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-EL CHICO DE
LOS DULCES-
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La abarrotada estación de Kings Cross era el escenario en el que se encontraban ____________ e Hilda Brooks el 1 de septiembre del presente año, caminaban tratando de aparentar que nada raro pasaba con ellas mientras se dirigían a las plataformas nueve y diez, una vez en el mencionado lugar se fijaron que no hubiese curiosos observando lo que hacían. La pequeña ___________ aferró sus manos con fuerza a la barra que hacía de volante del carrito en el cual se encontraba todo su equipaje para pasar los próximos diez meses en Hogwarts, exhaló profundamente para después notar que las manos de su madre se encontraban a lado de las suyas, miró a la mayor quien le sonrió de forma tranquilizadora.
— Vamos — le dijo Hilda sin dejar su sonrisa, miró al muro y contó — Uno...
— Dos... — prosiguió la menor
— Tres...
Las dos corrieron un poco para después atravesar el muro mágico, ___________ había cerrado los ojos esperando, en parte, chocar contra el muro, sin embargo, un fuerte ruido de gritos y llantos la hizo abrir los ojos, se encontraba en un extraño lugar llenísimo de aún más gente que en Kings Cross, todos portaban túnicas largas, los adultos se despedían de sus hijos y viceversa. La pequeña Brooks miraba todo con enorme asombro, fijó su vista en un letrero que anunciaba el nombre del lugar donde se encontraban. Era negro con letras blancas y doradas en él, "Plataforma 9¾" era lo que el letrero decía.
En las vías había una locomotora roja con letras doradas en ella que decía "Expreso de Hogwarts", instintivamente la pequeña ___________ sonrió, no podía creer que por fin, después de un mes y medio de espera por fin iría al lugar del que su madre tanto hablaba últimamente, Hilda le había contado de sus años dorados en Hogwarts, que sus más grandes aventuras las vivió ahí junto a su mejor amigo –quien desgraciadamente había muerto en la primera Guerra Mágica–; ahora ___________ quería vivir ahí sus propias aventuras para después, si llegaba a tener hijos, contárselas con la misma alegría y emoción que su madre le había contado las suyas. Caminaron juntas por entre las personas intentando no golpear a nadie con el carrito, encontraron el lugar donde la lechuza de ___________ –Elio– tendría que viajar durante el trayecto y la dejaron ahí, la pequeña ave se había encariñado demasiado con la pequeña así que protestó pero terminó por entenderlo; después prosiguieron a bajar el baúl de la niña del carrito, el cual por cierto pesaba un poco, pero su madre sacó su varita mágica y de un golpecito hizo que al baúl le salieran rueditas, luego guardó la varita para observar como su hija se colgaba en el hombro su adorada mochila con parches y pines de cosas muggle de los 60's en adelante. Hilda suspiró sintiendo una oleada de emociones invadir su cuerpo, pero aún así sostuvo la mirada fija en su hija.
— No importa lo que digan... — comenzó a hablar Hilda poniéndose a la altura de su hija — Incluso si te sortean en Slytherin, siempre estaré orgullosa de ti, mi amor. Sigue siendo quien eres, acepta los retos y los cambios. Pero sobre todo no olvides que te amo demasiado, ¿si?
— Eso jamás mamá.
Ambas se abrazaron fuertemente, se escuchó el silbido que indicaba que era el último chance de abordar el tren, Hilda soltó a su hija para darle un beso en la frente, la niña empujó su baúl que seguía bajo el encantamiento que su madre había realizado, subió al tren y cerró la puerta del vagón, por la ventanilla asomó la cabeza para después sacar también una mano y despedirse de su madre; el tren comenzó a alejarse, para cuando su madre se perdió de vista, ___________ metió la mano y la cabeza de vuelta al tren, comenzó a caminar por los vagones buscando un compartimento vacío o con pocas personas en él. Soltó un gruñido al darse cuenta de que eso tardaría, siguió empujando su baúl hasta que algo se cayó de su mochila, era el libro que estaba leyendo, bufo y se estiró para levantarlo, pero tropezó con sus propios pies terminando encima del baúl. La niña soltó una palabrota sobando su codo que se había golpeado en la caída. Una mano apareció en el campo de visión de la niña que seguía sobre el baúl.
— ¿Te hiciste daño? — dijo el propietario de la mano
La niña pelinegra subió la mirada desde la mano hasta el rostro del dueño, un chico mayor que ella con ojos grises, labios rosados, cabellos castaño, tez blanca, pómulos definidos, mejillas sonrosadas, nariz perfilada. Un chico bastante guapo a vista de cualquiera, apenada la pequeña pelinegra tomó la mano del chico y este la ayudó a levantarse, luego le tendió el libro.
— Creo que esto es tuyo — dijo el chico sonriendo con amabilidad entregándole el libro a la pelinegra
Ella lo tomó apenada — Gracias.
— ¿Quieres uno? Parece que te dolió el golpe — habló el chico sonriendo al mismo tiempo que le extendía un paquete de gomitas a la niña
— Ammm... ¿Gracias? — respondió ella tímidamente tomando el paquete
— No es nada, ten cuidado la próxima, ¿si? — dijo el chico sin dejar su sonrisa encantadora
___________ asintió frunciendo el ceño mientras una sonrisa se formaba en su rostro, el chico saltó el baúl, caminó unos pasos para después voltear y regalarle otra sonrisa a la niña quien simplemente apretó los labios para después observar como el chico se iba, negó con la cabeza para dejar de pensar en eso, recogió su baúl y lo arrastró hasta un compartimento que aparentemente estaba vacío. Deslizó la puerta del compartimento encontrándose con un chico rubio de ojos cafés que la miraba expectante.
— Oh, perdona — se disculpó la niña pelinegra — no sabía que estaba ocupado — terminó para después comenzar a retroceder pero la voz el niño la detuvo
— Tranquila, no pasa nada, estoy yo solo.
La niña apretó los labios y asintió, socializar no se le daba muy bien — Gracias.
— Me llamo Ernie Macmillan — dijo el niño una vez que ___________ había subido su baúl al portaequipaje y estaba sentada frente a él
— Soy __________ Brooks — se presentó la pequeña pelinegra
— ¿Dónde vives? — inquirió el rubio llamado Ernie
— En el centro de Londres — respondió ___________ — ¿Y tu?.
— A las afueras de Londres.
Ambos rieron para después entablar un agradable conversación acerca de las casas de Hogwarts y en cual esperaban quedarse el chico quería estar en Gryffindor, aunque toda su familia provenía de Hufflepuff, por su parte ___________ quería ser de Ravenclaw pues su madre era de esa casa, realmente la idea comenzaba a entusiasmarle. A los minutos se abrió nuevamente la puerta del compartimento dejando ver a dos niñas y un niño probablemente de su misma edad: una rubia de ojos azules con una trenza de cada lado de la cara, una castaña de ojos verdes con el cabello cayendo en cascada por sus hombros y un niño pelinegro con ojos verdeazulados. Los tres chicos dentro del compartimento se miraron y luego a los otros dos de regreso.
— Perdonen, es que el tren está atiborrado — explicó la rubia
— Adelante — respondió ___________ alzando los hombros
Los tres chicos se sentaron en los espacios libres, un silencio incómodo se había formado entre los cinco chicos así que la rubia rompió el hielo presentándose y también a los otros dos.
— Me llamo Hannah Abbott — dijo la rubia sonriendo
— Yo soy Delamine Travers, pero pueden decirme Delly — se presentó la castaña con una sonrisa
— Y yo soy Iegnus Boot — dijo el pelinegro sonriendo
— Mi nombre es Ernie Macmillan y ella es ___________ Brooks — presentó Ernie por él y la pelinegra quien sonrió amablemente levantando al mismo tiempo el dedo índice y el dedo medio haciendo el signo de amor y paz
— Un placer — respondieron los tres
— Perdonen, pero ¿soy la única que tiene hambre? — inquirió ___________ curiosa
— No, creeme que no — le respondió Iegnus dándole la razón con la cabeza
— Hace rato vi al final del vagón a la bruja del carrito, quizá pueden ir por algo, porque igual tengo hambre — concordó Ernie
— De acuerdo, yo voy, sólo denme su dinero y diganme qué quieren — ofreció la pelinegra alzando los hombros
El resto se miró entre si con una sonrisa y comenzó a sacar su dinero del mundo mágico. Ernie quería unas grajeas de todos los sabores, Hannah quería varitas de regaliz, Delamine quería gomitas de eucalipto, Iegnus quería pasteles de calabaza, así que ___________ salió del compartimento en busca de la famosa bruja del carrito, caminó por el largo pasillo que conducía a otros andenes para finalmente encontrar a la bruja con su carrito.
— Hola mi niña, ¿deseas algunas golosinas? — preguntó amablemente la mujer que miraba a la pequeña pelinegra con dulzura
La niña sonrió — Gracias, eh... Dos varitas de regaliz, unas gomitas de eucalipto, dos pasteles de calabaza, unas grajeas y...
— ¿Todos son para ti? — quiso saber la mujer sonriendo mientras le entregaba los dulces a la niña
— No, esos son de mis amigos, yo en realidad no sé que pedir — confesó ___________ sonriendo apenada — es que crecí en el mundo muggle y...
— Hola, ¿me daría unos droobles, por favor? — pidió una voz detrás de la niña, al girar se encontró con el chico de los dulces quien le había ayudado a levantarse luego de tropezar con sus propios pies un rato atrás
La pequeña azabache hizo como si no se hubiera dado cuenta e instintivamente hizo como que miraba los dulces pensando qué pedir, toqueteo un empaque azul con dorado que decía "Rana de chocolate", llamaron su atención así que se quedó observando el empaque como si fuera lo más interesante del mundo, pero la voz del chico la hizo salir de su burbuja protectora.
— Esas son buenas, las tarjetas coleccionables son geniales, deberías probar — comentó el chico mirando a la niña
__________ lo miró al instante y asintió con la cabeza — Lo tendré en mente.
El chico pagó sus dulces y comenzó a alejarse — Nos vemos.
— Adiós — respondió la pelinegra apretando sus labios en una sonrisa extraña, miró a la bruja y pidió las ranas de chocolate — ¿me da tres por favor?.
La bruja la atendió sonriente, después la niña pagó los dulces y regresó a su compartimento donde repartió los pedidos, siguió hablando con los que serían sus compañeros de escuela durante siete largos años, hablaron sobre alguien que ___________ no conocía, un niño llamado Harry Potter, la azabache le restó importancia, si bien era un chico famoso, seguía siendo solo un niño. Pero al parecer también ella debía agradecerle, pues según Delamine fue quien derrotó al-que-no-debe-ser-nombrado en la primera guerra mágica hacía once años. Pues el que-no-debe-ser-nombrado aborrecía a los "impuros" o nacidos de muggles, como ella o su mamá, así que le estaba agradecida, pero ese chico seguía siendo solo eso, un niño. Pronto un chico mayor llegó a decirles que debían ponerse su uniforme de primero ya, pues estaban a punto de llegar a Hogwarts, la euforia comenzó a hacerse presente en el cuerpo de ___________ ya no podía con tanta espera.
A los pocos minutos la pequeña pelinegra estaba de vuelta en su compartimento con sus nuevos amigos, todos portaban el uniforme de los de primer grado y estaban igual de ansiosos que ella. Amontonados los cinco en la ventana del compartimento pudieron observar la llegada a la estación de Hogsmeade, donde ya todo estaba preparado para que los alumnos bajaran del tren. Las voces de los prefectos se hicieron presentes indicando que todos los de primer año debían bajar, ____________, Delamine, Ernie, Hnnah e Iegnus siguieron a todo el montón de chicos de su edad para bajar el tren; todos parecían estar desorientados pero ____________ estaba más ansiosa que desorientada, jugaba con sus manos todo el tiempo y mordía su uña del dedo medio todo del tiempo. A los pocos minutos una voz gruesa gritando "por aquí los de primer año", fue a respuesta a sus súplicas de que la espera terminara. La voz provenía de un hombre enorme con barba oscura, sostenía una lámpara y gritaba indicaciones a los chicos para que se subieran a unos botes que la pequeña azabache pudo ver sino hasta que fue su turno de subir a ellos.
___________ y sus cuatro amigos subieron a un bote junto con otra niña castaña que parecía estar más asustada que la propia Hannah quien no soltaba el brazo de Iegnus, el ojiverde refuunfuñaba al no poderse librar de Hannah, lo que causaba que Ernie se riera en voz baja de la situación, por su parte, la pequeña azabache sostenía la linterna como el hombre –que se había presentado como Rubeus Hagrid, guardabosques de Hogwarts– le había pedido. Por arte de magia el bote comenzó a navegar por el enorme lago que se interponía entre el pequeño muelle y el descomunal castillo de Hogwarts. ___________ no podía evitar mirar a todos lados asombrada, nunca había visto algo más hermoso que aquella vista de Hogwarts en plena noche.
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Primer capítulo listo, espero que les vaya gustando, voten y comenten si es así. Yo iré a llorar un poco más por la muerte de Jack en Titanic, nos vemos luego, bye ♥
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