– M-Mina...
La mayor besaba el cuello de Chaeyoung con suma lentitud, procurando que sus caricias fueran tentadoras. Mina volviéndose loca con cada jadeo que salía de los labios de la contraria.
– D-Deja de jugar, por favor – la suplica en la voz de la pelinegra hacia que todo se estremeciera dentro de Mina que sonrió dejando una leve mordida en la piel de la menor.
La rubia se separó un poco del cuerpo de Chaeyoung e hizo un camino descendente, abriendo las piernas de la coreana a la par para ubicarse entre ellas.
– ¿Lo quieres? – preguntó pasando su dedo por el sexo húmedo de la pequeña.
– Dios, sí – soltó un leve gemido que alborotó todas las hormonas de Mina.
La mayor soltó un jadeo de satisfacción y acercó su rostro al centro palpitante de Chaeyoung.
– Genkai wo kime tsukanai – murmuró Chaeyoung y la rubia frunció el ceño – Doko mademo.
– Yo esperaba un Yamete Kudasai, pero no me quejo – dijo la japonesa y volvió a acercar su rostro al sexo de la pequeña.
– Watashitachi motto jiyuu na mama...
– ¿Qué demonios? ¿Por qué estás hablando en japonés?
Mina cada vez estaba más confusa.
– Kagayakeru...
[...]
¡¡HOLD ON FAKE AND TRUE!!
Mina dio un salto en la cama a la par que abría sus ojos de golpe y extendía su mano para apagar su jodida alarme, se encontraba exaltada, completamente sudada y... Húmeda.
– Carajo, no otra vez – se quejó – Maldito sueño.
Hace una semana que estaba teniendo ese sueño tan peculiar con la coreana y ya estaba comenzando a sentirse como una psicópata pervertida.
– Necesito una ducha de agua helada – murmuró para sí misma y se levantó para ir al baño.
Era lunes y ya no tenía ganas de ver a Chaeyoung a la cara, sabía que moriría de vergüenza.
Estaba cayendo una horrible tormenta en la ciudad y para la mala suerte de Mina, fue la única entre sus amigas en asistir al instituto.
– Malditas perras baratas, ¿cómo se atreven a dejarme sola? – maldecía en voz baja mientras caminaba por los pasillos – Sólo por un par de gotas ya se espantas, hijas de put...
– ¡Mina!
La japonesa levantó la mirada y se encontró con una sonriente Park Jihyo corriendo hacia ella mientras la seguía Tzuyu, con su típica cara de pocos amigos.
– Jihyo-ssi, viniste – sonrió a duras penas – Hola, Tzu-
– No me dirijas la palabra, Myoui – la interrumpió la menor de manera cortante.
– Amor, no seas grosera – regañó Jihyo – Y por supuesto que vine, faltar al instituto es un día menos de sabiduría y cultura – dijo como si fuera obvio y la rubia soltó una risa falsa – ¿Por qué tan sola?
– Las zo... Tontas de mis amigas no vinieron por miedo arruinar sus bellos rostros – ironizó amargamente – Así que ahora estoy sola.
– Qué tristeza – intervino Tzuyu de manera burlesca – He caído en depresión por tu desgracia.
– Calla, carbón – siseó la japonesa perdiendo la paciencia.
– ¿¡Cómo me llamaste!? – la taiwanesa estaba lista para pelear.
– Dije que eres una ne...
– Oh, ahí está Chaeyoung – interrumpió Jihyo y Mina automáticamente cerró la boca sintiendo como sus mejillas se volvían rojas – ¡ChaeChae, ven a saludar!
«Ay, por todos los santos peregrinos de esta chica» lloriqueó Mina queriendo que la tierra la tragase para escupirla en Alaska.
– Hola, Jihyo Unnie, Poste y... ¿M-Mina? – la coreana menor se acercó mirando a la rubia de manera confundida – ¿Qué diablos hacen hablando con ella?
– Mina se encuentra sola y quise saludarla – contestó Jihyo de manera alegre – ¡Oh! ¿Qué tal si almuerzas con nosotras? Digo, para que no te sientas tan aislada.
– ¡De ninguna manera! – chilló Tzuyu disgustada – No voy a compartir mesa con esta... Cosa.
– Oye, esta cosa es una hermosura – dijo Mina con altanería – Cualquiera quisiera sentarse a almorzar conmigo, debería ser considerado como una bendición.
– Bendición mi concha – Tzuyu giró los ojos – Si todos quieren sentarse contigo, entonces hazlo con ellos.
– ¡Tzuyu! – Jihyo regañó a su novia.
– Por mí está bien – dijo Chaeyoung desinteresadamente aunque por dentro moría de nervios – A mí no me molesta la presencia de Myoui.
– ¡Pero la odiamos! – lloriqueó la más alta.
– Sí, pero no somos malas personas – sonrió la coreana menor – Mina se encuentra sola, será como... Un acto de caridad, luego podemos volver a hacerle la vida imposible y ya, para qué tanto drama.
La coreana miró a la japonesa dedicándole una cálida sonrisa que para sorpresa de la mayor, esta era completamente sincera.
– ¿Estás de acuerdo? – Chaeyoung puso una mano en el hombro de la rubia y esta chilló internamente.
Son Chaeyoung la estaba tocando.
Tocando... Tocando... Tocando... En ese momento los recuerdos de su sueño húmedo vinieron a su mente y quiso morirse.
– Dios, Mina, tu rostro está completamente rojo – dijo Jihyo tocando la frente de la japonesa – ¿Tienes fiebre?
– No, estoy caliente – pensó en voz alta y todas las miradas sorprendidas se dirigieron a ella.
– ¿Qué?
– ¿¡Eh!? ¡Quiero decir...! ¡Caliente, fiebre... No caliente de cachonda! ¿Por qué lo estaría? No es que haya tenido un sueño húmedo con Chaeyoung jajaja, eso es ridículo, ¿verdad? Yo la odio y... ¿No creen que la tormenta es fuerte? Jajajaja, yo mejor me voy – Mina rápidamente salió corriendo de allí dejando a las otras chicas con una expresión de puntos suspensivos en el rostro.
– ¿Qué demo...?
– ¡SUCIA! – gritó Jihyo – ¡PECAMINOSA!
– Acaso ella tuvo... ¿Un sueño húmedo conmigo? – Chaeyoung se quedó allí petrificada.
Mientras que encerrada en el baño Mina estaba considerando que era un buen día para cometer suicidio.
Ella y su estúpida bocota.