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-EL CASTIGO DE SNAPE-
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La primer semana de clases en Hogwarts había concluido y una nueva había comenzado, era el miércoles mas estresante que __________ Brooks había vivido en su vida, el día había comenzado con encantamientos, el profesor Flitwick no paraba de hacerlos repetir el mismo encantamiento "Winguardium leviosa", cosa que no era el problema para la azabache, ella podía ejecutar el encantamiento perfectamente, pero ese era el problema. La habían puesto a enseñar como hacer el encantamiento a Zacharias Smith, que no paraba de hacerla enojar, o tirar de su cabello, causando una gran irritación en la azabache, finalmente el chico terminó por fastidiarla y ella le soltó un encantamiento 'sacamocos' causando que el profesor Flitwick la regañase, y encima, le pusiera un reporte con la profesora Sprout. Era en definitiva el día más estresante que __________ había vivido jamás, lo peor era que presentía que venían más días como ese. Las cosas no mejoraron cuando McGonagall –la profesora que les había dado la bienvenida en la ceremonia de selección– les dejó una considerable cantidad de tarea que realizar para la siguiente clase, eso normalmente no hubiera sido problema, si la azabache no hubiera estado tan estresada. La hora de pociones llegó causando que los ánimos de la pelinegra se pusieran cada vez peor.
— ¡Anímate! — le dijo Ernie poniendo una mano en su hombro mientras esperaban a entrar a la mazmorra — Zacharias recibió su merecido, si, te pusieron un reporte, pero la profesora Sprout es comprensiva.
— Exacto, no te preocupes, todos sabemos que ese tonto puede ser muy irritante cuando se lo propone — concordó Hannah
La pelinegra suspiró — Tienen razón, el día ya está mal, no puede empeorar.
Corrección, si que podía empeorar. El hacer explotar un caldero aunque sea accidentalmente te puede llevar a que el mismísimo Severus Snape te de la regañina de tu vida, pero la cosa no paró solo en que sin querer __________ hubiese explotado el caldero, sino que Snape la castigó durante el resto de la semana; ese día por la tarde limpiaría el salón y los siguientes días haría copiados, planas sobre no ser una "sabelotodo insufrible", además de los trabajos extra que Snape le había dejado; eso había dejado el humor de la pelinegra peor que de donde estaba al principio. Cuando Delamine e Iegnus se enteraron, poco después de la hora de la comida, no pudieron evitar darle palabras de aliento a la azabache que estaba que ni ella misma se aguantaba. No paraba de morderse las uñas de los dedos, ni de apretar sus lápices y plumas, arruinó accidentalmente tres pergaminos con tarea causando en ella más estrés, así como más preocupación en sus amigos. Cuando la hora del castigo llegó, __________ hubiese dado lo que fuera por tener consigo su walkman para poner música a todo el volumen que el aparato le permitía, no estaba dispuesta a seguir soportando el silencio y todos sus pensamientos hasta volverse loca, sin embargo, no podía porque los aparatos electrónicos muggles no funcionaban en Hogwarts, así que no lo había empacado.
Al llegar al salón Snape despectivamente le ordenó que limpiara, la azabache suspiró dejando su mochila en una de las butacas, ya no solo estaba el desastre que ella había causado, sino que también había otros desastres que seguramente nadie más limpiaría, puso sus manos a la obra, pues era mucho lo que tenía que limpiar, las horas fueron pasando y cada vez más __________ tenía menos terreno que cubrir, pero eso cambió cuando al rededor de las seis treinta de la tarde dos chicos con uniforme de Slytherin entraron al salón a solicitar al profesor Snape. Una chica rubia de ojos azules y un chico de cabello oscuro al igual que sus ojos.
— Profesor, le llama la profesora McGonagall — dijo la chica mirando con un gesto de asco el salón
Snape se levantó de su escritorio — Gracias Greengrass, ahora vigilen a esta tonta hasta que regrese. — añadió el hombre de cabello grasiento mirando fulminantemente a la pelinegra quien tenía una cara de pocos amigos
— Sabelotodo insufrible, ¿no profesor? — inquirió el chico mirando burlón a la pelinegra
— Así es Bletchley, ahora debo irme — afirmó fríamente el profesor Snape yéndose del lugar con su túnica ondeando por el aire que las prisas del hombre emanaba
— Ja, es Hufflepuff, no me sorprende que sea una inútil — mencionó la chica rubia cuando el profesor se había ido
__________ se limitó a ignorarlos para poder realizar su labor tranquila, talló la pared de la mazmorra con más fuerza de la que debería gracias a la cantidad de impotencia y enojo que sentía.
— ¡Eh, tonta! — dijo el chico llamando a la pelinegra, pero esta última lo ignoró
El chico se acercó a ella, tomó su brazo bruscamente para hacerla mirarlo.
— ¡Te estoy hablando, sorda!
— ¡¿Qué quieres?! — respondió la pelinegra enfadada alzando la voz mientras tiraba bruscamente de su brazo para alejarse del chico
— Habla con más respeto bicho — le dijo la rubia con una sonrisa socarrona
— No te he hablado a ti, peliteñida de mierda — le espetó la pelinegra con una mirada tan despectiva que era como si hubiese cortado a la chica con una navaja
— ¡Más cuidado estúpida! — le gritó el chico empujándola contra los estantes que estaban detrás
— ¡No me toques imbécil! — gritó ________ de regreso acercándose peligrosamente al chico
— ¡¿Cómo me llamaste?! — inquirió el chico obteniendo una pose amenazante pero eso no intimidó en lo más mínimo a la pelinegra
La azabache adoptó una pose igual — ¡Imbécil, sordo! — repitió la pelinegra regresando insultos
El chico iba a sacar su varita de su bolsillo pero la pelinegra fue más rápida y estampó su puño contra la cara del chico, había sido un golpe bastante fuerte porque el muchacho -que parecía ser mayor que la propia _________- se tambaleó sosteniendo su nariz, que era donde el puño de la chica había dado. La chica rubia soltó un chillido e intentó imitar al chico sacando su varita pero nuevamente la pelinegra fue más rápida y atacó ella primero.
— ¡Rictusempra! — exclamó la pelinegra enarbolando su varita con fuerza al tiempo que de la punta de esta salía un rayo que dio directo en la rubia que comenzó a reír sin parar
El chico se iba a abalanzar sobre la pelinegra con intención de lanzarle un encantamiento pero ella le apuntó con la varita.
— Ni siquiera lo pienses, imbécil — insultó la pelinegra amenazante
— ¡¿QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ?! — gritó la voz de Snape desde el marco de la puerta
— ¡Ellos me empezaron a molestar y él me empujó! — se apresuró a explicar la pelinegra lo que fue un gran error pues obviamente Snape favorecería a los otros dos
— ¡Miente! — chilló la rubia fingiendo que lloraba — ¡nosotros no le hemos hecho nada!.
— ¡Es cierto! — exclamó el chico mirando mal a la pelinegra
— ¡Largo ustedes dos! — gritó Snape a los dos Slytherin señalando la salida con su dedo — ¡Y tú! — gritó señalando a ________ que estaba en el rincón con cara de indignación — ¡Cincuenta puntos menos, Hufflepuff, además te castigaré toda la próxima semana por agredir a los estudiantes!.
La pelinegra supo que no tenía caso discutir, por lo que solamente asintió y bajo el gritoneo de Snape siguió limpiando hasta que ya entrando la noche la dejó ir, no sin soltarle un par de insultos más; ________ salió casi corriendo de ahí con los ojos llenos de lágrimas debido a la impotencia, se dirigió a las escaleras que cambiaban de lugar para poder encontrar algún salón vacío en el cuál gritar y romper cosas para después repararlas cuando estuviese más tranquila. Caminó por los pasillos hasta que encontró un aula vacía, se metió en ella y soltó un grito potente de frustración pura, comenzó a destrozar cosas con los encantamientos que había aprendido en el verano y en lo que llevaba en Hogwarts. Era injusto que la castigaran a ella por defenderse de los brabucones que la provocaron.
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Cedric caminaba por los pasillos del castillo de regreso a su sala común pues se había pasado la tarde en el biblioteca realizando su tarea de astronomía, que no era poca cosa, dobló por los pasillos de la escuela hasta llegar a un corredor donde escuchó ruidos, como de cosas rompiéndose, gritos de alguien y sollozos, frunció el entrecejo y se acercó a la puerta más cercana, pegó la oreja a ella para saber si de ahí provenían los ruidos; efectivamente de ahí provenían.
— ¿Hola? — dijo el chico esperando que le contestasen pero no obtuvo respuesta — ¿Hay alguien ahí? — insistió pero nadie le contestó — Voy a entrar... — avisó sin obtener otra respuesta
Se alejó un poco de la puerta, sacó su varita y pronunció un 'alohomora', para así abrir la puerta, dentro encontró el salón hecho un desastre: muebles rotos, butacas hechas polvo, plumas y tinta regadas por todos lados; el ojigris dirigió sus ojos a la parte de donde se encontraba una pequeña pizarra -igualmente destrozada-, escuchó un sollozo, con la varita en alto avanzó hacia el lugar de donde provenía el sollozo, al llegar se topó con una bolita que temblaba y sollozaba sin control, recargada en la pared. Se inclinó a la altura de la persona que estaba ahí y le habló.
— Oye, ¿te encuentras bien? — preguntó suavemente el ojigris
La persona levantó la cabeza asustada, era la chica del libro, tenía los ojos cristalizados, la punta de la nariz roja, sus mejillas también estaban sonrojadas, su cabello estaba despeinado, su fleco le cubría parte del rostro, su uniforme estaba todo manchado de quien sabe qué y la cereza del pastel era una expresión de dolor impregnada en su rostro.
— Hey, ¿estás bien? — repitió el castaño poniendo una mano en el hombro de la chica, la pelinegra asintió pero las lágrimas invadieron sus ojos nuevamente causando que un sollozo saliera de sus labios y volviera a ocultar la cabeza — Ey, no llores...
Dijo el ojigris suavemente sin moverse de su posición, segundos después la chica levantó su rostro nuevamente topándose con aquellos ojos grises que la habían ayudado ya en más de dos ocasiones en su estancia por el mundo mágico, la mirada que el ojigris le daba era de comprensión y preocupación.
— ¿Qué pasó aquí? — quiso saber el castaño apartando la mirada de la chica un momento para mirar alrededor, luego volvió a mirarla
— Es... Fui yo — dijo la pelinegra con la voz cortada al tiempo que sorbía su nariz
— ¿Puedo saber qué pasó? — volvió a preguntar el castaño amablemente
La pelinegra comenzó a relatar todo lo sucedido desde lo de Zacharias Smith, el reporte de Flitwick, el montón de tarea que tenía pero que no había podido hacer, el problema del caldero, lo sucedido en el castigo de Snape.
— Y le quitaron cincuenta puntos a Hufflepuff por mi culpa... — sollozó la pelinegra llevando su frente a sus rodillas nuevamente
— Por favor ya no llores — pidió Cedric llamando la atención de la chica — mira, no pasa nada, Snape odia a todos los que no son de Slytherin, esos puntos podemos recuperarlos, ahora lo que tienes que hacer es respirar. No fue tu culpa, te estaban molestando.
Explicó el ojigris con la esperanza de que la azabache dejara de llorar, lo cual pareció funcionar porque estaba un poco más calmada, el ojigris vio como la pelinegra retiraba una de sus manos de sus rodillas y con la manga del suéter se limpiaba el rostro.
— Lo lamento, es... No supe qué hacer — se disculpó la chica mirando la nada — no debí hacer este desastre.
— Mientras Filch no nos descubra no pasará nada, esto se puede arreglar — la tranquilizó el castaño con una sonrisa amigable — vamos, yo te ayudo.
Habló el chico levantándose del piso extendiendo una mano a la azabache, ella lo miró frunciendo el ceño, el ojigris la miró como incitándola a que tomara su mano.
— ¿Por qué me ayudas? Somos dos extraños, no debería siquiera importarte — soltó la azabache con desconfianza
— Somos compañeros, debemos apoyarnos, además no me gusta ver llorar a las chicas — respondió el ojigris sin dejar esa sonrisa amable de su rostro
La azabache dudó un poco pero finalmente tomó la mano de Cedric, él la ayudó a levantarse, y, después ponerse a reparar el desastre juntos, en el proceso el chico realizó un par de trucos para hacer reír a la pelinegra, lo cual resultó, causando así también la sonrisa del ojigris, cuando terminaron se aseguraron de que nadie los viera salir de ahí para poder emprender el camino hacia la sala común de Hufflepuff; iban hablando de voz baja de cualquier cosa, entre su conversación el ojigris le dio un par de consejos sobre pociones, lo cual le había venido de perlas a la chica. Ya en la sala común se dieron cuenta de que estaba desierta, así que se despidieron.
— A todo esto, no me has dicho tu nombre — comentó Cedric cuando la pelinegra comenzó a caminar hacia los dormitorios de chicas
La azabache se giró y le sonrió al ojigris — Me llamo ________, ________ Brooks.
— Yo soy Cedric Diggory — respondió el ojigris sonriendo también
— Un placer.
— El placer es mío... _________ — dijo Cedric sonriendo
La azabache sonrió, siguió su camino hasta perderse en los pasillos de los dormitorios de chicas, eso dejó pensando al ojigris, era una chica bastante agradable incluso para alguien de primer grado, con esos pensamientos él también se fue a dormitorio.
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¿Qué les pareció?
A mi me hubiera gustado tener un Cedric que me alentara cuando los niños me molestaban en la escuela primaria 😂😂, en fin, el nene es todo un amor ¿no creen?.
Espero que les haya gustado, que lo hayan disfrutado, las amo demasiado y los gemelos Weasley también.
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