Escapando del infierno (+21)

By girl_blue_666

43.3K 2.8K 1K

Adrien nunca había viajado a Estados Unidos, pero cuando tienes una ex psicópata, cualquiera lo hace ¿No? Pu... More

PERSONAJES
Praesagium
⚠️ ADVERTENCIA ⚠️
CAPÍTULO 1 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 2 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 3 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 4 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 5 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 6 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 7 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 8 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 9 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 10 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 11 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 12 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 13 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 14 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 15 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 16 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 17 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 18 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 19 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 20 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 21 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 22 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 24 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 25 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 26 (CORREGIDO)
Capítulo 27 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 28 (CORREGIDO)
Capítulo 29 (CORREGIDO)
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36; Parte 1
Capítulo 36; Parte 2
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40 //FINAL//
Epilogo
Praesagium
⚠️ NOTICIA IMPORTANTE ⚠️
EXTRA
EXTRA 2
EXTRA 3
EXTRA 4
EXTRA 5
CONTINUACIÓN
EXTRA 6

CAPÍTULO 23 (CORREGIDO)

729 49 28
By girl_blue_666


Hanna Morgan


Carajo Hanna, ¿Podemos olvidar que soy gay y coger como animales?

La mujer mayor mira sorprendida mi móvil y se cubre la boca por la vulgaridad. Sonrío y alzo el corto vestido frente al espejo mostrando mis bragas de encaje y saco una foto de mi trasero.

— ¿Se te parara si piensas en mi tocándome el culo? — Mando el audio y la mujer sale del gran probador. Rio a carcajadas y le doy un trago a mi copa de champaña viendo a la morena sonrojada en el sofá del probador.

— Tu y Thomas, son tan malhablados. — Tania ríe divertida y le da un trago a su copa.

— Claro que no. — Voy hacía la barra con varios vestidos y voy viendo los otros que elegí.

— Desde que llegamos has dicho... diez veces culo, tres veces un insulto largo en alemán, sexo duro unas cinco veces y la palabra mierda perdí la cuenta después de la décima.

— Que grosera eres, dijiste un montón de palabras feas en menos de dos minutos. — La miro divertida y ella se sonroja más al darse cuenta. Rio y le extiendo un vestido blanco. — Pruébatelo, algo me dice que se te vera genial.

— Es de mala educación usar vestidos blancos sí no...

— No me jodas, Tania. ¿Te gusta? — Asiente bebiendo de su champaña y le extiendo el vestido una vez más. — Entonces pruébatelo, ¿Qué importa que las personas lo encuentren mal educado? Lo que importa es si te gusta y te hace sentir sexy. — Le guiño un ojo divertida y ella sonríe ligeramente yendo al otro lado de la cortina.

Me bebo la champaña de golpe lamiéndome los labios y luego le extiendo la copa a la chica que me la trajo. Corre hacia mí y vuelve a llenarme la copa con una sonrisa. Avanzó hacia la plataforma y me subo a ella mirándome en las tres paredes con espejos. Cierro la puerta tras de mí y todo lo que veo es a mi desde diferentes ángulos.

Oh sí.

¿Cómo será coger dentro de esto?

Esa es una de mis grandes fantasías ahora. Excelentes vistas, excelente iluminación y excelente acústica.

Sigo fantaseando y siento mi móvil vibrar en mi mano contesto con una sonrisa. Thomas merece conocer mi nueva fantasía.

— Quiero coger en el probador de los espejos, ¿Crees que podamos hacerlo cuando llegues? — Rio divertida apoyándome en la pared y alzó mi pierna viendo detenidamente el movimiento desde cada alguno.

¿Por qué Hanna? — No es Thomas. — Siempre, pero siempre, hay algo sexual en nuestras conversaciones. ¿Por qué?

— Pensé que eras Thomas. — Rio un poco y le doy otro trago a la champaña cerrando los ojos. — Ya no me sigues las bromas, Adrien. La universidad te amargo la vida.

Claro que no.

— Claro que sí.

No estoy amargado.

— ¿No? Entonces vuelve a llamar, volveré a repetir lo que dije, y si no eres un puto amargado, me seguirás el juego. — Cuelgo y mientras pasan los segundos, la idea de que no volverá a llamar me entristece un poco.

La pantalla se alumbra con una llamada entrante y sonrió ampliamente respondiendo.

Extraño al ruso.

»— Quiero coger en el probador de los espejos, ¿Crees que podamos hacerlo cuando llegues? — Suspira profundamente al otro lado de la línea y vuelvo a cerrar mis ojos recordando su respiración contra la mía.

— ¿Y aguantar hasta llegar al probador? No creo tener tanto autocontrol.

— ¿No? Adrien llevas aguantando como cinco meses, creo que puedes aguantar cinco minutos para ir al centro comercial.

¿Y si nos encuentran?

— ¿Eso no lo hace más excitante? — Me muerdo ligeramente el labio.

¿Más de lo que ya sería follar contigo? — Murmura y sonrío ampliamente.

— No me hables bajo que me mojas las bragas, Adrien. — Rio ligeramente bebiendo otro trago de la champaña y abro la puerta sintiendo que hace mucho calor. — ¿Por qué llamabas?

Adrien se aclara la garganta y me siento en el sofá cruzando las piernas y el vestido se levanta hasta mis muslos.

Es bastante corto, Reed va a ponerse muy duro cuando me vea. ¿Adrien...?

Ryan me pasó una carpeta está mañana y no pude leerla en todo el día porque no estuve en el departamento. — Se escucha que mueve unas cosas. — Habla sobre expandir ROM nacionalmente y luego internacionalmente, habla sobre una paga muy elevada, sobre confidencialidad...

— ¿No quieres ser mi Anastasia? — Mis comisuras se elevan. — Ya conociste el cuarto negro después de todo...

¿Qué? Mira, lo que entiendo es que quieres que trabaje para ti en lo de expandir ROM.

— Es eso exactamente, estudias negocios internacionales y confío en que lo harás bien, investigue el negocio de tu padre y lo ayudaste en varias ocasiones, eres un buen lame bolas al parecer.

»— Y esa paga elevada, es lo que ganarías en cinco años trabajando para mi empresa.

¿Cinco años? Hanna todavía ni termino la universidad y tú quieres darme un contrato por cinco años.

— Si no lo quieres está bien, me da exactamente igual, pero piénsalo, con tu padre no ganarás esa suma ni en diez años, sobre todo, no tendrás que volver a Rusia después de terminar tus estudios.

Debo estudiarlo a fondo.

— Bien, ¿Eso es todo? — Veo a Tania salir del probador con timidez y sonrío ampliamente al ver que se ve más hermosa de lo que imagine.

No, gracias por esta oferta, eres una jefa bastante considerada.

— ¿Qué te digo? me pudro en dinero. — Me alzo de hombros y le hago señas a Tania para qué dé una vuelta. Adrien ríe en mi oído. — Pero si quieres no aceptes, no me apetece ver tu cara si no es en mi cama después de una cogida.

Aja, adiós Hanna, yo igual te extraño. — La llamada se corta.

— No lo sé, Hanna. Siento que se me va a caer y voy a quedar con los pechos al aire.

Me levanto riendo y me paro atrás de ella metiendo un dedo entre su espalda y el vestido.

— Apenas puedo meter mi dedo, es ajustado y no se caerá. Salta y verás. — Me paro a su lado frente al espejo y comienzo a dar saltos viendo mis senos moverse junto con el vestido, al parar, el vestido sigue en el mismo lugar.

Tania ríe y hace lo mismo con las manos a los costados de su cuerpo, la imito y dentro de cinco minutos estamos las dos saltando como idiotas dentro del probador.

— Bien, ya. — Rio un poco y acomodo mi cabello. — Vamos a pagar, usaras ese está noche.

— ¿Qué hay esta noche? — Me mira confundida y luego entra al probador a quitarse el vestido. Entró al del lado y hago lo mismo que ella.

— Haré una fiesta en el penthouse. Reed se gradúa y quiero que tenga una buena fiesta.

— Debo trabajar, hoy el dueño de...

— No vas a trabajar hoy. — Tomo mi falda blanca y me entubo en ella subiendo el cierre. — Irás a mi fiesta, y vas a lucir ese nuevo vestido. — Me pongo mi top blanco junto a mi chaleco del mismo color y salgo viendo a Tania tomar nuestros bolsos.

— ¿Irán los Steven? — Niego.

— Solo nosotras dos, corrí la voz desde medio día así que quizás encontremos bombones deliciosos. — Le guiño un ojo divertida tomando mi bolso y tomo la barra llena de vestidos dejando el que me probé sobre los demás.

— Ahm, ¿Recuerdas que los chicos no se acercan a mí? Nadie quiere relacionarse con la puta fuera de ROM. — Frunzo el ceño escuchándola y caminamos hacía el mostrador.

— Esta noche seremos la puta y la ninfómana, así que es mejor qué tales el bosque por qué esta noche irán los leñadores a ver cómo queda el terreno. — Le guiño un ojo maliciosa y veo cómo tres mujeres comienzan a sacar los vestidos de los colgadores y meterlos en bolsas.

Adoro la buena atención.

Tania me mira sonrojada y ríe ligeramente dejando el vestido blanco junto a los demás.

— A veces dices tan sexuales que no logro comprenderlas por completo.

Me gusta cuando Tania se sonroja, su rostro es moreno y aun así logras ver el rojo en sus mejillas. Luce adorable.

— Pero entendiste la idea principal, está noche tenemos sexo, ah, que te muestren el ID primero, algunos lucen mayor y suelen tienen quince. — Frunzo ligeramente el ceño recordando un amanecer muy ilegal.

— ¿Qué?

— Olvídalo. — Saco mi tarjeta y se la entregó a la chica viendo su cara de asombro cuando el total no sobregira la tarjeta.

Oh si, el dinero de las drogas y de ROM es algo que amo.

Beso la tarjeta cuando me la devuelve y tomó las bolsas. Avanzamos por la boutique y entramos a mi salón de belleza preferido.

La pelirroja de siempre recibe mis bolsas con una sonrisa y tomo la bolsa de Tania entregándosela también. Enredo mi brazo con el de la morena y avanzó hacía las sillas cuando Shane me lo ofrece.

— Oye Hanna.

— ¿Si, Tani?

Me acomodo en la silla sonriendo cuando comienza el masaje en mi espalda por parte de la silla. Amo este día del mes, masaje en los pies, en las manos, en la cara y en la espalda... Hay veces que se siente como un puto orgasmo.

— ¿Crees que Adrien pueda ir a tu fiesta también? Ahm... Él es el único leñador que me interesa. — Ríe y aunque estoy con los ojos cerrados, sé que está sonrojada.

Repaso otra vez su pregunta en mi cabeza y siento una punzada en el pecho como la que tuve bebiendo soda. ¿Tendré problemas en el esófago? Dios no, todavía no puedo irme.

— Claro, pero tú le avisas.

Trago con dificultad y organizo mi horario en mi mente. La próxima semana debo ir al doctor.

🚬🚬🚬🚬

— Vamos He, te doy el penthouse en Cancún. Masturbarte puede quedar para mañana.

¿Me daría tanto solo por ver quienes entran al Penthouse durante la fiesta? — Ignora el resto de lo que dije con su voz metálica.

— No seas modesto. Con lo que ganas en una semana puedes comprarte diez edificios en Cancún. ¿Tenemos un trato? — Hablo con la vista sobre los guardias apoyados en la puerta.

Con Artemio tras de Reed y yo, Derryl no está muy a gusto con la fiesta qué daré. Asique tuve que rogarle a ese vejestorio que confiara en He. Un Hacker qué no ve bandos, y si Artemio decide comprarlo, probablemente me traicione.

Pero me ama y yo lo amo a él.

Es el puto amo de la tecnología, y sin importarme que sea una rata de escritorio, cubierto de acné que se masturba con dibujos japoneses, se la chupo. Algún día voy a saber quién es y se la voy a chupar.

Tenemos un trato. Ya entré a las cámaras del edificio, si veo algo sospechoso se lo diré a sus guardias.

— ¿Cómo? — La llamada se corta y frunzo el ceño.

Así. — Habla a través de la radio del jefe de los guardias y él mira sorprendido el artefacto.

Rio a carcajadas acercándome a él y tomó el radio.

— Mañana le diré a mis abogados que dejen las escrituras en tu bodega del JPMorgan Chase.

Disfrute la fiesta, señorita Morgan.

Le devuelvo la radio al hombre y salgo del departamento avanzando a las escaleras con dos guardias atrás. Mi móvil suena en mi bolso y mientras subo las escaleras lo saco con una sonrisa.

Tani: ¿Hanna dónde estás? El Penthouse está lleno.

Hanna: Voy en camino, ¿Reed?

Tani: A mi lado conversando con su amigo guapo. ¡En persona está para morirse de lo guapo!

Guardo el móvil otra vez y el guardia más robusto me abre la puerta de mi apartamento. Entró con una sonrisa por la música retumbando y me quedo de pie unos segundos en la entrada viendo a los adolescentes mezclarse con los adultos.

Hay luces de colores en el techo y el lugar está casi a oscuras. Me recuerda mucho a ROM, la familiaridad me relaja y con una sonrisa avanzó a la cocina donde fue la última vez que vi a Tania.

Cuando entro abriéndome paso entre la gente cual Moisés abriendo el mar rojo, veo a una fabulosa morena hablar con dos adolescentes.

Sonrío de lado, si uso el vestido blanco, sin sujetador abajo como acordamos.

Su cabello castaño va ondulado perfectamente sobre sus hombros y sobre sus ojos brillan las sombras claras que le pusieron en el salón de belleza.

San Francisco la ve como la puta de ROM, la mujer que no se respeta y abre las piernas. Está noche pueden apreciarla como lo que realmente es, una mujer sexy que hace que los hombres paguen por tenerla, aunque sea una noche.

¿No se respeta? Vamos, eso ya pasó de moda.

Las mujeres deciden si abren o no las piernas, ellas deciden si cobran o no, y eso no tiene nada que ver con el respeto que se tienen por sí mismas.

Tania ríe por algo qué le dice Hale y se abanica el rostro bebiendo de su vaso rojo. Si hubiera más luz podríamos ver cómo se sonroja.

Ella luce como un ángel esta noche, un ángel de blanco puro. Y creo que su inocencia ya le puso la aureola sobre la cabeza.

Somos tan diferentes.

Yo por otro lado voy con un vestido de terciopelo rojo sin tiras y con una ligera abertura en mi pierna izquierda, digo ligera porque el vestido solamente llega unos centímetros bajo mi culo y de ser más grande, llegaría a mi entrepierna, la abertura.

Voy cómo lo que muchos dicen que soy, un demonio, un demonio de rojo apasionado. Y las malas intenciones que me cargo, ya me pusieron una cola puntiaguda junto a unos cuernos.

Avanzó hacia ellos con pasos elegantes. La primera en verme es Tani, sonríe ampliamente y alza sus pulgares hacia mi sin soltar su vaso. El segundo en hacerlo es Hale y su sonrisa ladeada se borra de golpe al verme.

Coge bien, pero es muy celoso con su amigo. El desagrado es mutuo.

Y el último es Reed, va con un traje Armani completamente gris que combina con sus ojos tormentosos. Diviso cierto brillo en ellos cuando finalmente su mirada encuentra la mía y me tenso.

Su mirada no me moja, me da la suficiente motivación para correr un maratón. Cuando sus ojos se encuentran con los míos recuerdo por qué nunca podría tener algo serio con él en una dimensión alterna.

Miedo.

Siento miedo con él cerca. ¿Por qué? Reed no me ha dado señales de ser peligroso durante el tiempo que nos hemos conocido, sin embargo, siempre ha estado presente ese sentimiento con él.

Es como cuando estás resolviendo una sopa de letras, ves una parte con las letras, sabes que hay una palabra ahí, tu cerebro te lo está diciendo, pero no logras verla. Algo así sucede con Reed.

Es peligroso y puede hacerme daño, lo sé.

Una amplia sonrisa se desliza en sus labios y da un paso hacía mi extendiéndome su mano. Se la recibo con una sonrisa y me atrae hacia su cuerpo mirando detenidamente mi rostro.

— Mi Hanna...

— No soy tuya. — Frunzo el ceño y él ríe inclinándose a besarme en los labios.

— Te ves muy candente. ¿El color es por mí? — Sonríe divertido contra mis labios.

— Debes estar muy feliz para hacer chistes con tu nombre, los odias. — Le miro curiosa y asiente antes de juntar sus labios con los míos otra vez. Es un gesto... ¿Tierno? Ya que solo deja cortos besos contra mi boca sin llegar a profundizarlo realmente.

»— ¿Qué es?

— Me hiciste una fiesta por mi graduación, ¿No es ese motivo suficiente para estar feliz?

— No para ti. — Tomo su mano y avanzó hacía Tania con una sonrisa. — Veo que ya conociste a Hale.

— Es el chico de Burger King. — Ríe ligeramente la castaña y bebé de su vaso. — Y aparte de hacer buenas hamburguesas me preparo este trago, es... ¿Que era?

— Vodka negro y Sprite. — Hale sonríe y me recuerda a los modelos de tablas de surf. Se gira hacia mí y deja de sonreír. — Pero es solo para chicas buenas.

— No me digas, ¿Y yo soy una chica mala? — Sonrío de lado mirándole fijamente. — Quizás deberían darme un castigo por eso.

Carraspea mirando hacía todos lados menos a su amigo y bebé de su vaso algo nervioso.

Aunque me odie, sigo teniendo efecto sobre él.

Rio ligeramente sin soltar la mano de Reed y me giro hacía Tania.

— ¿Te molesta quedarte unos minutos con Hale? Quiero hablar algo con Reed en mi cuarto.

Tania se trapica con su trago, pero gracias al cielo no salpica su vestido blanco. Me mira sorprendida y luego mira a Reed. Oh... piensa que vamos a follar.

— Claro que no, aparte Adri dijo que ya venía. — Me sonríe ligeramente y yo asiento divertida tirando de la mano de Reed.

— ¿Que vamos a hablar? ¿No podemos bailar un poco? — Reed habla alto atrás de mí y cuando pasamos entre las personas que bailan, nos hace frenar y tira de mi brazo llevándome contra su pecho.

Alzó una ceja divertida y toma mi otra mano entrelazando mis manos con las suyas. Una gran sonrisa aparece en su rostro y mis sospechas de que algo lo tiene muy feliz, aumentan. Asiento rindiéndome y sin soltar mis manos, me hace abrazarlo. Sus manos se deslizan lentamente por mis brazos y termina rodeando mi cuello.

No nos movemos, solo estamos ahí parados entre todas las personas. Sus ojos me miran como si fuera una fresa bañada en Chocolate Pacari y sus dedos acarician mis mejillas con lentitud, grabándose la textura de mi piel.

— Para bailar debemos movernos, Reed.

— No sé bailar.

— ¿Pero si follar? — Frunzo el ceño y él ríe ligeramente inclinándose hacia mí.

— No, tampoco sé follar. — Besa mis labios con ternura y el gesto se me hace empalagoso a morir.

Me aparto y tomo sus manos poniéndolas en mi cintura.

— Te enseñare a bailar, pero nunca podrás hacerlo con otra chica que no sea yo, ¿Entendido?

— Entendido. — Sonríe ampliamente acercándome a su cuerpo sin soltarme.

Reconozco la canción sobre los gritos de las personas y muevo mis hombros al ritmo de la base. Es algo lenta y vieja, pero eso no quiere decir que sea mala. Todos a nuestro alrededor se encuentran cantándola y Reed los mira tratando de imitar sus pasos de baile.

Girl, It's easy to love me now

Todos corean la canción y tomo el mentón del pelinegro frente a mi haciendo que me mire a los ojos. Mis manos bajan a sus piernas y las separó ligeramente metiendo la mía entre las suyas y la suya entre las mías.

— Solo déjate llevar, lo importante es mover las caderas, los hombros y los pies.

— ¿Y mis brazos?

— Con tus brazos haces lo que quieras. — Rodeo su cuello y voy moviendo mis caderas hacia adelante y atrás al ritmo de la música sin dejar de mirar sus ojos. Reed ríe y sujeta con más fuerza mi cintura apegándome más a él.

Comienza a moverse bastante bien para alguien que dice no saber bailar y en menos de un minuto agarra el ritmo. Se inclina hacia mí y para mi sorpresa, empieza a susurrarme la letra de la canción de vez en cuando;

"¿Me creerás cuando te diga que eres la única a la que amo?"

"¿Eres mi alma gemela?"

"¿Confías en mí como para contarme tus sueños?"

Si no fuera por qué me gusta 50 Cent me hubiese reído en su cara, pero con una risa malévola, después de todo mi plan iba bien y lo tenía en la palma de mi mano.

Cuando la canción termina me aparto de él y tomó su mano volviendo a ir hacía mi cuarto. Saco la llave de mi bolso y entró con el chico cerrando atrás de mí.

En una fiesta nunca dejen su cuarto abierto si no conocen ni a cinco personas que asistieron.

— ¿Me dirás por qué estás tan feliz? Dudo que sea por haber acabado la secundaria. — Me siento en la cama y de mi velador sacó una cajetilla de cigarrillos. — ¿Fumas?

— No, pero si me das uno puedo fumarlo.

Rio sacando mi encendedor y lo enciendo entregándoselo.

— ¿Por qué estás tan feliz, Reed? — Murmuro encendiendo mi cigarrillo y me semi recuesto sobre la cama sin dejar de mirarlo. Él chico le da una calada al cigarrillo y comienza a toser como loco.

»— Oh idiota, lo fumas, respiras, lo mantienes y luego lo botas. — Lo miro divertida y hace cada uno de los pasos exagerando cada uno, haciéndome reír. — No me digas que tampoco has bebido.

— Claro que he bebido, solo que nunca me había llamado la atención fumar. — Se recuesta a mi lado poniendo su brazo bajo la cabeza y le miro unos segundos.

Si fumar no le ha llamado la atención, tampoco le interesara drogarse con las drogas que lo haré vender.

»— Estoy feliz por qué me darán beca completa, me aceptaron en La Universidad de San Francisco, pero también me dieron una beca. — Sonríe ampliamente y le da otra calada al cigarrillo. — Saldré a los veintiuno y nos iremos a Hollywood donde...

— ¿Iremos? — Frunzo el ceño y él asiente con una sonrisa.

— Si esto que tenemos sigue, nos iremos juntos y vas a ver en primera fila como me vuelvo famoso cómo DiCaprio. — Giro en la cama y tomó el cenicero del velador poniéndolo entre nosotros.

— ¿Crees que abandonaría mi vida aquí por ti? — Le miro dándole golpecitos a mi cigarro para botar las cenizas.

— Si. Llevaríamos más de cuatro años juntos, creo que tu abandonarías San Francisco por mí, cómo yo también lo haría por ti.

Me gusta el giro que está llevando esto.

Le doy otra calada al cigarrillo viendo como él bota sus cenizas.

— ¿Y si te lo pidiera ahora? ¿Abandonarías todo por mí?

Reed sonríe y me mira a los ojos dándole una fumada a su cigarrillo.

— Abandonaría todo, hasta está vida si me lo pides. — Ríe ligeramente y tose un poco. — ¿Sabes? Ya me imagino cómo será nuestra vida juntos, y es perfecta. Sobre todo, por qué me imagino un momento en específico.

— ¿Cual? ¿Nuestra boda? — Rio divertida y él niega con una sonrisa.

— Están dando los Oscars, es un sábado por la noche, yo estoy ahí, sentado con Joaquín Phoenix y Scarlett Johansson a mi lado...

— ¿Scarlett Johansson? Ya siento celos. — Rio y él me mira divertido.

— Me nombran ganador del Oscar del año por mejor actor, me levanto entre aplausos de la gente y cuando llego arriba, comienzo a agradecer, a mis profesores, a mis directores y bla bla bla.

»— Entonces del otro lado de una televisión, en un sofá, hay una rubia hermosa con dos niños en su regazo. Miro la cámara que me enfoca e imagino que la miro a ella, y delante de todo el mundo; le dedico mi Oscar a ella.

»— Te lo dedico a ti. — Me mira a los ojos con una sonrisa tímida y desvió la mirada dándole otra calada a mi cigarrillo.

— Soy estéril, tu fantasía es irreal.

— ¿Y? No me importaría que adoptáramos, con el simple hecho de cuidar a alguien contigo sería feliz.

— Para eso podríamos comprarnos un perro, ¿No crees?

— No es lo mismo, Hanna. — Rueda los ojos y toma mi mano dejando un beso en ella. — Quiero que seamos felices juntos, te amo cómo no tienes idea.

— ¿Realmente quieres hacerme feliz? — Aplastó el cigarrillo en el cenicero y lo miro a los ojos.

— Haré todo lo humanamente posible para hacerte feliz, Hanna.

"Abandona tus sueños" No es difícil, solo debo abrir la boca y soltarlo todo, pero no puedo, la ilusión en su mirada me lo impide.

"— ¿Y tendremos hijos, Aarón?

— Cinco hijos y dos perros, ¿Te gusta la idea?

— Claro, eso significa qué haremos mucho el amor."

Es la misma ilusión que yo tenía a su edad, le romperé el espíritu y le joderé la puta vida. Yo por lo menos tuve un Ángel que me ayudó en ese momento tan difícil, pero él no tendrá a nadie, estará solo en Nueva York.

Soy un maldito monstruo, uno tan egoísta que no le importa acabar con los sueños de un niño para vivir lejos de traumas del pasado. ¿Por qué soy así? ¿Por qué no puedo amarlo de la misma manera que él me ama y fingir que todo está bien?

Su sueño de un futuro juntos es estúpido, pero no niego que igual me gustaría tener uno. Sasha siempre me ha dicho que nunca tendré la suerte de tener una familia, que ningún hombre me amara ya que solo me desean, y ahora qué uno lo hace, que uno imagina una vida familiar conmigo, resulta que lo mandare al otro lado del país para que maneje la llegada de las drogas Morgan.

Oh Dios, ¿Qué he hecho? ¿Realmente hace un año pensé que esto era buena idea? Es un niño con un sueño, carajo.

Le voy a joder la puta existencia.

Si lo meto en esto, nunca será actor, nunca conocerá a una chica, nunca se casará, nunca ganará un Oscar, nunca tendrá hijos, nunca... nunca será feliz.

Reed nunca será feliz.

— ¿Estas bien? — Me mira preocupado y no es hasta qué su mano se acerca a limpiar mi mejilla qué me doy cuenta que estoy soltando lágrimas. — Oh mi amor. — Deja su cigarro en el cenicero al mismo tiempo que lo deja sobre el velador.

Tira de mi brazo con cuidado y me atrae hacia su pecho abrazándome con fuerza.

»— Debe ser difícil para ti aceptar que alguien haría todo por ti cuando nadie en tu vida lo ha hecho. — Susurra a mi oído y sintiéndome la peor persona del mundo sigo llorando en su hombro mientras me acurruca contra su cuerpo.

»— Te amo, Hanna. No lo dudes, no importa lo que me pidas, lo haré solo para mantener una sonrisa en tu rostro. ¿Bien? — Toma mi mentón y va quitando las lágrimas de mi mejilla con delicadeza.

»— Yo mataría por ti, Morgan.

Me tenso.

»— Tu solo pídemelo y yo matare, los matare a todos si eso te hace brillar.

— ¿Realmente matarías? — Mi voz sale temblorosa y él asiente dejando un pequeño beso en mis labios.

— Y Artemio, Gregory, Frank y John serían los primeros.

Mierda, ¿Él...?

Probablemente no haya sido buena idea contarle toda mi vida entre las mentiras que dije.

¿Probablemente? Mierda no, fue una puta mala idea.

Miro sus ojos grises y lo entiendo todo, resuelvo la sopa de letras. La determinación en su mirada me deja en claro que no está jugando ni tampoco exagerando, él realmente mataría por mí.

Ahí está el peligro.

Por eso ya está jodido, no soy psicóloga ni nada por el estilo, pero creo que esa mierda de matar por alguien es un rasgo de un psicópata de primera.

— No quiero que mates. — Trago saliva acariciando su mejilla con algo de temor, pero no lo demuestro.

»— Es otra cosa la que quiero de ti.

— Lo que sea por ti.

— Quiero que viajes a Nueva York, te hagas cargo del ROM que abriré, de las drogas que ahí se venderán y recibas los containers de mercancía que llegan.

Reed ríe como si se tratase de una broma, pero deja de hacerlo cuando yo no lo hago. ¿Qué sucede? ¿Matarías por mí, pero no venderías drogas por mí?

Le cuento de la regla de los veinticinco años dentro de la mafia, la cual dice que los hijos deben entrar al negocio familiar o salir.

En mi familia, Derek se hizo cargo del casino, maneja los envíos e intercambios de mercancía dentro de The Auream. Chad se hizo cargo del tráfico de armas de primera, le vende a todos los de La Élite, uno que otro gobierno, sicarios, mafias pequeñas de Latinoamérica y algunas veces a bandas terroristas en Europa.

Por norma yo debo hacerme cargo del narcotráfico, tengo ROM y vendo el quince porciento de la mercancía Morgan en él. Aunque también tengo la alternativa de salir, de decir; "Adiós me quedo con ROM, no quiero tener nada que ver con las drogas".

Esa alternativa no es siquiera una opción. Si no me hago cargo, la elección caerá sobre Henry a los veinticinco, y él no quiere involucrarse en los negocios familiares, así que pasaría a las gemelas, donde Cass aceptaría para qué Meghan y Alex no tengan que meterse en la mierda.

Y yo no quiero que Cass se meta a la mierda por mi culpa.

También le cuento sobre la expansión de ROM, donde pondré una discoteca en las ciudades más importantes del mundo con la intención de ocultar la gran cadena de narcotráfico. Sobre las embarcaciones de fentanilo y cocaína que llegan a Nueva York desde China y Colombia.

Mientras le voy contando me escucha atento, no hay rastro de diversión como cuando le comencé a hablar, y me recuerda a esa escena de Ratatouille, donde le cuentan a Anton Ego qué la rata cocino.

¿Qué? Suelo ver muchas películas con mis hermanas.

Al momento de hablarle sobre el burdel de Artemio sus ojos muestran ira en su máxima expresión, casándome con Artemio no solo mezclamos los negocios de drogas y trata de blancas, sino que él logra reclamarme como suya.

"Uno de nosotros te tendrá, Hannita, nos perteneces después de todo"

Las palabras de Gregory antes de qué le cortara el pene vuelven a mi cabeza y trato no pensar en eso hablándole a Reed.

—...Por eso debes ir a Nueva York.

— Entiendo... — Se sienta en el suelo junto a la cama con una mano sobre su rodilla y mira fijamente la pared frente a él. — ¿Tú quieres que vaya a Nueva York, viva ahí, atienda ROM y las drogas Morgan?

— Si.

— ¿Eso te haría feliz? — Gira su rostro hacia mí, sus ojos me miran curiosos y siento una punzada en mi abdomen.

— Sería muy feliz, Reed. — Él asiente lentamente y apoya su cabeza en mi cama mirando el techo. — Pero tú no podrías serlo. Una vez entres al negocio solo saldrás cuando tu corazón deje de latir.

— ¿Por qué dices qué no seré feliz?

— No podrás ser actor y tampoco tendrás una familia.

— Pero te tendré a ti, y tú serás feliz. — Se levanta arreglándose el traje y me mira. — Si tú eres feliz, yo también lo seré.

— ¿Tan enamorado estás? — Me levanto con cautela y acomodo el largo de mi vestido parada frente a él.

— Te amo, Hanna. Nadie nunca te amara como yo lo hago. — Toma mi rostro juntando nuestras frentes. — Yo... Lo haré, abandonaré mi vida por ti.

Me sonríe con los labios juntos y asiento tomando su rostro también.

— Viajaras el viernes en la tarde, irás en el avión privado y una vez llegues, un contacto te dará un departamento y ahí te quedaras hasta que yo abra ROM.

— ¿Cuándo volveremos a vernos?

— Nos veremos algunas veces, en la inauguración del antro, en la primera entrega de containers, en tu cumpleaños...

— ¿Iras para mi cumpleaños y dices que no me amas? — Sonríe y yo asiento riendo. — Lo haré bien, ¿Si?

— Lo sé. — Me besa con ansias y le sigo el beso rodeando su cuello. — Nadie puede saber. Si tu familia pregunta debes inventar algo.

— Les diré que ya no quiero ser actor y que viajare un año antes de ir a la universidad, después les diré que tengo trabajo dirigiendo una discoteca y listo.

— Uh ya lo tienes planeado. — Sonrío acariciando su cabello y él asiente riendo.

— ¿Podemos ir a disfrutar el resto de la noche? No quiero quedarme aquí pensando en irme. — Murmura y la tristeza en su voz genera otra punzada en el vientre.

Asiento dejando un corto beso en sus labios tomando sus manos.

— Vamos. — Verificó que los cigarrillos estén dentro del cenicero y voy hacía la puerta del cuarto con él, pero antes de salir tiró de su mano y alzó mi rostro hacía el suyo.

»— ¿Realmente los matarías por mí?

Asiente.

— Te jodieron la vida, Hanna. Merecen morir.

— Lo sé. — Suspiró profundamente y cierro con fuerza los ojos. Los abro y alzo mi mentón.

»— Por eso los matare yo, no tu ni los guardias,solamente yo.


Continue Reading

You'll Also Like

1.3M 74.9K 72
Primer libro de la 🔥Trilogía Pequeña 🔥 Advertencia ⚠️ Contenido +18/+21⚠️ [Borrador] Al rey nadie le dice que no. Nicolás es el jefe de una de las...
74.8K 4.1K 25
- Ojalá que esto dure un montón, Olivia. «Capitulos cortos»
306K 24.1K 49
Antonella Lombardi tenía el poder de tronar los dedos y poner al mundo a sus pies. Yo fui el primero en caer. Portada @kevmayedo
32.6K 1.5K 30
«El General Myers es la personificación de la depravación hecha hombre. Una vez que te atrapa en su mazmorra nunca saldrás de ella» ADVERTENCIA DE CO...