Lauren
-Todo estaba bien hasta que decidiste hablar sobre Austin – dijo mi Mate y vaya que me dolió su desprecio, pero tenía razón, no debí hablar de ello.
- Lo lamento Camz, no era mi intención, no volverá a pasar lo prometo – hablo.
- No quiero escucharte Lauren, el día que termine la semana nos iremos con Shawn – dijo y salió atravesando la puerta.
Necesito ir con ella ahora mismo, se que no podrá salir de la manda porque la detendrán antes de que lo intente. Nadie sale de la manada a menos de que yo lo diga.
-Esta molesta Lauren, la verdad puedes golpearme después de que te diga esto pero, en serio eres una idiota, sin embargo, gracias por decirle, de lo contrario no me habría enterado – dijo Shawn.
-Nadie se va a ir, yo voy a hablar con ella, lamento que te enteraras de esto y de esta forma – murmuré.
-Esta bien, solo quiero que este a salvo, es mi única familia Lauren, amo a Camila – dijo Shawn.
-Voy a buscarla.
-Claro.
Salí de la cabaña de Shawn rápidamente, necesitaba estar con ella y pedirle perdón, la verdad no creí que decirlo la perjudicaría a ella.
Empecé a olfatear su olor, su aroma me decía que no había ido muy lejos. Vi el pasto que estaba debajo de mis pies y noté como habían pequeñas gotas de sangre. La sangre tenía el aroma de Camila y no podía seguir así, ella estaba herida.
Comencé a correr en dirección hacia su aroma. Llegué a la pradera en donde la vi, resvalandose de la pequeña colina. Ella cayó sentada en el pasto gimiendo de dolor, mi vista se fue a su pierna derecha que estaba sangrando y su pantalón manchado también.
-Camila – la llamé.
-Vete – lloriqueo ella.
-Camila tu pierna sangra, tienes problemas de asma y estas muy delgada, tengo que ponerte a salvo – dije tratando de acercarme a ella.
-Vete, no te quiero – chilló.
-Déjame ayudarte – pedí.
-No, déjame cada ves que me ayudas alguien sale lastimado – dijo colocando sus manos en su rodilla.
-Yo, en verdad lo siento Camila, no sabía que Shawn no estaba enterado de que seguías en contacto con él ¿Por qué no se lo dijiste? – trate de poner mi mano en su rodilla.
- eso no te importa Lauren – dijo apartando mi mano de su rodilla.
- No quiero que me toques jamás – dijo sollozando. Eso hizo que mi lobo se sintiera triste y destrozado, nuestra Mate nos despreciaba.
- te llevaré a mi casa, te cuidaré y te sanaré – expliqué.
-No, por favor no – susurré.
-Lo harás, lo harás como él, me lastimaras – sollozó.
-Vamos Camz, esta anocheciendo, te prometo que no te haré daño, jamás lo haría yo te protegeré y no te defraudaré.
Camila se quedó en silencio, dejo que la tomará entre mis brazos para después cargarla. Ella gimió de dolor cuando la cargué, no quería lastimarla, solo quería cuidarla.
-Me duele . dijo escondiendo su cabeza en mi cuello.
-Tranquila yo lo arreglaré.
Caminé con cuidado hacía la cabaña. A diferencia de las demás la mía es la mas grande. Seguí con cuidado de no lastimarla, no tenía ni un auto o medio de transporte.
Cuando llegamos a mi casa, entre con cuidado para que no se lastimara, sus pequeños y delgados brazos estaban rodeando mi cuello, cargarla era como cargar una flor, frágil, delgada y suave.
Fui a mi habitación para después dejarla recostada en mi cama, su rodilla seguía sangrando. Me acerqué a ella para deslizar su pantalón hacía abajo, pero ella me detuvo.
-Hermosa, déjame quitarlo, es la única forma en la que podré curarte, prometo que solo te curaré – hablé.
-No, no quiero que vuelvas a tocarme – susurró.
-Te voy a dañar, solo te curare, nada mas curarte – dije segura.
-Esta bien – aceptó.
No quería que Camila se sintiera incomoda, así que le puse una de mis sabanas sobre sus piernas. Desabroché con cuidado el pantalón, lo fui bajando con delicadeza cubriendo sus piernas con la sábana.
Me levanté de la cama para ir por un botiquín, tenía que curarla ahora mismo antes de que se vaya a contaminar. Me duele que esté así enferma y con problemas.
Ya que le había despojado de sus pantalones tome un algodón y le coloque alcohol para aplicarlo sobre su pierna. Ella dio un pequeño brinco dando un chillido.
-Duele, Lauren para por favor, me duele – chillaba.
-Solo es un par de segundos, ya casí termino mi Luna, lo prometo -dije colocando una venda sobre su pierna.
-Me duele mucho – lloraba.
-Detente maldición, nuestra Mate está sufriendo mucho – grito mi lobo.
-Si no lo hago, se va a poner peor – respondí.
Terminé de vendar su pierna, su respiración se volvió agitada, vi su rostro cubierto de lágrimas. No quería hacerle daño, nunca lo haría solo quiero que ella se encuentre bien. Cubrí su pierna con las sabanas para que no se sintiera insegura, dejando nada mas descubierta su pierna herida.
-Lo siento, pero te tenía que curar hermosa – dije con tristeza.
-Me quiero ir – susurró.
-No, por favor no, mira lamento decir lo que dije a Shawn, no sabía que el no estaba enterado de ello, por favor perdóname – expliqué.
-Tengo miedo – expreso ella.
-Se que crees que soy una bestia, un monstruo, pero no lo soy, te amo a ti – dije acercándome a ella.
-¿Cómo puedes amarme si no me conoces? – cuestionó.
-Tengo ese poder, te puedo explicar cada uno de ellos, si solo te quedas a mi lado.
Aunque dijera que no, iba a obligarla a que se quedara conmigo, tantos años me falto para que ahora se vaya. Jamás la voy a dejar, JAMÁS.
-Pero, eres peligrosa – murmuró.
-No lo soy hermosa, si me dejas entrar a tu corazón podrás saber que yo viviré por ti, me revelaré por ti, te consentiré como una reina y te trataré como a una, solo déjame estar contigo – dije acercándome a su rostro.
-Pero, Lauren yo no ... - la interrumpo.
-Confía en mi hermosa, yo no soy él – acercándome aun mas a su rostro, con un solo objetivo.
-¿Me prometes que nunca va a venir Austin por mí? – dijo mirándome a mis ojos por primera vez.
-Te lo juro, haré lo que sea para protegerte hermosa, estoy atada a ti, a tus pies – hablé.
-¡Bésala! Por favor, necesito esos labios – se desesperó mi lobo.
Y la besé. Sentir sus labios junto a los míos fue mi perdición, respondió a mi beso como lo esperaba, inocente, tímida y honesta. Abrió su boca y pude saborear su lengua, dejando escapar un jadeo que me volvió loca.
La tomé entre mis brazos, retiré la sabana de todo su cuerpo y la arrecoste lentamente sobre la cama, sin despegar nuestros labios; ella coloco sus manos alrededor de mi cuello y me acercó mucho más a ella. No pude contenerme más, me estaba necesitando y yo le daría lo que ella quisiera.
Coloque mis manos en su cintura y la deslice sobre su trasero hasta llegar a su muslo apretando delicadamente cada parte de su cuerpo, su piel es tan suave y delicada como el pétalo de una rosa.
Mi erección estaba presionando mis pantalones, por Dios quiero seguir pero no quiero tomarla vulnerable y perder la poca confianza que ella tiene en mí.
-Lauren – jadeó Camila, y me miro con esos ojos chocolatosos que tenían un color oscuro en ellos.
-Te amo.
Terminando esa frase la bese de nuevo.