Amarte, Dalia.

By nepstar

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Esta historia contiene ABDL Leer con discreción. More

Dalia
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By nepstar

DALIA

"Esto podría ser peor" me repetía una y otras vez. La piel de mi cuerpo estaba fría pero al pasar mis dedos sobre esta lograba sentirla un poco tibia, lo que indicaba que mis dedos estaban mucho más fríos que el resto de mi cuerpo. Dejándolos reposar en mis axilas trato de no pensar mucho en el frío que me invade.

El sol está comenzando a ocultarse lo que significa que la hora de dormir se aproxima. Con todo el cansancio y sin mucha fuerza me enrosco lo mejor posible a mi cuerpo, no quiero que ninguna parte de mi piel quede expuesta y se enfríe mientras no esté consciente. Me mantengo alerta siempre, pero en instantes me gana el cansancio y no puedo evitar quedarme dormida.

Una vez sucedió, mientras dormía mi pie había quedado expuesto, cuando desperté no lo sentía, tardé muchas horas en calentarlo. No quería que otra vez eso sucediera. Me daba miedo simplemente la idea de no contar con mis piernas para moverme, es lo único útil que tengo.

Mis ojos tardan en enfocar cuando despierto, a veces suelo despertar por la madrugada, es algún impulso que tiene mi cuerpo, supongo, pero esta vez no despierto por impulso de mi cuerpo, sino que es una voz, una voz la que me despierta.

El hombre me habla y por alguna razón, me quedo congelada. Nadie en todo este tiempo me había tratado de esta forma, incluso el hombre me había hablado como si de verdad le preocupara, pero el miedo se apoderó de mí, no quería que esto fuera un sueño. No quería confiar en nadie, de verdad no lo quería hacer, en su momento había confiado en maestro y el resultó ser una mala persona. Confiar para mi está prohibido.

No quería confiar otra vez en alguien, temía que esa persona fuera igual de mala que maestro. Pero aquel hombre me llamó la atención, parecía completamente dispuesto a tratarme bien, algo que desde hace mucho tiempo nadie hace.

Cuando se fue mi garganta se estrujó, quería llorar, había perdido la oportunidad de sentir el cálido tacto humano, mi única oportunidad la había desperdiciado. Todo por un tonto miedo.

La manta que dejó frente a la caja llamaba mi atención, era de color gris con pequeños puntos dorados. Se veía muy afelpada, como había dicho aquel hombre. Una ráfaga de viento pasa mientras mi vista se mantiene en la manta, el viento la llega a mover un poco, haciéndome saltar. — "Es tuya, no dejes que el viento se la lleve"— el recuerdo de la voz del hombre me motiva a arrastrarme hasta llegar a la manta.

En mis manos, un sentimiento de pertenencia me invade, esta es... esta es la primera vez que alguien deja que algo sea mío, verdaderamente mío.

Arropando mi cuerpo con la manta observó detenidamente los puntos en esta, estrechando un poco la vista logró visualizar pequeñas puntas, estrellas, diminutas estrellas.

Es cuando cierro los ojos que las vuelvo a ver, esta vez mucho más grandes, hermosas estrellas. Esto se siente como la gloria, tal vez ese hombre es bueno... verdaderamente bueno.

El es muy amable... el era muy amable, un profundo odio a mi misma me invade, si no hubiese tenido miedo, el no se hubiera alejado, y al menos yo... yo lo arruiné. Otra vez.

Ian

Un escalofrío sacude mi cuerpo al llegar devuelta a las afueras del restaurant, con el plato de comida en mano observó el lugar donde está escondida la jovencita, la manta que deje ya no está, y no puedo evitar soltar una pequeña sonrisa de felicidad al caminar cerca de ella y percatarme que a pesar de todo, al final a tomado la manta que le he ofrecido.

Un pequeño paso.

"Hola bonita, soy yo de nuevo" intencionalmente obligo a mi voz a salir lo más suave posible. Es lo mejor, mantenerla leve y delicada le brindaría un poco de confianza en mi.

La jovencita eleva su cabeza de la manta, dejándome ver cómo gruesas lagrimas caen por sus ojos "¿Qué sucede, bonita?" no me limito a esperar mucho tiempo, la preocupación es imposible de reprimir.

Como anteriormente sucedió, no recibo ninguna respuesta de su parte, solo que esta vez sus grandes ojos dejan de llorar y comienzan a seguirme en todos mis movimientos, como si estuviera muy interesada en lo que estoy haciendo.

"Mira" elevo un poco el plato de comida que traigo "¿Tienes hambres?" Un pequeño asentimiento de su parte me deja mucho más feliz. "Es spaghetti con albóndigas"

Lentamente y sin ningún movimiento brusco voy acercándome mucho más a ella. Enfrente de la entrada de la caja, me agacho, estirando el plato dentro de esta procuro que esté lo suficientemente cerca de ella.

"Vamos" Trato de animarla a comer del plato que le he entregado "Solo... solo prueba un poco" trato de convencerla, de nuevo "No pasa nada si no te gusta. Puedo hacerte otra cosa, lo que sea"

Ella tarda, tarda un gran periodo de tiempo antes de acercar su mano derecha al plato, tocándolo un poco llega al tenedor, tomando una gran porción de spaghetti se lo llega a la boca.

Su rapidez al querer comer todo de un solo bocado causa estragos en mi corazón, ¿Cuándo fue la última vez que comió? "Más lento corazón." Mi pedido hace que deje de masticar, sus pálidas mejillas se tornan un poco rosas, a los segundos comienza a masticar de nuevo, esta vez haciéndolo más lento. La mitad del plato de comida se a ido y ella sigue masticando, al dar un nuevo bocado me percato de sus movimientos, su boca mastica mucho más lento y puedo notar como trata de hacer que toda la comida entre en su estómago, se esta esforzando más de lo que su estómago puede cargar y eso me preocupa.

"Oye..." vuelvo a hablar llamando su atención "Si estas satisfecha puedes dejar lo que queda en el plato. Puedes quedártelo, solo lo pondré en un envase para llevar, ¿Te parece?" Su pequeño asentimiento hace que yo también asienta. "Muy bien, bonita"

Estoy a segundos de levantarme para ir a buscar el envase que le prometí cuando siento la primera gota de agua caer. Las tormentas en esta época del año son inminentes, además hacen que la temperatura baje aun más de lo que se pronostica y la alta probabilidad de que ella sufra hipotermia es grandísima.

"Tengo que sacarte fuera de la tormenta, lindura." Murmuro

"Ven conmigo, por favor" suplico, ella se queda en silencio. No quiero ser brusco y mucho menos asustarla. Se que puedo correr a buscar un paraguas para evitar que su refugio de cartón se destroce, pero entonces ¿Qué con el frío viento que viene como consecuencia de la tormenta? ¿Qué con el agua en el suelo?, de todas formas terminaría empapada. Y mortalmente helada. No permitiré que eso suceda.

Ella no se puede quedar aquí afuera, yo no la puedo dejar aquí afuera cuando le puedo brindar un techo donde protegerse de la tormenta, un lugar donde estar caliente.

Ella tarda, tarda largos minutos en decidir venir conmigo, pero lo hace.

Con ella de pie logro ver la notoria diferencia de tamaño, es muchísimo más pequeña de lo que imagine, mucho más delicada y mucho más frágil. Delgada, muy delgada.

Tomando el plato de comida medio vacío le indico lo más suavemente posible que me siga.

Ella duda, lo hace por largos segundos, pero para mi sorpresa, ella lo hace, me sigue.

[...]

"Chef ¿Qué planea hacer con la muchacha?" La pregunta de Francis me deja en silencio por unos segundos, dirigiendo mi vista hacia el lugar donde le indiqué que se sentara. Observó como sus manitas están juntas, pegadas entre sí sosteniendo la manta. El temor que me tenía... y lo difícil que le resulta comunicarse encogen mis entrañas.

Lo mejor para ella es estar con alguien, alguien calificado que pueda ayudarla a sanar todo lo que a vivido, por algo está en la calle y por su forma de tratar conmigo logro saber qué la han lastimado, incluso más de lo que me gustaría imaginar.

Tristemente nunca ejercí mi carrera de Psicología cuando me gradué, tampoco me he estando actualizando con los nuevos métodos de terapia que han surgido, no estoy calificado para ayudarla y eso, aunque no lo quiera aceptar, me desanima.

"Supongo que lo mejor es llevarla a la Institución Start Again" Suspiro. Había oído muchas cosas buenas de esa Institución, desde que estaba en la universidad incluso. Ellos se encargaban de sanar a los littles víctimas de cualquier situación. Les dan una nueva oportunidad y se encargan de que tengan éxito en la vida. Los preparaban para comenzar de nuevo.

"Si" Francis asiente "He escuchado que el 90 por ciento de los ingresados se recuperan completamente después de unos meses."

"Si" Esta vez soy yo quien asiente "Creo que es lo mejor para ella" Finalizo.

Lo mejor para ella.

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