Tienes que ser tú (TQST Libro...

By Zara_Black

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― Así que dime, ¿Qué te ha motivado para correr desnudo por mi instituto?―preguntó el director, Jose tragó sa... More

Introducción
Capitulo 2.La alarma de incendios
Capitulo 3.En la biblioteca
Capitulo 4.Una muy mala idea
Capitulo 5.La feria
Capitulo 6. Dafne y Ann
Capitulo 7. El ascensor
Capitulo 8. Claustrofobia
Capitulo 9. La casa del terror I
Capitulo 10. La casa del terror II
Capitulo 11. Investigando
Capitulo 12. Maldita Bel
Capitulo 13. El partido de los jefes
Capitulo 14. Un acto heroico.
Capitulo 15.El atrapa-rayos
Capitulo 16. Bajo la lluvia
Capitulo 17. El trato
Capitulo 18. Una cita desastrosa
Capitulo 19.Sucesos inesperados
Capitulo 20. Algo obvio para todos.
Capitulo 21. Nuevos problemas
Capitulo 22. Un día explosivo
Capitulo 23. Conversaciones
Capitulo 24. Los jefes de Quevedo
Capitulo 25. Navidades en el hospital
Capitulo 26. El Parque Lorca
Capitulo 27. Me gustas, ¡mierda!
Capitulo 28. ¿Celosa?
Capitulo 29. Llamadas teléfonicas
Capitulo 30. Valentin's Day
Capitulo 31.Nuestro pasado en común
Capitulo 32. Son cosas del amor..
Capitulo 33. Dan y Sonia (1º parte)
Capitulo 34. Dan y Sonia (2º parte)
Capitulo 35. Te protegeré.
Capitulo 36. No me odies por favor
Capitulo 37. Las cosas claras
Capitulo 38. El plan de Evan
Capitulo 39.¿Correr desnudo? ¡Ni loco!
Capitulo 40. Nuestro final feliz
Saga TQST y retirada de wattpad
Disponible en librerías a partir del 13 DICIEMBRE 2018

Capitulo 1.Un nuevo comienzo

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By Zara_Black

 La alarma del móvil lo despertó, se giró hacia la mesa de noche cogió el móvil y apagó la alarma; se dio la vuelta y metió la cabeza bajo la almohada. Su primer día de clase en un nuevo instituto, lo que implicaba gente nueva y profesores nuevos. Odiaba la idea de tener que volver a empezar de nuevo con su vida estudiantil con la vida tan maravillosa que había llevado hasta ahora en su viejo instituto. ¡Estúpido director! Tuvo que robar todos los fondos  y huir del país, dejando al instituto en bancarrota. Así que él y todos los demás estudiantes tuvieron que ser reubicados en los diferentes institutos y colegios de la ciudad, aunque por suerte sus dos mejores amigos habían sido admitidos en el instituto Góngora al igual que él. Góngora era un instituto público bastante popular por los numerosos alborotos y peleas que ahí se producían, de hecho había una unidad de antidisturbios de forma habitual en la entrada del instituto para evitar conflictos mayores.

Jose sacó la cabeza de debajo de la almohada y comenzó a estirarse sin levantarse de la cama, se tumbó bocarriba y miró hacia el techo. Él había pedido ir a otro instituto, pero sus padres se negaron en rotundo ya que Góngora era el centro más cercano y además según su madre sólo tenía que ir allí un año y con sus dos mejores amigos, así que no tenía derecho a protestar. Su madre, siempre tan agradable y comprensiva.

Alargó la mano y cogió el móvil para ver la hora.

—Genial.murmuró para sí mismo.

Era el primer día de clase y llegaría tarde si no cogía el autobús que salía en diez minutos, se puso en pie de un salto y abrió el armario, sacando de él unos vaqueros y una camiseta verde con un fantasma blanco dibujado en ella. A continuación se metió en el baño, se lavó la cara y se cepilló los dientes no sin antes mirarse en el espejo para desordenar y peinar su pelo marrón para darse un aire entre rebelde y chico bueno. Se despidió de su padre que lo saludó con una taza de café en la mano, cogió su cartera y sus llaves y se marchó.

Nada más salir de su casa se dirigió a la parada del autobús rezando para que éste no hubiese pasado aún. Sin embargo, cuando todavía le quedaban unos cien metros para llegar vio como el autobús de color verde estaba parado con unas tres personas haciendo cola para subirse. Miró hacia los lados y corrió lo máximo que sus piernas le dejaron, no podía permitirse perder el autobús o sino tendría que esperar más de veinte minutos por el siguiente.

—¡Espere!―gritó José subiéndose en el autobús ante la mirada de los demás pasajeros que lo habían visto correr como alma que lleva el diablo, el conductor carraspeó y después de que Jose se subiese al autobús cerró la puerta y arrancó sin esperar a que el moreno tomase asiento por lo que tuvo que agarrarse a las barras hasta sentarse en el primer asiento disponible.

El viaje por suerte no duró mucho y quince minutos más tarde ya estaba bajándose del autobús y caminando hacia su nuevo instituto. Por el camino se encontró varios grupos de estudiantes y mientras unos se abrazaban y preguntaban sobre cómo les había el verano, otros discutían sobre qué profesor les tocaría. José suspiró y se paró delante de la entrada para admirar el enorme edificio que se elevaba delante de él. El instituto Góngora era bastante grande e imponente, se trataban de tres edificios beige de tres plantas que conectaban los unos con los otros a través del edificio central siendo éste el más ancho de los tres.

Miró hacia los lados buscando a sus amigos, Evan y Cris deberían de estar por ahí cerca; pero no había ni rastro de ellos. Debían de estar en secretaría mirando en que clase les había tocado, así que con paso apresurado se dirigió hacia el edificio principal. Tuvo que esquivar varias bolas de papel envueltas en fuego que se lanzaban dos grupos de estudiantes antes de que un profesor saliese y se pusiese a gritarles. Jose apresuró aún más el paso, cuanto antes encontrase a sus amigos, mejor. Sin embargo, cuando empezó a subir las escaleras chocó contra alguien.

—Ten cuidado. ―murmuró agachándose para recoger el libro que había caído al suelo pero la chica con la que había chocado había sido más rápida y lo había recogido nada más caer. Jose levantó la mirada hacia la joven y vio como ésta abría el libro y se ponía a leer, él carraspeó para llamar la atención de la chica pero ella no apartó la mirada del libro. Era una chica un poco más baja que él y delgada, su pelo era castaño claro y corto, lo llevaba en dos coletas que terminaban milímetros antes de tocar sus hombros. ―¡Oye! ¡Mira por dónde vas!

—¡Eh tú! ¡No le hables así a mi amiga! ―una chica con el pelo rojo apareció de la nada hecha una furia y señaló a Jose con el dedo, el aludido la miró sorprendido y parpadeó un par de veces tratando de asimilar la situación. La chica que estaba frente a él no era muy alta, su pelo estaba sujeto en dos trenzas y llevaba unos pantalones cortos negros con una camiseta de mangas largas verde.

—Yo...―masculló Jose, la joven pelirroja la fulminó con la mirada mientras él miraba hacia la chica con la que había chocado para que dijese algo, pero ella seguía inmersa en la lectura de su libro.

— Ya déjalo Sonia. ―pidió la chica morena sin apartar la mirada del libro, la pelirroja lo examinó con la mirada.

—¿Eres nuevo verdad?.―Jose asintió y ella colocó las manos en sus caderas. ―¿En qué clase estas?

— Iba a mirarlo cuando ella chocó conmigo. ―explicó Jose señalando hacia la chica morena que proseguía leyendo el libro, la aludida ignoró el comentario y comenzó a caminar hacia el edificio de la derecha. Jose miró a la chica llamada Sonia y siguió caminando hacia secretaria, ella por su parte se fue detrás de su amiga a la que comenzó a gritar.

Caminó con cuidado, tratando de no chocar contra los alumnos que corrían por los pasillos, que era la gran mayoría. Finalmente consiguió llegar a la segunda planta, ahí el escándalo era menor, pero aún se escuchaban los gritos de los alumnos de otras clases. Miró detenidamente los carteles de las puertas dónde se encontraban las letras que indicaban que clase era, finalmente divisó la letra C en una de las últimas puertas del pasillo. Nervioso, entró en la clase. 

—¿Dónde os habíais metido? Llevo un buen rato buscándoos. ―protestó Jose mirando severamente a sus dos mejores amigos.

— Evan se puso a ligar y antes de darnos cuenta acabamos aquí. ―explicó Cris mientras sacaba un folio de una carpeta y le tendía un bolígrafo a Jose, éste lo cogió y miró a su amigo. Cris era un chico muy tranquilo que transmitía paz con su rostro angelical y su sonrisa inocente, tenía el pelo rapado al uno y era bastante musculoso ya que practicaba karate desde que tenía seis años, por lo que era mejor no meterse con él. Sonrió, en este instituto plagado de delincuentes lo mejor que le podía pasar era que uno de sus amigos fuese cinturón negro en karate, eso lo hacía estar un poco más relajado.

—No estaba ligando, sólo hacía nuevas amigas. ―explicó Evan apoyando la cabeza sobre la mano y mirando hacia Jose al que guiñó un ojo, por lo que éste no pudo evitar sonreír. Evan era un chico alto, robusto y fuerte que destacaba por tener los ojos verdes y el cabello negro, algo que volvía locas a las chicas; bueno a eso también había que añadir su particular encanto personal. ―Luego te presentaré a las chicas que he conocido, son muy simpáticas.

Antes de que Jose pudiese hacer algún comentario la profesora hizo acto de presencia, era una mujer mayor que vestía un vestido largo y que olía a tabaco, del cuello llevaba colgando unas gafas que sólo utilizó para leer el listado y luego identificar a los dueños de esos nombres, aunque al parecer conocía a la gran mayoría del año anterior. La profesora Belinda Blanco escribió en la pizarra su nombre y el horario que los alumnos iban a tener ese año, cuando acabó de escribir dejó la tiza en la mesa y esperó a que los alumnos terminasen de copiar.

—Para los que no me conozcan, yo seré la que os enseñe Historia. No me causéis problemas y yo no os causaré problemas. ―Belinda miró a todos sus alumnos con firmeza para que fueran conscientes de quién era la que mandaba allí. ―En mis clases exijo completo silencio, me hablareis de usted siempre y cuando os conceda la palabra y para ello tendréis que levantar la mano. Cualquier palabra que digáis sin mi autorización conllevará un punto negativo y no queréis eso ¿verdad?.

Jose, Evan y Cris tragaron saliva nerviosos, nunca había tenido a una profesora que intimidase tanto, el resto de alumnos acostumbrados asintieron.

—Bien, no tengo nada más que añadir. Que pasen una buena tarde, nos veremos mañana. ―la profesora recogió sus cosas y abandonó la clase, tras esto los alumnos comenzaron a respirar con normalidad y a criticar a su querida tutora mientras salían de la clase.

Jose dobló el folio donde había copiado el horario y se lo guardó en el bolsillo, se puso en pie dispuesto a marcharse de ese horrible lugar pero para su disgusto vio como Evan se había puesto en pie y caminaba hacia los pupitres de dos chicas. Él miró irritado hacia donde su amigo se dirigía y fue entonces cuando se dio cuenta de la presencia de la chica morena con la que había chocado, estaba sentada en la mesa que estaba detrás de dónde Evan estaba saludando. A su lado, estaba la pelirroja llamada Sonia que de un salto se sentó sobre la mesa y se puso a saludar a Evan que se estaba presentando, luego se giró hacia él y Cris y les indicó con la mano que se acercasen, a regañadientes pero con mucha curiosidad se acercó hasta ellos.

—¡Tú eres el de antes! ―gritó Sonia señalándolo con el dedo índice, el asintió esperando la reacción de la chica.

—¿Os conocéis? ―preguntó Evan intrigado

— Sí, bueno... ―tartamudeó Jose sin saber que responder, aún no sabía que tan peligrosa podía ser esa chica; sin embargo era su amiga la que lo intrigaba, estaba sentada en su silla leyendo el mismo libro que cuando chocaron y parecía totalmente ajena a lo que pasaba a su alrededor.

— Por cierto, ellos son Jose y Cris. ―presentó Evan dándoles palmadas a ambos en la espalda.

— Encantadas. ―respondieron dos de las chicas a las que no prestó mucha atención.

—¿Qué lee tan ensimismada? ―preguntó Jose a Sonia, ella miró a su amiga y sonrió.

—Siempre está así, es coger un libro y olvidarse del mundo. ―dijo Sonia balanceando las piernas, luego tendió su mano derecha hacia él. ―Por cierto, me llamo Sonia y ella es Nora, ¡Nora, saluda!

— Hola. ―saludó sin levantar la mirada del libro

— Es un caso perdido. ―murmuró Sonia divertida, se puso en pie y se unió a la conversación que mantenían Evan y Cris con las otras dos chicas.

No pudo evitar mirar de nuevo a Nora, la chica tenía el ceño fruncido pero al pasar la página su rostro se relajo. Tomó asiento en la silla de al lado y carraspeó para llamar su atención pero al igual que en su primer encuentro no tuvo ningún efecto. Molesto acercó su silla a ella y tosió pero ella tampoco se inmuto.

—¿De qué trata el libro? ―preguntó sorprendiendo a Nora debido a su cercanía, ella dio un respingo y se giró hacia él.

—¡Tú! ―gritó ella cerrando el libro de golpe y poniéndose en pie, Jose decidió ponerse en pie para calmarla. ―¡No puedo creerlo! ¡Esto es increíble! Esperaba no tener que volver a verte nunca más. ¡Oh dios, no puedo creerlo!

—Sólo nos chocamos, no tienes porque ponerte así. ―dijo Jose tratando de calmar a la chica, pero ella lo fulminó con la mirada. ―Espera, ¿qué?

Jose se acercó a ella intentando pedirle una explicación pero ella lo golpeó con el libro en la cara.

—¡¿Estás loca?! ―gritó Jose entre furioso y atónito.

—¡No te acerques a mí! ¡No te atrevas a tocarme! ―chilló Nora encolerizada, él la miro sin comprender y dio un paso hacia atrás con la mano en la mejilla; miró hacia Evan y Cris que estaban casi tan sorprendidos como él ante el comportamiento de la chica.

—¿Qué le has hecho? ―preguntó Sonia caminando hacia Nora y lanzando una mirada asesina hacia Jose.

—¿Yo? Nada, ¡si ni siquiera la conozco!. ―se defendió Jose que miró hacia Nora.― Me estás confundiendo con otra persona.

— Se perfectamente quien eres. ―dijo Nora con voz fría.

—Pues te equivocas, no te he visto en mi vida. ―contestó casi a gritos Jose, esa chica había conseguido sacarlo de sus casillas, no la conocía si fuese así la recordaría. Además, ¿qué clase de chica es esa que entra en cólera así tan repente?. ―Me estás confundiendo con otra persona.

—¡Dios! Ni siquiera me recuerdas, eres sorprendente. ―Nora se acercó a la mesa a coger su bolso, momento que aprovechó Jose para acercarse a ella. No iba a dejar que esa chica se fuese de allí después de haberlo golpeado. La sujetó del brazo haciéndola girar, ella levantó la mano dispuesta a golpearlo de nuevo con el libro pero antes de que le diera la sujetó por la muñeca. ―¿¡Qué crees que haces?! ¡Suéltame ahora mismo!

—¡No! ¡Exijo una explicación, o acaso crees que puedes ir golpeando a la gente porque sí! ―bramó Jose fuera de sí, ella lo miró directamente a los ojos por lo que pudo ver como sus ojos brillaban de furia; nunca antes nadie lo había mirado así.

Sonia se acercó a él por la espalda y le golpeó en los brazos provocando que soltará a Nora, luego lo agarró de la mano y de un solo movimiento lo tiró al suelo. Cris y Evan corrieron hacia él con rapidez y lo ayudaron a incorporarse mientras no apartaban la mirada de Sonia preguntándose cómo alguien tan pequeño podía tener tanta fuerza.

—¿Nora, estás bien? ―preguntó Sonia, ella asintió con timidez.

—No te vuelvas a acercar a mí, nunca.―Nora miró hacia Jose antes de salir del aula seguida de Sonia y de sus otras dos amigas, dejándolos solos.

—¿Qué demonios acaba de pasar? ―preguntó Evan en voz alta rascándose la nuca y mirando hacia Jose, el aludido giró la cabeza molesto y se acarició la mejilla dolorida.

¿Quién era esa chica? Estaba completamente seguro de que era la primera vez que la veía, entonces ¿por qué ella lo miro con tanto odio?. Notó como Evan y Cris intercambiaron miradas y luego posaban sus ojos en él. Enfadado caminó hacia la puerta y pegó un portazo, pero enseguida notó como sus dos amigos abrían la puerta y corrían tras él.

—¿De verdad no la conoces? ―preguntó Cris una vez que estuvo a su altura, él negó con la cabeza. ―¿Estás seguro?

—¡Sí, estoy completamente seguro de que no la conozco! ¡Ella está loca! ―gritó Jose bastante irritado, Cris abrió la boca pero volvió a cerrarla inmediatamente.

Evan le lanzó una última mirada que lo hizo enojar.

—¡Que no la conozco! ―exclamó Jose fuera de sí.

Se dirigió hacia la parada de autobús pero cuando estuvo a punto de llegar decidió que era mejor dar un paseo hasta su casa, puede que eso lo relajase. Caminó durante un buen rato observando a la gente pasar, la mayoría de las personas con las que se cruzó eran estudiantes de Góngora que gritaban y jugaban en la calle. Suspiró, no llevaba ni un día de clase y ya odiaba ese instituto; y sobretodo odiaba a esa chica. El rostro de Nora invadió su mente, ella lo había mirado con tanto odio y estaba tan segura de que lo conocía que incluso lo estaba haciendo dudar. Agitó la cabeza intentando eliminar esos pensamientos. No la conocía, ella se equivocaba. Además nunca le había hecho nada malo a nadie, bueno al menos no a ninguna chica. Su móvil comenzó a vibrar pero lo ignoró, no tenía ganas de hablar con Cris o con Evan, no había nada que ellos pudieran decirle para animarlo. Finalmente y tras más de cuarenta y cinco minutos  llegó a su casa, lo único que había conseguido era cansarse ya que seguía intranquilo.

—¡Ya estoy aquí!. ―exclamó al abrir la puerta de su casa, pero nadie le contestó. Sin embargo sí que escuchó música procedente de la cocina por lo que asomó la cabeza por la puerta viendo así como su padre cocinaba con un delantal rosa a la vez que cantaba. Jose suspiró irritado, el mes de vacaciones no le estaba sentando nada bien a su padre.

Antes de que su progenitor pudiese verlo caminó hacia el salón donde encendió la tele y se tumbó sobre el sofá. Cambio uno a uno los canales y cuando pasó por todos tiró el mando y se puso en pie.

— ¡Maldita sea! ―masculló para sí mismo.

Si estaba completamente seguro de que no la conocía, ¿por qué iba a buscar todas las fotos escolares para revisarlas una a una? Al final esa chica había conseguido que hasta él llegase a dudar.


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