El Ascenso De Un Alfa ©

By AMH120

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Noah es un chico que a penas conoce su mundo, pero antes de tomar el cargo como el nuevo alfa; él cree que de... More

Prólogo
Capítulo Uno: El Novato
Capítulo Dos: Lejos De Casa
Capítulo Tres: Una Mano Amiga
Capítulo Cuatro: Perdiéndose
Bonus Familia Hale
Capítulo Cinco: Asesina
Capítulo Seis: Si Puedes Escuchar
Capítulo Siete: Camino A Casa
Capítulo Ocho: Blake Shadow
Capítulo Nueve: Cuando Te Deje
Bonus Familia Hale
Capítulo Diez: Misericordia
Capítulo Once: Resignación
Capítulo Doce: Conóceme
Capítulo Trece: Menguante
Capítulo Catorce: Pronto En Casa
Bonus Familia Hale
Capítulo Quince: Cazador Cazado
Capítulo Dieciséis: Nueva Luna
Capítulo Diecisiete: La Elegí
Capítulo Dieciocho: Cicatrices
Capítulo Diecinueve: Confusión
Bonus Familia Hale
Capítulo Veinte: Tu Decisión
Capítulo Veintiuno: Renuncio A Ti
Capítulo Veintidós: De Nuevo En Casa
Capítulo Veintitrés: Adiós
Capítulo Veinticuatro: Soltarte También
Capítulo Veinticinco: Enemigo Natural
Capítulo Veintiséis: Nuestra Historia
Capítulo Veintisiete: Cambios
Capítulo Veintiocho: Mi Sacrificio
Capítulo Veintinueve: Nuevos Mundos
Capítulo Treinta: Min Månen
Capítulo Treinta y Uno: Mío
Capítulo Treinta y Dos: Nubes e Ilusiones
Capítulo Treinta Y Tres: Cuidaré De Ti
Capítulo Treinta y Cuatro: El Hombre De Tu Vida
Capítulo Treinta Y Cinco: Verdad
Capítulo Treinta Y Seis: Tyler Hale
Capítulo Treinta Y Siete: Heredero
Capítulo Treinta Y Ocho: Los Hale
Capítulo Treinta Y Nueve: Nuestro Pasado y Futuro
Capítulo Cuarenta: Volví Por Ti
Capítulo Cuarenta Y Uno: Vuelve
Capítulo Cuarenta Y Dos: Príncipe Demente
Capítulo Cuarenta Y Tres: Por Su Amor
Capítulo Cuarenta Y Cinco: ¿Qué Más Quieren De Mí?
Capítulo Cuarenta Y Seis: Arconte De Luna
Capítulo Cuarenta Y Siete: Familia y Justicia
Epílogo
Agradecimientos
La Creación de un Alfa

Capítulo Cuarenta Y Cuatro: Todo Cambia

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By AMH120

Noah

—¡Ya basta! —. Grité cuando los choques se detuvieron y pude conservar la poca cordura que aún me quedaba.

Él juego de Roy era sencillo, si yo toleraba mi castigo diario y dejaba que me inyectaran mercurio en la sangre; nada le pasaría a Megan y todo estaría bien para ella, la misma que era forzada a mirar como me asesinaban lentamente.

—Por favor, te lo ruego, déjalo en paz —. Dijo Megan sollozando al verme débil y tirado en el suelo.

—Está bien —dijo Roy con desdén—, me ha convencido tu amor por él y lo dejaré por hoy. Aprovecha Noah, la niña te ama y me compadezco de ella. No siempre amamos a la persona correcta.

Yo lo miré fastidiado de sus alegatos y me abstuve de soltarle una sarta de cosas a la cara. Ahora mismo seguía con el plan de conservar la energía necesaria mientras hallaba un nuevo plan para escapar.
Ya no esperaba que mi familia viniera y tampoco esperaba a que Mara lo hiciera porque sabía que ella entendía que no debía hacerlo. Su prioridad debían de ser mis hijos ante cualquier cosa.

—Los dejaré a solas —dijo Roy soltando las cadenas de Megan para que se acercara a mí—, ya es hora de que lo alimentes y por favor hazlo bien que la última vez se estuvo desmayando en cada carga.

—Sí, por supuesto...

Ella de inmediato corrió a mí y se hincó a mi lado en el suelo para quitar de mi frente el cabello que me quedaba en el rostro. Me miró asustada al ver que las marcas en mi cuerpo comenzaban a oscurecerse y era más que obvio que estaba siendo envenenado con facilidad.

—Tranquila —sonreí un poco y puse mi mano sobre la suya para tratar de calmarla—, estoy bien.

—Estás herido —murmuró viendo mis tobillos quemados—, estás muy mal.

Ella miró a Roy y suplicó de nuevo.

—Por favor, deja que lo cure.

—No —negó con la cabeza—, me agradas, niña, pero no voy a permitir que lo hagas porque él no se lo merece. Ha lastimado a tu madre, a mi mujer y ahora a ti. Piensa bien si de verdad dejarías que él esté sano solo para volver a lastimarte.

—Quiero hacerlo —. Dijo segura.

—Míralo, es una basura. No lo vale —. Agregó el vampiro ya molesto.

Vi a Megan tratar de protestar ante lo que Roy decía, sin embargo, me aferré a su mano y ella calló para no demostrar que lo hacía internamente. Ahora mismo debía de cuidarse porque ni siquiera yo conocía los límites de Roy si es que él tenía límites.
Megan sabía que debía aguantar incluso más que yo ante los castigos que Roy me imponía porque de aquella manera también nos estaba cuidando y no hacía que nos asesinaran a los dos antes de que pudiéramos escapar siquiera.

—En fin, es tu decisión —se encogió de hombros y le arrojó a Megan un frasco—, esto solo curará sus heridas pero no lo va a dejar escapar. Te lo advierto, Megan, no lo intentes.

Ella asintió tomando el frasco del suelo y después de que vió a Roy salir de la habitación, ella lo abrió y de inmediato comenzó a curar las heridas que yo tenía en los tobillos. Sentía sus manos acariciar con delicadeza mi piel herida, sin embargo, aún con ello yo aguantaba en mi interior los gritos de dolor que de inmediato querían salir al sentir como el ungüento me quemaba. Mi piel ya estaba tan consumida que no me sorprendía que lo que ahora se veía era el principio del músculo.

—Estarás bien... —susurró Megan y de nuevo se acercó a mi rostro para verme a los ojos—, te prometo que vamos a salir de aquí. Papá nos va a sacar de éste lugar, lo conozco y no se va a detener por nada hasta llegar a mí.

—Lo sé —susurré acariciando su mejilla—, y promete que cuando eso pase no vas a mirar atrás. No importa si yo me quedo en el camino, tú no vas a volver. Te lo ruego.

—No dejaría a mi amigo ángel por nada del mundo —. Sonrió a penas y suspiró—. Tengo miedo, Noah. Sé que eres valiente por mí pero sé que él no se va a detener hasta matarte.

—Soy un ángel, no muero con facilidad.

—Pero tengo miedo de que mi papá no llegue antes de que él te haga daño —murmuró—, ¿Qué pasará si mueres? Mamá estará devastada y tus hijos...

Yo la miré y negué con la cabeza cuando pude recuperar algo de mi energía.

—Emily es fuerte y sé que si me pasa algo, tú vas a ayudarla a levantarse de nuevo —murmuré—, además, mis hijos siempre van a tener a su madre y sé que de todos en la familia vas a ser tú quien les diga que fuimos valientes, tú serás quien cuide de ellos también.

—No dudes eso jamás —. Asintió.

—Entonces puedo estar tranquilo al saber que todo estará bien si yo llego a faltar y que éste mundo no perderá su control solo porque yo no esté más en él.

—No digas eso, no es divertido.

Yo la miré y sonreí un poco.

—¿Qué pasa contigo? Antes solías reír en momentos como éste, no te importaba la dificultad del problema, tú siempre sonreías.

—Era una niña.

—Aún lo eres —afirmé—, no importan los años que pasen y tampoco lo madura que te vuelvas, yo sé que siempre ante mis ojos vas a ser ésa niña dulce que rescaté junto a Adán.

Ella me miró a los ojos y vi que de inmediato comenzaron a hacerse llorosos cuando mencioné aquel nombre. Megan comenzó a llorar y tomó mi mano con gentileza para así tratar de calmar su llanto antes de poder hablar.

—Él lo mató —sollozó—, Adán venía conmigo en el avión y se interpuso a los planes de Roy en cuanto lo vimos, sin embargo, yo le creí a ése imbécil y ahora mismo Adán está muerto.

—¿Qué?

—Cuando bajamos del avión, él se acercó a nosotros diciendo que tú lo habías enviado y le creí, después Roy lo secuestró solo para que yo viniera con él. Me asustó diciendo que si no lo hacía lo iba a matar y cuando me negué, disparó su arma al pecho de Adán y no supe más —murmuró limpiando sus mejillas a pesar de que más y más lágrimas salían de sus ojos para mancharlas—, lo dejó como un perro en el suelo y me trajo a éste lugar. ¿Lo puedes creer? Mi mejor amigo murió sólo y todo fue mi culpa.

—Meg...

Tomé su mano con fuerza y contuve mi dolor solo para poder quitar las lágrimas que habían quedado en sus mejillas.

—Él pudo sobrevivir...

—Adán no es un ángel, Noah. Sé que no sobrevivió.

—Dime la verdad, ¿Él es solo tu amigo?

—Por supuesto que sí, lo amo con mi alma, te lo juro, pero nunca se lo pude decir —susurró limpiando sus mejillas—, yo nunca le pude demostrar que a pesar de los años que nos separan, yo sentía que él era mi mejor amigo. De verdad lo es, Noah. No quiero creer que yo dejé que muriera en un lugar frío y lejos de las personas que lo aman. De sus hijos y su esposa.

Me conmovió el ver que Megan, a pesar de tener una edad muy corta, estaba sintiendo esos fuertes sentimientos que prácticamente la hacían humana y que por mucho que yo me sorprendiera, ellos ya estaban allí.

—Debe estar bien, Meg —la miré con cariño—, sé que Adán no se dejaría ganar por nada ni por nadie si se trata de ti. A mí me demostró que por ti es capaz de sacrificar hasta su propia vida.

Ella asintió y cuando de nuevo la puerta se abrió la vi correr para recibir de uno de los hombres de Roy la comida que nos traían.
No me podía quejar, no al menos frente a ella que se sentía tan mal con esto y con lo de Adán. Además, yo tenía que preocuparme de problemas más grandes como el hecho de que las cadenas ya no me lastimaban. Me estaba comenzando a preocupar ya que eso solo demostraba que Roy estaba saliéndose con la suya y a mí me estaba haciendo algo mucho peor de lo que me pude imaginar antes.

Me estaba quitando mis poderes.

Prácticamente me estaba quedando débil ante él y ante los hombres que aquí aparecían solo para hacerme sentir como el peor escarabajo.
Me preocupaba no ser lo suficientemente fuerte como para sacar a Megan de aquí y tampoco a mí. Tenía que volver a recuperar fuerzas de cualquier modo para salir de éste lugar antes de que Roy me hiciera arrepentirme de verdad de estar aquí.

—Trajeron la cena —. Dijo Megan al sentarse a mi lado con una charola en sus manos.

Yo me senté en el lugar como pude y Megan comenzó a repartir la comida de los dos para comer juntos como cada día desde que la habían traído conmigo. No recordaba qué día era y tampoco el momento en el que Roy me había traído hasta aquí. Ya no sabía qué más podía esperar después del mercurio, los choques y los constantes golpes que él o sus hombres gozaban de darme.

—Vamos, debes comer aunque sea un poco —. Murmuró mientras llevaba la cuchara a mi boca para alimentarme.

—Lo hago, Meg, trato de mantenerme fuerte para ti —. Sonreí haciéndola sonreír también mientras comía con ella también.

Odiaba el hecho de que ella tuviera que ponerse a hacer algo así. A su edad debía estar en la escuela o incluso celebrando alguna fiesta de un amigo; no tenía que haber estado metida en todo esto. Yo lo sé.
De todo lo bueno o malo que la vida de un adolescente tenía, de seguro esto no era parte del plan y mucho menos parte de la típica experiencia en su vida.

Todo lo que ella había sufrido no era para nada lo que Emily o yo hubiésemos deseado para ella. Jamás.

—¿Cuántos días crees que estemos aquí?

—No lo sé, pero de seguro no falta mucho para que Roy se canse de nosotros y nos deje ir antes de que sienta la soga en el cuello.

—¿Lo dices por tu esposa?

—No —negué con la cabeza baja—, sé que ella no me va a buscar.

—¿Por qué lo dices?

—Porque sé que debe estar molesta conmigo por la manera en la que le hablé la última vez que la vi, además —la miré—, no creo que ella piense en hacerlo ya que nuestros hijos son su prioridad.

—Y hablando de ellos, ¿Cómo son? —sonrió comiendo—, jamás me haz hablado de ellos más que la vez en la que nos quedamos a oscuras por horas.

—Pues ellos son tres —sonreí también—, Baruk es el mayor, le sigue Nalu y Nora. Ella es la más pequeña.

—Me imagino la sorpresa que te llevaste al saber que eran tres.

—Así es —asentí—, mis hijos por mucho son la sorpresa más hermosa que tuve conmigo.

—Que tienes —corrigió mis palabras—, no olvides que vamos a salir de aquí y que ellos van a volver a verte. Eso yo lo sé.

—Lo sé —la miré orgulloso de su optimismo—, tienes razón, debemos ser más positivos ante todo esto.

—Quizá papá ya esté por llegar —dijo con un suspiro triste—, y te apuesto a que él y todos sus hombres van a a acabar con Roy. Créeme, él es muy fuerte.

—Lo recuerdo bien.

—No, de verdad él es muy distinto a como era antes —negó con la cabeza—, papá ha cambiado gracias a lo que le dijiste la última vez que lo viste. Me trata muy bien y hasta dejó su antiguo trabajo para dedicarse a la venta de propiedades. Hasta tiene una empresa que se dedica a eso.

—¿De verdad? —. Dije asombrado por el cambio tan radical de Blake.

—Por supuesto. Me cambió la vida después de que me dejaste con él —sonrió alegre—, me lleva a la escuela y a mamá la trata con mucho cuidado. Sé que no lo dice en voz alta o que trata de ocultarlo, pero estoy muy segura de que ama a mi madre por sobre todas las cosas. Hasta la ha ayudado a encontrarte solo para verla feliz.

—Sé que le ayudó a tomar la empresa de mi familia —reí un poco hasta que las costillas me lo permitieron antes de comenzar a darme lata—, creo que con eso demuestra que de verdad quiere verla feliz.

—Lo sé —suspiró—, y quisiera que algún día mi mamá se diera cuenta de ello pero, como tú ya sabes, ella te ama y sé que en su corazón no cabría amor para nadie más.

—El amor cambia a la gente, Meg —negué tomando su mano—, de eso debes estar completamente segura.

—¿Lo crees en verdad?

—Por supuesto, de lo contrario, sé que tu padre no habría cambiado de no ser cierto. Te ama y eso es lo que lo hizo cambiar.

—¿Entonces crees que mi mamá lo ame también?

—Sé que son felices y que algún día, si Emily así lo desea, van a compartir aquella felicidad —asentí—, estoy seguro de que ellos jamás te van a fallar como padres y eso es más que suficiente, ¿No lo crees?

—Ellos jamás me han fallado —. Asintió.

Yo suspiré tranquilo de saber que ella lo entendía y que tampoco perdía la esperanza de ver a Emily feliz a lado de Blake. Quizá antes a mí me hubiese molestado o me incomodaría hablar de esto, sin embargo, tenía muy en claro que mi amor por Mara era sólido y que eso no iba a cambiar de la noche a la mañana. Incluso con lo que ella había dicho hacer, yo sabía que Mara siempre iba a ser el amor de mi vida y que yo no me veía con otra mujer que no fuese ella. Es la madre de mis hijos y la mujer que elegí para compartir mi vida; yo no iba a olvidarlo por ningún motivo y ahora más que nunca sabía que salir de aquí con vida era lo más importante para lograr tenerla en mis brazos de nuevo.

Ansiaba verla otra vez.

—Me pregunto, ¿Qué estará haciendo mi mamá? —cuestionó para sí misma—, de seguro a éstas alturas debe saber lo de Adán y puedo jurar que ya debe estar buscándome.

—De seguro Blake ya armó un ejército aquí en Noruega para buscarte.

—¿Crees que ellas estén trabajando juntas?

—¿Quiénes?

—¿Mara y mamá?

Yo la miré de nuevo y admito que hasta a mí me sorprendería el hecho de que eso fuera así. No creía que ellas, en ningún momento pudieran trabajar juntas y mucho menos cuando sus intereses eran distintos.
Quizá Mara me buscaría a mí y Emily a Megan, o quizá, solo Emily me estaría buscando.

No podía dejar pasar la idea de que Mara estaba molesta conmigo por no creerle o haberle hablado de aquella manera cuando dijo la verdad. Es más, sé que aunque en su momento me sacó de mis casillas, no lo creía.
Yo estaba seguro de que mi cielo jamás haría algo así porque es una cazadora y en su orgullo está el siempre pelear de frente. Ella es así.

Entonces, ¿Por qué hacer tal cosa?

—No lo sé, Meg. Yo solo espero que alguien venga a ayudarnos pronto porque me temo que nuestras posibilidades de huir de éste lugar se nos están agotando.

Ella miró mis tobillos que no sanaban con la misma facilidad que otras veces y supo que nada estaba bien conmigo.

—Estás perdiendo tus poderes, ¿Verdad?

—Lo que Roy me está haciendo parece que me está arrebatando mi fuerza —murmuré viendo las marcas en mi piel que llevaban días así—, pero espero que no lo logre hacer del todo, porque de lo contrario, no sé qué es lo que vamos a hacer para salir de éste lugar. Sin ellos, sé que no seré nada.

—Te equivocas —negó firmemente—, para mí siempre vas a ser el mismo Noah. No importa si no tienes poderes, lo que te hace fuerte es tu corazón y eso es lo que a él le molesta porque sabe que ni siquiera en mil años podría ser así de fuerte.

Yo le sonreí con algo de pena puesto que era más que evidente que ella no conocía bien la situación aunque no estaba del todo equivocada.

—Gracias, Meg.

—No me agradezcas ahora, mejor hazlo cuando estemos allá afuera —sonrió dándome de comer nuevamente ahora que había recuperado el ánimo—, es mejor que celebremos juntos cuando todo esto haya pasado porque sé que así será.

—Así será —. Asentí confiado de sus palabras y sintiéndome más tranquilo de saber que al menos uno de los dos tenía la esperanza de salir intactos de aquí. Pase lo que pase, ella estaba segura de que por fin íbamos a salir de aquí y yo confiaba en su esperanza.

Yo también la tenía.

—Noah debo confesarte algo.

—¿De qué se trata?

—No quiero excusarme por la estupidez que cometí al confiar en ése hombre, yo soy consciente de que mi error fue lo que mató a Adán —murmuró y antes de que dijera algo ella lo soltó—, pero no es la primera vez que veía a Roy.

—¿De qué hablas? —. Inquirí confuso.

—Él fue una vez al departamento, en la última fiesta que mi padre dió para despedirse de su antigua vida en realidad —me miró con culpa—, y ahí apareció Roy. Yo lo vi porque salí a escondidas de todos y me oculté cerca de la terraza. Quería ver lo que pasaba en la fiesta.

—¿Y sabes por qué fue a ver a tu padre?

Ella asintió.

—Estaba ahí porque quería saber lo que Mara había hecho allí y por qué mi padre había ocultado todo rastro de ella al parecer —pensó bien lo que decía para que no se le escapara nada al recordar—, parece que estaba buscando la verdad acerca de ti. Creo que quería saber si ella en verdad te amaba tanto como decía.

—¿Y tú cómo lo sabes?

—Porque no era la primera vez que veía a un hombre herido —dijo repentinamente—, cuando te fuiste del departamento con Emily, mi padre estuvo molesto por días y hasta mandó a Adán a vigilarte. Él quería saber si tú decías la verdad y si no ibas a lastimarla.

—¿Que hizo qué cosa?

—No importa ya —negó con la cabeza al tomar mi mano—, lo que importa es que Roy se fue satisfecho y le hizo la promesa a mi padre de que jamás iba a volver a ver a Mara.

Yo analicé todo en mi cabeza y algo me dijo que ella no lo estaba diciendo por casualidad. Pensaba que ella ya se lo había estado pensando desde hace un buen rato.

—Parecía honesto y creí que era amigo tuyo porque de aquella manera se presentó con mi papá, pero yo lo confirmé en cuanto vi sus ojos rojos encenderse cuando vió a mi madre. Él también era diferente a los demás en aquel lugar y como tú, tiene el poder de cambiar, aunque él parece más el tipo demonio que el tipo ángel.

Yo la miré sorprendido y ella negó de nuevo al recordar.

—Cuando él la vió parecía como si un infierno se hubiera desatado en sus ojos oscuros y profundos.

—¿Estás segura?

—Estaba molesto —asintió—, molesto porque ella miraba a mi papá con gran enojo porque él le había prometido que la fiesta acabaría temprano. Además, estaba buscándome.

—¿Por qué lo haría así?

—Porque mi madre lo tachó de ebrio cuando él chocó con ella por accidente y ahora sé que es porque es un maldito monstruo —me miró asustada—, creo que por eso la quiere a ella también. Por eso me trajo, para atraerla a ella porque no le perdona la osadía de haberle acusado de tal cosa ése día.

—Emily lo ofendió y aquello no creo que tenga algo que ver con lo que hace pero —me detuve a pensar—, quizá le molestó tanto el que yo haya elegido a Mara porque son muy similares. Quizá eso es lo que realmente le enojó.

Ver que Mara era igual a ella y que de alguna manera yo seguí con la idea de quitarle a su mujer.

(...)

—Despierta, lobo.

Abrí mis ojos para ver a Roy de pie frente a mí. Llevaba una cadena nueva en sus manos pero parecía que el otro extremo de ella estaba atado a otro lugar que no podía ver gracias a la oscuridad en la que estaba.
Roy gustaba de solo iluminarme a mí para que Megan pudiera verme sufrir aunque yo no la viera a ella. Era cruel.

—¿Dónde está Megan? —gruñí sentándome en mi lugar—, dijiste que...

—Ella está bien, ya te dije que mientras obedezcas no voy a hacerle daño.

—Está bien —suspiré mirándolo—, ¿Y ahora qué me vas a hacer?

—Lo de siempre.

Yo asentí y me hinqué sobre mis rodillas que ya estaban más que moradas debido a que a él le gustaba que me mantuviera en ésa posición mientras me torturaban.
Él juego consistía en que mis manos no debían tocar el suelo y que yo me mantuviera en ésa posición mientras me electrocutaban. El tiempo era indefinido pero si yo llegaba a fallar a Megan la lastimarían y eso no podía permitirlo.

—¿Listo para tu condena?

—Sí.

—¿Sí qué? —. Inquirió.

Yo sabía lo que quería y no tuve más remedio que decirlo ya que de lo contrario, habrían más castigos y la verdad ya no estaba seguro de que los podría aguantar con facilidad. Ya no era el mismo de antes.

Todo cambió cuando perdí mi fuerza.

—Sí, señor —. Dije molesto y con la cabeza baja para evitarme el desgrasado de verlo sonreír.

—Que buen perrito eres.

Yo de inmediato sentí como una aguja era clavada en mi espalda haciendo que de nuevo me sintiera como en el mismo infierno cuando el mercurio me recorrió el cuerpo entero.
No supe si era efecto del mismo o era mi mera alucinación cuando vi algo brillar en la oscuridad de un color dorado realmente intenso. Era como ver el color de la esperanza viva.

—¿Lista para ver a tu perro morir?

Yo miré a Roy confundido y antes de que pudiera decir algo, los choques comenzaron a controlarme y tuve que poner toda mi resistencia en no caer al suelo y mucho menos poner las manos en él para no lastimar a Megan también. Debía de aguantar lo más que pudiera para que me dejaran en paz una vez que a él se le diera la gana.

—¡Basta! ¡Te lo suplico!

Yo contuve el dolor en mi cuerpo y fui lo suficientemente fuerte como para mirar al frente cuando escuché una voz familiar aclamar por misericordia.

—No... —. Susurré entre el dolor y la tristeza de saber que le había fallado.

—¡Basta, Roy!

—Dije que no —gruñó él jalando de la cadena y haciendo que frente a mí cayera Mara rendida—, te dije que si suplicabas por su vida sería peor para él.

Yo miré a Mara incrédulo al notar que ella estaba aquí y tuve que sostenerme de mis propias rodillas para aguantar el dolor una vez que el voltaje aumentaba. Lo sentía en la piel de mis tobillos y en las placas de metal que tenía pegadas en la espalda.

—No... —. Gruñí con dolor y traté de mirar a Mara lo más que pude en aquel momento.

Ella estaba llorando de rodillas mientras trataba de acercarse a mí a pesar de que Roy la tenía encadenada del cuello como a un animal.
Eso me enfureció y como pude, me puse de pie y caminé a él paso a paso pensando en lo que iba a hacerle por haber tocado a mi esposa. Por haberla traído hasta éste lugar lleno de mugre y muerte.

—Para —espetó jalando de la cadena haciendo que Mara se arrastrara hasta sus pies—, para ya mismo o ella va a recibir lo mismo que tú multiplicado en dolor diez veces más.

Yo me contuve y tuve que caer de rodillas de nuevo cuando el poder de la electricidad en mi cuerpo pudo más que yo. La miré cuando pude girarme y noté como ella estaba sollozando al verme en tal estado.

—Te dije que no ibas a reconocerlo cuando lo vieras, ahora es más obediente y hasta modales le he enseñado —sonrió acariciando el cabello de Mara mientras me veía con recelo—, hasta sabe sentarse, ¿Verdad Noah?

—Basta —. Dije entre gruñidos de dolor.

—Dije que te sientes.

Yo lo miré molesto pero aún así hice lo me pidió y me senté sobre mis pies para verlo a la cara mientras se deleitaba con mi dolor.

—Bien hecho, perrito —rió con gran elocuencia y de inmediato las luces se encendieron detrás de su siniestro movimiento—, ¿Lo ven? Les dije que no se habían enamorado del hombre correcto.

—¡Suéltalas! —. Grité.

Él ni siquiera me miró cuando me dió un golpe en el rostro que me hizo moverme de mi lugar hasta que caí sobre mis manos. Roy me miró molesto y, fastidiado por el llanto de Mara, siguió con su tortura.

—Anda, pregúntame.

—¿Qué te pregunte qué? —. Espeté volviendo a mirarlo.

—Pregúntame por qué hago esto.

—¿Qué? —. Dije confuso.

—¡Que me preguntes! —. Gritó desesperado con mi torpeza al preguntar lo que él no quería responder.

Solo anhelaba exhibir su propio dolor.

—¿Por qué haces esto? —. Murmuré adolorido y cansado de sus juegos mentales que no llevaban a nada. Él ni siquiera sabía lo que quería.

—¿Por qué? Yo te diré por qué —gruñó molesto—, todo esto pasó porque tú me quitaste lo que yo más quería y lo que ni siquiera imaginé amar jamás. Me hiciste el peor de los daños al robarme lo único bueno que tenía en la vida y no fue solo una vez, Noah. Siempre lo hiciste, y te juro que yo acabaré con éste destino insufrible en el que los dos fuimos condenados a vivir por la eternidad. Juntos.

—Pero ellas...

—Ellas tuvieron la culpa de verte. Solo eso —negó con la cabeza y levantando sus manos al aire como si la respuesta estuviera frente a mis ojos—, tú las condenaste a vivir el peor dolor de sus vidas.

Yo miré a Emily colgar de sus muñecas que estaban atadas por una cadena. Estaba suspendida en el aire y colgaba del techo mientras que su boca era cubierta por una mordaza. Su boca estaba sangrando y su frente estaba de un color violeta intenso.
Incluso Megan, a quien siempre trataban bien, ahora estaba atada a la cruz de nuevo y tenía una mordaza también. Ella lloraba y trataba de gritar mi nombre, pero era inútil, la tela no la dejaría hacerlo.

—Ahora tú vas a sufrir de verdad, vas a morir en la mierda y ellas también —dijo Roy señalando a las chicas—, pero antes van a ver lo que te he hecho porque ahora más que nunca deseo pelear contigo para que Mara vea lo inútil que eres ahora que te he hecho un humano por completo.

—¿Qué? —. Susurré.

—Lo que oíste, después de una inyección más, serás un humano por completo. Ya no habrá más alfa o ángel, solo serás Noah —. Rió fuertemente—. Él inútil Noah Hale.



Nuevo Capítulo.

Espero que les esté gustando mis Wattis. Sé que hemos llegado a unos buenos planes para el libro y espero leernos pronto.

Los quiero mucho.

¡Saludos! 💛🤠

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