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CAPÍTULO SIETE
🗯️ LA VERDAD.
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Después de caminar por el lugar, con sus audífonos puestos y la misma música de siempre en su walkman, no tenía mucha necesidad de regresar con los genios, pues prefirió dejarlos trabajar, así como no hallaba rastro de Rogers, quien desapareció misteriosamente.
Los agentes seguían trabajando, sin mucha información acerca de Barton o Selvig. Loki estaba increíblemente tranquilo, y por consecuencia, mantenía inquieta a June. Un salvaje como él, después de haber matado a tantas personas en un muy corto periodo de tiempo, se dejó capturar. Era hábil, conocía muchos trucos que lo podían sacar de situaciones difíciles, pero no practicó ninguno de ellos. Creyó que estaba siendo paranoica, pero las palabras de Aryda llenaban su cabeza una vez más: confía en tus instintos, es mejor equivocarse a ser el idiota que no notó lo que ocurría. Era una manera de resumirlo.
Sin mucho más que hacer, decide acercársele a Thor, quien estaba mirando por el gran ventanal, el cielo. Se pone de pie a su lado, aún con sus audífonos escuchando Brandy.
—Ustedes son príncipes —comienza June—. Crecieron como príncipes, fueron criados como príncipes, todos los trataron toda la vida como príncipes. Cualquiera podría comprender que son rebeldes porque los que siempre lo han tenido todo nunca paran de querer más. Son dioses, lo tuvieron todo. Fueron preparados todo este tiempo para ser reyes. Pero también atacaron mundos por coraje de niños —se cruza de brazos—. Esto es diferente. Él está enojado, algo desquiciado, aunque pretenda mostrar lo contrario. Lo vi en sus ojos, él no quiere diversión, aunque no pare de hacer chistes. Reconozco esa clase de miradas. He estado rodeada de locos toda mi vida, de gente llena de odio. ¿Por qué un príncipe que lo ha tenido todo perdería la razón de esa manera?
—Porque se ha perdido a sí mismo —responde manera corta—. La ira de Loki es feroz, y no es la primera vez que me los pasos a Midgard. No puedo permitir que su dolor afecte a más personas —se sincera—. En cuanto a mis acciones, te puedo asegurar que los últimos años he aprendido muchas lecciones que debí aprender mucho antes. Si algo tenemos en común mi hermano y yo, es que hemos perdido a personas importantes, perdimos la razón entonces, y tú y tus guerreros pagaron el precio por ello —el dios suspira—. Nunca debimos hacerlo.
—Bueno, i no fuera por eso, yo no estaría aquí —comenta, para después encogerse de hombros—. Y debes mejorar con tus disculpas, hijo de Odín.
—Mis disculpas, Lady June —ella se ríe de manera seca, ante la manera en que la llama—. En mi juventud adoré la guerra —murmura.
—La guerra aún no comienza —la voz de Fury capta la atención de ambos—. ¿Crees convencer a Loki de decirnos dónde está el Teseracto?
—No lo sé —murmura—. La mente de Loki está muy afectada, y no sólo desea poder, también venganza. Por mí. Y no habrá dolor que lo distraiga de su objetivo.
—Es lo que todos piensan, hasta que empieza el dolor —asegura el agente.
—¿Qué está pidiéndome que haga? —habla, de una manera dura.
—Quiero saber qué tan comprometido estás —le responde el hombre.
—Loki está encerrado, no puede hacer mucho desde aquí —interviene June.
—¿Y por qué siento que es la única persona en la nave que está aquí porque quiere? —recrimina el hombre, dejándolos pensando.
La teoría de Aryda comenzaba a tomar forma. No era la única con pensamientos inseguros acerca de la sencilla captura de Loki. Stark ya había presentado inquietudes, pero de otra forma. Él no confiaba en S.H.I.E.L.D., y June tampoco podía hacerlo. Eran una organización sospechosa, oculta entre cielo, literalmente. ¿Por qué ellos en primer lugar poseían el Teseracto?, ¿por qué estaba en la Tierra? Y lo que la castaña también continuaba preguntándose: ¿cómo rayos llegó a sus manos?
Sus dudas no eran solamente por Loki y la rareza de su aparente estrategia. Notaba que su urgencia no era que el pelinegro no tuviera poder sobre el Teseracto, la verdadera desesperación radicaba en que ellos debían poseerlo, que eran cosas muy diferentes. No bastaba ser demasiado brillante para darse cuenta del porqué. Los vulnerables apreciaban el poder, y los humanos siempre anhelaban poder.
El sonido de la voz de Natasha Romanoff atrajo su atención. Llamaba al director Fury, advirtiendo que Loki trataría de usar al doctor Banner de algún modo, dando a entender que él, por su protección y por la de todos en el lugar, tenía que permanecer en el laboratorio. Pidió que June y Thor fueran, probablemente, en caso de que las cosas se pusieran mal. Parecían ser los más capaces para ello.
June bufó, a la par que comenzaba a alejarse, en dirección al lugar de trabajo de los científicos a bordo.
Se encontró con la pelirroja, con su eterna expresión seria.
—¿Qué te dijo exactamente nuestro asgardiano favorito? —le pregunta la castaña.
—Que nos va a matar, empezando conmigo —resume—. ¿Cómo lo conoces, eh?
—Él y su hermano estaban muy molestos un día, buscando a su amiga, en realidad, y fueron a atacar al planeta en donde vivo, con todos sus amigos. Me quiso romper cuello, pero no lo dejé —también resume—. Loki, él se ha burlado del sentimentalismo todo el tiempo que ha estado aquí, pero fue por sentimientos que terminó aquí; se han contado historias terribles sobre él en este poco tiempo, ahora es peor. Los rumores llegan a todas partes.
—No es muy reconfortante.
—No buscaba serlo. Deben estar preparados para lo que sea, lo peor de lo peor. Y una bestia verde sería de ayuda, en dado caso de que las tropas de Loki lleguen —murmura sus últimas palabras.
—No me gustaba al principio, pero estoy de acuerdo —admite.
El dios del trueno las acompaña con su voz, llamando la atención de June. Extremadamente alto, le disgustaba un poco sentirse pequeña, el dios asgardiano era un poco más grande que los humanos promedio.
Los tres comenzaron a caminar en dirección al laboratorio, donde se supone, los necesitaban. June no encontraba sentido en ello, si el dios del engaño estaba encerrado, ¿qué daño podría provocar? O, mejor dicho: ¿qué podría hacer para que Banner generara algún daño?
No tardaron demasiado en llegar a su destino, en donde estaban las mismas personas, incluyendo ya al director Fury y el Capitán. Nadie lucía contento en esta habitación, lo que generó curiosidad en la chica de las estrellas.
—¿Usted sabía de esto? —habla Bruce, refiriéndose a la pelirroja.
—¿Quiere considerar retirarse de este entorno, doctor Banner? —le responde.
—Yo estaba en Calcuta, muy lejos de aquí.
—Loki lo está manipulando —menciona, acercándose al hombre.
—¿Y usted qué ha estado haciendo exactamente?
June bufa ante la situación. Heller tampoco se miraba muy contenta, en realidad, su postura y expresión eran tensas. Fue extraño, ella había llegado como un rayo de sol.
—No me voy a alejar solo porque esto la pone nerviosa —finaliza—. Quisiera saber por qué S.H.I.E.L.D. está usando el Teseracto para fabricar armas de destrucción masiva.
Bingo.
—Por culpa de él —Nick señala a Thor.
—¿Mía? —murmura.
—El año pasado la Tierra tuvo un visitante de otro mundo, cuya batalla dejó devastado a un pueblo —explica—. Y hace dos días una mujer con poderes intergalácticos con alcance desconocido del espacio exterior cayó del cielo como un meteorito —voltea hacia June—. Hemos descubierto que no solo no estamos solos, sino que también las armas de otros nos superan por mucho.
—Mi pueblo sólo quiere la paz con su planeta —dice Thor.
—Pero no son el único pueblo que existe, ¿o sí? Y no son la única amenaza. El mundo está repleto de personas que nadie puede vencer, tampoco controlar.
—¿Y usted cree que sí podrá controlar el cubo? No les asegura armas, ni seguridad, sólo se ponen en peligro ustedes mismos al lidiar con este tipo de fuerzas —interviene June.
—Su trabajo con el Teseracto fue lo que atrajo a Loki y a sus aliados. Le están avisando a todos los mundos que la guerra está preparada para batallas más avanzadas —exclama el rubio.
—Ustedes nos forzaron. Necesitábamos...
—Disuasión nuclear —interrumpe Stark—. Porque eso siempre calma todo.
—Recuérdame como te hiciste rico, Stark.
—Si aún fabricara armas, sería parte importante de esto —interviene Rogers.
—Ustedes los terranos tienen naves invisibles y armas mejores, pero después de veinte años siguen actuando exactamente igual —escupe June.
—¿Terranos? ¿Y qué se supone que eres tú? —le responde Rogers.
—Si hubieras prestado atención las diez veces que lo he repetido, lo sabrías, Capitán —contraataca. Stark sonríe ligeramente, mirando a Steve, de forma burlesca.
—Creí que eran más evolucionados; ustedes tratan a sus defensores como amenazas —exclama el dios del trueno.
June suspira. La única persona calmada en la habitación, era la rubia, quien mantenía los ojos cerrados, tratando de no escuchar las fuertes voces que discutían, mayormente por hombres enojados que querían las mismas cosas, pero de diferente forma. Sus ojos se abrieron cuando se dio cuenta de que no planeaban detenerse.
La castaña dejó su cuerpo caer en una silla cercana, burlándose mentalmente de la pequeña discusión que el Capitán América y Tony Stark tenían, creía que en cualquier momento su hombría iba a terminarse para descubrir quién era un mejor «héroe» para la Tierra.
—Qué gran equipo —habló Heller por fin—. Oh, por favor, continúen —les dice con sarcasmo al par que anteriormente discutía—. Son bastante buenos para apaciguar el ambiente, todos ustedes —su mirada se centra en Fury.
—Agente Romanoff, escolte al doctor Banner a su...
—¿A dónde? —interrumpe—. Ya rentaron mi cuarto.
—La celda solo era en caso de...
—En caso de matarme, pero es imposible, ya lo intenté —revela, llamando la atención de todos—. Estaba harto, ya no quería sentir dolor, así que puse una bala en mi boca y el otro sujeto la escupió. Seguí con mi vida y me concentré en ayudar a otros. Era bueno, hasta que ustedes me envolvieron en este circo y pusieron a todos en peligro. ¿Le cuento mi secreto, agente Romanoff, para conservar la calma?
June se puso de pie de inmediato, tomando una postura similar a la de todos frente a Bruce con el cetro en la mano, con un rostro no muy amigable.
—Doctor Banner, deje el cetro en la base —pide el Capitán.
Un sonido hace ruido, indicando la localización del cubo. Aquello logró calmar el ambiente, o por lo menos prestaron algo de su atención en lo que en realidad importaba. Mantuvo su mirada encima del doctor durante unos segundos, algo angustiada por la pequeña laguna mental en la que había estado.
—El Teseracto es de Asgard, no hay humano que pueda con él —exclama Thor.
—Pues, los asgardianos no son mucho mejores que los humanos, si somos honestos —habla June, acercándose a Charlotte.
—Señores... —la ligera voz de Heller hace algo de ruido.
Pero, ella no logra terminar de hablar, cuando un fuerte ruido, acompañado de una estruendosa explosión, logra separarlos a todos.
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