"Dancing with the Devil." | J...

By Myhem18

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🌹 ESTA HISTORIA NO ME PERTENECE. TODOS LOS CRÉDITOS CORRESPONDEN A @BooDarkness ÉL ME HA DADO EL PERMISO COR... More

sᴜᴍᴀʀɪᴏ.
ᴀᴅᴠᴇʀᴛᴇɴᴄɪᴀs.
ᴘʀóʟᴏɢᴏ: ɪ // ɪɪ.
ᴘʀóʟᴏɢᴏ: ɪɪ // ɪɪ.
ɪ: ɪɴᴠᴏᴄᴀᴄɪóɴ.
ɪ: "ᴅɪᴏs ᴛᴇ ʙᴇɴᴅɪɢᴀ".
ɪɪɪ: "ᴍᴀʟ ᴘᴇʀsᴏɴɪғɪᴄᴀᴅᴏ".
ɪᴠ: "ɴɪɴ̃ᴏ ғᴀᴠᴏʀɪᴛᴏ".
ᴠ: "ᴀᴛᴀϙᴜᴇ ᴀʟ ᴄᴏʀᴀᴢᴏ́ɴ".
ᴠɪ: "ᴄᴀsᴛʀᴀᴛɪ".
ᴠɪɪ: "ʟᴇɴɢᴜᴀ ᴀғɪʟᴀᴅᴀ".
ᴠɪɪɪ: "ᴅᴀɴᴢᴀ ᴄᴏɴ ᴇʟ ᴅɪᴀʙʟᴏ" ᴘᴀʀᴛᴇ ɪ/ɪɪ.
ᴠɪɪɪ: "ᴅᴀɴᴢᴀ ᴄᴏɴ ᴇʟ ᴅɪᴀʙʟᴏ" ᴘᴀʀᴛᴇ ɪɪ/ɪɪ.
ɪx: "ɪɴᴛᴇʀᴄᴀᴍʙɪᴏ ᴅᴇ ᴀʟᴍᴀs".
x: "ᴀᴍᴀʀ ᴀʟ ᴅɪᴀʙʟᴏ ᴅᴜᴇʟᴇ".
xɪ: "ʜᴀʟʟᴏᴡᴇᴇɴ".
xɪɪ: "ᴄᴏɴғᴇsɪᴏɴᴇs ᴀ ᴍᴇᴅɪᴀɴᴏᴄʜᴇ".
xɪɪɪ: "ғᴜᴇɢᴏ ɪɴᴛᴇʀɪᴏʀ".
xɪɪᴠ: "ᴇʟ ᴘʀɪ́ɴᴄɪᴘᴇ ᴅᴇʟ ɪɴғʀᴀᴍᴜɴᴅᴏ".
xv: "ᴘᴜʀᴏ ᴘᴇʀᴏ ᴄᴜʟᴘᴀʙʟᴇ".
xᴠɪ: "ʀᴏᴍᴘᴇ ᴄᴏʀᴀᴢᴏɴᴇs".
xᴠɪɪ: "ᴀ ʟᴀ ʜᴏʀᴀ ᴅᴇ ᴍɪ ᴍᴜᴇʀᴛᴇ".
xᴠɪɪɪ: "ᴄᴀᴍɪɴᴏ ᴀʟ ᴅᴇsᴄᴇɴsᴏ".
xɪx: "ʜᴏɢᴀʀ, ᴀɢʀɪᴅᴜʟᴄᴇ ʜᴏɢᴀʀ".
xx: "ʟᴀ ᴘʀᴏᴍᴇsᴀ ᴅᴇʟ ᴅɪᴀʙʟᴏ".
🌹 ᴘᴀʀᴛᴇ ɪɪ 🌹
xxɪ: "ᴘᴏʀ ʟᴏs ʙᴜᴇɴᴏs ᴛɪᴇᴍᴘᴏs".
xxɪɪ: "ᴀsí ᴇs ᴄóᴍᴏ sᴇ sɪᴇɴᴛᴇ".
xxɪɪɪ: "Qᴜᴇ ᴇᴍᴘɪᴇᴄᴇ ᴇʟ sʜᴏᴡ".
xxɪᴠ: "ɴᴜᴇᴠᴏ ᴄᴏᴍɪᴇɴᴢᴏ".
xxᴠ: "ᴠᴀᴄíᴏ".
xxᴠɪ: "ᴄᴏɴғᴇsɪᴏɴᴇs ᴄᴏɴ ᴇʟ ᴅɪᴀʙʟᴏ".
xxᴠɪɪ: "ᴏᴊᴏ ᴘᴏʀ ᴏᴊᴏ".
xxᴠɪɪɪ: "ᴄᴏɴsᴇᴄᴜᴇɴᴄɪᴀs ɪɴғᴇʀɴᴀʟᴇs".
xxɪx: "ʟᴀ ɴᴜᴇᴠᴀ, ʏ ʟᴀ úʟᴛɪᴍᴀ".
xxx: "ᴇʟ Áɴɢᴇʟ ᴅᴇ ʟᴀ ᴍᴜᴇʀᴛᴇ". ғɪɴᴀʟ ɪ/ɪɪ.
xxx: "ᴇʟ Áɴɢᴇʟ ᴅᴇ ʟᴀ ᴍᴜᴇʀᴛᴇ". ғɪɴᴀʟ ᴘᴀʀᴛᴇ ɪɪ/ɪɪ.
ᴇᴘÍʟᴏɢᴏ: ᴘᴀʀᴛᴇ ɪɪ/ɪɪ.
ᴇxᴛʀᴀ ɪ.
Extra II.

ᴇᴘÍʟᴏɢᴏ: ᴘᴀʀᴛᴇ ɪ/ɪɪ.

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By Myhem18

2003.

No sabía exactamente como había terminado allí.

El infierno no era un lugar en el que le gustara estar. Sí, era el lugar de trabajo de Jaehyun, y sí, siempre sería bienvenido. Hasta tenía su propio trono pero, aun así, nada lograba atraerlo. Supuso que sería por todas las almas que le hablaban, rogándole que se los llevara, volviendo su mente un desastre.

Pero ese día lo necesitaba.

Las puertas del pasillo en el cual estaba aquella larga e interminable fila de almas se abrió. El demonio que había estado riendo y burlándose -básicamente haciendo su trabajo- se calló ante la poderosa presencia, y fue como si las almas hubiesen despertado, porque toda aquella que se encontraba allí observó la puerta de detrás.

La Muerte dio un paso, y lucía... de muerte, literalmente. Todo su vestuario era completamente negro: Llevaba unas botas cortas, unos pantalones de algo parecido al cuero, ajustados, un suéter ligero de lana, dentro del pantalón y hasta el cuello. Llevaba un abrigo largo, el cual era una mezcla de gabardina y capa, con su cabello corto, y guadaña firmemente en su mano.

Su expresión era seria, y no se veía realmente temible, ya que no solo su estatura no había cambiado, si no que emanaba mucha tranquilidad, pero el problema de los demonios allí era que también emanaba mucho poder, y sabían que si éste quería podía aniquilarlos.

Analizó a su alrededor con sus ojos castaños, y uno levemente manchado de oscuridad profunda, antes de comenzar a caminar lentamente por el costado de la fila, con la guadaña golpeando el suelo en cada paso y sus botas resonando.

Pasó de largo al demonio que hacía una reverencia ante él, y estuvo a punto de adentrarse a la puerta que lo llevaría al calabozo, pero se detuvo. Bastó unos segundos antes de que se girara, observara a las pobres almas de la fila, las cuales llevaban allí muchos años antes de que él fuese inmortal, y luego llevó su mirada al demonio, el cual no le veía a los ojos.

— Voy a llevármelas a todas —Tan solo dijo, y chasqueó sus pequeños dedos por debajo de la manga larga de su abrigo.

Todos los cuerpos de la fila se derrumbaron en sus lugares, haciendo un brusco sonido unísono, y no tardaron en deteriorarse, quedando tan solo mucho polvo en el lugar. Taeyong suspiró, satisfecho antes de volver a ver al demonio, el cual se notaba que contenía su furia.

— Deberías de limpiar —Comentó la Muerte, asintiendo lentamente, de acuerdo consigo mismo antes de girarse.

— ¡Tú...! ¡Usted no puede hacer esto! —Exclama el demonio, molesto al haber desecho su trabajo. Por supuesto, almas nuevas llegarían, pero lo divertido era cuando eran siempre las mismas por mucho tiempo.

Taeyong nuevamente se giró en su lugar, observándolo fijamente. Hace mucho tiempo, Jaehyun le había dicho de hacer aquello, debido a que sentían el poder aún más y, citando a su esposo: "...Y como imbéciles que son, van a tenerte miedo."

Y era cierto. El demonio de inmediato retrocedió, se tiró de rodillas al suelo y se inclinó ante él, suplicando perdón entre susurros.

Taeyong frunció el ceño—. No voy a lastimarte, puedes ponerte de pie —Le dijo, ladeando levemente la cabeza. El demonio rápidamente se levantó, aún medio inclinado en una reverencia—. Yo solo... quiero que me recuerdes qué dijo tu rey... una vez más.

El demonio se removió incómodo en su lugar—. "Si mi esposo quiere venir aquí y volar este lugar en mil pedazos con su mente, espero no enterarme que se resistieron, porque les haré..."

— Solo eso —Interrumpió Taeyong, agitando su mano lentamente, pidiéndole que se detenga, y así lo hizo—. Espero no tener que dar nuevamente explicaciones así, yo realmente no quiero que el rey se enfade.

— N-No, alteza.

— Bien —Asintió antes de girarse y abrir la puerta que llevaba al calabozo—. Ten un bonito día —Y la cerró tras de sí.

Ignoró el oír la rabieta del demonio, y se encaminó por los pasillos del calabozo, liberando a pocas almas que se lo rogaban y él percibía que eran buenas personas. Abrió la puerta del final, sintiendo escalofríos al ver aquella puerta en donde se había convertido en lo que era, y pasó una de sus manos por el barandal de la escalera, bajando.

Finalmente, abrió la puerta de oro del despacho de su esposo, justo como éste le había enseñado, y se adentró, cerrando la puerta detrás de sí antes de encaminarse a su trono y sentarse allí, acomodando la guadaña a su lado. Posicionó su codo en el apoyabrazos y su frente en su mano, cerrando sus ojitos y suspirando profundamente.

Había sido un día extremadamente duro. Hacía años no le sucedía algo así, y pudo mantener el control perfectamente, pero sabía que en algún momento iba a derrumbarse. Sus manos temblaban levemente, y sentía una profunda angustia en su pecho. Claramente, no podía continuar trabajando así. No era algo cuestionable, era un rotundo "no" y, por suerte, antes de ir al infierno, había tenido tiempo de avisarle a sus fieles servidores, las Parcas, que se encontraría momentáneamente fuera de servicio.

Las Parcas habían resultado ser seres realmente amables, aunque levemente neutros. Taeyong debía de mantener su postura con éstas, exceptuando con esta Parca a la cual le debía más que su existencia, porque siempre estaba allí.

En realidad, había estado allí antes de siquiera ser una Parca.

Taeyong se había enterado mediante Jaehyun que las Parcas eran almas que no ascendieron ni descendieron, y quedaron atrapadas en su cuerpo. Cuando los poderes del adolescente avanzaron, luego de tomarse un tiempo ante tal decisión, simplemente siguió sus instintos.

1998.

Lo único que realmente le había costado trabajo fue cargar con aquello, y ocultárselo a Jaehyun. Sabía que éste no diría nada, pero querría hablar sobre aquello, y era justamente lo que Taeyong no necesitaba.

Le había tomado trabajo aprender aquello, y siempre estaba la posibilidad de que saliera mal, pero había practicado, había trabajado duro y no iba a echarse hacia atrás por miedo. Toda su vida había dado pasos erróneos por pura cobardía, y el conocer a Jaehyun había sido lo mejor que le pasó, gracias a un acto de valentía hacia lo sobrenatural.

Esto iba a hacerlo, y si no era lo que quería... entonces le dejaría ir.

Dentro de la cripta del cementerio de Holmes Chapel, su antiguo hogar, llevó su mano al frente, por sobre encima de aquel cuerpo con aroma a podrido, duro y frío. Había llorado más de veinte minutos antes de ser capaz de comenzar con lo que planeaba.

Ya no iba a hacerlo.

Cerró sus ojos y tomó un profundo suspiro, plasmando una situación en su mente: Un árbol sin vida, seco y al borde del derrumbe. Su mano emanaba poder, luz, y era capaz de remediarlo. El árbol se volvió a su lugar, y la luz viajó por el tronco de éste, comenzando a ascender hasta que las ramas surgieron junto a muchas hojas verdosas y sanas.

Sin siquiera notarlo, sus labios se movían en un idioma que actualmente reconocía, pero jamás sería capaz de explicarlo. Era una lengua con origen desconocido, y las palabras estaban más allá de éste mundo. Probablemente a los humanos les faltaba demasiado para igualar algo así. Era asombroso.

Sintió calor en su palma, y permaneció de aquella manera por unos largos minutos, hasta que tan solo sintió frío, y su mente se oscureció. Abrió sus ojos, bajo la mirada, y sus ojos no tardaron en abrirse de par en par a la vez que daba unos cuantos pasos hacia atrás. De repente, volvía a ser un adolescente de dieciocho años, indefenso e hipersensible.

El pecho de Kim Doyoung se infló en una profunda y lenta respiración a la par que sus ojos se abrían, revelando aquella bonita mirada. La palidez de su rostro no se iba a excepción de sus labios volviéndose levemente rosados. Ya de por sí, el chico era pálido.

— ¿D-Dodo? ¿Doyoung? —Se acercó, reaccionando. Realmente se sentía como si el tiempo jamás no hubiese pasado. Cuando el chico resucitado se sentó, Taeyong de inmediato llevó sus pequeñas manos a las mejillas de su amigo—. ¿Doyoung? ¿Eres tú? —La voz se le cortaba, pero no lloraría. Estaba perplejo, no creía que funcionaría.

El mencionado tan solo parpadeaba pero, luego de unos segundos, había sido capaz de observar a Taeyong, el cual lucía igual, pero con prendas oscuras. Su cabello continuaban lacio, con su flequillo hacia atrás, enseñando su frente. Abrió sus labios e intentó hablar, pero la voz no le salía. Su garganta estaba seca. Se observó a sí mismo, notando el traje viejo de su padre. ¿Qué había sucedido? Comenzaba a entrar en pánico.

— No, yo... —Taeyong se interrumpió a sí mismo, mirando a su alrededor, sin saber exactamente qué hacer. No tenía ningún lugar al que ir más que a la casa, en donde justamente estaba su queridísimo esposo. Y tampoco quería ocultárselo, pero sabía que habría una discusión. Mordió su labio inferior por unos segundos—...vamos a un lugar más seguro. Te cuidaré.

Sin más, sostuvo los hombros de su amigo y, en tan solo un parpadeo, el lugar cambió. Ahora ambos estaban de pie, aunque Doyoung casi encima de Taeyong, el cual intentaba sostenerlo como sea debido a que su mejor amigo era más alto que él. Estaban en una sala, una muy bonita y acogedora sala. La temperatura era perfecta ante toda la nieve que caía fuera, siendo visible por una de las ventanas de allí.

— Ven, siéntate aquí —Habló el castaño en voz baja, apresurándose en sentar a Doyoung en el sofá, tomando una manta de éste y envolviéndolo. Se veía totalmente abrumado, tanto por la resurrección como por el cambio de escenario—. Te traeré agua, quédate aquí —Y salió corriendo hacia la pequeña cocina en el lugar.

Tomó agua rápidamente en un vaso, el cual se cayó en la encimera ante los nervios, y lo llenó con agua antes de volver a la sala, ayudando a su mejor amigo a beber, el cual lo hizo desesperadamente y pudo sostenerlo con su mano.

— Dodo, quédate aquí. Juro que explicaré todo, pero necesito que te quedes aquí —Notó el asentimiento de su amigo mientras continuaba bebiendo agua, y eso lo alivió. De inmediato corrió por el pequeño pasillo de aquella bonita casa.

Se detuvo de golpe cuando notó a Jaehyun salir de uno de los dos cuartos de la casa, con su ceño levemente fruncido y ojos más oscuros. Cuando vio a su niño, éstos se volvieron un tono más claro.

— ¿Por qué estás haciendo tanto ruido? Los ni... —Se vio interrumpido cuando su pequeño esposo se puso de puntitas de pies y estampó sus rojos labios contra los suyos. Por supuesto que no se negó.

El diablo envolvió la cintura del adolescente, atrayéndolo más mientras ambos se besaban lento, con profundidad, pero con dulzura. El castaño ladeó levemente la cabeza para que sus narices no chocaran en el trayecto, y se apartó luego de unos segundos, embobado y rozando naricitas con su esposo.

— Jae... —Comenzó lentamente, y su voz se quebró un poco. Jaehyun de inmediato apartó un poco más su rostro, y al ver la expresión del castaño, los brazos alrededor de éste último se tensaron a la par que sus ojos volvían a oscurecerse.

— ¿Qué te hicieron?

— No, no. N-Nada —Negó, y medio rió nerviosamente. Suspiró profundamente, y luego de unos segundos lo observó fijamente a los ojos—. Hice algo, y creo que estuvo mal pero... pero no quería mentirte.

— Sí, lo he notado. Puedo notar a alguien en la casa. ¿Trajiste a alguien? ¿A alguien de tu familia? —Esto último lo preguntó con un tono de advertencia en su voz a la par que negaba—. Eso está prohibido.

— No es alguien de mi familia. Bueno... es mi familia. Yo, yo solo...

Ambos permanecieron callados, tan solo mirándose, y fue como si Jaehyun le hubiese leído la mente. Un suspiro salió de entre sus labios antes de negar, liberando a su niño favorito de entre sus brazos.

— Niño, tú no puedes hacer eso —Dijo en un tono más frío de lo normal—. Te lo dije: Hay ciertas reglas.

— Jae, yo lo sé pero... pero no hay nada mal en esto. Piénsalo: Lo he traído de vuelta, y puedo hacer el ritual para volverlo una Parca. Si no es lo que él quiere, entonces me encargaré yo mismo de llevar su alma al cielo.

— Discúlpame, ¿Has dicho "Hacer el ritual para volverlo una Parca"? Definitivamente no. Tú no puedes hacer eso, ninguna Muerte ha hecho a una Parca antes. El de arriba se encarga de elegir, y enviarlas.

— Entonces hablaré con Dios. Le diré que comenzaré a hacerme cargo yo —Jaehyun casi gruñó, frustrado—. Yo no soy como las otras Muertes, Jae. Esto no es nada malo.

— El problema aquí es que no por ser Muerte tienes derecho a revivir a humanos que te agradaban, así como no por ser el diablo tengo el derecho de extinguir la población, incluso si muchas veces quiero hacerlo —Su paciencia se estaba acabando, aquello era verdaderamente notable ante su forma de hablar.

— Tú sabes perfectamente que no es tan solo alguien que me agradaba. Doyoung es mi familia, y lo ha sido por un largo tiempo. La causa de su muerte fue culpa mía —Su voz tembló levemente, pero continuaba intentando verse firme. Jaehyun tan solo lo observaba—. Sabes que llevo sintiéndome culpable desde que ha muerto, y no sé cómo has llegado a pensar en que podría vivir toda la eternidad con esto en mi pecho.

— ¿Estás insinuando que yo te he obligado a permanecer toda la eternidad así? —La discusión claramente iba empeorando. Jaehyun también sentía culpa, culpa porque sin él, nada hubiese sucedido, pero él jamás había obligado a Taeyong a ser inmortal. Éste último lo había querido, y ante lo último que había dicho, sintió como si no hubiese sido consentido—. No he pensado en que podrías vivir con esto. Me has aclarado desde un principio que no querías hablar nunca más de tu amigo, y te he dado tu espacio, como debería de ser. No por eso puedo aceptar que las cosas cambien solo porque un niño caprichoso lo quiere así. Las cosas han sido de una manera desde antes que existiera tu alma, así que quítate de la cabeza el que vaya a cambiar porque tú lo crees.

Ambos quedaron en silencio, con un Taeyong completamente herido por las palabras de su esposo, y un Jaehyun completamente arrepentido ante la expresión de su niño favorito. Claramente, la paciencia no era lo suyo, y aunque creía tener razón en algo, eso no le daba el derecho de ser cruel con el castaño.

— No quise decir eso.

—...Lo sé. Yo solo... yo creí que me apoyarías en esto. Creí que tú ibas a alentarme el encargarme de algo tan importante como elegir Parcas. Creí, yo...

— No, no. Por supuesto —Se acercó, y con cuidado refugió a su niño en su pecho, rodeándolo con sus cálidos brazos a la vez que posicionaba sus labios en el cabello de éste—. Tienes toda la razón. Debería de apoyarte en esto, tú eres muy capaz.

— Por favor, no te enfades conmigo —Su voz tembló nuevamente, pegando su rostro al pecho del arcángel—. Es que yo... no puedo. No podía seguir. Quería verlo, y pedirle perdón. Aún n-no lo he hecho.

— No estoy enfadado. Ya no lo estoy, me equivoqué —Lo apartó tan solo un poquito para tomarlo de las mejillas, alzándole un poco el rostro—. Tú no eres caprichoso, tienes todo el derecho. Simplemente... joder, no quiero que el de arriba se atreva a decirte una sola palabra en contra. Sé que eres capaz de todo, pero no me gusta que te enfrenten. No me gusta enterarme que te hablaron mal, y no hice nada al respecto.

— Jae, él no va a decirme nada. Y si lo dice, no me importa —Claramente si le importaba, pero no iba a admitirlo—. Porque yo haré lo que sé que está bien... y lo que se me dé la gana.

Taeyong había tomado éste extraño hábito de comenzar a hablar como Jaehyun. Era como un curioso niño que imitaba actitudes de alguien más para que le felicitaran. Desde que sus poderes habían sido dominados, comenzaba a repetir cosas que Jaehyun decía cuando aumentaba su ego. "Hago lo que quiero, cuando quiero, y como quiero." o "Porque quiero y puedo".

— Ese es mi niño favorito —Se inclinó y dejó un último beso en los labios del más bajo—. Únicamente quiero pedirte que no me ocultes este tipo de cosas. Hay cosas que realmente no pueden suceder, y no te quiero metido en problemas.

— Está bien. Voy a hablar con él ahora, creo que... sería mejor que vinieras luego de explicarle.

Jaehyun asintió, claramente de acuerdo—. Tan solo quiero que comprendas una cosa: Si él te ha oído, y no quiere lo que tú quieres, déjalo ir, porque no servirá.

— Jae, yo jamás obligaría a nadie a ser alguien que no quiere —Negó, casi horrorizado con aquello. Él tan solo intentaría, y si no era posible, entonces llevaría con gusto su alma al cielo, por más que le doliera en el alma.

Sin más, se soltó del diablo y se encaminó fuera de aquel pasillo, pero se detuvo a la mitad, girándose—. Oh, por cierto. ¿Los...?

— Estaban durmiendo. Probablemente siguen así.

— Bien. No me tardo, Jae —Nuevamente se giró, y volvió a la sala, dispuesto a enfrentar su pasado, e intentarlo volverlo un futuro.

2003.

Aquel día Taeyong se había encargado de sentarse luego de prepararle algo de comer y una taza de chocolate caliente al humano, el cual continuaba algo perdido, pero ya siendo capaz de hablar luego de beber una gran cantidad de agua. Le había explicado exactamente lo que había pasado aquella noche, para luego seguirle con el cómo había conocido a Jaehyun, y el qué tenía que ver aquello con su muerte. Le comentó como fue todo después, se disculpó más de veinte veces y, finalmente, cuándo Doyoung dio a entender que todo estaba en orden y necesitaba un poco de tiempo para asimilarlo, decidió hablar.

Le confesó el que Jaehyun hubiese creído que su alma había ascendido, pero que no había sido así, debido a que la penúltima Muerte había estado demasiado ocupada vigilando a Taeyong aquella noche como para tomarlo a él. Le explicó el ritual que intentaría conseguir de Dios para llevar a cabo la transición a Parca, si es que éste lo quería aquí. Le dio a entender que tan solo sería su decisión, sea cual sea.

Creyó que iba a ser rechazado, pero fue aceptado con rapidez. Doyoung parecía hasta emocionado por aquello, y cada cosa que Taeyong le comentaba era como música para sus oídos. Sin embargo, Taeyong decidió esperar más de dos semanas antes de encargarse en hablar con Dios, debido a que quería confirmar la decisión de su mejor amigo. Jaehyun y Doyoung se conocieron, y éste último lo reconoció como "El que estaba disfrazado del diablo en la fiesta de Halloween y te ofreció jugo." Cruzaron pocas palabras, porque Jaehyun no era realmente muy charlatán, y eso fue todo.

Doyoung confesó el siempre haber querido algo diferente en su vida, incluso si los tenía a Johnny y a Taeyong. Siempre quiso escapar, tener la oportunidad de irse y, aparentemente, Taeyong le estaba brindando aquello.

Cuando Muerte fue a hablar con Dios, fue algo épico. Definitivamente no hubo ninguna discusión, porque al jefe de arriba le agradaba bastante el esposo de su arcángel favorito. Lo aceptó a la velocidad de la luz. Doyoung se había tomado las cosas serias, por lo cual no fue difícil llevar a cabo el ritual y volverlo una Parca. Ahora sería uno de sus sirvientes, pero su mejor amigo para siempre.

Así que, volviendo al presente y por qué Doyoung no solo era una de las personas más importantes de su vida, sino que también le debía más que la existencia, se debía a algo de lo cual Jaehyun y Taeyong se habían encargado en hacer ese mismo año, antes de traer de vuelta a la, ahora, Parca.

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