1. Uncommon Girl ↯ [Cedric Diggory]

━━Uno

┌───── •✧✧• ─────┐
-EL CHICO DE
LOS DULCES-
└───── •✧✧• ─────┘

La abarrotada estación de Kings Cross era el escenario en el que se encontraban ____________ e Hilda Brooks el 1 de septiembre del presente año, caminaban tratando de aparentar que nada raro pasaba con ellas mientras se dirigían a las plataformas nueve y diez, una vez en el mencionado lugar se fijaron que no hubiese curiosos observando lo que hacían. La pequeña ___________ aferró sus manos con fuerza a la barra que hacía de volante del carrito en el cual se encontraba todo su equipaje para pasar los próximos diez meses en Hogwarts, exhaló profundamente para después notar que las manos de su madre se encontraban a lado de las suyas, miró a la mayor quien le sonrió de forma tranquilizadora.

— Vamos — le dijo Hilda sin dejar su sonrisa, miró al muro y contó — Uno...

— Dos... — prosiguió la menor

— Tres...

Las dos corrieron un poco para después atravesar el muro mágico, ___________ había cerrado los ojos esperando, en parte, chocar contra el muro, sin embargo, un fuerte ruido de gritos y llantos la hizo abrir los ojos, se encontraba en un extraño lugar llenísimo de aún más gente que en Kings Cross, todos portaban túnicas largas, los adultos se despedían de sus hijos y viceversa. La pequeña Brooks miraba todo con enorme asombro, fijó su vista en un letrero que anunciaba el nombre del lugar donde se encontraban. Era negro con letras blancas y doradas en él, "Plataforma 9¾" era lo que el letrero decía.

En las vías había una locomotora roja con letras doradas en ella que decía "Expreso de Hogwarts", instintivamente la pequeña ___________ sonrió, no podía creer que por fin, después de un mes y medio de espera por fin iría al lugar del que su madre tanto hablaba últimamente, Hilda le había contado de sus años dorados en Hogwarts, que sus más grandes aventuras las vivió ahí junto a su mejor amigo –quien desgraciadamente había muerto en la primera Guerra Mágica–; ahora ___________ quería vivir ahí sus propias aventuras para después, si llegaba a tener hijos, contárselas con la misma alegría y emoción que su madre le había contado las suyas. Caminaron juntas por entre las personas intentando no golpear a nadie con el carrito, encontraron el lugar donde la lechuza de ___________ –Elio– tendría que viajar durante el trayecto y la dejaron ahí, la pequeña ave se había encariñado demasiado con la pequeña así que protestó pero terminó por entenderlo; después prosiguieron a bajar el baúl de la niña del carrito, el cual por cierto pesaba un poco, pero su madre sacó su varita mágica y de un golpecito hizo que al baúl le salieran rueditas, luego guardó la varita para observar como su hija se colgaba en el hombro su adorada mochila con parches y pines de cosas muggle de los 60's en adelante. Hilda suspiró sintiendo una oleada de emociones invadir su cuerpo, pero aún así sostuvo la mirada fija en su hija.