Inesperadas sorpresas de la v...

By VeilchenSch

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Es el fic que se llamaba Bebés BingQiu y MoShang jejeje Luo Binghe y Shen QingQiu se enfrentaron a un demoni... More

Una Noticia Inesperada
Llegada bajo la luz invernal
Deseos impuros
Sorpresas que no acaban
La casita de bambú
El palacio del Reino del Norte
Cuentos para dormir
Aventuras en una secta de cultivación. Parte I
Aventuras en una secta de cultivación. Parte II
La preocupación del maestro de AnDing
Los libros del templo

Heredero del clan MoBei

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By VeilchenSch

Jejejeje me extrañaban? Espero que sí y espero que les siga gustando este fic tan raro y divertido que se me ocurrió. Creo que no hay mucho contenido BingQiu en general y mucho MoshangST de repente. Pero ya se acaba mientras que solo me queda para contar las dulces aventuras de los bebés. 

Si les interesa seguir leyendo, cuéntenme en los comentarios que tengo muchas ideas para ellos. jujuju Son muy tiernos. 





En An Ding, las cosas siguieron su curso normalmente. Habían pasado casi ocho meses desde que su maestro había regresado con dos hijas y un esposo demonio que no permitía que nadie le hablara con mal tono, incluso se había retado a duelos con Liu Qingge en las ocasiones en las que se encontraron frente a frente en la cumbre.

Shang QingHua no parecía muy feliz con ello, por lo que siempre salía a intervenir sin importarle que la mitad de sus discípulos se muriera del espanto por verlo ir a gritarles a los dos salvajes contrincantes mientras la otra mitad observaba anonadado cómo ambos guerreros poderosos se detenían al instante que el líder de An Ding aparecía en medio de ellos.

Todos parecían desesperarse al verlo, pero su embarazo había resultado ser mucho más llevadero que los anteriores, incluso se sentía tan bien que podía hacer largas caminatas para ir de una cumbre a otra, jugar con sus niñas y trabajar sin descanso cuando lo ameritaba.

Nadie lo entendió hasta el día en que nació su bebé. Shang QingHua había trabajado normalmente hasta que, en la tarde sintió los dolores y llamaron rápidamente al líder de la cumbre de Qiang Cao. El médico lo atendió y todos estuvieron trabajando ansiosos por saber qué tendría su maestro en esa ocasión. Pues tenía dos niñas pequeñas mitad demonio, la segunda siempre al cuidado de alguno de sus padres y la otra que si no estaba con ellos era vigilada por el primer discípulo de la cumbre.

Shang QingHua observó de nuevo al bebé que Mu QingFan le presentó y no se lo podía creer. No solo era humano como había supuesto con Shen QingQiu, pues los síntomas que presentó con sus otras hijas no se presentaron, sino que era niño.

Un niño.

MoBei Jun estaba a su lado y lo miró con inquietud, pues sabía que todo ese tiempo su esposo había querido un varón y al fin lo consiguió. Shang QingHua estiró los brazos y lo cargó con delicadeza mientras miraba a MoBei Jun sin poder aguantarse las ganas de reírse

–¡Mira! Es un niño –festejó y lo besó en la frente libre de marcas mientras trataba de calmar un poco su llanto.

–Como querías –apuntó el demonio de hielo y Shang QingHua bajó la mirada–. ¿Por qué estás triste?

–No lo estoy... Es solo que es humano.

–¿Y eso te molesta?

–¡No! No es eso, claro que no. Es solo que siendo tu heredero entonces será muy difícil para él imponerse mientras no despierte algún poder...

–¿Heredero? –indagó él y Shang QingHua logró calmarlo al fin mientras lo dejaba comer.

–Sí... ¿Lo llamaremos MoBei Jun?

–Ese es el nombre de los líderes del clan. Causaría confusión llamarlo así, además... ¿No te gustaría llamarlo de una manera más apropiada para los humanos?

–Mmm... Sí, bueno. Ahora que al fin tuvimos un niño resulta que tampoco es un sucesor apropiado para el clan MoBei, ¿no?

–¿De qué hablas? –soltó el rey del norte muy confundido.

–Ya sabes, quería darte un hijo varón y todo eso para que te sucediera pero solo te di hijas. No es que ahora me moleste porque ya me había dado cuenta de que eso no importa en realidad. Pero, ahora que por fin tuvimos un hijo varón resulta ser un humano, seguro estás decepcionado.

–QingHua, ¿por qué lo estaría? No importa si es niña o niño, el heredero es el primogénito del señor del norte y esa persona es... –empezó a decir cuando una ráfaga de viento abrió las puertas y XueShuang que parecía tener la apariencia de una niña de cinco años entró, cargando a su hermana.

–¡Ya nació! ¿Qué fue? ¡Tendré otra hermanita! –quiso saber y MoBei Jun las cargó a ambas.

–Sí, es un niño y es pequeñito –le dijo y ella abrió sus grandes ojos marrones para mirarlo asombrada.

–Papá, no tiene orejas puntiagudas, ¿por qué?

–Se las sacó a tu padre. Será un poco más débil al principio, así que deberás cuidarlo mucho para que no se lastime.

–Oh, como cuido a mi hermana.

–Con mucho más cuidado –apuntó Shang QingHua y MoBei Jun asintió.

–Claro, como futura reina del norte deberás cuidar bien de tus hermanos menores.

Shang QingHua abrió la boca y luego miró a MoBei Jun sin entender.

–Claro, papi, destruiré a cualquiera que se atreva a hacerlos llorar –dijo con toda naturalidad.

–Así se dice –apuntó y Shang QingHua frunció el ceño mientras trataba de entender.

MoBei Jun notó la expresión de confusión de su esposo y le dio un beso a ambas antes de bajarlas.

–Ella siempre ha sido la heredera del Clan MoBei, ¿por qué iría a cambiar esa regla?

–Es que ella es... –empezó y luego se mordió la lengua–. Pensé que porque no la llamaste MoBei Jun....

–Es mitad humana, ¿por qué no puede llevar un nombre elegido por sus padres? Los demonios no tenemos nombres, yo solo heredé este de mi padre que es más bien un título. No crees que nuestros hijos merecen algo mejor.

Shang QingHua se llevó una mano a la cara y lloró lágrimas de felicidad.

–He sido un idiota desde el principio, mi rey... Ven aquí mi futura reina del norte –llamó a la niña y ella se acercó–. ¿Te gusta la carita de tu hermano?

–Sí, parece una versión miniatura. Como si yo fuera un trozo de hielo gigante y él un cubito de hielo –apuntó y Shang QingHua se rio bajito.

–Entonces se llamará BingKuai.

–Me encanta, ¿lo puedo cargar?

–Sí, deja que papi te ayude.

–Papi, ayúdame –pidió ella mientras miraba a MoBei Jun.

El demonio de hielo asintió y la ayudó. Ella estaba maravillada mientras lo describía de forma graciosa y cálida y supo que tener una heredera como ella era toda una bendición pues jamás había pisado su reino alguien con un corazón tan grande como el de ella y pensó que Shang QingHua realmente le había regalado a la heredera más perfecta que ningún gobernante jamás podría haber deseado.

Apenas había pasado un mes del nacimiento del tercer hijo de Shang QingHua y ya se estaba festejando el cumpleaños de la segunda hija de él. Shen QingQiu había recibido la invitación de manera sorpresiva, pues pensó que su compañero estaría muy ocupado y cansado para preparar una fiesta pero se sorprendió de ver a toda la cumbre adornada y disfrutando de una alegre velada.

Luo Binghe llevaba a dos niños mientras Shen QingQiu cargaba en brazos a A-Chen que era el más tímido de todos.

–¿Qué está pasando? –preguntó en su oído.

–Es una fiesta por el primer año de la princesa YanZhen, es la tercera vez que te lo digo.

–Es que se me olvidó... ¿Es esa la niña que suele pasear con el tío Avión? –quiso saber y Shen QingQiu casi pierde el equilibrio al escuchar ese nombre.

–Dile tío Shang, SHANG –dijo entre susurros y Luo Binghe los miró un poco intrigado desde un poco más lejos.

Yue QingYuan los vio y los saludó. Estaba rodeado de otros señores de cumbre que estaban acompañados de niños pequeños. Shen QingQiu se acercó y le hizo una señal a Luo para que lo siguiera.

–ZhangMeng Shixiong –lo saludó a él y al resto.

–Veo que los niños están grandes y fuertes –apuntó el líder de la secta.

–Oh, sí... A veces me parece que los tenía en mis manos tan solo ayer... Pero crecen rápido y pronto ya estarán cultivando como su padre en sus tiempos de discípulo –comentó con una mano apoyada en su mejilla, muy ilusionado.

Los demás maestros tosieron o se aclararon la voz mientras Shen QingQiu se perdía en sus pensamientos, recordando al hermoso Luo Binghe como loto blanco, correteando en su cumbre.

–Shizun será un excelente maestro para nuestros hijos –siguió Binghe con una sonrisa que incomodó aún más a los otros maestros y Qi QingQi no pudo soportarlo más.

–Bueno, eso solo si quieren quedarse en la cumbre Qing Jing, ¿Y si quieren ir a otra cumbre?

–Todos son hijos de shizun, deberían quedarse allí.

–Probablemente sí, pero si les interesa el licor.

–O si les gustan las espadas –propuso Wei.

–A mí me gusta pelear –soltó A-Bao que seguía de la mano de Luo Binghe–. ¿Hay una cumbre para pelear?

–Esa sería mi cumbre –soltó Liu Qingge que se acercó junto a su hermana que parecía temblar de la emoción.

–Entonces quiero ir a esa cumbre. Papi, ¿puedo?

–Aún eres pequeño. Cuando cumplas diez años podrás participar en la elección si es que no te gusta la cumbre de este maestro.

El niño hizo un puchero y se cruzó de brazos.

–Para ir a BaiZhan solo debes ir y ya –dijo Liu Qingge con seriedad y luego miró al otro niño que estaba en brazos de Shen–. ¿Por qué llora?

–Ah, es tímido y quizás la voz autoritaria de Liu shidi le da miedo.

–Ridículo. Bájalo y que se dé una vuelta por ahí, todos los maestros y discípulos con parientes pequeños los trajeron. Les hará bien jugar con niños de su edad.

–Liu shidi, no sabía que tuvieras conocimientos sobre crianza –se burló Shen con su abanico tapándole la mitad de la cara.

–Mi hermano es mucho mayor que yo, maestro Shen –intervino Liu MingYan–, no miento al decirle que siempre cuidó muy bien de mí cuando era pequeña.

–Oh, no lo sabía. Siempre estás sorprendiéndome Liu shidi –festejó Shen QingQiu que ya sentía a Luo Binghe tirarle de la manga por hablar tanto con él y suspiró, cansado.

–Suelta a los niños para que jueguen. A-Bao, A-Yuan cuiden de A-Chen. No dejen de vigiliarlo.

–Sí, papá. No te preocupes, yo los vigilaré –prometió el mayor que llevaba el nombre de Yuan y los tomó a ambos de las manos mientras Shen QingQiu buscaba con la mirada a Shang QingHua.

–¿Y dónde está el padre de la festejada?

–Está calmando a sus bebés, ambos se pusieron a llorar a la par así que estará en las casas de descanso.

–Por los dioses –soltó Qi QingQi–. Realmente es mucho tener tantos hijos de seguido, yo no los tendría. El hermano Shang es muy valiente para tenerlos tan de seguido y, además, con los problemas que le causó la primera hija.

Shen QingQiu se tapó con su abanico y escondió su cara de fastidio. Después de todo solo había sido una estupidez lo que lo había llevado a actuar así.

–Está enamorado de su esposo, obviamente quiere darle muchos hijos –dijo el maestro de la cumbre del vino y luego miró a Shen QingQiu–. ¿Para cuándo tus siguientes hijos, Shen shixiong?

–Nunca más –soltó y se sopló con el abanico–. No tienes idea de lo que se sufre.

–Shizun no necesita preocuparse por eso, ya conseguí el antídoto. Su cuerpo no deberá sufrir de esos efectos secundarios.

–Me alegra oír eso –dijo Mu QingFan–. Después de todo es mucho más complicado un embarazo en ustedes que en nuestras hermanas. Pero, por suerte, todo salió bien con todos.

–Sí, fue todo una sorpresa –apuntó Liu MingYan–. Pero me alegra saber que pudieron tener a sus bebés sanos y salvos.

–Muchas gracias –dijo Shen QingQiu cuando el sonrojo debajo del velo se notó tenuemente, inquietándolo.

–Ahí viene Shang shidi –interrumpió Yue QingYuan y todos se giraron a verlo.

Llevaba a YanZhen de la mano, pues caminaba perfectamente aunque solo tuviera un año mientras que, en brazos, estaba el bebé a quien había llamado BingKuai. La niña llevaba un vestido celeste con los bordados del clan de MoBei al igual que el pequeño que dormía plácidamente en sus brazos en ese momento.

–Shen shixiong y Luo Binghe pudieron venir. ¿Trajeron a los trillizos? No los veo –dijo, mirando para todos lados.

–Oh, perdón. Los dejamos ir a jugar mientras conversábamos con los adultos. ¿Es ese el nuevo niño? ¡Qué bonito! Ven, Binghe, saluda a tu primo marcial.

–Pfff... –soltó el líder de An Ding mientras Shen trataba a Luo como a uno más de sus niños–. Se llama BingKuai.

–No es un nombre muy aterrador para un demonio –soltó Binghe pero Shen QingQiu le dio un golpecito con el abanico.

–No digas eso. Mejor felicitemos a la festejada, esta hermosa niña que está aquí, esperando por su regalo. ¿No es así?

–Buenas tardes, tío Shen –dijo y le saludó como una princesita occidental del mundo del autor y él.

–Buenas tardes, YanZhen –respondió a su vez y metió la mano en su manga–. Te traje un regalo, mira.

De entre los pliegues, sacó una cajita y se la tendió. La niña la abrió para encontrar adentro dos lindas muñecas finamente confeccionadas. Tenían vestidos muy lindos y el cabello parecía natural, las miró y notó que tenían las marcas en la frente como las de ella y su hermana por lo que supuso que se trataban de ellas mismas.

–Oh, están muy bonitas –anunció y miró a Shen QingQiu sintiéndose verdaderamente feliz mientras volvía ponerlas en sus cajas–. Iré a mostrárselas a mi hermana mayor –anunció y salió corriendo.

–Wow, son tan maduras –se sorprendió él.

–Sí, no sé por qué crecen tan rápido.

–Debe ser la sangre de demonio –dijo Luo Binghe–, los niños demonios se adaptan fácilmente a sus entornos que normalmente son peligrosos y maduran más rápido para no ser indefensos. Lo que no entiendo es por qué las hijas del tío Shang pasaron por eso, pues viven una vida muy tranquila.

–Pero tú no eras así de pequeño –apuntó Liu Qingge.

–Es que mi lado demoníaco estaba inactivo. Fui un humano todo ese tiempo hasta que... bueno, despertó.

–Oh, me interesaría aprender más al respecto –intervino Mu QingFan–. Así podría atender más adecuadamente a mis sobrinitos marciales. ¿Crees que pueda ir a aprender en el mundo demoniaco?

Luo Binghe frunció el ceño y se encogió de hombros.

–No veo el problema, le advertiré a los de la biblioteca aunque es el tío Shang QingHua quien tiene más libros almacenados en el reino del norte.

–Ey, no se comparan a los del palacio del sur. Esas son antigüedades, yo solo escribí por... experiencias y por lo aprendido.

–No dudo que debe ser muy interesante de revisar, solo que las fuentes deben ser confusas –se burló Shen QingQiu y el aludido se avergonzó.

–Puedes ir al palacio del norte, pero tendrás frío –le advirtió y todos se echaron a reír.

–Si Shang shidi lo dice, entonces debe ser verdad. No conozco a nadie que pueda soportar temperaturas tan bajas.

–Prefiero el frío a pasar calor, eso siempre lo he pensado –agregó y volvieron a reír mientras conversaban de cosas de la secta.

Los trillizos llegaron hasta una zona de la cumbre donde se encontraban muchos niños jugando, todos humanos que demostraban tener algún nivel de cultivación, pues todos eran mayores que ellos.

Estaban riéndose cuando los tres se acercaron y escucharon el sonido de un golpe. Alguien soltó un quejido y gruñó a la vez que todos los niños gritaron entre divertidos o asustados. Eso hizo que A-Chen se soltara de la mano de A-Yuan y saliera corriendo. El mayor no pudo seguirlo porque A-Bao, al tratarse de una pelea, tiró de él hacia dentro del gentío.

–No soy un monstruo, no me llames así –soltó XueShuang en frente de todos ellos.

–Sí lo eres, eres mitad demonio, entonces eres un monstruo.

–No lo soy, soy una niña muy normal –insistió ella, muy enfada mientras su lobo gruñía detrás de ella.

–Sí lo eres. Me lo han dicho mis padres y hermanos, eres la hija del cultivador más inútil de toda la cumbre y un demonio.

–¿Qué dijiste de mi padre? –soltó ella, mucho más enfada y sus ojos brillaron en un tono dorado e intenso.

Todo el ambiente cambió de repente, todos sintieron un aire frío que les erizó la piel mientras las ramas de los árboles se agitaban provocando un susurro algo aterrador. El pasto debajo de los pies de ella se escarchó mientras de sus manos el hielo que se generaba provocaba un sonido de hielo quebrándose.

–Miren, es como un demonio de verdad. Corran o nos matará –soltó el niño, asustado.

La mayoría salió corriendo, pues el ambiente se había vuelto demasiado frío mientras que uno de los trillizos se adelantó, completamente emocionado y se interpuso entre el niño escandaloso y la niña.

–¿Quieres pelear? ¡Vamos a pelear!

–No quiero pelear contigo –gruñó ella–. Voy a pelear con él. ¿Cómo te atreves a insultarme a mí y luego insultar a mi padre?

El chico no había podido huir pues sus pies se habían quedado pegados al suelo y solo en ese momento había logrado descongelarlos con su poco poder espiritual, pues era muy joven aún.

–¿Y después dices que eres normal? Ya te brillan los ojos, eso da mucho miedo. Eres un monstruo –gritó y luego salió corriendo por lo que la niña usó sus poderes para crear una barrera de hielo con la que el chico chocó.

A-Yuan agarró a A-Bao antes de que se interpusiera de nuevo y se alejó mientras la niña creaba más paredes de hielo para encerrarlo.

–Eres muy cruel y malo. Te quedarás encerrado allí hasta que el hielo se derrita y así aprendas a no decir esas cosas nunca más.

–¡Auxilio! Moriré asfixiado –gritó y la chica golpeó el hielo en el medio, creando un agujero.

–Ya no lo harás –apuntó y el niño empezó a patear el hielo mientras XueShuang le quitaba la lengua.

Se dio la vuelta y A-Yuan y A-Bao eran los únicos que quedaban allí.

–¿Qué?

–Wow, eres muy poderosa. ¿Puedo pelear contigo? –soltó A-Bao y A-Yuan reaccionó golpeándolo en la cabeza.

–No, no lo hará. Solo estábamos mirando, pero ahora debemos buscar a nuestro hermano que escapó y ahora debe estar perdido.

–Yo conozco bien la cumbre, puedo ayudarlos... Si quieren –dijo ella, un poco avergonzada de que la hubieran visto tan enfadada.

–Es que es muy tímido. Si ve a un extraño lo más probable es que se esconda.

–Ah... Okey...

Los dos niños se alejaron entre cuchicheos cuando YanZhen llegó hasta allí y le mostró las muñecas a XueShuang que se vio muy feliz con ese regalo. Más aún cuando su hermana pequeña le obsequió la muñeca que se parecía a ella y se alejaron de ese lugar de las manos.

Tras ese encuentro, casi todos olvidaron el mal momento ya que tenían otras prioridades en sus mentes de niños pequeños. Los dos hermanos se pusieron a buscar al hermano del medio que había desaparecido, espantado por la pelea que habían logrado presenciar mientras las princesas simplemente se alejaron para jugar.

Por su parte, A-Chen se había metido en un hueco debajo de un árbol, entre las raíces después de haber salido corriendo y se puso a llorar al darse cuenta de que nadie venía a buscarlo. Tras un largo rato decidió salir, temeroso por perderse aún más y no volver a ver a sus padres cuando escuchó un suspiro no muy lejos.

Agradeció no tener que aprender a vivir en el bosque y comer pasto para sobrevivir y fue a ver de quién se trataba. Deseaba que fuera uno de sus padres, pero apenas asomó la cabeza de entre los arbustos y se dio cuenta de que no era así.

A los pies de un gran árbol de melocotón estaban dos niñas jugando con unas muñecas; la más pequeña con un vestido del color del cielo y la otra con un azul más oscuro, ambos trajes adornados con hilos de plata que centelleaban a la luz del sol y hacían que se vieran mucho más hermosas.

La más alta, sonreía mientras hacía un poco de nieve alrededor de las dos para que las rodeara un aire frio y A-Chen dio un paso para ir a saludarlas. Pues él también quería jugar. Se acercó lentamente y las dos niñas lo observaron fijamente hasta que se dio cuenta de que estaba siendo maleducado.

–Hola, mi nombre es A-Chen. ¿Puedo jugar con ustedes?

–Ah, sí... Pero solo tenemos dos muñecas.

–Oh, entonces podría... Mmm... ¿Hacer una más con pedacitos de madera?

–A ver –propuso la niña mayor.

Era más alta que él, pero parecía amable, no como la mayoría de los niños más grandes. Así que se alegró mientras juntaba ramitas y algunas hojas de pastos altos para atarlas. En poco tiempo armó un pequeño cuerpito al que le hizo una cabeza con una fruta inmadura del árbol que les hacía sombra.

Las dos niñas se sorprendieron y lo dejaron unirse a su juego cuando un chico mayor se apareció y le lanzó un durazno a la mayor. A-Chen lo había visto y se interpuso, recibiendo el golpe en su cabeza, lo que lo hizo ponerse a llorar de inmediato.

XueShuang se dio la vuelta, asustada y se dio cuenta de que el niño al que había encerrado en el hielo al fin se había escapado. Después de todo hacía mucho calor y su hielo no duraría mucho, lo malo es que se veía más enfadado que antes.

–¿Qué haces? ¿Por qué nos lanzaste eso?

–Tú eres una desgracia para este clan. Eres un demonio y además eres peligrosa. ¿Quién sabe si un día usarás esos poderes para atacarnos?

–Yo no haría eso.

–E-Eres muy cruel –soltó A-Chen que tenía la frente roja y no había parado de llorar.

–¿Quién eres tú?

–Yo... No te voy a decir, eres muy malo. Se lo voy a decir a mi papá –lloriqueó aún más fuerte mientras XueShuang trataba de calmarlo justo en el momento que el otro niño tomó una piedra y la cargó con energía espiritual para lanzársela a ella.

A-Chen se puso pálido del espanto e iba a taparse la cara cuando un vendaval fuerte hizo que el niño saliera volando unos metros hacia atrás.

–Ya te dije que no me molestes.

–¡De nuevo usas tus poderes para atacarme!

–¿Y tú qué ibas a hacer?

–Yo me estoy defendiendo.

–Esto es ridículo –soltó ella y de, pronto, vio que un enorme bloque de hilo se estaba formando encima de él.

–¿Qué estás haciendo? Quita eso de encima mío –gritó el niño que gateaba para alejarse de eso cuando la niña se dio cuenta de era su hermana menor la que estaba haciéndolo.

–No lo hagas –gritó pero el bloque de hielo cayó para aplastar al niño.

A-Chen casi pierde el conocimiento pero la niña se adelantó y creó una columna de hielo que sostuvo el bloque y desvió su camino más lejos. XueShuang suspiró de alivio pero había usado mucho de su poder y estaba cansada. Porque, aunque se viera grande, aún era muy pequeña.

Pero aun así el chico volvió a querer atacarla y ella simplemente se descontroló.

–Deja de molestarme a mí o a mi hermana o realmente te lastimaré –le acusó justo cuando unos cultivadores llegaron a ver la escena.

Eso conmocionó a todos y llamaron a otros más para calmar a la niña que se vio rodeada de muchas personas en poco tiempo. Los maestros de la cumbres llegaron y con ellos su padre el cual corrió hacia ella.

–¿Qué pasó?

–Este niño estaba por ser aplastado por eso –la acusó un cultivador y Shang QingHua vio un bloque de hielo un poco más lejos.

–¿Ah?

–Esa niña es un demonio, nos atacó hace rato y me encerró en una prisión de hielo. Y ahora casi me aplasta con un bloque de hielo. No debería estar aquí.

Los cultivadores comenzaron a cuchichear alrededor mientras Shang QingHua revisaba a su hija de pies a cabeza sin encontrar ningún rastro de rasguños ni nada que implique que se hubiera metido en una pelea. Solo el llanto de A-Chen fue audible por un momento cuando el líder de secta apareció.

–XueShuang, ¿es cierto lo que dice ese niño? –quiso saber Shang QingHua y ella negó con la cabeza.

–Él me insultó y luego te insultó a ti así que lo encerré en el hielo para que deje de decir cosas feas.

–¿Lo encerraste en el hielo? Pfff...

–¡Ves! Es peligrosa y malvada.

–Es una tontería –la defendió Shang QingHua–. Es solo una discusión entre niños –insistió para suavizar el asunto pero el cultivador insistió.

–¿Cosa de niños? ¿Y qué hay con ese bloque de hielo? Acaso eso también es un juego de niños, disculpa por decir esto pero ella no es humana. No debería estar aquí, es peligrosa para los discípulos menores.

–¿Qué quieres decir? –soltó Shang QingHua con una expresión mucho más frívola que lo hizo retroceder un paso.

–¡Líder de secta! –insistió ese cultivador que parecía ser padre o hermano del niño afectado a lo que Yue QingYuan lo miró con inquietud como al líder de An Ding.

–He visitado esta cumbre muchas veces en el año y la pequeña princesa ha sido siempre una niña calmada y educada. ¿No entiendo por qué atacaría a alguien justamente hoy?

–Pues porque es un monstruo –soltó el niño justo cuando A-Yuan y A-Bao llegaban a la escena, seguidos de Shen QingQiu y Luo Binghe.

–Ahí está A-Chen –soltó el mayor y Shen QingQiu fue hasta él para cargarlo y tratar de calmarlo.

–¿Qué pasó? –quiso saber él y A-Chen trató de calmarse–. ¡Ese niño me golpeó con un durazno muy duro y luego lanzó una piedra contra la niña linda!

–¿Es eso verdad? –soltó Yue QingYuan hacia el niño y este se mordió el labio.

–¿No vas a creer en las palabras de un bebé? Mi hermano tiene diez años y es discípulo de la secta mientras ellos son...

–Ten cuidado con las palabras que utilices –soltó Luo Binghe tras él.

La tensión aumentó demasiado de repente por lo que el líder de secta se puso en medio de todos.

–Esto es una fiesta, sigamos con eso y será mejor que hablemos en privado todos los que fueron afectados. Sino, los niños no podrán jugar tranquilos.

–¿Acaso no dejarás que sepan que ella es peligrosa? –insistió el mayor y A-Bao lo pateó.

–Cállate, fue ese niño el que desde un principio la molestó. Así que tiene bien merecido que le responda la pelea. Además golpeó a nuestro hermano.

A-Yuan miró a su alrededor y vio la piedra de la que habló su hermano menor por lo que tironeó de la túnica de su padre y se la señaló.

–Una piedra con energía espiritual no es algo que un niño de diez años lanzaría a una de dos solo para jugar –soltó Luo Binghe y el hombre retrocedió un paso otra vez.

Shang QingHua cargó a las dos niñas en cada brazo y miró a su discípulo principal que se sintió culpable de no haberla vigilado mejor.

–Lo siento, pero mi maestro dice que no son bienvenidos en An Ding –dijo él y todos se vieron sorprendidos.

–No necesito más pruebas para saber lo que pasó. Si las niñas se defendieron con sus poderes ante un ataque que incluía poder espiritual entonces aquí no hay ningún problema. Pero no quiero a alguien así en mi cumbre por lo que no volverán a ser invitados de este lugar jamás.

El cultivador gruñó y Yue QingYuan se acercó a poner una mano sobre su hombro.

–Será mejor que te retires. Un señor de cumbre tiene todo el derecho de decidir sobre ella por lo que será mejor que te vayas. Hablaremos mañana, más calmadamente –apuntó y el mayor tomó al niño de la mano y se fue de mal humor mientras era escoltado por los discípulos de An Ding.

–¿Qué clase de cumpleaños es este? –gruñó Shang QingHua y la niña mayor le acarició el cabello.

–Papi, es divertido igual. Solo un niño se ha portado mal.

Shen QingQiu miró a sus otros hijos y acarició a A-Chen que seguía sollozando. No había pensado que ese tipo de cosas podían llegar a pasar. Como los niños no llegaban aún a su segundo año de vida no los había puesto entre otros pequeños para socializar y todos en su cumbre los trataban de maravilla.

–Creo que prefiero los festejos con demonios –finalizó Shang QingHua y todos volvieron a sus diferentes actividades mientras los niños ya no se acercaron de nuevo a las niñas. Solo A-Bao, que buscaba pelea con la primera princesa y A-Yuan que quería hablar sobre sus técnicas siguieron al lado de ellas pues A-Chen se había asustado tanto que no podía ver a la niña de vestido azul sin temerla un poco.

MoBei Jun llegó casi al anochecer, se veía un poco cansado pero sonrió apenas vio a su familia despedir a los últimos invitados de esa fiesta. Se había ausentado no por ser un demonio sino porque hubo una emergencia en las tierras del norte que no podía dejar de atender por lo que se había ido de muy malhumor mientras Shang QingHua se encargaba de todo.

–¿Cómo estuvo? –indagó y las niñas al oírlo saltaron hacia él.

–Estuvo bien, hasta que alguien molestó a las niñas –respondió él que se pegó al pecho de MoBei Jun con el niño en medio de ambos.

Estiró la cabeza para buscar un beso de sus labios y luego retrocedió, viéndose cansado.

–Cuando BingKuai esté un poco mayor y pueda soportar el frío del norte deberíamos mudarnos allí. Vendré a la cumbre unas veces al mes para que todo esté en orden y así las niñas no tengan que soportar a gente tan mala.

–¿Acaso los humanos no son más agradables?

–Hay algunos que no, ya lo sabes...

–Mmm... ¿No te gusta estar aquí? –indagó el rey a su hija mayor y esta ladeó la cabeza y sonrió.

–Me gusta donde estén ustedes dos.

Sus dos padres sonrieron y acariciaron su cabeza.

–Deja que pase un tiempo más aquí, así aprenderá de ambos mundos.

–Está bien, pero antes tengo a una persona a la que le voy a demostrar lo que es un verdadero demonio enfadado –soltó Shang QingHua y le tendió el niño a MoBei Jun mientras se remangaba–. No me esperes para cenar –soltó y desenvainó su espada antes de alejarse de ese lugar.

MoBei Jun miró a las dos niñas que miraban embelesadas cómo su padre podía volar mientras BingKuai despertaba de su quinta siesta del día.

–Creo que necesito que me informen de lo que pasó –dijo el demonio y las niñas sonrieron.

–Alguien hizo enojar a papi –fue todo lo que dijeron las dos y se volvieron a abrazar sus piernas.


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