto mojada y cubriendo como podías tus pantalones.

— Vuelvo en un momento Yoonnie —dejaste un suave beso en mis labios, para luego retirarte.

No noté el momento en que el mesero sacó un trapo y comenzó a secar todo, pero me incomodaba que estuviera tan cerca.

— Y dígame, ¿de dónde es? ¿Japón, Corea? —rodee mis ojos, fastidiado.

— Corea.

— ¿Específicamente...?

— Seúl.

— Es alguien muy cortante, ¿no? —observé con molestia como se sentaba a mi lado, muy cerca para mi desagrado.

— Sí.

— Anda, ¿es tu novio, no? Se nota que es alguien... idiota.

— Oe, hijo de puta, nunca vuelvas a insultar a mi novio, sino quieres que te despidan será mejor que cierres la boca y te vayas de aquí, y será mejor que me traigas el macchiato que pedí para mi hijo.

El mesero no dudó en hacer lo que dije, retirándose de inmediato hasta el lugar donde servían los café.

— Min Yoongi —me tensé al escuchar tu voz en mi oído, seria—. ¿Qué te he dicho de tratar así a las personas?

— Pero él te insultó.

— Yoongi, me da igual si me insulta. Las opiniones de los demás no me interesan. Tan solo me interesa una —te sentaste a mi lado, tomando mis mejillas entre sus manos y dejando un beso en mis labios—; la tuya.

— Te amo.

[ • • • ]

— Ésto es bellísimo.

Sonreí al verte observar tu alrededor con maravilla, asombro.

Estábamos en el museo de arte y parecías encantado por todo lo que veías.

Amo verte así; sonriente, emocionado.

— ¡Yoongi, tomemos una foto! Juntos —te acercaste a mí, dejando un beso en mi nariz, haciendo que yo la arrugara.

Un gesto que parecías adorar.

— Bien.

Posamos frente a una estatua, que parecía ser la de un ángel.

Puse la cámara hacia adelante y ambos posamos. Antes de que pusiera mi dedo sobre el botón voltee mi rostro para darte un beso en la mejilla.

Pero tú también tuviste esa idea, por lo que nuestros labios chocaron. Abrimos los ojos como platos.

La foto fue tomada y nosotros aún seguíamos con nuestros labios juntos.

Moví los míos, recibiendo la misma acción de tu parte. Rodeé tu cintura con mis brazos y tú mi cuello con los tuyos.

Nos separamos en cuanto no pudimos respirar. Dejé un beso en tu frente y observé mi teléfono. Busqué la foto tomada en galería y la ví.

— Salió bien —te enseñé la foto, sonriendo al ver tu sonrojo.

— Pásamela, la pondré de imágen de pantalla.

Negué, divertido.

— Bueno, ¿qué tal si salimos de aquí y comemos nuestro pedido?

Reíste, tomaste mi mano y nos dirigimos a la salida del lugar entre pequeños empujones.

— ¿No se supone que es para nuestro hijo? —dijiste burlón, codeandome.

— Bueno, él aún no está, así que no creo que sea un problema comer por el.

Salimos al exterior, parando en una plaza cualquiera. Caminamos un poco más, tomados de la mano.

Te noté callado. Después de mi comentario no dijiste nada más y eso me preocupó.

— Anda, ¿qué tienes?

Nos sentamos en una banca, pasé un brazo detrás de tus hombros, atrayendote a mí.

— Yoongi —susurraste con tu voz un poco apagada—. ¿Tú de verdad quisieras hacer una familia... conmigo?

— Dios, ¿eso era lo que te tenía así? No seas tonto bebé —dije burlón, notando de inmediato como parecías tensarte.

Te separaste de mí de golpe, notablemente molesto. Observé sorprendido como te levantabas de la banca, caminando hasta alejarte un poco.

Suspiré, la había cagado.

Me levanté, dejé la bolsa con la comida en la banca y me acerqué con cuidado a tí.

— Leo, amor...

— ¿Todo era broma para tí? —te giraste de golpe.

Noté tus ojos cristalizados. Y en ese momento me odie.

Te había hecho llorar maldición, me juré a mí mismo que nunca te haría daño y ahí estabas... llorando por una metida de pata mía.

— ¿Lo hacías sólo por enojar a ese mesero? ¿Es eso? ¿Para ti solo era una broma? —parecìas querer gritar ahí mismo, pero te conocía, no armarías un escándalo, no eras así.

— Escúchame —me acerqué más, tomándote de los hombros—, en ese momento bromeaba, sí...

— Lo sabía...

— Leo —te regañé, frunciendo el ceño—, escucha maldición. En ese momento bromeaba, sí. Pero yo de verdad quiero formar una familiar contigo. Sé que... bueno, un amor nunca es eterno, sé que en algún momento, tal vez, espero nunca pase, tú o yo dejaremos de amar al otro... pero mientras que eso pasa, yo te amo, tú me amas, y quiero ser parte de algo contigo. Quiero ser tu todo, quiero ser tu esposo, quiero tener un hijo. Y aunque sé que nunca será de sangre, un padre no es quien da de sí para, bueno, eso... un padre es quien cría, Leo. Y yo quiero ser padre, a tu lado, quiero que ambos seamos padres. Tal vez tener unos gemelos, niña y niño, ¿qué te parece?

Parecías querer llorar, pero eres fuerte, y lo aguantaste. Me abrazaste y yo te correspondí. Besé tu sien, acariciando tu espalda y cabello.

— Te amo Yoon.

— Te amo Lee.

Quedamos así unos momentos, hasta que de repente me soltaste.

— ¿Dónde dejaste de la comida?

— En la banca, ¿por qu-...? —me giré, observando que, efectivamente, la comida no estaba—. Maldita sea.

[ • • • ]

— La Torre Eiffel.

Soltaste un suspiro de admiración.

Ahora estábamos en la Torre Eiffel, en la cima, precisamente. Era de noche, y parecía que toda París era una pequeña maqueta al observar desde ahí.

Las calles eran alumbradas por los postes, los autos y las luces de las casa o edificios poblados.

— Nunca pensé, en toda mi vida, estar aquí —te ví de reojo, sonriente.

Gracias a Dios éramos los únicos en el lugar. Lo cual me encantaba, estar a solas contigo era algo que amaba. Es algo que amo.

— Yoongi, tengo que contarte algo.

— ¿Acaso estás embarazado? —me giré a verte, burlón, pero al observar tu rostro serio mi rostro pasó a mostrar preocupación—. ¿Pasa algo bebé?

— Vamos a sentarnos, por favor.

Asentí, nos dirigimos a una pequeña banca del mirador y nos sentamos, girándonos para quedar frente.

— He estado pensando y... creo que es justo contarte. Eres mi novio desde hace un año, y tal vez hasta seamos esposos, quien sabe —reíste, sin gracia realmente—. Tú... de seguro vistes las marcas en mis muslos, ¿no?

— Sí... ¿tiene algo que ver con lo que me contarás? —asentiste, sentándote correctamente en la banca y echando tu cabeza hacia atrás, observando las estrellas seguramente.

— Escucha... De pequeño, tuve un hermano. Él se llamaba Minho —observé tu sonrisa, triste, vacía—. Él era... tan alegre, tan carismático... diferente a mí. Le tenía envidia. Yo era tan serio, reservado. Mientras él era luz, yo era oscuridad. La gente solía verme como su sombra... mis padres no eran la excepción. Todo era él, él y él. Los regalos eran para él, la atención era para él, el amor era para él... yo sólo estaba en el rincón, apartado.

Tomaste un suspiro. A éste punto, las lágrimas salían. Pero tú no soltabas ni un sollozo, tan sólo hablabas.

— Te juro que yo lo amaba, lo amaba con locura Yoongi. Era mi hermano, mi sangre, mi mano derecha, mi confidente.... Un día, fuimos al parque con mamá. Tenía solo 8 años, Yoonnie. Ambos queríamos subir a la resbaladilla, y subimos a la vez, ya en la cima, ambos queríamos ser los primeros en bajar... Ese día, en la mañana había llovido... El tobogán era de metal...

Ya sabía a donde iba ésto, y podía sentir que ya no podías hablar más.

— Leo...

— Joder Yoongi, lo maté. Maté a mi propio hermano. En un pequeño empujón el resbaló, y calló hacia un costado del tobogán, al suelo... a los costados del tobogán habían rocas y e-el... el cayó y su cabeza... s-su cabeza...

— Basta, te lastimas bebé —tomé tus mejillas, secando las lágrimas y besando tus labios—. No fue tu culpa... eras un niño, ¿bien? no tienes la culpa.

Te abracé, apoyado tu cabeza en mi pecho. Acaricié tu cabello.

— Luego de eso... —te observé, tú aún seguían escondiendo tu rostro—, madre y padre decidieron fingir que yo no existía. Los niños en mi escuela comenzaron a golpearme... me llamaban asesino... Pasaron 7 años y los insultos, y la ignorancia de mis padres nunca pararon. Y entonces encontré la forma de aliviar el dolor de mi corazón... —te separaste, apoyándote de mí para verme a los ojos—. La navaja que me había regalado mi padre a los 8 años me ayudó mucho, ¿sabes? No tenía amigos, ni familiares que se apiadaran de mí. Todos me dieron la espalda... y el dolor de mis cortes no era para nada igual al de mi corazón.

— Entonces, tú...

— Sí Yoongi, creo que es muy obvio... Yo, hasta el año pasado seguía haciéndolo —observé como poco a poco el rojo subía a tu rostro—... pero, dejé de hacerlo cuando tuve una razón para no hacerlo más.

— ¿Cuál?

— Tú Yoongi.

[ • • • ]

Cerré con mi pies la puerta de la habitación, volviendo a mi labor de besarte con desesperación.

Correspondiente mis besos con frenesí, saltando y enredando tus piernas en mi cintura.

Tomándote del trasero te llevé hasta una de las mesas de noche del lugar. Te senté en ésta al mismo tiempo que te despojaba de tu chaqueta y camiseta, comenzando a dejar chupones y mordidas en tu piel.

— Yoongi~ —sonreí contra tu piel, sintiendo lo caliente que ésta estaba.

— Leo... —susurré contra tus labios, mordiendo con suavidad el inferior—. Ésta noche tú y yo nos haremos uno.

Te alze de nuevo, llevándote ésta vez hasta la cama matrimonial. Te dejé caer sobre ésta, y cuando ibas a sentarte me acerqué, uniendo nuestros labios y empujándote, quedando sobre ti.

Mis labios bajaron hasta tu cuello y clavículas, dejando marcas a mi paso. Bajé hasta tu pecho, donde comencé a dejar pequeños besos en el área y en tus pezones.

Me separé de ti, quitándome la estorbosa chaqueta y camiseta, quedando solo en pantalón.

Los zapatos habían quedando en olvido a penas entramos.

Quise ponerme sobre ti, pero de un movimiento hiciste que quedara debajo. Te sonreí con burla cuando te sentaste sobre mí. Justo encima del bulto en mis pantalones.

— Mierda Leo —tomé tus caderas, moviéndolas hacia adelante y atrás con tu ayuda.

Eras un mar de jadeos, y desde mi posición... vaya, te veías tan jodidamente sexy.

Las gotas de sudor cayendo de tu frente, el cabello húmedo debido al sudor.

Ah, todo tú es tan sexy.

— Yoon~ —observé como tus manos se dirigían a la hebilla de mi cinturón.

Lo desataste, y con mi ayuda me saqué éste junto a los pantalones. Quedé en bóxer frente a ti, por lo que después de una queja de mi parte decidiste quitarte también tu pantalón.

Te bajaste de mí, poniéndote entre mis piernas. Bajaste tu cabeza hasta que finalmente pude sentir el contacto de tus labios contra la tela del interior, justo sobre mi bulto.

— Joder... —me estremecí ante el contacto.

Con lentitud, bajaste la prenda, liberando mi pene ya erecto. Soltaste un pequeño jadeo de la sorpresa.

Reí, divertido.

— ¿Te sorprende el tamaño?

— Me encanta el tamaño, sólo puedo pensar en el placer que me dará.

Solté una carcajada, que se convirtió en suspiro cuando introduciste el pedazo de carne en tu boca.

— Mierda, tu boca... está caliente...

Comenzaste a moverte, acariciando con tus manos mis huevos, haciendo que me conviertiera en un manojo de jadeos y gemidos.

— Sigue así...

Moví mis caderas, comenzando a follarme tu boca con fuerza. Tomé tu cabello e hice que llegaras hasta el fondo.

Sentí el nudo formándose, avisándome de mi corrida. Moví con más rapidez mis caderas y tú cabeza.

Supe que sabías que me correría, ya que tus caricias en mis bolas comenzaron a ser más bruscas.

Y entonces me corrí en tu boca, soltando un gruñido cuando lo hice.

Solté tu cabello, dejando que te apartaras. Pasaste una mano por tu boca, limpiando los rastros de semen.

— ¿Lo tragaste? —te observé sorprendido.

— Claro que sí, no d-desperdiciaría una buena corrida —sonreíste rodando tus ojos.

Ésta vez fue mi turno de hacer que quedaras abajo. Con cuidado bajé tu bóxer, hasta sacarlo por completo.

Observé por unos momentos tu cuerpo desnudo frente a mí.

Tu pecho subía y bajaba al ritmo de tu desenfrenada respiración. Estabas todo sudado. Tu cabello se pegaba a tu frente debido al sudor. Tu boca no se cerraba ya que estabas en busca del aire perdido.

Mordí mi labio, acercándome a tí y besando tus labios con desenfreno. Introducí mi lengua, jugando con la tuya.

Y cuando supe que estabas muy distraído, llevé un dedo a tu entrada, metiéndolo con rapidez.

Te separaste, dejando caer tu cabeza a un lado, con tus ojos cerrados y dejando salir un pequeño grito.

— Maldición Yoon... —sequé las pequeña lágrimas en tus mejillas con pequeños besos.

— Tranquilo, ya pasará.

Moví con suavidad el dígito en su interior, besando su pecho para que se olvidará del dolor.

Con cuidado fui introduciendo el segundo dedo, recibiendo rasguños en mis hombros.

Abrí y cerré los dedos, simulando tijeras para así expandir tu interior.

Noté como poco a poco parecías caer en el placer, por lo que sin titubeos introduje el tercer y último dígito.

Simulé embestidas, escuchando con satisfacción los gemidos agudos que dejabas salir.

Llevé mi mano libre a tu miembro, comenzando a acariciar de arriba a abajo, aumentando los sonidos que salían de tus labios.

— Y-Yoon... yo... me c-corr-¡ah!

Observé con una sonrisa tu liberación. Saqué mis dedos de tu interior y mi otra mano, que estaba llena de tu seme, la llevé hasta mi propio pene, lubricándolo de tu semen.

— Bien, puede que duela, puede que no. ¿Listo?

Asentiste, sin fuerza para poder decir algo.

Tomé tus manos, entrelace nuestros dedos y las llevé a ambos lados de tu cabeza.

Poco a poco fui haciéndome espacio en tu interior. Te quejaste un poco, pero no parecía dolerte tanto.

Al estar adentro por completo besé tu frente, sonriente.

— Ya está todo, dejaré que te acostumbres, ¿bien?

— S-Sí.

Dejé besos en tu rostro, escuchando pequeñas risas salir de tus labios.

En unos minutos, moviste tus caderas, indicándome que podía empezar a moverme.

— Si te hago daño dime y saldré enseguida.

Sonreíste, acariciando mi mejilla con suavidad.

Sonreí, comenzando a moverme en tu interior con lentitud, tratando de no dañarte.

Comenzaste a gemir ante mis suaves embestidas. De verdad que me estaba conteniendo por cogerte a lo bruto. Tu interior era caliente, húmedo y apretado, era perfecto y tenía la suerte de poder sentirlo.

— Yoon~... Más rápido amor~

Al diablo.

Tomé tus piernas y las puse sobre mis hombros, besé tus muslos, dejando unos cuantos chupetones y me incliné sobre tí, acercando tus rodillas a tu pecho y comenzando a embestir con más rapidez.

Tus gemidos parecían gritos, chillidos que llegaban a mis oídos. Yo en cambio soltaba gruñidos, maldiciendo de lo bien que se sentía hacer aquello.

Ante tus pedidos, tus gemidos por más, comencé a moverme con brusquedad, con frenesí.

Y entonces encontré ese punto en tí que te enloquecía. Lo supe al verte chillar, arquear tu espalda y ya que me dejaste unos buenos rasguños después de eso.

No dejé de embestir ese punto, estabas cerca de tu segundo orgasmo, y yo estaba igual. Podía sentir como tu interior comenzaba a apretar mi pene.

Y luego de dos embestidas más, te corriste, apretando aún más mi miembro y haciendo que por consecuencia me corriera en tu interior.

Nos quedamos en esa posición unos segundos más, regulando nuestras respiraciones.

Sonreímos y con cuidado salí de tí, sacándote un quejido. Me acosté a tu lado, abrazándote de la cintura y escondiendo tu rostro en mi pecho.

— Mierda, eso estuvo...

— Genial —terminaste por mí, alzando tu rostro y besando mi mandíbula—. Te amo Yoongi, ¿te lo dije ya?

— Umh... un par de veces, pero creo que no me molestaría escucharte decirlo aún más veces —besé tu frente, sonriente—. Yo igual te amo cariño.

Luego de eso nos dormimos, pegajosos y sudorosos, pero el aire acondicionado se encargó de enfriar nuestros cuerpos.

— ¿Recuerdas ese día cariño? Fue nuestra primera vez juntos. Me contaste tu pasado. Confiaste en mí como nunca nadie lo hizo.

Observó el rostro pacífico de su pareja, secando sus propias lágrimas con brusquedad.

— Vaya mierda, eh. ¿Qué dirías estando en mi lugar...? —murmuró para sí mismo—. Siempre has sido alguien fuerte, decidido. Por favor, Leo, no quiero perderte. Eres lo más importante en mi vida. Aún no hemos tenido la oportunidad de adoptar un niño, ¡debes despertar!, te prometo que adoptaremos los niños que quieras si despiertas, ¡pero solo hazlo, maldita sea!

Sus puños golpearon con fuerza la orilla de la camilla, produciendo un sonido seco.

— Solo hazlo Leo... sólo hazlo, te necesito, ¿ok? Te lo he dicho miles de veces, te necesito como no tienes idea. Joder Leo, tenemos más de 5 años siendo novios. ¡Aún no te he pedido casarnos! ¡Debes despertar! ¡Debes hacerlo! ¡Hazlo! ¡Hazlo!... hazlo...

Las lágrimas salieron de sus ojos, cayendo sobre sus puños cerrados sobre sus piernas.

— Perdóname, debí haberte esperado. Debí esperar a que hablaras, tan sólo... perdóname, fui un idiota. Soy un idiota, un idiota que depende de ti. Por favor Leo, deja de dormir, te lo ordeno, es una orden. Te ordeno que despiertes. Eres un flojo, no puedes dormir por mucho tiempo Leo, ya han pasado 2 años, maldición....

Rió, llevando una mano a su frente y negando, cansado.

— Por favor... deja de dormir, te lo pido... te lo ruego. Si puedes escucharme, por favor, despierta...

Maratón 2/2

¡OH POR DIOOOS! 4239 palabras. Es un récord para mí :') Espero de corazón que el capítulo les haya calado por dentro y que les haya echo llorar. Sé que no soy muy emotiva, pero trato de hacer mi mejor esfuerzo para que lloren -no miento eh-. Bueno, eso es todo, aquí termina el maratón. Porque éste sólo constaba de dos partes, muy "largo" ¿no?
Bueno, hasta el próximo capítulo. Los amo weys, saludos desde Venezuela.

—♥



Pd: Se supone que los recuerdos son narrados por Yoongi en voz alta, ya que lo hace con la intención de que Leo (ustedes) pueda escucharlo... así que sí; Yoongi sí que dijo, narró, explicó y detalló en voz alta como fue su primera vez. Esperemos con el favor de Dios que ningun enfermero/a o doctor/a haya pasado por ahí mientras lo hacía...

Amén :)

Pd: Disculpen si notan... la parte hot, por decirlo así, rara. Es mi primera vez escribiendo algo así, y literalmente la primera vez que lo publico para que más gente lo vea. Por favoooor, déjenme una estrellita, me merezco aunque sea una, ¿no? :')

Continue Reading

You'll Also Like

349K 32.7K 67
Freen, una CEO de renombre, se ve atrapada en una red de decisiones impuestas por su familia. Obligada a casarse con Rebecca, una joven que llegó a s...
848K 89.5K 136
1era y 2da temporada ♥️ Sinopsis: En donde Jimin es un Omega mimado y Jungkook un Alfa amargado, los dos se casan por sus propias conveniencias. ⚠️...
164K 7.8K 33
Ambos viven en la masía. Desde que se conocen Héctor siempre la ha molestado. Y ella no piensa nada bueno del él. Pero todo cambiará tras un trabajo...
838K 100K 118
Después de que esa persona se fuera de su vida estaba sola. Pasó toda su adolescencia con ese hecho, y es que su condición la obligaba a no entablar...