Mi Tormento Favorito©+18 [MC...

By Cinnluna06

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La vida de Amber y Evan da un giro inesperado cuando secretos del pasado se ven mezclados con el presente de... More

*A V I S O*
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Epílogo [P1]
Epílogo [P2]
¡3 PARTE YA DISPONIBLE!

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By Cinnluna06

Amber POV

Después de año nuevo, nosotros volvimos a nuestra habitación de hotel para celebrar por nuestra cuenta el nuevo año, la experiencia fue por supuesto increíble, juraba que habíamos hecho temblar las paredes de toda la suite con nuestros gemidos y abrumado toda la habitación con el calor que emanaban nuestros cuerpos por los múltiples orgasmos que tuvimos, Evan se estaba entregando como nunca, era tan amoroso pero salvaje al mismo tiempo, la manera en la que apreciaba mi cuerpo me encantaba y esa expresión al adorarme con sus besos, sus caricias me hacían explotar de felicidad. Estaba enamorada de su ser, de su cuerpo, de todo, entrelazamos nuestros cuerpos como si existir dependiera de ello.

Cuando acabamos de hacer el amor, él recargó su cabeza en mi pecho, teníamos pocas sábanas en la gran cama, el frío de afuera no era ni siquiera perceptible para nosotros, estábamos tan acalorados que justo ahora podríamos estar desnudos por un buen rato. Jugué con su cabello, enredando mis dedos una y otra vez, a él le parecía relajante que lo hiciera y yo siempre estaba encantada porque me gustaba mucho su cabello.

—Podría quedarme encima ti toda la vida —rió entre dientes con esa voz sensual a pesar de que estaba casi adormilado —Me gusta cómo me relajas cuando haces eso.

—¿Esto? —metí más mi mano en su abundante cabello, haciendo círculos, su cuerpo se relajó evidentemente.

—Sí, me encanta —enredé más mis dedos en su cabello y él ronroneo, estaba tan cómodo que juraba que en cualquier momento se dormiría sobre mí.

—A mi también, me gusta tu cabello y sé que te quita tensión cuando hago esto.

—Justo ahora estoy en el cielo —admitió con el tono de voz un poco más alto pero seguía con los ojos cerrados —No podría desear otra cosa ahora mismo, ¿Estamos de acuerdo?

Reí, inmediatamente recordé todo lo que pasamos hace unas horas, toda la actividad sexual que habíamos tenido era digno de ser parte del paraíso, estábamos en el nuestro y eso nos bastaba.

—Muy de acuerdo contigo, pero ahora mismo debo salir un momento del cielo para cumplir con una necesidad.

Se incorporó sobre sus manos para verme, me mordí el labio y él sonrió, sus ojos fueron una perdición absoluta, cuando me veía así era esclava de sus deseos más carnales, por piedad esperaba que al menos me dejara ir al baño para después volver e iniciar lo que sus ojos me estaban pidiendo.

—Tienes razón, no sería muy considerado si no te permitiera cubrir tus necesidades más básicas —se inclinó para darme un beso sobre la frente y se dejó caer a un lado —¿Necesitas ayuda?

Seguí sonriendo cuando negué y quise tomar la sábana para cubrirme pero él no me dejó envolverme, quise ganar la batalla pero Evan seguía resistiéndose a que me cubriera.

—¿De que serviría que te cubras si al volver a la cama terminarás desnuda? —me preguntó, alzando las cejas y curvando una sonrisa traviesa.

Intenté jalar la sábana una vez más, al ver que se seguía resistiendo, me incline muy cerca de su rostro, esbozando una sonrisa, él seguía con esa irresistible e imposible apariencia pícara que me obligaba a saltar a la cama y olvidarme del baño.

—Porque en el baño hace frío, ¿No querrás que me enfermé o sí? —levanté una ceja, intentando rozar mi nariz con la suya.

—Claro que no —susurró, dejando finalmente la sábana suelta, su aspecto era cada vez más mortal, debilitando mi auto control, las emociones que emergían de mi cuerpo al contemplarlo ahí en la cama totalmente desnudo me hacían transpirar.

Me alejé dos pasos para taparme pero la mirada indecente que me echó de pies a cabeza, me había dejado inmóvil, ruboricé tanto que casi corrí al baño para tomarme un respiro y poder recobrarme de la fiebre que me sobresaltó. Permanecí unos minutos en el baño para arreglarme el cabello, aun sabiendo que de todas formas terminaría hecho un desastre cuando volviera a esa cama junto con Evan.

Al salir, Evan estaba esperando, recargado desnudo sobre la cabecera, hojeaba una revista del hotel mientras bebía un poco de sidra, al verme por supuesto que renunció a la revista y a la sidra y me sonrió despampanante cuando me acerqué, en cuanto lo hice me besó, estremeciendo a mi cuerpo, haciéndome degustar de su dulce boca y sus suaves labios y siendo sorprendida por su lengua ávida que introdujo para demostrarme su necesidad.

Casi me arrastra hacia dónde él estaba porque no quería que hubiese espacio entre nosotros, por supuesto que no lo habría, mucho menos ahora que estaba empezando este juego previo exquisito, su lengua jugaba dentro de mi boca y eso me impulsó a succionar de sus labios, eran deliciosos los suspiros que salían de su boca y que entre tanto silencio se escuchaban como el único sonido de la habitación.

Hasta ese momento que mi celular sonó en tres notificaciones de mensaje, inmediatamente quise ignorarlo pero sonó otra vez, por lo general siempre dejábamos nuestros teléfonos en silencio pero lo olvidé, sobre todo cuando apenas ayer me comuniqué con Emma para desearle año nuevo y me contó todo el chisme sobre que su familia ya sabía de su embarazo.

—Dame un momento —le supliqué apenas pudiendo alejarme de él, me dolió verlo tan desilusionado de tener que interrumpir nuestro beso.

Me fijé en los mensajes, en efecto eran de Emma pero había uno en específico que no lo era, se me cayó la mandíbula al piso cuando lo leí.

No respondiste mi pregunta, supongo que debería decirte quien soy para que lo hagas pero no puedo decirte, aunque te doy una pista, no me conoces pero yo a ti sí.

Era el mismo número y la misma persona seguía insistiendo en que respondiera, se me cayó el teléfono al suelo cuando intenté ponerlo en modo avión, temblé debajo de las sábanas y Evan se acercó lo más rápido que pudo cuando me levanté para prácticamente guardar el teléfono en mi bolsa.

—Amber, dios mío estás pálida. —saltó de la cama y se puso el bóxer para ir al sofá dónde me tumbé y me hice un ovillo. —¿Amber? ¿Qué pasó?

Me tardé en responder, las palabras se quedaban atascadas en mi garganta, el pánico me impedía darle detalles de todo.

—Hay algo que no te dije —le expliqué con el miedo en los ojos, él estaba muy angustiado que se sentó a mi lado y me agarró las manos. —El día de año nuevo, me llegaron mensajes de un número desconocido, no sé quién es pero me ha dado mucho miedo pues sabe quiénes somos y dónde estamos.

—¿Un número desconocido? ¿Qué te decía en los mensajes?

Con manos trémulas, saqué el teléfono de mi bolsa y se lo entregué, no quería volver a ver esos mensajes, de inmediato empezó a leerlos y su expresión se endureció como una máscara, sus ojos se clavaron profundamente en la pantalla y después se pasó la mano por el cabello, angustiado.

—Debí decírtelo —susurré con expresión melancólica.

—No es tu culpa —añadió, volviéndose hacia a mí cambiando de postura, fue considerado y tierno, me envolvió en sus brazos y yo me recargué en su pecho. —No sé quién te ha mandado estos mensajes pero es obvio que no está en Chicago, el número corresponde a otro estado pero no se cuál es y voy a averiguarlo.

—¿Y sí es Chris?

—¿Por qué lo dices? Aquí dice que no lo conoces pero él a nosotros sí, no puede ser nadie que conozcamos, ni siquiera Jordan o Camille.

—¿Y cómo sabremos que no es Jordan o Camille? ¿Qué tal si solo finge que no lo conocemos?

—Jordan sigue siendo buscado por la policía, debe estar dentro de Chicago, no puede salir en absoluto, Camille dudo que quiera salir de Chicago e iniciar otra vida, el único prófugo que conocemos en Chris pero no creo que sea él. Una cosa que debes hacer al regresar a Chicago es cambiar tu número, inmediatamente.

Su voz se escuchó más molesta de lo habitual, no le gustaba la idea de que alguien pudiera estar detrás de nosotros, ni que supiera dónde era que estábamos, esa información podía significar mucho peligro porque quien sea que estuviera mandando esos mensajes estaba enterado de los lugares en donde estábamos y posiblemente de lo que hacíamos.

—No quiero dejarte sola otra vez —acarició mi hombro, de arriba hacia abajo con velocidad, yo me arrinconé más hacia su pecho, se le notaba la preocupación en la forma en la que hablaba. —Tengo miedo de que algo te pase, no quiero dejarte sola en Chicago y menos con Chris también rondando, estás rodeada de peligro.

—No puedo irme —le recordé con ligereza —Me pides abandonar mi trabajo, familia y amigos.

—Entiendo que no puedas —me volteó a ver con sus cejas muy juntas, hasta casi tocarse, se le veía el temor —Pero necesito que me llames todos los días para saber que estás bien, no importa la hora, necesito saber que nada te ha pasado, en cuanto llegues a Chicago esperaré tu llamada ¿Bien?

Miré hacia arriba, para encontrarme con sus ojos vulnerables, le sonreí para que se calmara un poco, me acerqué a su rostro y le acaricié la mejilla, de inmediato cambió su postura.

—Sí, te lo prometo, esto se tiene que acabar, seguramente es una broma de mal gusto —lo atraje hacia mi rostro para que me viera realmente a los ojos, afianzando lo que iba a decirle —No me pasará nada, me cuidaré todo lo necesario, ¿Confías en mí?

Asintió, con ese destello en sus ojos, exhibiéndose solo para mí.

—Entonces no dudes de mí, podré cuidarme sola, si necesito algo te llamaré siempre que sea así.

—Tomaré el primer vuelo a Chicago si es necesario.

—No será necesario, solo debes hacerlo  en caso de emergencia.

—Incluso si es mínimo. Nunca te he subestimado, sé que puedes cuidarte, eres valiente pero siempre tendré el instinto de ir detrás de ti como un guardián.

—A mi no me molesta que lo hagas —sonreí, robándole un beso rápido —Solo no le demos importancia a esta persona que solo quiere molestarnos, no sé quién le dio mi número, no sabemos si realmente lo conocemos, lo vamos a ignorar, cambiaré de número y seguro que ya no dará problemas.

Evan soltó un suspiro pesado, dejando que la carga de su estrés se liberara de su cuerpo, lo abracé, esperando que eso terminara por hacerlo pasar el mal momento.

—Eso espero, no quiero que llegue a más, de todas formas mantén las cámaras encendidas y no le abras a extraños.

Reí entre dientes, ahora se comportaba de una forma sobre protectora muy adorable, incluso como a mi padre.

—Claro que lo haré, siempre estaré bien resguardada.

Y sonreí más fuerte cuando acto seguido fui resguardada por sus brazos, me quedé ahí por el tiempo necesario para olvidarme de todos los problemas porque ese espacio era mío y él lo sabía, por eso siempre me mantenía en el lugar más especial del mundo y que sabía que me hacía feliz.

(...)

Dos días después de que llegué a Chicago empecé a desempacar, tenía mucho que guardar en mi closet, sobre todo la ropa nueva que compré, también los regalos de mi padre, Laura, Florence y de Emma, que por cierto, debía envolver en sus respectivas cajas de regalo para dárselas mañana, se suponía que me llamaría hoy para notificarme que ya había llegado a casa y es que me sentí preocupada cuando me dijo que la nieve no estaba permitiendo que pudieran regresar a su casa.

Su último mensaje de voz fue en la mañana así que apenas pude escucharlo en ese momento.

"Hola, Amber, ya vamos de regreso a casa, creemos que ya está despejado la carretera para regresar, le hemos puesto llantas nuevas al auto para ir más seguros, en cuanto esté llegando te mando un mensaje, ¡Me muero por ver que has traído de París! Te quiero, adiós"

Aquel mensaje había sido hace tres horas, empecé a preocuparme, ya debían estar en casa, hice cálculos, de la casa de la madre de Brian hasta su casa, hacían un recorrido de una hora, a menos que la nieve les haya impedido manejar con más destreza y en base a eso atrasarse en el camino. De todas formas empaqué sus obsequios, me imaginé su rostro encantado al ver la ropa y la lámpara con música que le compré al bebé, yo estaba tan emocionada porque moría de ganas por verle esta pequeña ropa a mi sobrino o sobrina, ya quería  tenerlo aquí.

Segundos después me sobresalté al escuchar mi celular sonar, vi el nombre, era Emma, no dudé y respondí en segundos.

—¿Hola?

—Hola, Amber, siento llamar, ¿Estás ocupada?

—No claro que no, ¡estaba preocupada por ti! ¿Ya llegaste a casa?

—No, de hecho quería pedirte un favor, Brian y yo nos detuvimos porque una de las llantas se ponchó y Brian olvidó su tarjeta de crédito, ¿Podrías prestarnos dinero para poder pedir un repuesto y que la traigan? Prometo pagarte.

—Seguro, en seguida te deposito el dinero por paypal, será mejor que la pidas cuanto antes, pronto lloverá.

—Sí, eso escuchamos en la radio. Gracias, te habló cuando lleguemos. Te quiero.

—Cuídate, te quiero.

Evan POV

Investigué el número de donde provenían los mensajes que Amber recibió en París, resultó que era de Texas, no hubo ninguna persona en mi mente que pudiera relacionar conmigo y con Amber ¿Por qué alguien de Texas tendría intención de molestarnos? Decidí llamar a Amber para darle la noticia y en dado caso que pudiera decirme si es que conocía a alguien de ahí.

Aproveché la llamada para asegurarme que también estuviera bien porque realmente estaba ansioso la mayor parte del tiempo, le conté sobre el número y sobre su procedencia, a ella le extrañó que fuera de Texas y lo sabía porque ninguno de los dos conocía a alguien de ahí.

—De todas maneras debemos tener cuidado, no importa que esté lejos, no deberíamos subestimarlo, todavía necesito investigar bien a que nombre está el número —le expliqué, no era capaz de controlar mi preocupación, quería tenerlo todo resuelto —Estaré bien al pendiente de este problema, te lo prometo.

—No deberías angustiarte tanto, ya cambié el número y desde hace dos días todo ha estado bien —me aseguró, aunque su voz no se oía muy convincente y eso significaba una cosa, algo debía estar preocupándole.

—¿Qué pasa? Te escucho un poco....apagada ¿Hay algo que pasó que quieras decirme?

Me di cuenta que estaba titubeando un poco.

—Me preocupa Emma, no me ha llamado desde que salió de casa de sus suegros y empezó a llover hace una hora y no me ha llamado.

—¿Intentaste llamarla? Quizá se le apagó el móvil y por eso no ha podido llamarte.

—La llamé pero no responde nadie.

Me empecé a sentir mal de escuchar su voz temblando del miedo y la angustia, desee estar ahí para consolarla, odiaba tener que sentirme impotente por estar lejos de ella.

—No pienses negativo, seguro que ella estará bien, debió tener un contra tiempo. Me gustaría que estuvieras tranquila.

—He envuelto sus regalos, esperaba que llegará hoy a su casa para llevárselos —susurró con voz lúgubre, hice puño mi mano, maldita sea ella estaba pasándola mal y no podía hacer nada. —Tengo un mal presentimiento.

—¿Cómo cuál? —pregunté con inocencia.

De repente, escuché un pequeño sobresalto, ella dio un gritito leve de sorpresa y habló con más rapidez,

—Me está entrando una llamada, quizá sea ella ¿Puedo hablarte luego?

—Claro, no te preocupes, hablamos cuando puedas.

Esperé a que lo hiciera por los próximos diez minutos pero no lo hizo, volví a esperar y esta vez los diez minutos se convirtieron en media hora, ahora fui yo quien empezó a preocuparse así que la llamé pero su teléfono estaba ocupado, asumí que debía estar hablando con Emma, regañándola o poniéndose de acuerdo para la visita.

Decidí esperar matando el tiempo y arreglar unas cosas del trabajo, después recibí unos correos de Tom con increíbles noticias, magnificas diría yo, al parecer estaba dándome la certeza de que ya me estaban considerando para ser socio y compartir responsabilidades con Tom, claro, siempre y cuando él estuviera asesorándome siempre. Dejé todo de lado cuando recibí la llamada de Amber, yo estaba eufórico porque quería contarle las estupendas noticias pero todo se me vino abajo cuando del otro lado de la línea, su voz se quebró a causa de  un dolor que parecía que la estaba matando, su llanto me rompió en pedazos.

—Amber...—no pude terminar de hablar, simplemente enmudecí, no necesitaba preguntar qué había pasado.

—Emma y Brian tuvieron un accidente —me dijo entre sollozos, su voz estaba cargada de sufrimiento, jamás la había escuchado agonizar de tanto dolor —Murieron instantáneamente, acaba de llamarme su madre, los encontraron en la carretera.

Lloró con más fuerza, esta vez como si el alma le doliera, si hubiera estado ahí seguramente hubiera llorado con ella porque me estaba haciendo sufrir tanto de tan solo oírla, me quedé sin habla por unos segundos hasta que reaccioné, me derrumbé en el sofá más cercano y hable.

—Tomaré el siguiente vuelvo a Chicago. Estaré llegando en la madrugada—repuse con firmeza, ella colgó, no pudo decir más y lo entendía, no esperaba que lo hiciera.

Conseguí un boleto de ida a Chicago mientras que le respondía a Tom el correo, le pedí disculpas porque debía salir de Seattle por al menos dos días, le conté que tenía una emergencia personal pero que yo seguiría trabajando en lo que me había pedido en ese lapso de tiempo. No empaqué más que lo esencial y unos cuantos cambios de ropa, me urgía llegar al aeropuerto porque entre los minutos que pasaban estando lejos de Amber me impacientaba mucho, era cuando más me necesitaba. 

No podía dejarla sola en esto, Emma era como su hermana y  aunque ella y yo convivimos poco, sentía tristeza por su muerte y la de su esposo, mi obligación era estar ahí para Amber porque ella seguramente haría lo mismo por mí.


Chicas, como les mencioné a las que están en el grupo de Whatsapp, la historia ya está en sus últimos capítulos, posiblemente termine en el 48 o a la mucho 50, así que...los voy a provechar junto con ustedes, el final ya lo tengo planeado, ojalá les guste :) tengo fe en que sí.

Se los digo para que se vayan preparando, por ahora voy a ponerme a estudiar, los examenes no terminan, las quiero mucho!!


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