Seguimos adelante, por más difícil que sea...
—Lincoln... ¿En verdad por qué me estás acompañando? —le preguntó con molestia.
—¿Acaso no debo acompañarte por lo peligroso que es este bosque? —le respondió del mismo modo.
Ambos se internaron en la espesura del bosque de Royal Woods. Hace unos meses reportaron el avistamiento de una especie de sapo que se creía extinta desde hace cuatro décadas. Su labor como biólogos de campo era corroborar aquello con pruebas audiovisuales o fotográficas.
Lana colocó el trípode con la cámara apuntando a la orilla de un lago donde era el hábitat de esa especie y donde fue avistada. El ocaso estaba en su máximo apogeo.
—No te voy a mentir, quiero arreglar las cosas —le dijo Lincoln al mismo tiempo que le ayudaba en armar su tienda de dormir.
—No crees que es demasiado tarde —le respondió como si estuviera cansada de lo que dijo.
El peliblanco levantó su cabeza para mirarla y solo lanzó un suspiro, no deseaba pensar en que si eso era cierto. Lo mejor era aprovechar cada momento hasta que termine la expedición.
—Linc, sé que las cosas han sido difíciles... pero necesitamos pensarlo muy bien, ¿no crees? —lo dijo con una pausa repentina.
—En verdad no lo sé muy bien —le respondió de manera automática.
La fogata que encendieron alumbraba poco el lugar donde habían acampado, la oscuridad de ese bosque era muy espesa.
El chico estaba mirando a la fogata, no había tantas cosas para hacer en ese momento, tan solo monitorear si había actividad o no de algún anuro.
—¿Cómo terminamos amándonos de esa manera? —le preguntó a la rubia.
—Quizás... algún misterio del universo —le respondió bromeando.
—¿Hicimos mal o bien? —formuló otra cuestión.
—Hubo altos y bajos para nuestro amor, pero también uno muy bajo —le dijo con seriedad.
—¿Faltó más confianza? —tenía muchas dudas.
—Sí... eso parece —dio una respuesta sin tanta certeza.
—¿No crees que exageramos? —miró al cielo al decir eso.
—Es necesario que en lugar de que mires al cielo por respuestas, mejor mires atrás —se sentó a su lado y recargó su cabeza en el hombro de su hermano—. Rescatar sapos fue el primer paso...
Recordar quince años antes no era fácil porque era reconocer que aquel tiempo fue lo más sencillo para su enamoramiento.
Nadie predijo que liberar unos sapos los uniría, pero en primer lugar como una causa para salvar animales y al último como una excusa para permanecer mucho tiempo juntos.
Para esos niños que fueron, todo lo sentían como si fuera un juego donde debían mantener las cosas ocultas porque podrían perder más que el estar separada el uno con el otro.
No era difícil notar para las hermanas el gran equipo que formaron Lana y Lincoln. En toda actividad siempre eran los voluntarios, ya sea para lavar los trastes, sacar la basura, limpiar el ático o el sótano... siempre estaban juntos.
Lincoln quería a Lana tanto que hizo todo lo que tuviera a su favor para que ella conociera a su ídolo, a la piloto de autos llamada Bobbie Fletcher. Fue algo que siempre le estaría agradecida.
Ese día ambos pasaron un agradable rato con Bobbie en la pista de carreras. Lana como copiloto y Lincoln sentado detrás de ellas. Lana le daba miradas tiernas a su hermanito, Lincoln no podía evitar sonrojarse. Bobbie notó algo raro entre esos dos hermanos, pero lo ignoró para darles un poco de diversión.
Lana no se quedó atrás, con lo que ganó por espantar unos mapaches de la casa de unos vecinos, le compró una entrada muy costosa para una convención de cómics única a su hermano. Lo sorprendente fue que su hermano se había ganado una en un concurso que tenía que ver en un rodeo. Ese día ambos fueron disfrazados de Ace Savvy y Royal Flush. Ganaron un concurso de mejores trajes de la convención y posiblemente un pequeño papel para un comercial de Ace. Antes de que su padre los recogiera, se dieron su primer beso como novios secretos.
La tristeza llegaría en vísperas de Navidad, ni uno de los dos llegó a juntar el dinero suficiente para comprar lo que al otro le gustaba. Sin embargo, ellos recordaron que nada podría impedir que alegraran ese día.
Lana de manera secreta fue con Leni y le pidió que le enseñar algo de costura. Lincoln salía por las tardes a un lugar secreto del parque de su vecindario a construir algo con madera. Fue un arduo trabajo, pero lo lograron.
Lana y Lincoln en vísperas de Noche Buena, no dejaron de estar juntos y tener charlas divertidas con sus hermanas y padres. Lo curioso de ambos es que se desvelaron hasta el amanecer del día veinticinco de diciembre, tomados de las manos. Ambos fueron a mostrar sus regalos al otro.
No era la mejor bufanda, pero tenía sus iniciales, símbolos alusivos a las cosas que le gustaban y, cómo no, una pequeña frase de "Te amo Lincoln" en un lugar poco visible. El valor sentimental era muy inmenso que Lincoln casi llora de la emoción.
No fue la mejor casa para aves hecha con madera, pero por lo menos se podía mantener en pie por un buen tiempo. Aún no mejoraba sus habilidades con la madera. Eso fue motivo para que sus hermanas y madre se pusieran celosas porque parecía querer más a Lana, sin embargo, hizo pequeñas figuras de madera de cada mujer de la casa, y también de su padre. Eso fue gracias a enseñanzas de Leni.
El día no pudo cerrar de la mejor manera con ellos quedándose hasta que el atardecer y llegar a ver como una pareja de aves se refugió en la pequeña casi aérea. Un beso en su frente fue suficiente para decirle que por más difícil que fuera lo suyo, podrían seguir adelante. Ellos lo comprendían muy bien, pero...
Los años pasaron en un parpadeo, porque ambos ya tenían seis años más. Las cosas cambiaban en uno, pero se mantenían en el otro. La eterna batalla entre el cielo y la tierra, el idealismo contra el realismo.
Lincoln con el pasar de los años, a veces pensaba que ambos se negaban el poder enamorarse, el poder encontrar a alguien más.
¿Por cuánto más podrían mantener aquello en secreto? ¿Se amarían tal y como se prometieron ambos algunos años atrás? ¿Terminarían odiándose o todo seguiría en pie?
Lana era la que no quería pensar en eso, sabía que estar constantemente cuestionándose cosas, no podría vivir tranquila. Tampoco no es que actuara como hippie, pero daba la impresión que era una por la ligereza en abordar el tema.
La separación era uno de lo que tanto discutían, Lincoln le decía que quizás pueda ganar una beca para ir a una universidad fuera o en la misma Michigan. Lana le decía que ella aceptará la separación, pero no la ruptura de la relación. Lincoln le decía que la distancia a veces podía matar las relaciones, la fontanera y amante de los animales ignoraba eso. Luego de tanta discusión, seguían los besos, solo eso les daba calma después de tantos pronósticos de vicisitudes.
Realmente los hechos se tornaban casi en su contra, las sospechas aumentaban, pero por parte de alguna que otra hermana o amigo. No había suficientes pruebas.
Lincoln obtiene una beca, pero para la universidad de Royal Woods, eso hizo festejar a su familia después de todo, más que nada a Lana. Se mudaría a departamento cercano a su universidad.
Antes de mudarse a ese lugar, Lana le dijo que su labor voluntaria para ayudar a los animales no estaba exenta por estar en la universidad. Lincoln sabía que su hermana aprovecharía ahora cada oportunidad para verlo porque poco a poco la universidad le quitaría tiempo. Se despidieron con un beso en la cochera.
Los años corrieron nuevamente y en ese tiempo donde Lincoln cursaba la universidad, surgió una vieja pasión, el dibujo y la animación digital. Lincoln junto con unos tipos fanáticos de Ace Savvy planeaban crear un videojuego. A la primera fue solo por motivos de diversión, pero unos tipos les dijeron que podrían ganar dinero por eso.
Lana no comprendía bien el afán de que deje pausado sus estudios por algo tonto. Eso molestaba a Lincoln, que su novia no le dé el apoyo que necesitaba. Pero él se mantenía en poder triunfar en aquello.
Dejó su tercer año de universidad para meterse en el tema del videojuego, pasó tres años dedicándose solo a eso día y noche, claro que trabajaba de medio tiempo. Tres años tirados a la basura, por así decirlo.
Las discusiones eran constantes con Lana cada vez que ambos iban a realizar apoyo voluntario para albergues de perros o limpiar de petróleo a animales marinos o tratar de desarmar trampas de cazadores furtivos en algún bosque.
Terminaron por darse un tiempo para pensar mejor las cosas. Durante ese tiempo, Lana pensó mucho lo que años atrás Lincoln le dijo. Quizás... ¿Lincoln tendría razón? ... Tenía que hablar con su hermano.
El peliblanco vivía en el centro de la ciudad, estaba trabajando en un horario de tiempo completo porque necesitaba dinero para pagar sus siguientes semestres, ya la beca se había perdido.
Ella había iniciado su primer año en la universidad, quizás conocería más personas, quizás se podría olvidar de Lincoln y él lo tomaría de buena manera... ¿no?
Al llegar a su departamento a las nueve de la noche, Lincoln le abrió la puerta. Se notaba un poco desaliñado y sin emoción alguna.
Pasó el fin de semana junto a él para ayudarlo en lo que pueda, parecía que no era él. Lincoln no era despistado, esperaba que Lana viniera y le dijera que ella necesitaba conocer más personas y que no podría mantener esto por más tiempo. Se preparó hasta ese momento para aceptar aquello.
Lana no podía creer que Lincoln lo aceptara de buena manera, pero en ese momento se dio cuenta que las cosas no iban bien con él. Al conversar más a fondo, entendió que el fracaso de aquel proyecto lo deprimió mucho hasta el punto de querer abandonar por completo la universidad. Lincoln pensaba que la separación sería simple, pero no porque Lana recién se daba cuenta de sus palabras y del verdadero significado.
Es ahí donde ambos recuerdan que las parejas se apoyan, en las buenas y en las malas. Su actuar de los dos fue inmaduro, el camino fácil de la ruptura total sin siquiera intentar arreglar aquella relación.
Lincoln se mantuvo trabajando por un buen tiempo para poder solventar cosas para él y para Lana porque ambos en secreto vivían ya como pareja. Ambos estudiaban lo mismo.
La rubia le dio la idea de empezar su carrera cuando ella empezara su cuarto año. Tardó en convencerlo de seguir con la universidad.
Volvieron las complicaciones en su relación, al estar juntos, los celos afloraban, algo que casi nunca importó, ahora era lo que primaba. Ambos tuvieron uno que otro chico o chica interesados en ellos.
Lo que hizo que se complicaran las cosas fue los besos que les robaron en frente del otro, por casualidades del destino. Agregando el hecho que Lily los descubrió, tanto tiempo sospechando y tuvo razón.
El último año de universidad ambos decidieron darse un largo tiempo, las cosas no eran tan sencillas como cuando eran más jóvenes, ahora el entorno se volvía más hostil. Ambos vivieron separados por varios meses. Aquel año pudo ser la ruptura definitiva.
Pero el día de la graduación fue donde nuevamente el amor poco a poco renacía junto a las ganas de mantenerlo en pie. Ese día su familia estuvo alegre por la graduación de sus hijos y hermanos que eran un gran equipo, excepto Lily que no podía mirarlos con los mismos ojos, en cualquier momento diría aquel noviazgo secreto.
Ambos empezaron su vida de pareja nuevamente, ya cada uno con trabajos en la carrera que habían estudiado. Es más que obvio que las discusiones son inherentes en las parejas, claro que a veces exageraban sin querer.
La última discusión fue por Lily, ambos pensaban distinto de su hermana. Lincoln era de la idea de que Lily no diría nada, Lana era lo contrario y la que más temía el como se tomaría aquello. Todo porque su hermanita los visitó y les dijo que le difícil seguir fingiendo que no sabía nada, ella temía que ellos hicieran algún tipo de daño a la familia. Sin embargo, ya tenían mucho tiempo juntos... les era imposible imaginarse alguna vida sin ellos.
—... Discúlpame... creo que no debo tomarme a la ligera lo de Lily —lo dijo muy apenado.
—Tú también —lo miró y rio un poco—. Recuerdas cuando tú eras el realista y yo la idealista.
—Sí —empezó a dar unas leves carcajadas—. Lo de Lily nos hace a ser lo opuesto.
En se momento, dos ranas salen del agua y se zambullen de nuevo para desaparecer al notar la vista de esas personas posadas sobre ellas.
—L-Lincoln —estaba asustada detrás de la cámara.
—¿Te olvidaste de empezar a grabar? —la miró y noto el gesto de afirmación.
Lincoln la tomó de su cintura y la atrajo a él, ambos se dieron un largo beso, se miraron con un sonrojo que les recordó aquella vez que conocieron a Bobbie Fletcher.
Se sentaron detrás de la cámara para desvelarse hasta el amanecer esperando a que esas ranas pudieran aparecer, tomados de las manos. Aquello les confirmaba que esas ranas se habían adaptado a la nocturnidad.
—¿Recuerdas esa Navidad donde me regalaste la casita para aves? —le preguntó sonriendo.
—Sí, pero recuerdo, en primer lugar, cuando nos desvelamos hasta el amanecer esperando ese día... —le dio un beso en su mano— es un hermoso recuerdo.
—Sí, es muy hermoso —recargó su cabeza en el hombro de su novio.
Habían pasado por tanto que ahora todo debía ser tomado con calma, ya eran adultos, pero cuando se ponían tiernos... era como verlos a esos niños que se decían que podían seguir adelante, por más difícil que sea la vida...
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El primer Shot de dos que le dedicaré a mi mejor amigo del Fandom y dibujante, Examdeo. Nos vemos en la siguiente edición...