—Te traje un poco de fruta—Catrina entró temerosa al cuarto de su hijo.
Estefan no se inmuto, solo escucho de parte de él un sonido indicando que le había escuchado.
Catrina puso la bandeja con fruta picada y jugo sobre su escritorio. Estefan estaba acostado boca arriba sobre su cama, con los ojos cerrados y frunciendo el ceño. Catrina suspiro acercándose cuidadosamente hacia él, apenas se sentó en la orilla de la cama y posó su mano en su rostro. Estefan abrió los ojos, Catrina tembló un poco hacia esa mirada tan penetrante de su hijo, desde pequeño había tenido ese temperamento tan excéntrico y volátil, pero eso siempre le había gustado. Ella había sido alguien que siempre agachaba la cabeza y lloraba, siempre rechazada por los demás. Así que cuando se casó con Alex y este la trajo a vivir a su casa, dándole el lugar de madre en la vida de Estefan. Se esforzó de ser la mamá que ella siempre había añorado, lo lleno de todo el amor y cariño que un niño podría recibir.
Aunque sabía que Estefan había crecido muy engreído, pero lo quería tanto, que no le importaba en absoluto.
—Pensé que te quedarías más tiempo donde Joon, mi niño—Catrina le sonrió sin dejar de acariciar delicadamente su rostro—. ¿Algo anda mal cierto?
—No hables de él —Estefan miró hacia el techo—. No quiero saber nada de él ahora.
—¿Que te hizo para que te enojaras tanto?
—El... el tiene novio—Estefan pareció inquietarse—. Yo... yo ni siquiera entiendo porque me molesta tanto, simplemente no soporto...
—No soportas que él tenga a otra persona más importante en su vida que tu—Catrina dejo de acariciarlo.
Estefan lo miró un momento confundido.
—Creo que es normal lo que sientes—Catrina sujeto su mano—. No te gusta que nadie pueda quitarte algo que tu sientas tuyo cielo.
—¿Que sienta mio?
Catrina soltó una pequeña risa.
—¿No lo recuerdas?—Catrina miró hacia la ventana—. La primera vez que trajiste a Joon aquí, Bael y Gabriela habían venido a jugar con ustedes, pero tu no querías que se acercaran a tu nuevo amigo porque...¿como dijiste?, "El es mio y nadie me quitará lo que es mio"
—Solo era un niño—Estefan se movió incómodo—. No me daba cuenta lo que decía.
—Pues nunca más volviste a separarte de él—siguió Catrina—. Pero ahora tienes novia, creo que que el también tenga alguien en su vida es lo justo, ¿no?, no es que iban a estar juntos por siempre.
—¿No?—Estefan buscaba buscarle lógica a lo que sentía, todo era tan confuso para él.
—Para fin de año se van a graduar, él tendrá que ir a su país para prepararse y tomar el puesto de alfa, desde ese momento casi nunca se verán—Catrina se levantó de la cama y miró a su hijo sonriente—. Dentro de unos años serán como extraños, así que esta bien que vayas acostumbrándote a la distancia entre los dos.
Y salió de la habitación despidiéndose con un beso el la mejilla de su hijo.
—¿Extraños?—Estefan bufo levantandose de la cama—. ¿Que nos convertiremos en extraños?
Tal vez... tal vez era lo mejor.
Estefan empezó a enojarse, su cabeza empezó a punzar y se sentía mareado. Empezaba a sentir que de verdad se estaba volviendo loco, mañana era su cumpleaños, pero para él ese concepto había cambiado drásticamente.
Ya no lo veía como él día que celebraba su nacimiento, era ahora la celebración de la muerte de esa mujer.
La mujer que había dado su vida para que nazca, la mujer que había hecho mucho daño a su familia, la primera mate de su padre.
Su verdadera madre.
Se tocó la frente, parecía que tenía fiebre porque estaba un poco caliente.Miro la hora en el reloj de su mesa de noche, ya estaba a punto de anochecer y recordó que cito a Odette en su balcón cuando llegara ese momento del día.
Se levantó tambaleante de su cama hacia su escritorio, tomándose todo el jugo que había en la bandeja que le trajo su mamá, miró la fruta con disgusto, hace dos días que no comía, pero su estomago estaba reacio a cualquier alimento.
Escucho un sonido, Odette había aterrizado en su pequeño balcón, respiro e intento estar preparado para lo que iba a hacer. Salió afuera esquivando el abrazo que Odette disponía hacer.
Ella lo miró molesta explotando y preguntándole porque siempre le trataba así, Estefan se dedicó a mirarla y dedujo que aunque lo hubiera intentado, no hubiera podido.
Ella era mucho para él. El estaba podrido en el interior.
—Terminemos, esto no va a funcionar.
Ella abrió la boca y después la volvió a cerrar.
—¿Terminas conmigo el día que cumplimos un mes de novios?
Él soltó una risa amargada.
—¿Hoy cumplimos un mes?—dijo burlón ocultando su tristeza.
Ella le tiró una bofetada, intentando retener las lágrimas.
—¿Al menos me puedes decir porque estas terminando conmigo?
—Porque no te soporto. — Le dijo sin inmutarse— Mirarte me es molesto, me gustaste pero ahora ni siquiera recuerdo porqué.
—Bien—ella se limpió algunas lágrimas—. Lo entiendo, al fin lo entiendo.
Ella se fue volando.El salto de su balcón usando sus poderes de telequinesis para levitar, pero estaba tan mareado que cayó de mala manera, doblándose un poco la pierna.
Maldiciendo y cojeando, empezó a caminar hacia el bosque ya que quería tomar un poco de aire fresco. Al adentrándose cada vez más a la oscuridad, empezó a ver alucinaciones de Gabriela y Bael caminando delante de él. Gritó para llamarlos, pero ellos no le hacían caso, solo caminaban llevándolo cada vez más profundo del bosque, escuchaba sonidos extraño alrededor de él, ya no sabía si esto era el mundo real o era un sueño. Empezó a enojarse notando que el viento empezó a soplar con más fuerza. Sus primos empezaron a correr y él también lo hizo a pesar de su dolor, de pronto los ruidos extraños del bosque se parecían más a gritos de Odette, también escuchó a su padre, a su tía Lucy y así empezó a escuchar los gritos de auxilio de toda su familia.
Intentó usar sus poderes para detener a sus primos pero parecían ser inmunes a ellos. Se impulso a sí mismo, cayendo sobre ellos. Cuando quiso hablarles noto que ellos tenían los ojos totalmente rojos y parecían no ser ellos mismos. Escucho unos gruñidos, cuando levanto la vista vio a una especie espectros levitantes, con capuchas negras volando a su alrededor. Intento usar su telequinesis para ahuyentarlos pero rayos cayeron sobre ellos, Estefan tembló porque sentía la energía de los rayos, era como si él pudiera invocarlos, una lluvia torrencial empezó a caer sobre ellos. Estefan otra vez intenté usar los rayos y ellos volvieron a caer afirmando su loca teoría.
El los podía controlar.
Pero esta vez se sentía mas débil. Cerró los ojos por un momento sintiendo como perdía la conciencia. Abrió los ojos nuevamente, notando que ya no estaba en el bosque, estaba en una especie cueva oscura y rara, con piedras color rojo en las paredes irregulares y con el suelo lleno de agua.
Hola Estefan.
Estefan busco la voz encontrando algo sin sentido, a unos metros de él , parecía verse a sí mismo pero con su cabello peinado totalmente hacia atrás y vestido de un traje negro de cuero grueso y con los ojos totalmente rojos.
Soy tu demonio, un gusto en conocerte.
Escucho un aullido.
¡Callate maldita sabandija! dijo el ser ¡Falta un año para que aparezcas!
***
—En toda mi vida aquí, jamas vi una lluvia de esta manera—Liam cargo la maleta, a pesar que tenía ruedas, el suelo estaba aún mojado y con pequeños charcos de agua—. No puedo creer lo que voy a decir, pero me alegra que te mudes, aun no puedo creer la cantidad de goteras que tenía tu departamento.
Leia sonrió cargando una pequeña valija, sus mejillas ardieron a recordar cómo despertaron a mitad la noche por las gotas de agua que se filtraba del techo, al comienzo había sido fastidioso, pero terminaron riendo y poniendo ollas debajo de todas goteras.
—Eso no debería ser un problema—le respondió alcanzandolo—. Se supone que esta isla tiene un clima seco.
—Yo tampoco entiendo que pasa...
—¡Ya llegaste!
Jose abrió la puerta con una gran sonrisa, se acercó a ellos para ayudarles con las maletas, pero Liam se opuso a que lo ayudara. José los guió hacia la nueva habitación de Leia. Esta se quedó impresionada con lo grande que era la habitación y lo hermoso que estaba decorado con tonos blancos y rosa pastel, grandes ventanales. Pero lo que más le sacó el aliento a Leia , fue la enorme cama con dosel.
Era preciosa.
—Lo mande a decorar apenas llegue—sonrió Jose.
Leia seguía sin habla. Liam estaba feliz por que sabia que Leia merecía ese cuarto y mas, también mosqueado porque no era él quien se lo daba.
—Tengo que hablar contigo Liam—José le palmeo el hombro—. A solas.
Los salieron de la habitación, dejando a una Leia aun embelesada con su nueva habitación. Liam seguía de mala gana a Jose, que lo llevó a una habitación que era una biblioteca que también parecía un estudio.
—Se que no te agrado—Jose se sentó en un pequeño mueble—. Es normal, cualquier hombre lobo se enojaría que su novia viva con otro hombre que no es su familia...
—Además que es mucho mayor y que no tiene mate, ni pareja alguna—Liam se cruzó de brazos apoyándose contra un estante—. ¿Es eso normal?
—Yo veo a Leia como mi pequeña hermanita—Jose nunca dejo de sonreír—. Seguramente ella te contó como nos conocimos, desde que la conocí nos volvimos buenos amigos, solo quiero protegerla, la veo como una pequeña niña que se ha ganado mi corazón con su cálida manera de ser y su humildad, yo solo deseo lo mejor para ella.
Liam suspira, no sentía ni veía en Jose, algún indicio de que decía una mentira. Solo asintió relajando su expresión.
—Bien— Liam le estiro la mano—. Le creo.
Jose estrecho su mano.
—Por cierto—soltó una risa burlona—. No quiero sonar impertinente, pero sabes muy bien, que los que ya estamos transformados tenemos un olfato desarrollado ¿verdad?
Liam asintió extrañado.
—Después de tener intimidad, te recomendaría darte una ducha, pude olfatear desde que llegaron lo que estuvieron haciendo anoche—Jose palmeo otra vez su hombro y Liam cerró los ojos avergonzado—. ¿Usaron protección verdad?
—Si.
—Y pensar que haces unos años veía como nacías—suspiro Jose melancólico—. Y la cara de tu padre cuando tu mamá elige tu segundo nombre, que recuerdos.
Liam sonrió, notando por primera vez lo gracioso que era Jose.
***
—¿Dónde está ese idiota?—gruño Bael entrando a la casa de de Joon como si fuera el dueño de esta.
—Buenos días a ti también—hablo Joon bostezando, apenas se levantaba.
—¡Estefan!
Bael subió a la segunda planta de la casa, Joon espero que Bael dejara de gritar y de revisar su casa. Bael bajo a la primera planta al darse cuenta de que Estefan no estaba ahí.
—¿Dónde está?
—¿Yo porque tengo que saber?
—¡Su mama esta preocupada por él!—gruñó Bael—. Es su cumpleaños y sabes muy bien que siempre le preparamos un cumpleaños sorpresa, que no es sorpresa para nada porque todos los años le hacemos lo mismo.
Joon suspiro cansado.
—No se nada de él hace dos días—Bael pudo notar las grandes ojeras que tenía Joon—. No me responde las llamadas y cuando fui a su casa ayer, ya no estaba...
—¿Pelearon?
—Algo así—Joon miro al suelo—. Es más un malentendido.
—Pues si no esta contigo, no tengo la menor idea de donde esta—Bael se rasco su cabeza—. Supongo que aparecerá al final en su fiesta sorpresa, ¿No vas a ir?
—No creo que quiera verme.
—Cámbiate y ve al palacio en una hora—le ordena Bael—. Creo que en su cumpleaños, debe haber al menos una persona que le agrade de verdad.
***
—Cálmate vampira—le hablo Alan a Catrina—. ¿No se supone que los vampiros no lloran?
—Otra gran mentira—gimoteo Catrina—. ¿Y si le paso algo a mi niño?
—Yo creo que es otra de sus rabietas—hablo Alex mirando su reloj de mano—. Si no aparece pronto, yo mismo iré a buscarlo.
—¿De verdad no sabes dónde está?—Gabriela se acercó a Joon, que había llegado hace unos minutos—. Tu paras pegado a él como garrapata.
—No hablo con él en días.—Dijo temeroso, ya que todos le prestaban atención.
Joon miró a José, y este le devolvió la mirada preocupado. Pensando si esto tiene algo que ver con la información que le dieron de Ruth.
Jose salió un momento de la sala preferida de la familia para reunirse en el palacio, hace mucho tiempo que no caminaba por los jardines del palacio, siempre le había gustado lo grande y hermoso que era. Camino por varios minutos llegando a uno de los rosales que habían ahí. Se adentro al laberinto de arbustos llenos de rosas llenas de espinas, era hermoso y peligroso a la vez.
—A mi mamá le pareció buena idea que te enseña la parte nueva del jardín.
Jose se volteo para enfrentarla.
—Si tu mama supiera lo que paso ayer, no dejaría que te me acerques.
—Pero nadie sabe que paso...
—Yo lo se—Jose alzó la voz sin querer—. Es más que suficiente.
—¿Estas molesto porque me fui sin avisar?—Gabriela sonrió acercándose, pero Jose empezó a caminar alejándose de ella.
—No soy un niño—le sonrió con sorna—. Yo me ido sin decir nada muchas veces.
Gabriela se quedó callada un momento mientras seguía a Jose, éste se adentraba mas en el rosal.
—Me gustas—le dijo Gabriela—. Y mucho.
—Parece que soy la maldición de las mujeres de esta familia. —Bromeo Jose.
—Y quiero usarte para olvidar a Theo...
A Jose le hubiera dolido menos una patada en los huevos.
—¿Crees que soy un maldito juguete o que niña?—le respondió llegando al final del rosal donde había una pequeña pileta.
—No—dijo ella juguetona—. Eres mas lindo que mi consolador.
Jose negó con la cabeza mordiéndose la mejilla. Ella tenía el don de sacarle de quicio.
—Primero, soy 19 años mayor que tu, segundo, eres hija de unos de mis mejores amigos—Jose le empezó a enumerar las razones por la cual eso estaba mal— Y tercero, estas muy vulnerable en estos momentos, sería como aprovecharme de ti
Gabriela se acercó acorralandolo.
—¿Ya terminaste?
Jose bufó indignado.
—En ningún momento te he escuchado decirme que no quieres corresponderme porque tu no quieres—Gabriela puso sus manos en su pecho—. Solo mencionas porque para otras personas estaría mal.
—Eres una niña...
—Para nada—Gabriela negó con la cabeza—. Créeme, no tengo un solo cabello inocente en mi cuerpo.
Jose la miró dolido.
¿Era por su esencia demoniaca?, quería creer eso, debía creerlo por su paz mental.
Gabriela lo beso y Jose no pudo negarse, su cuerpo la añoraba, su lobo la reclamaba y él la amaba, a pesar que estaba muy loca.
Se separó de ella con pesar, pero no dejo de sujetarla y mirarle a los ojos.
—Si seguimos así, nos podrán sentir.—Dijo Jose evitando que lo bese otra vez.
—¿Deberíamos irnos?—dijo ella recostandose sobre tu pecho—. No quiero que me sueltes, cuando estoy contigo, todo se siente bien.
Jose la abrazo con cariño y sintió como ella se apretujaba más a él.
—Tome una pócima para ocultar mi olor antes de venir aquí—hablo Jose—. Tu papa no podrá sentir mi esencia en ti.
—Eres muy precavido.
—Volvamos.—Le pidió Jose—. Seguramente ya llegara tu primo.
***
—Creo que es hora de que vayan a buscar a Estefan—Rosali miro mal a Oliver—. ¿Porque siempre son tan despreocupados con sus hijos?
—Yo no soy despreocupado con nuestros hijos—dijo cargando a la pequeña Diana—. Además, ¿quién se metería con él?
Odette entró a la sala con con un semblante triste.
—¿Tu no sabes dónde está tu bendito novio?—le pregunto Liam.
—Ya llevamos mucho tiempo esperándolo—añadió Gabriela.
—¿No lo encuentran aún?—habló Odette fastidiada—. Ayer terminamos.
—¿Terminaron?—Joon casi gritó, Bastián lo miro fastidiado, había llegado hace poco también.
—Ahora si iré a buscarlo—Alex se levantó preocupado.
La puerta se abrió con fuerza, todos se quedaron impresionados al ver a Estefan totalmente sucio y con cara de psicópata en serie, todos notaron que tenía los ojos rojos.
—¿Estefan?—preguntó Alex en un susurro.
—¡Abaddon!
Alan se había levantado gruñendo y desplegando sus alas, sus ojos también estaban rojos.
—Agares...— Estefan torció el cuello de una manera no humana—. Tanto tiempo sin verte hermanito.