ALÉJATE © [Corrigiendo]

By MarianaMeranFamilia

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Él es destrucción, Tóxico. Y ella es su única salvación. +21 NO COPIAR. ES DE MI AUTORÍA. More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Nikolai Petrov
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Epílogo

Capítulo 71

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By MarianaMeranFamilia

Brianna.

Los gritos de esa chica llamada Ninet son aterradores, las cosas rompiéndose, Mikhail está muy asustado, no ha parado de llorar desde que escuchó, y yo, yo soy una madre irresponsable por no estar ahí, al lado de mis pequeños, por el contrario, estoy aquí, paralizada como una estatua.

A ella le mataron a su bebé.

Es aterrador, la culpa llega a mí.

Pretendía golpear a Dmitry por hablarme así delante de una extraña, sin embargo ella no es cualquier extraña, es la hermana de Dmitry, una chica que ha sufrido los peores infiernos en esta vida.

El mundo está lleno de escorias que no limitan su maldad, no se dan cuenta que lastiman a seres inocente.

No tengo escrúpulos a la hora de matar, no tengo piedad, suelo ser egoísta en esta vida, luchó por lo que creo que merezco, lo que es mío. Hubo un tiempo donde me reduje a vivir solo por hacerlo, andaba por el mundo como una autónoma, mi cuerpo sólo se movía porque debía hacerlo.

En medio de mi perdición y vacío, yo jamás he tenido el estómago, el corazón tan negro como para dañar a un inocente, más un niño, un bebé que no llegó a ver la luz de este mundo solo porque un bastardo se le entró el demonio.

Ese perro...no llamar así a esa escoria es un insulto para ese animal.

Cambio por completo mi estado, mi temor, mi rechazo hacia esa chica es reemplazado por algo diferente, tengo la necesidad imperiosa de ayudarla, de que salga adelante.

Es la tía de mis hijos, es la hermana de Dmitry, del hombre que yo amo, es la hermana de las tres niñas que adopté. Es mi familia de ahora en adelante. Un solo acto es capaz de cambiarlo todo.

No sé que pueda estar sucediendo dentro de esas paredes, solo sé que hay un silencio que me inquieta.

La curiosidad hace que las plantas de mis pies piquen por moverme, no logro hacerlo, mi cerebro le da una orden a mi razón, es momento sólo, único y exclusivamente de ellos, no necesitan de interrupciones.

—Ella ha vivido el infierno más grande que nosotros, que todos juntos —giro en cuanto escucho a Leyla, ha llegado tan silenciosa como suele ser, sus pasos o algún movimiento suyo no se ha escuchado —. La vi de lejos, sin duda es nuestra hermana, corremos con la misma maldición.

Atesoro momentos así, Leyla es tan callada que me gustaría que fuera más cercana a mí, no soy de parlotear mucho, en lo absoluto, solo quiero tener un lazo con esta chica.

Verla a ella es ver a Dmitry, creo que en cuanto a temperamento, de esta línea sanguínea ellos dos les tocó igual.

—Está muy dañada, Leyla, necesita de apoyo, tiempo y ayuda.

Hace un leve silencio.

La invito a alejarnos, Mikhail ha cesado de llorar, en la puerta de nuestra habitación está el guardia.

Apresurada como soy, temiendo lo peor de quienes me rodean, estoy lo más rápido que mi cesárea me lo permite.

Leyla llega antes, inspeccionando a los niños, es precavida.

—Disculpe señora, no volveré a entrar sin su permiso, solo traje el desayuno.

Tengo mucha tensión, un pesado dolor está en mi cuello.

—Debes avisarme siempre, no puedes estar entrando aquí sin permiso —recuerdo —. Estás disculpada.

La chica deja de temblar, toma a Mikhail en brazos.

Vigilo que el guardia vaya tras suyo cuando desaparece de mi habitación, le lanzo un beso a mi bebé.

—Brianna —llama Leyla. Está sentada al borde del sillón, las piernas en indio, cerca de la incubadora de Irina —. El otro día me salí de control, no quiero ser una perra con quién me ha acogido sin juzgarme, ¿Sabes? Eres buena mujer, fuerte, te respeto, solo que yo...soy impulsiva, esa es la palabra.

Tiendo a buscar las pastillas para los dolores recetadas por la médica de cabecera, Ingiero una de golpe. Tantos movimientos están afectando la herida, tengo efectos de la anestesia aún. Estos días han sido un desastre para todos, no ha habido un solo segundo de paz.

—Ese día pude haberte gritado o quizás en otra época cuando era como tú, golpeado —me recuesto en la cama, es molesto tener dolor en el cuello, debo estar más relajada —. Conocer a Dmitry ha ayudado mucho en mi vida, además que reflexioné, no podría golpearte por eso, decías la verdad.

Ella es de esas chicas misteriosas, tranquilas, silenciosas, observadora, es calculadora.

Leyla Petrova será un témpano de hielo, ya lo es.

—Amanda me huye. Odio eso —se sincera.

Durante nuestra conversación he tratado por todos los medios no pensar en Dmitry que no viene, en Ninet que no escucho nada de su parte.

Justo ahora Leyla está teniendo conmigo en mayor acercamiento que ha tenido en meses.

Sus manos juguetean con las tiras de su pantalón de dormir.

—Ella cree que volverás a culparla o algo similar —escucha con atención —. Debes aprender a manejar tus emociones, que tú la domines a ellas, no ellas a ti. Si dejas que tomen el control, manejaran tu vida a su antojo.

Irina abre sus hermosos ojos, con los días estará más despierta, duerme mucho, eso es vital para su desarrollo y crecimiento. No por algo Mikhail ya está enorme. Mi bebé es todo un campeón.

—Supongo que como seres humanos somos uno, pero dentro nuestro hay varias cosas que pueden llegar a tener el control absoluto de uno mismo.

Lo sabré yo, lo sabemos todos.

—Estás en lo cierto —masajeo mis sienes —. Tienes el poder para invertir las cosas, no lo olvides.

Los próximos minutos es silencio, hay paz en toda la casa, no escucho nada, Irina dentro deambula entre su pequeña cuna de cristal. Ha de estar pensando que es o algo similar.

Es tan hermosa, es un pedazo de mí.

Aún me cuesta creer que salió de mí, que pude traer vida a este mundo, a alguien tan puro e inocente. Experimento el amor que no se asimila a nada.

Soy capaz de todo por mis bebés, por estás chicas.

— ¿Qué harán con ella, con Ninet? —su pregunta rompe el silencio.

Más tranquila de mis dolores me incorporo despacio.

Irina es tranquila, pocas veces llora, excepto cuando tiene hambre o está sucia. El día está tan frío que esperaré medio día para bañarle, encender la calefacción lo suficiente.

—No lo sé a ciencia cierta, Dmitry lo más probable es que ya pensó en algo.

Asiente, se pierde en un punto fijo de la habitación.

—Amanda lloraba en un rincón de la habitación hace un instante cuando escuchamos, lo supe porque fui a verlas esta mañana, Lara tapó sus oídos con ambas almohadas. Tenemos un trauma, no nos gusta que griten a nuestro alrededor.

Los recuerdos breves de Dmitry pidiéndome que no grite regresan a mí como un tornado, hay cosas que aún no sé de ese hombre, espero tarde o temprano saberlo, recuerdo que me dijo algo relacionado con su madre, se lo terrible que hacía Nikolai con ella. No voy a presionar a Dmitry, que se tome su tiempo, yo esperaré paciente.

Si algo no quiero perderme es ver como torturan a esos insectos, quiero participar en algo, quizás en cortar sus uñas de raíz, clavar las mismas en sus venas.

Por su culpa me violaron, por su culpa pude haber perdido a Irina. Todo mi embarazo fue con dolor debido a las mortales consecuencias, hoy no puedo tener un hijo más, todo posibilidad quedó eliminada.

—Quiero que ella esté bien, al fin y al cabo es mi hermana —asegura Leyla.

Hago una pausa.

Ninet no tiene ropa, hace frío aquí en Rusia, no es como el calor del desierto, buscaré algo que sea cómodo y ancho.

—Leyla —ella levanta la cabeza —. Por favor Quédate aquí con Irina, no te muevas ni un segundo, buscaré algo de ropa para tu hermana.

Que esté haciendo todo esto no quita seguir pensando en todo lo que pasó, si bien escuchar sus duras palabras me hizo rectificarme de mi ira. La chica está traumada, la drogaron, perdió a su hijo solo por un animal que creyó verla coquetear.

Es que existen mayores psicópatas de lo que creemos, estoy segura que la compartía con otros hombres, si actual tan patético.

Dmitry hará que sus últimos días sean un infierno.

Busco algún pantalón de esos anchos de lana, junto a otras prendas, ropa interior nueva y cómoda, zapatos de pantuflas y medias gruesas, varias cosas para ella, incluso aquellas que no he estrenado.

Salgo con la poca que puedo llevar, no estoy en condiciones para tener mucho ajetreo.

Titubeo un poco al estar frente a la puerta.

Doy dos pequeños golpes a la madera, avisando.

—Abre Dmitry, traje ropa para ella.

Espero durante un corto tiempo hasta que gira el pomo.

Una Ninet escondida tras de él, con los brazos rodeando su cuerpo, algunos moretones en ellos.

—Agradezco que te tomes la molestia, ya iba a mandar a por ropa —Dmitry está distante, nada comparado con esta mañana.

Pretende quitarme la ropa, niego.

Doy un lado vacilante, la chica se esconde más.

—Ninet, hola...—sigue tras su hermano como escudo —. Soy Brianna, traje algo bueno para ti.

Dmitry poco a poco la saca tras su espalda, su cabeza gacha, su cabello Rubio cayendo en su cara como una manta, es largo, muy largo y abundante.

—Ninet, ella es mi pareja, no te hará nada —susurra despacio Dmitry, cerca de sus oídos, apartando su largo cabello.

Poco a poco va levantando la cabeza, su labio inferior tiembla, creo que tendrá un ataque al apretar tanto los labios.

—Mira...—señalo, creo de verdad que haré una especialidad en psicología, ella tiene trastornos en dos facetas, ahora está más cuerda —. Espero que te guste, hace frío, pensé que querrás estar abrigada.

Es parecida a Dmitry, ellos cinco se parecen, solo que al tener diferentes madres tienen rasgos distintos. Dmitry y Ninet son más parecidos al ser de la misma madre.

—Eres bonita —su voz pacífica es como el terciopelo, habla tranquila, incluso sabe ruso —. Me gusta tu cabello, también tus ojos, tu piel es tersa...—extiende la mano, tiembla, no tiene equilibrio en ella.

Sostiene entre las mismas, la pieza de ropa que le daré hoy.

—Tú eres muy hermosa igual —se necesita hablarle como un niño, invertiré mi profesión en algo, sé con exactitud desde ahora que lucharé por tener mi propio psiquiátrico, mujeres que hayan pasado cosas como ellas yo o niños, niñas, necesitan mucha ayuda —. Tu cabello es muy bello, tus ojos igual, tu eres muy bella.

Algo se cae en una habitación cercana, toda tranquilidad la abandona.

De inmediato da un brinco en su lugar, sus manos vuelven a sus oídos, escondiéndose tras la puerta.

—Ya vino por mi...—llora desesperada. Es asombroso cómo un simple ruido le causa desazón, una reacción inmediata —. No puedo esconderme...siempre me encuentra.

El tenedor en manos de Dmitry se dobla a la mitad.

—Ninet, no es eso, solo fue un objeto que cayó. Vamos, termina tu desayuno, para que tomes un baño y te pongas esta ropa calentita, apuesto que tienes frío.

El que no persista el ruido la ayuda. Gatea sobre el peso hasta la esquina de la puerta, asoma su cabeza, buscando, asegurándose de ese modo que es verdad lo que le he dicho. Es evidente cuando logra relajarse, toda facción o musculatura dura se flexiona.

—Ya la bañaré, dejamos solos —me suena a orden lo que ha pedido Dmitry.

Se comporta tan distante, voluntad de golpearlo no me fallan.

Razono un momento, él tiene sus demonios, sabe que no está solo, continúa con su terquedad. Es su hermana al fin y al cabo, decido salir de ahí.

Ninet es una mujer que se espanta con facilidad, tiene grandes ojos de colores, es muy hermosa, una belleza marchita. Se debe tratar de hacer el menor ruido posible o enloquecerá, lo hará, puede agredirse ella misma, algo que lo absoluto puede ser bueno para los niños.

—Gracias por cuidarla Leyla —la aludida deja de hacerle mímicas a través del cristal a mi Irina que sigue despierta, sus pequeños párpados siguiendo lo que se traza.

Pequeña observadora.

—Me gustaría verla, pero tampoco deseo asustarla —se refiere a Ninet, sacude las pelusas invisibles en su pantalón —. En fin, nos vemos después.

Tan pronto como lo ha dicho, tan pronto desaparece.

Irina emite un chillido, va a llorar.

—Ya bebé, ya, calma —introduzco una mano desinfectada en el pequeño hueco.

Alguien toca la puerta, ante mi permiso entra.

La nana de Mikhail ya viene con él cambiadito, limpio, con el estómago a reventar.

—Déjalo sobre la cama —la joven chica obedece.

Es sumisa, pacífica, muy hermosa.

Las mujeres hermosas son peligrosas. No la quiero mucho cerca de Dmitry, él es un hombre demasiado atractivo para pecado de muchas, incluida yo.

— ¿Pasa algo señora?

Parpadeo.

—No, puedes retirarte. Ahora.

Se va así como entró.

Es muy profesional, atiende muy bien a mi hijo, no puedo quejarme, sin embargo ahora que me veo en el espejo, tengo estrías en el abdomen, caderas, mi barriga está flácida, tres cirugías.

Pese a eso, tengo grandes ojos azules, soy delgada y alta, mi cabello está bastante largo, belleza común quizás, mis labios gruesos son uno de los principales llamativos.

Ya no tengo el mismo cuerpo de antes, no hay pectorales marcados.

La inseguridad llega a mí, él es tan guapo, temo sin saberlo.

—Te estás haciendo alucinaciones Brianna —me digo a misma —. Dmitry es leal.

Pero es hombre. Eso susurra mi cabeza.

Vuelvo a la cama donde está mi hijo.

Ácoro su lado, sus ojos lucen apagados, se dormirá en cualquier momento.

Voy por Irina, colocándola a mi otro lado.

Mikhail descansa su cara contra mi pecho, mi chiquita mueve sus diminutas manitos enguantadas.

Yo soy la madre de sus hijos, eso es evidente, me eligió, debo de dejar estar en eso. Pronto podré volver a hacer ejercicios.

Tendré mi físico de vuelta y quizás mejor.

No es un sacrificio, si pudiera volver a quedar embarazada, lo haría sin duda alguna.

***

Dmitry.

Estamos en el amplio baño de la habitación, a ni Ninet ninguna cosa le sorprende, no ve emoción en color.

—Voy a dejarte un momento para que te bañes, ¿Está bien?

La noto pensativa, inquisitiva en algo interno, sólo para ella.

—Eres diferente —dice caminando hasta la ducha —. No me ves como un pedazo de carne, tampoco buscas tocarme sin yo querer.

Me las van a pagar todas y cada unas. De esta noche no va a pasar sin que empiece mi venganza, mi tortura, no van a tener escapatoria, serán gusanos en mis manos, listos para aplastar.

—Eres mi hermana Ninet, no obstante eso no obligo a nadie a estar conmigo, eso jamás.

Temerosa baja los tirantes del vestido blanco, las cicatrices en su espalda son más que notorias, bordes gruesos, de un tono más pálidos que su piel, algunos moretones, raspones y cortaduras por la explosión, lleva una venda apretada alrededor de su cintura.

—Ayúdame a quitar esta venda, por favor.

Luce inocente, luce tranquila, sin hostigamiento.

Soportando el deseo de salir, moler al primero que se cruce en mi camino, aflojo el nudo de las vendas que aprietan sus costillas.

—Traeré un médico para que te revisen.

Se queda callada.

Hay cosas rondando en mi cabeza, su abdomen está un poco alterado aún, sus caderas anchas, es imposible no detallar a mi hermana.

Con todas esas señales, mi cabeza está pensando que fue reciente su parto, necesita cuidados si fue así, que un doctor me asegure que definitivamente sus órganos no están afectados debido a la brutalidad con la que fue forzada el nacimiento de ese bebé.

Su hubiera ido, antes, si solo hubiera atacado, ella no estaría tan destrozada.

La culpa pesa dentro de mí.

—Puedo hacerlo sola.

Suelto la gasa, inspecciono que ningún artefacto de peligro esté a su alcance, ahora está tranquila, pero ella dijo que quiere morir.

Egoísta como suelo ser, no voy a permitir que acabe con su vida.

La internaré, va a recuperarse, vivirá una vida tranquila luego de eso, si quiere adoptar puede hacerlo, puede estudiar, no va a faltarle nada.

Lo único que le faltará son los buenos recuerdos en su memoria, esos actos que yo no estuve para evitar.

Las cicatrices físicas sanan, muchas se borran, es una lástima que las que está ahí, en el cerebro, internas, no se borren.

También agradezco en cierto modo que no lo hagan, te ayudan a ser más fuerte cada día, una lección que no olvidas, una lección que empleas obteniendo como resultado alguien que no perdona, a alguien que pocas personas tienen el privilegio de llegar.

Toco la textura de la pared, las heridas molestan como es de esperarse, están ahí, no desaparecerán por arte de magia.

Ellos la causaron, Nikolai causó el miedo más profundo cuando era niño, él sin duda fue el inicio para un monstruo sediento de sangre, de tomar vidas, matándolas, no perdonó a los traidores, a quienes dañaron a los míos.

Nikolai planeó volverme una fuente de dinero, no siendo que todo se volvería en su contra.

Ironía de la vida, él fue mi pesadilla, yo ahora seré la suya.

Sergei fuma un cigarrillo en la terraza, el aire lleno de esa porquería.

Arrebato el mismo lanzándolo al pasto.

—No puedo fumarme un jodido cigarrillo sin que me jodas.

Ignoro sus quejas.

— ¿Tienes lo que te pedí?

Saca dentro de su chaqueta un folder doblado, la carpeta negra es estirada por mis dedos.

—Están todos en la ciudad, cerca de aquí, te recomiendo el que queda prácticamente al lado de la facultad donde dañas clases p das, en fin, son pocas las personas que están ahí, dividido en secciones de mujeres, puedes acomodar que Ninet tenga sus propias cosas, una estancia cómoda, una única enfermera para que cubra sus necesidades.

Echo un vistazo. Me daré un paseo por ahí.

—De acuerdo, lo tomaré en cuenta, esta noche iremos a la otra casa, tengo una cuenta pendiente que saldar.

Sergei cambia el peso de su cuerpo a otro pie.

—No haré eso, cuando te recuperes puedes ir con toda la puta libertad.

Llevo los documentos bajo mi antebrazo.

—No te estoy preguntando, iremos o voy solo.

Zanjo largándome de ahí.

***

El agua cae con lava ardiente sobre las heridas de mi cuerpo. Ya me urgía un baño, mi cuerpo pegajoso, sentía que apestaba a ratón muerto.

Soy un excesivo de la limpieza.

Las niñas están estudiando, Brianna descansa, mi campeón y mi bebé por igual.

Limpiar los costados es lo que más me cuesta, mis costillas lastimadas resisten el mínimo contacto, observaré hasta donde son las quemaduras para poder apretarlas con alguna gasa.

Parte de mi cabello se siente grueso, como el brillo de los calderos, mi barba se siente igual.

Cierro la regadera al ser suficiente. Tomo una toalla la enrollo alrededor de mi cintura.

Otra para secar mi cabello.

Con mis párpados cerrados doy el frente al espejo, los abro.

No ahogo jadeo, nada, son cosas patéticas.

Soy un desastre, un ojo hinchado, un pómulo morado, la cara destrozada en sí, nada que no vaya a curarse, esas cerrarán con alguna crema de mi cajón que contiene medicinas.

Mi barba más abultada en un lado que otro, la cabeza dando aspecto de que fue la cero con la cual me recorté.

De costado aprecio la porquería que es mi espalda, las quemaduras llegaron hasta la segunda capa de piel, abarca desde un poco más para abajo de mis hombros, hombros, con media espalda.

El balazo de mi pierna fue extraído, unos puntos apretados que tiran cada vez que camino, la rodilla servirá bien en unís días, pequeñas cortada por mis brazos, hombros y cuellos.

¿Lamentarme? Malditamente estoy vivo, nada más que joder.

Brianna no mostró asco de mí, es la que duerme en mi cama.

Mi maquina de cortar ronronea cuando la enciendo, desaparece este cabello de porquería, uno nuevo va a subir.

Cabello distinto, etapa distinta en mi vida.

***

Encontré una camisa de pijama en seda, servirá para que no roce. Ya no tengo barba, ni cabello en abundancia, todo es parejo.

Al estar en la habitación, Brianna amamanta a mi bebé.

—Hola —susurra.

Me resulta gracioso como sostiene su seno.

—Hola preciosa.

Palmea el lado libre de la cama, ese que Mikhail no ocupa con sus pies y brazos abiertos.

Ese pequeño duerme como dueño y señor de la cama de papá.

Me siento a su lado, mi bebé está despierta.

—En la otra semana es el cumpleaños de Mikhail, estaba pensando decorar el salón que no se usa, de sus muñecos favoritos, está nevando fuera, no quiero arriesgar a nuestro hijo que tome una pulmonía.

Acomodo el pequeño gorrito de Irina, tiene todo suave, se mantiene calentita.

—Solo dime que necesitas, compraré una cámara para sus fotos.

Brianna despega el pezón de la boquita de Irina, su estómago está lleno, se le nota.

—Ven para que le saques los gases, son tres, hasta que los tres no salgan, no puedes dejar de darle suaves palmaditas aquí —señala.

El momento ha llegado, voy a cargar a mi hija.

—No te alejes Brianna, se me puede caer.

Sin saber cómo tengo ese delicado cuerpo entre mis manos, es pluma, algo tan pequeño. Si muevo un dedo creo que voy a lastimarla.

—No se va a caer, lo menos que deseas en tu vida es verla herida —rueda los ojos —. Con cuidado súbela aquí.

Hago todo lo que me dice, mientras no me pierdo ningún detalle, desde sus grandes ojos, es pequeña sí, eso no evita saber que tendrá unos hermosos ojos, los leves movimientos de sus pequeños y rosados labios.

Sin apretar, sin aflojar, la pego a la tela de mi camisa, contra mi hombro.

Hago lo que indica Brianna.

Suaves palmaditas. Sentir su cuerpecito tan cálido es glorioso.

Yo formo parte de la vida de pequeños ángeles.

—Me lo has dado todo preciosa. Sin ti, no tendría lo que tengo, una familia.

Junta sus labios con los míos, no hay movimiento, es una toque distinto.

—Nos dimos ambos —pasa la mano sobre mi mejilla ahora libre de pelos, sobre mi cabello, mordiendo su labio una y otra vez —. ¿Si sabes que todo ha cambiado? ¿Que mis sentimientos por igual?

La vena de mi cuello se acelera.

—Ambos somos consciente que es más allá de sexo, más allá de solo convivencia, es algo más —imito su accionar.

Brianna juega con las piernas de Irina.

—No me salen las palabras. Practicaré antes de decirlo.

Ambos reímos bajo por su comentario.

—Haré lo mismo.

Recuesta su cabeza sobre mi hombro. Ambos somos separados por dos manitas pequeñas.

—Papá, mamá no.

Mi hijo está en medio de ambos, su pequeña frente arrugada.

—Oh —exclamo —. Con que es así el asunto. Escucha hijo, ella es mía también.

A Mikhail no parece agradable lo que dije.

Se abre paso en medio de ambos, subiendo a las piernas de Brianna.

—Mamá no, mamá mi.

Ya tenemos un pequeño parlanchín.

—Eso ya lo veremos campeón.

Mi propio hijo me reta por su madre.

***

La caseta cubierta de nieve me recibe.

Arrastro mis pies entre la nieve, las botas hundiéndose en la misma.

Sergei ha estado todo el camino refunfuñando.

Los hombres inclinan la cabeza en respeto. Su jefe está de vuelta.

Abren la puerta para mí, sacudo antes ingresar, es costumbre y educación.

Dentro está igual que como lo dejé, huesos del antiguo cadáver, así como carne podrida.

—Escorias —elevo un tanto mi voz, sus rostros se levanta, espantados y sorprendidos ante mi presencia —. Agradezco decepcionarlos, sigo en pie.

Una aterradora risa curva las comisuras de mis labios.

El panorama perfecto, la sal en la mesa, un cuchillo, vinagre sucio, demás.

Artefactos en líneas, los usaré tal cual lo han colocado. Temprano llamé para que se les redujera la ración de comida diaria, van a sufrir lo que es tener un agujero en el estómago.

***

Otro largo.

Se vienen cosas aterradoras que hará Dmitry.

Tengan estómagos.

Nos leemos mañana bellezas 😍 con Dios por delante primero.

Comenten que les pareció.

El siguiente capitulo está listo, arriba esos votos.

Me motivas, cuando veo que el capítulo sube rápido, me activo al 100℅.

Feliz y bendecida noche. ❤

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