Tengo ganas de Amar

Par DanitzaIbaez

18.8K 2K 846

Lucille, Adrienna y Mary, tres hemosas mujeres unidas por dos lazos inquebrantables, la familia y... la sangr... Plus

Prólogo
Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09 ( Parte I)
Capítulo 09 ( Parte II)
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 46
Capítulo 47
Capitulo 48
Capitulo 49
Capitulo 50
Capitulo 51
Capitulo 52
Capítulo 53
Capitulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capitulo 59

Capitulo 45

358 31 17
Par DanitzaIbaez

Capítulo 45: Enna

Salgo del edificio terminando de acomodar mi bufanda. Mientras tanto le escribo un mensaje a Mirna que estaré llegando en 30 minutos hasta su departamento.

Cuando por fin me subo al taxi me doy el tiempo de revisar bien mi móvil. Maldigo por lo bajo ante las incesantes llamadas de mi madre, junto con los múltiples mensajes que ha dejado. Como de costumbre, elimino todo sin leerlo. Solo se está volviendo una jodida molestia en mi vida y no quiero continuar.

Mi madre se ha vuelto ese ser que no me deja en paz, ni cuando estoy despierta, ni cuando estoy dormida. En mí, yace el latente miedo de que pueda cumplir con la amenaza que me hizo alguna vez. Quizá por eso se me hace tan difícil despegarme de Peter, más aún cada vez que él se marcha de casa, siento una horrible opresión en mi pecho, que asfixia mis pulmones con el temor de que algo malo suceda.

Por fin llego hasta el edificio que se encuentra a unas cuadras antes de la universidad. Es un hermoso hotel. Mirna ha venido solo por un par de semanas luego regresará a Suecia que es donde está instalada, contribuyendo a una organización privada de criaturas sobrenaturales. Me apresuro a hacer las cosas rápido. No tomo el ascensor puesto las escaleras resultan más fáciles a un vampiro con súper velocidad.

Antes de que mis nudillos puedan tocar la puerta de vidrio, esta se abre ante mí y una gran sonrisa aparece en el rostro de la bella vampiro.

—Pero mírate. — esboza una gran sonrisa. — Te ves radiante.

—También me da gusto verte Mirna. — le doy un corto abrazo y entro a su habitación.

Es tan grande como el tamaño del departamento en el que Peter y yo vivimos.

—Se te antoja algo de beber ¿Vino? ¿champagne? ¿sangre?

—sangre no estaría mal, con unas gotitas de vino. — ella ríe y asiente.

— me gusta que no aparentes lo que sientes. Siempre me ha gustado esa franqueza tuya, Adrienna, eres fuego.

—Gracias, me lo han dicho a menudo por mi cabello rojizo. — respondo con ironía.

—Bueno fuese que yo hablara de tu cabello. En cambio, es tu actitud la que quema.

Le agradezco con una mirada amistosa y me siento sobre un bonito sofá de terciopelo. Hablamos un poco, acerca de cómo le ha ido, dice que es gratificante la vida en Suecia, sé de buena fuente que casi el 80% de su población es sobrenatural, y el 20% resultan ser híbridos, lo cual es casi lo mismo.

—Bueno antes de que comencemos con nuestras prácticas, te he traído un obsequio.

— A que te...— con un chasquido de dedos las puertas de una habitación se abren y me sobresalto cuando veo a dos hombres, muy apuestos, grandes, de tez oscura y atrayente, completamente humanos, lo puedo sentir por el olor que emanan. —No-me-jodas.

—¿Te gustan? — sonríe con picardía. —Son donantes, los acompañantes perfectos para esta velada, podrás beber dos litros de cada uno de ellos, para ti sola.

La boca podría caerse hasta mis pies, y debo admitir que la oferta es gratificantemente tentadora, estoy algo shockeada porque no esperaba esto en lo absoluto.

—Eh Mirna.

—Elige el que tú quieras con total confianza. No sabía cuál era tu tipo por lo que me di la licencia de buscar gustos diferentes.

—No yo...

—Creo que el moreno tiene los ojos puesto en ti. — observo al humano que tiene una mirada de "si no me comes tú, te comeré yo". Y bueno definitivamente si otro fuera el caso estaría extasiada por el excelente aperitivo, el sexo y la comida van bien para una velada, más eso está de más hoy en día.

—No lo necesito. — respondo antes de que se le ocurra lanzarme a uno de ellos. — Ya cené en casa... junto a mi novio.

Mirna agranda los ojos y aplaude en el aire, los dos muchachos regresan a la habitación de dónde venían.

—¿Novio? — Ella agranda los ojos. —Lo siento, no tenía idea. — ríe. —Eso suena interesante, la mujer indomable cayendo en las garras de un apuesto hombre. ¿De dónde es? ¿Es de algún linaje o algún clan?

Tuerzo la boca, porque no era precisamente de Pet de quien quería hablar.

—Preferiría seguir con las lecciones.

—En algún momento haré que aflojes la lengua, ya lo verás. — ríe.

Después de una corta plática de persuasión, Mirna me muestra su armario, de allí saca 4 platos bañados en plata, que los lleva hacia la mesa mientras levitan en el aire. Camina hacia mí y las coloca sobre una mesa de vidrio.

En uno de los recipientes hay tierra, en el otro unas gotas de agua, también veo polvo que parece cenizas, y en el último no hay nada. Frunzo el ceño porque las clases que ella ofrece empiezan a ponerse extrañamente interesantes.

— Antes de continuar necesito que me prometas algo Adrienna. — hago una mueca porque sospecho a donde va esto.

— No pienso volver Mirna.

— Te elegí como mi sucesora Adrienna. Nadie mejor que tú podrá hacerlo. He visto el desastre que son las chicas ahora que no estoy y tú tampoco.

—Lo siento, pero... yo no sirvo para estar en un clan, ser la líder de un grupo de mujeres que buscan a alguien que las guíe.

—Al menos podrías... prometer que lo pensarás. — junto mis labios y hago un pequeño asentamiento con la cabeza. —Bien, sin más preámbulos, comencemos con las lecciones... Entonces sé que sabes mover cosas. Levantarlas sin la necesidad de moverte o tocarte. — rodea la mesa colocando todo en su lugar.— Ese es un buen truco de magia. Estoy segura que puedes abrir y cerrar esa puerta, como también puedes llevar la copa de vino a la otra sala.

—¿A qué quieres llegar?

—A que son solo trucos Enna. — contesta enarcando una ceja. —Trucos que cualquier vampiro, podría hacer. Pero lo tuyo no es cualquier truco, no es solo telequinesis, lo que tú tienes es un poder que va mucho más allá. — se acerca hasta mí y con su índice señala mi cabeza.—que no sólo está aquí, si no también aquí.— señala mi corazón.

— Sé que todo se trata del control que ejerce mi mente, me lo han enseñado desde pequeña. Pero no creo poder hacer todo lo que tú haces.

Ella sonríe con dulzura y vuelve a colocarse detrás de la mesa.

—No creas que yo aprendí esto de la noche a la mañana, tardé unos 70 años en descubrir la fuerza de mi poder, y desde ese momento me dediqué a potenciarlo, a sacarle el máximo provecho.

—Setenta...

—Soy una mujer joven. —bromea. —Lo que tú necesitas es control, el control que ejerces sobre las cosas, ese que estoy segura, nadie ha visto en ti, a diferencia de mí, claro.

—¿Entonces, tú crees que pueda ser tan poderosa como tú?

—¿Cómo yo? — resopla mientras se lleva una copa de sangre a la boca.— No por supuesto que no, jamás podrías ser como yo.

Aquello me sorprende más de lo que esperaba, pero de inmediato adiciona.

—Tu eres de linaje puro, descendiente y concebida por un original, a mí me mordió uno. Pero tú naciste de dos de ellos. Tu poder es inimaginable Enna, no podrías ser como yo porque estás destinada a ser la mejor de todas.

—Mirna, yo no sé si estaré lista para...

Ella aparece frente a mí y sujeta mis manos.

—Tu poder es mucho más grande Adrienna, te lo dije alguna vez y lo vuelvo a repetir, eres mucho más de lo que te imaginas.

— Yo no.... creo que...

—No. —me corta. — no te atrevas a pensar lo contrario por favor. Me ofenderías. — chasquea los dedos y me atrae hacia la mesa. — Ahora ven, te enseñaré acerca de los cuatro elementos.

Trago saliva y miro las fuentes sobre la mesa.

— No sé si te conté pero tengo familia druida, ellos me ayudaron mucho a potenciar mi poder, me ayudaron a conectar con la naturaleza.

—Nunca me he visto forzada a hacer uso de mi poder. Siempre era levantar cosas, cerrar puertas, ordenar mi habitación, pero...

— ¿Alguna vez has tratado de encender una llama apagada? No hablo del amor claramente. O quizá levantar un camión que pese tres toneladas. — agrando mis ojos y niego.

— No lo sé, nunca lo he intentado, pero digamos que es un poco... loco.

—Mírate, has cambiado, ese fuego que veía en tus ojos ahora parece extinto. Quizá el amor te ha blándalo el corazón. — me fulmina con la mirada.

Siento que la sangre sube a mis mejillas y niego. Cuando empezamos con la pequeña clase, Mirna primero me explica acerca de cada elemento, cómo debo conectarme con su origen, con cada molécula de agua, como debo sentir el fuego que antes ardía, para luego volverse cenizas y también percibir el aire.

—Toca la tierra Enna, con las yemas de tus dedos, rózalo suavemente.

Lo hago y gimo de dolor cuando la placa me quema la piel. Mirna sonríe y niega. Entonces ella pone su palma sobre el plato, más no la apoya, apenas hay una distancia de cinco milímetros, ella cierra los ojos y los diminutos granos de tierra comienzan a moverse entre sí, a temblar para luego apegarse a la palma de su mano como si ella fuese un imán.

Abre los ojos y estos caen. —¿Ahora lo ves? Quiero que cierres los ojos, y te conectes con los que hay a tu alrededor, de a poco quiero que vayas eliminando todos los sonidos, el sonido de los autos afuera, los latidos de aquellos hombres en la habitación, sus respiraciones, el ruido, y solo te concentres en mi voz.

Sigo sus instrucciones. Y vuelvo a colocar la palma de mi mano sobre la fuente, tan cerca y lejos a la vez para no quemarme. Trato de sentir la tierra, de imaginarla, de pensar cómo es, cómo se siente su textura.

Poco a poco percibo como los pequeños granos se apegan a mi piel, siento mis uñas con la tierra enterradas en ellas.

—Tienes que sentir Enna, debes sentir el poder en tu interior, que el pelo rojo no sea el único fuego qué hay en ti.

Escucho a Mirna mientras siento una corriente eléctrica que recorre mi espina dorsal, es extremadamente fuerte, tan fuerte que podría decir que todo se mueve.

—Muy bien Enna, lo estás haciendo bien. —repite Mirna mientras permanezco con los ojos cerrados. Es como si mi poder hiciera lo suyo, no solo se trata de la tierra que estoy levantado, puedo escuchar los objetos, las campanillas colgantes, todo a mi alrededor parece cobrar vida.

Cuando abro los ojos me quedo perpleja, no solo he elevado la tierra, sino también las gotas de agua, encendí el fuego extinto de las cenizas y además he puesto en el aire todo lo que había alrededor, Mirna me mira, tiene una expresión en el rostro que no logro descifrar, parece orgullosa.

Parpadeo y dejo que todo caiga en su lugar, Mirna sonríe levemente y bebe un poco de sangre.

—Me has dejado sin palabras.

—Yo no tenía idea que podría...—muerdo mi labio inferior.

—la primera vez que yo trate de hacer esto tarde horas para levantar unas partículas de agua, y mírate tú. Pudiste con los cuatro elementos sin la necesidad de que yo te enseñase más. ¿sentiste algo?

—Por primera vez, creo... que sentí la fuerza de mi poder, lo sentí en todo el cuerpo, como subía la intensidad de apoco y vibraba.

—Si eres así de fuerte estando neutra, no me imagino cuan peligrosa puedes ser si pierdes el control o si alguna de tus emociones se apodera de ti.

—¿Peligrosa? — parpadeo y ella asiente.

—Te lo dije desde el principio Enna. Lo que tienes allí dentro no lo tiene cualquiera, y tendrás que aprender a controlarlo o realmente cometerás un desastre masivo.

Tuerzo la boca y ella ríe, mientras sigo practicando con los elementos, esta vez uno por uno tratando de manejarlo.

— Alguna vez hiciste una bola de fuego. — sonríe y de pronto enciende otra vez el fuego, ella mueve sus manos en forma de circulo y parpadeo viendo cómo el fuego empieza a tomar la forma en que ella se mueve, ella lo controla.

— ¿Cómo haces...

— Aún tienes mucho que aprender.

Ella lo lanza hacia el techo y este desaparece dejando solo un rastro de humo. —Lo ves, vamos ahora inténtalo tú.

Debo decir que esta vez no soy tan buena como la primera vez, pero lo intento, Mirna es una buena instructora y creo que podría considerarla una buena amiga también. Aunque siempre he sido una chica popular, jamás he tenido amigos de verdad a excepción de Mary Anne, todos se acercaban a mi porque era una Hunter, una niña llena de prestigio y con dinero, es gracioso ver cuánta gente hipócrita te rodea.

(***)

No he salido tan temprano como esperaba, Mirna me retuvo un tiempo más mientras bebíamos un par copas terminando el vino que sacó a las 5 de la mañana, debo decir que la dejé algo ebria, era graciosa de verla y fue realmente entretenido tener una noche de "chicas" hace mucho que no pasaba un tiempo así.

Sin embargo, no puedo negar que he extrañado mucho a Peter, le envié un mensaje anoche esperando que no estuviese dormido, pero no me respondió supongo que estaba cansado.

Suspiro y presiono el botón del ascensor, ayer cuando le iba a contar acerca de mis entrenamientos con Mirna, un mensaje de mi madre puso una situación tensa entre nosotros.

Mierda, ¿hasta cuando podré soportarlo?, y ¿hasta cuándo podré ocultárselo? Odio tener que mentirle, soy una mentirosa muy buena, más no con Peter, cada vez que le oculto algo mi cabeza me repite que estoy haciendo mal y quiero golpearme.

Cuando por fin entro al apartamento, me detengo en la puerta, entrecierro los ojos notando que el sofá ni la alfombra están en la sala.

—¿Pet? —lo llamo, él no responde.

Siento un extraño subidón de energía, puedo sentir el olor a sangre, es muy bajo, como si alguien hubiese estado herido, el olor es bajo pero la concentración es fuerte, doy un rápido vistazo a todos lados pero no hay nada, tampoco escucho los latidos de Pet.

—¿A dónde te fuiste Peter? — Camino hacia la habitación. Es obvio que Peter no está, ni escucho sus latidos, pero llamarlo es más como un auto reflejo. Decido que es buen momento para llamarlo, pero en cuanto tomo mi teléfono aparecen todas las llamadas y mensajes de mamá. —¡Hasta cuando vas a seguir con esto! — grito, y lanzo el móvil a la cama.

Decido que lo mejor es borrar todo rastro de mamá, lo que menos quiero es que Peter se entere de ella. Marco el número de Peter y me acuesto sobre la cama.

—Quisiera saber porque no estás aquí conmigo entre mis brazos. —hago un berrinche, si lo sé, suena asquerosamente cursi, algo nada típico de mi parte. Pero Peter me transforma en esta especie de chocolate derretido, joder ni yo me aguanto.

— Lo siento amor, tenía asuntos importantes que resolver. — su voz... su voz tiene un extraño calmante para todas mis pesadillas. Ruedo sobre la cama y observo mis uñas.

—Pensé que hoy no trabajarías, es más hasta compré el almuerzo, para poder comer juntos. — balbuceo.

Lo siento hermosa, se nos presentó algo de último minuto. — lo oigo titubear, puedo escuchar que está en la calle, el sonido de los autos alrededor, y también el eco que hace su voz.

—y me puedes decir porque no está el sofá. ladeo el rostro porque tengo demasiadas dudas en la cabeza y necesito saber cómo abordarlas, escucho el motor de su auto encenderse. Y también como sus latidos se agitan.

Anoche.... se me cayó jugo de uva. Lo tuve que llevar a limpiar no te preocupes. —está mordiendo sus mejillas, puedo escuchar la presión de sus dientes sobre sus mejillas internas... y la duda en su voz... Peter me está mintiendo.

Realmente no puedo describir con exactitud lo que eso significa para mí, es una sensación diferente porque se trata de Peter... Peter nunca me miente, él....

pude haberlo hecho yo si no querías llevarlo— Balbuceo, mi voz de pronto se apaga, la tristeza me invade y es estúpido, Peter nunca me ha dado razones para desconfiar de él, al contrario soy yo la mentirosa que oculta todo.

Enna... bonita, debo cortar tengo algo que resolver. — dice rápidamente, noto como sus latidos se vuelven más rápidos, la adrenalina subiendo por su cuerpo, algo pasa.

—¿Pasa algo? ¿te noto agitado?

No amor, todo está bien. Te amo, nos vemos pronto.

—También te amo, cuida...—me quedo observando el móvil, podría haber estado atrapando a alguien y yo estoy aquí haciéndome estúpidas ideas en la cabeza.

Joder, esto es lo que más odio de los vampiros, nuestras emociones siempre son el doble o triple de lo que cualquier humano pudiese sentir, además de que estoy conectada a Peter, es obvio que la angustia se apodera de mi cuerpo, mierda.

Recuesto mi cabeza sobre la cama y coloco una almohada sobre mi cara, suelto un grito de frustración.

¿Por qué cuando todo parece ir bien, algo debe pasar?

De pronto oigo el sonido del ascensor abriéndose. En cuestión de un segundo me transporto hasta la sala para ver de quienes se trata.

Parpadeo cuando un montón de hombres con uniformes de lo que parece ser la CSIA (Agencia Central de Inteligencia Supernatural) o alguna clase de organización privada, entran a casa.

—Perdón quienes les dio autorización para...

—Buscamos al agente Peter Hunter. — parpadeo sin comprender qué pasa. Hay dos hombres en terno y otros con chalecos parecen de alguna unidad especial. Puedo ver las armas que llevan, son similares a las que Pet utilizó conmigo el día que intento detenerme, son armas contra vampiros o especies sobrenaturales mejor dicho.

—No está. —contesto apretando los dientes. Puedo oler a un licántropo y dos vampiros entre ellos. Además de los humanos que están frente a mi observando el departamento cómo si escondiera algo.

—Registren todo. —Ordena un moreno de aproximadamente dos metros.

—Espera que diablos creen que están haciendo.— espeto viendo que todos se adentran como si esta fuese su casa.

—tenemos órdenes de llevarnos las cosas de Peter, está en una investigación por el asesinato de su colega Karla Prisman.

Retrocedo como si de alguna clase de broma se tratara. —¿asesinato? — mis labios tiemblan y rápidamente Marco el número de Peter, pero antes de que él pueda contestarme el hombre intenta quitarme el móvil. —no me toques— mis ojos brillan y mis colmillos salen a la luz casi sin esforzarme. Dos de sus hombres me apuntan listos para disparar si le salto al cuello al humano frente a mí.

—¿esto también señor? — pregunta uno mientras sujeta una de las pinturas que le hice a Pet, estoy a punto de lanzarme encima de ellos cuando de pronto siento una estocada en mi pecho justo a la altura de mi corazón.

Caigo al suelo, porque mi cabeza se siente explotar, como un gran muro de concreto hubiese sido reventado sobre mi cabeza, sujeto mi cabello y grito, grito porque duele, mierda el dolor es indescriptible, todo mi cuerpo, toda mi piel, ardiendo, por dentro y por fuera.

—Ahhhhh. —suelto un grito agonizante, mis ojos lagrimean, y deseo implorar que pare... que se detenga, sea lo que sea se detenga, no escucho absolutamente noto, como si mis oídos hubiesen sido perforados y cuando apenas logro tener un ápice de lucidez mi mente va a Pet... mi Pet. —Peter. —jadeo de dolor cuando mi corazón es oprimido, y entonces comienzo a llorar, el dolor por un minuto se desvanece, pero las lágrimas me invaden con fuerza e inundan mi cuerpo. —Peter. — sollozo negando con la cabeza, mis uñas se entierran en mi piel intentando que mi corazón sienta algo... no, no puede ser....

No escucho, pero puedo sentir que alrededor todo se mueven, creo que dicen algo, creo que están llamándome por mi nombre. Alguien me sujeta de los brazos, es un tipo joven, creo haberlo visto antes... me parece familiar.

Más no hago caso de lo que dice, mi mente está desconectada, sumida en un profundo dolor, uno que me está consumiendo, que no pasa, mientras solo se repite el nombre de mi amado cuántas veces puedo. Hasta que ya no siento nada, todo desaparece, y Pet también, ya no puedo sentir a Pet, la conexión entre nosotros... ya no está.

—Adrienna. — por fin puedo escuchar lo que pasa. Parpadeo para poder ver bien, aunque todo está nublado por las lágrimas. —¿Me escuchas? — insiste. —Soy Bryan. — Bryan, su nombre me parece conocido... pero estoy demasiado mareada... llena de desconcierto, es como si un tsunami de emociones me hubiese volcado y estoy ahogándome, necesito ayuda. — Alguien tiene alguna respuesta.— grita.

Mi cuerpo apenas es sostenido por sus manos, mis piernas están flácidas, adoloridas, no tengo fuerzas, no siento nada. Ni siquiera soy capaz de detener a los hombres que se llevan las cosas de Peter, que toman sus pertenencias como si fuesen suyas, quiero levantarme y sacar a todos de mi hogar, pero no entiendo que me pasa, no entiendo porque no puedo reaccionar.

—Me acaban de confirmar que si era él. Es su auto. Han mandado a tres equipos a buscarlo. — el rostro del tal Bryan muestra angustia y preocupación, luego me mira, con todo desconsuelo, como si estuviese a punto de darme una noticia que me va a romper el corazón, sin embargo, ya es tarde, ya tengo el corazón roto, ya sé que significa.

Mis ojos se cierran y pierdo la consciencia, quizá mi mente intenta buscarlo a él, o solo se trata de una pesadilla, de una horrible pesadilla.

(***)

La humanidad y lo sobrenatural, ¿qué tan diferentes somos?

¿Se supone los sobrenaturales somos mejores? Como se puede afirmar esto, solo porque somos inmortales, ¿eso nos hace mejores?

De que te sirve ser inmortal si estás destinado a una vida llena de desdichas, si perderás a las personas que amas, de que sirve de sobrenatural, si las amenazas a tu alrededor son aún más grandes, a pesar de no necesitar respirar, de que tu corazón no lata como debería, tus emociones son triplicadas, el amor, el odio, el dolor, todo es más intenso. ¿De qué sirve ser un sobrenatural? si no eres feliz.

Nunca había corrido tanto, mi velocidad puede sobrepasar kilómetros, pero imagina a un vampiro corriendo sin parar por varias horas, de hecho, ya estaría en otro país, no obstante, solo el hambre lo detendría, quizá por eso usamos autos en vez de ir a pie, usar nuestras habilidades requiere tener los suficientes suministros de sangre, sin sangre no somos tan fuertes.

Y yo me siento débil, aún tengo la sangre de Peter en mi sistema, sin embargo, ya no hace el mismo efecto que hace unas horas, ahora se siente... distinta. O quizá se trata de que mi cuerpo se siente devastado, de que estoy adolorida sin explicación alguna y que mi corazón... mi corazón está roto en pequeños y diminutos retazos.

El tiempo nunca ha pasado tan lento y tan angustiante. Conforme corro y mis pies trastocan el suelo, siento que el nudo en mi pecho incrementa más, empujo puertas, golpeo personas, no me importa nada, solo quiero llegar hasta allí, hasta donde está él.

Cuando llego solo veo un rostro familiar, el rostro de papá, que me mira con temor embargado de tristeza.

—Enna. — papá me sostiene entre sus brazos antes de que pueda traspasar la última puerta, me siento asfixiada, como si necesitara respirar, como si necesitara un tanque de oxígeno, mientras me revuelvo entre sus brazos tratando de escapar. —Enna cálmate. — repite, yo intento salir, necesito verlo, necesito estar con él. Mis piernas están débiles después de haber corrido tanto, el llanto no cesa, no se detiene, mis mejillas están húmedas, y solo quiero ir con Peter, solo quiero estar con él y saber que está bien, que todo lo que dijeron, que lo que sentí no era cierto.

—Suéltame. — ruego, mis puños golpean su pecho tratando de empujarlo, pero estoy débil, demasiado como para luchar contra mi padre.

—Cariño, por favor tenemos que ser fuertes. —acaricia mi cabello, intentando calmar mis demonios internos.

—Por favor, dime que no es cierto, dime que Pet está bien. —insisto con los labios temblándome y rogando sobre el pecho de mi padre. Papá no responde y eso solo me parte el alma.

—¡Lucian! — puedo escuchar los pasos, y gritos viniendo hacia nosotros. — ¡Lucian! — Margaret aparece frente a nosotros junto con Lucille y Damien.

Ambas tienen los ojos rojos e hinchados, Lucille abrazada a los brazos de Damien quien parece consolarla, mi estómago se revuelve.

—¡Donde está mi hijo! quiero ver a Peter.

—Maggy por favor. — papá acaricia mi mano y da un paso para sostenerla. — Necesitas tranquilizarte, por favor, no vamos a lograr nada si todos estamos así de mortificados.

Mientras todos comienzan a hablar aprovecho la distracción y entro a la sala de emergencia, puedo oler demasiado la sangre, pero mi instinto de sed es opacado por la angustia, llego hasta la puerta en donde están operando a Peter, puedo sentir su aroma, y cuando veo a través del vidrio, no puedo parar de llorar, no puedo creer que sea cierto, no puede ser que sea Peter.

—No, no.— niego y apego mis manos hacia el vidrio que empieza a opacarse. — por favor mi amor... por favor, no me dejes... por favor no me hagas esto, te lo ruego. — imploro hacia quien está recostado en aquella camilla con todos esos tubos conectados en su cuerpo. — No me dejes, tú no me abandones...— sollozo y coloco una mano en mi pecho, porque duele, es un dolor terrible que no lo deseo a nadie, no puedo hablar, solo rogarle a cualquier fuerza sobrenatural que lo salve... que no le haga esto.

—Señorita no puede estar aquí— dos hombres intentan sujetarme, pero en un acto reflejo los golpeo lanzándolos al suelo, siento que veo todo rojo y pronto el olor y la sed de sangre se apodera de mi cuerpo, de mi mente, el dolor que siento en estos instantes es opacado por la fuerza de mi naturaleza.

Mis colmillos salen, y siento mi instinto apoderándose por completo.

—Adrienna basta. — oigo decir, giro mi rostro viendo a Enzo acercándose hacia mí, mi pecho sube y baja, y no puedo dejar de ver a los guardias, doy un paso hacia ellos, y mi boca empieza a saborearlos, a desearlos. —Enna, detente. No hagas esto... piensa en Peter.

Peter... el sonido de su nombre se repite mi cabeza, Pet, mi Pet, mi amor. Retrocedo como si un balón de oxígeno me hubiese golpeado y Enzo me sostiene, luego acaricia mi rostro y limpia mis lágrimas. Sus brazos me estrechan con fuerza y me permito llorar, llorar con demasiada intensidad, con el dolor que esto me causa, porque no quiero creerlo, no quiero creer que voy a perder a Peter.

—Todo va a estar bien. — quiero que sea verdad, ruego porque sus palabras sean sinceras y no solo se trate de un calmante, me permito llorar en los brazos de Lorenzo, y extrañamente se siente reconfortante... se siente devastador y liberador.

(***)

Sinceramente no sé cuánto tiempo ha pasado, la noche oscura, con pocas estrellas y con una luna llena a tope, ahora oculta tan solo por nubes, el viento sopla con fuerza levantando mi cabello. Me siento entumecida, bloqueada, permanezco parada frente al ventanal que da hacia el jardín de la clínica.

Mi padre está junto a Margaret, abrazándola. Lucille está al lado de Mary y Nate, quienes las están cuidando, ellos son sus soportes. Mientras tanto yo... yo estoy sola, como siempre. No hay nadie que me abrace, que cuide de mí, aquel chico está en esa sala de operaciones... está allí.

—Enna. — volteo a mirar, y Enzo se acerca hacia mí con un pequeño termo. — bebe te hará sentir mejor. — observo a Lorenzo por unos segundos, es el único que se ha preocupado por mi todo el día, o al menos el único que ha estado pendiente... quizá no he estado tan sola como pensaba.

Pero entiendo que es porque Enzo lo sabe... Enzo si sabe la verdad, sabe que tengo el corazón hecho pedazos y que la vida de Peter depende de un hilo, su vida y la mía están unidas... no seré capaz de soportar perderlo.

—Gracias. — sigo mirando a través de la ventana, nunca había sentido una angustia así en mi vida, nunca me había sentido de esta manera tan impotente. Hasta siento la gran diferencia entre un humano y un ser supernatural, aunque Peter pareciera un hombre fuera de este mundo, no tenía como defenderse... no pudo salir corriendo, ni usar su fuerza para detener el auto. Mi Pet tenía las manos atadas, inmóvil ante el suceso que ocurrió frente a sus ojos.

—Deberías pasar Enna. Lucían y Maggy también te necesitan. —No es cierto, ellos se sienten el uno al otro, no me necesitan.

—Quiero estar sola por favor. — le pido. Enzo hace una mueca, pero asiente con la cabeza cabizbaja.

—Bien, pero regresaré por ti. ¿Si? — no le respondo, solo desvío la mirada, y camino hacia el jardín para alejarme de todos. Me abrazo a mí misma no porque sienta frío, solo extraño la calidez de Peter, extraño sus brazos, su voz, diciéndome que todo va a estar bien, diciéndome que no me preocupe, repitiéndome que me ama.

Si tan solo anoche me hubiera quedado a su lado. Si hubiera dormido con él, joder, me siento impotente, me siento culpable, debí estar para Peter.... debí estar con él. Debí presentir que esto ocurriría, supongo que Mary si debió sentirlo, debió saber que algo malo pasaría.

Sollozo y paso mis manos por mis ojos, tratando de limpiar mis lágrimas, pero no puedo detenerme simplemente lloro y lloro más

—Por favor... por favor amor. Se fuerte, tienes que superar esto...— balbuceo con las lágrimas saladas surcando las comisuras de mi boca.—Prometo que no volveré a ocultarte nada, pero por favor no me dejes.— Ruego con mi puño sobre mi pecho.— No me dejes. — repito.

—Ya... ya va a pasar. Tranquila— susurra una voz con dulzura, pero a la vez tan llena de frialdad. Con los labios temblorosos levanto el rostro y me quedo estupefacta. El viento helado golpea mi cara cuando me encuentro con los gélidos ojos grises de Joanne. —Tranquila niña ya va a pasar, no llores. — sus pulgares pasan por mi rostro, y una pequeña sonrisa limpia mis mejillas.

Permanezco estática y consternada, pero a la vez el miedo se ha apoderado de mi cuerpo. Intento hablar, pero mi voz ha desaparecido. Todo esto me tiene demasiado abrumada... Peter, mi madre, mis poderes, no lo soporto, quiero gritar más no puedo. Ver a mamá me deja en este estado, un estado inútil en el que no puedo hacer nada.

—Tu...Tú. — tartamudeo con un nudo en mi garganta, mi voz se escucha ahogada, más como un murmullo. Mi madre acaricia mi cabello hasta mis orejas y las comisuras de sus labios se elevan en una sonrisa tétrica.

—Lo ves cariño. — susurra, los labios rojos como la sangre endulzan sus palabras amargas. —las cosas malas suceden cuando no le haces caso a mamá. — sonríe levemente mientras sigue secando mis mejillas.

Mi cuerpo tiembla, se siente como si hubiesen embestido mi cuerpo, como si aquel vehículo no hubiese golpeado a Peter si no a mí. Siento que giro, que mi cabeza empieza a dar vuelta tras vuelta, y que el nudo en mi garganta se vuelve una roca que ahora presiona mi pecho.

No.... por favor... que no sea lo que estoy pensando...

—Cuando no te hago caso.... que... quieres decir...— sollozo cada palabra, tartamudeando y sin poder parar de llorar.

—Te lo advertí Enna. Te advertí que si no hacías lo que te pedía me encargaría de Peter. — vuelve a sonreír con las manos sobre mi cabello.

—Tú...— mi voz se pierde, me ahogo en mis propias lágrimas y en mi propia voz sin creer que ella esté diciendo eso... Que fuera capaz, mi cabeza está a punto de explotar y mi corazón está ardiendo, ardiendo de impotencia y de dolor, mi madre.... mi propia madre me quitó lo único que me ha importado más en la vida. — no fuiste... no serías capaz... tú...

—No tienes idea cariño, no tienes idea de todo lo que soy capaz.

—No. —bramo poniendo de pie, mis brazos actúan por si solos cuando la empujan alejándola de mí, varios metros de distancia. Veo todo rojo.... todo empieza a arder y los ojos de mi madre también, siento rabia, impotencia, todo junto.... todo esto aumenta más y más y de pronto mi sed de sangre, se convierte en sed de venganza. —Eres un monstruo. —Voy hacia ella, sujeto su cuello y la empotro contra la columna. mis uñas se clavan en su cuello mientras la presiono con toda la fuerza posible, su cuerpo cae al suelo conmigo encima apretándola, ya no veo nada, ya no puedo diferenciar el bien del mal, solo quiero hacer justicia, que pague... que pague por lo que le hizo a Peter.

—Suel... tame. — siento el golpe de su rodilla en mis costillas y retrocedo soltándola.

—¿por qué?— vocifero.—¡¿por qué mamá?!¿por qué me haces esto?— estoy a punto de explotar a punto de destruirlo todo. Ella me ha destrozado, ella ha llegado al límite, atentar contra Peter... hacerle daño, solo por no cumplir con su maldito capricho solo por no seguir sus órdenes.

—Enna. — giro mi rostro cuando Lorenzo viene hacia mi corriendo. Cuando regreso a ver a mamá ella ha desaparecido y empiezo a buscarla con desesperación.

—No.— grito. —Regresa, regresa maldita seas, regresa.

—Enna detente. —Enzo me abrazo sujetándome con toda su fuerza y aunque intento empujarlo y soltarme se me es difícil, de pronto me siento débil, adolorida, me duele el pecho, y siento que me falta aire.... sorprendentemente siento que me asfixio. —Enna... Enna mírame.

Mi cabeza da vueltas y empiezo a ver borroso... al poco tiempo mi cuerpo vuelve a desvanecerse, y mis emociones se disipan.

Continuer la Lecture

Vous Aimerez Aussi

19K 1.1K 23
esta historia será parecida a Crepúsculo solo que en esta Jacob tomara el lugar de bella pero el seguirá siendo lobo porque me gusta que lo sea. asi...
1.7K 696 29
Dos personas tomaron la decisión que cambió radicalmente sus vidas. Él, había esperado mucho tiempo por ella, se enfrentaron a todo por ello. Sin em...
356K 23.2K 46
|| Portada hecha por @Arleit_wiss, ¡muchas gracias! || Ser consciente de la manipulación emocional que alguien aplica sobre una persona es peor que n...
133M 8.7M 65
Recién llegada a la elitista universidad Tagus, Jude Derry descubre que ahí todo gira alrededor de las fiestas, los chismes, los ligues y sobre todo...