Isla Api

By ividsc

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¿Alguna vez te has preguntado que se sentiría viajar a otra dimensión? La mayoría de los jóvenes prodigios lo... More

Sinopsis
Prólogo
Primera Parte
Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Seis
Capítulo Siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve
Capítulo Diez
Segunda Parte
Capítulo Once
Capítulo Doce
Capítulo Trece
Capítulo Quince
Capítulo Dieciséis
Capítulo Diecisiete
Capítulo Dieciocho
Capítulo Diecinueve
Capítulo Veinte
Tercera Parte
Capítulo Veintiuno
Capítulo Veintidós
Capítulo Veintitrés
Capítulo Veinticuatro
Capítulo Veinticinco
Capítulo Veintiséis
Capítulo Veintisiete
Capítulo Veintiocho
Capítulo Veintinueve
Capítulo Treinta - Final
Epílogo

Capítulo Catorce

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By ividsc

Horas atrás.

Al verse separada de los demás Avery tomó todo con calma.

Sabia que si entraba en desesperación no podría pensar claramente, así que se concentró en salir de los túneles. En el camino se detuvo un par de veces a ver las extrañas criaturas que deambulaban por allí, estas la ignoraban.

Ellos realmente no podían verla, concluyó luego de llamar su atención. Cuando intento tocar una simplemente la atravesó, eso era algo nuevo, pero suponía que todas las criaturas de ese bosque eran igual.

—Si daban esa impresión —murmuró fascinada.

Cuando logró salir ya era de noche y la naturaleza a su alrededor había vuelto a brillar. Analizó la situación con calma, pero esta determinación titubeó cuando vio una escena desgarradora.

Bajo un árbol se encontraba Mark, este estaba ido, no parecía ser consciente de su alrededor, tenía una posición común en alguien asustado, estaba sentado con sus rodillas pegadas al pecho y la cabeza escondida entre estas. Al acercarse pudo escuchar murmullos incoherentes.

—Sarah —Era lo único que se entendía de sus frases sin sentido.

La castaña se acercó lentamente y posó una mano en su espalda, el joven reaccionó de inmediato e intento golpearla, pero ella lo detuvo a tiempo.

—Eh Mark —llamó—. Tranquilo, soy yo.

El pelinegro tenía la mirada perdida, empezó a hiperventilarse. Era una crisis, dedujo la joven.

—Mark —insistió mientras sujetaba su rostro en las manos—. Escúchame atentamente.

El tono empleado hizo que este la viera fijamente.

—Vamos a respirar lentamente —ordenó—. Sígueme.

Luego de estar largo rato inhalando y exhalado, pudo recuperarse de su crisis, al ser consciente de lo ocurrido, escondió el rostro entre sus manos avergonzado.

—No te preocupes —tranquilizó—. Encontraremos a tu hermana.

Este la miró sorprendida.

—Su nombre era lo único que decías, supongo que estar lejos de ella te puso así.

—Es la primera vez que nos separamos por tanto tiempo.

—Puede ser aterrador, pero te aseguro que la hallaremos.

Mentía, Avery mentía, aunque era algo que no solía hacer. A veces se preguntaba como las personas podían mentir tan fácilmente, en aquel momento descubrió que existían mentiras que podían salvar a las personas. Tampoco era algo imposible, estaba consciente de que podían reencontrarse, así como también sabía que podían estar muertos o ellos podrían morir antes de hallarlos.

Con esto en mente, escogió mentir, tal vez para calmar al mellizo o puede que para convencerse a sí misma, pero ambos se aferraron a esas palabras como si fueran un salvavidas.

—Lo haremos —aseguró.

***

Esa posibilidad disminuía con el tiempo.

Luego de cambiar de escenario y pasar del boque de las hadas al del terror, ella se obligaba a mantenerse fuerte, aunque el pesimismo la inundaba cada vez más.

Algunas criaturas salvajes los atacaron antes de caer la noche, Mark estaba orgulloso de haber sedado varias —cosa que sugirió la castaña, no permitiría que los matara—. Ambos estaban cargados con pistolas de dardos tranquilizantes, pero Avery no podía dejar de pensar que esas eran inofensivas, que tenían suerte de no haberse topado con las más feroces.

Ella vio rastros, también oyó maullidos y ruidos escalofriantes, no dijo nada a su compañero para no asustarlo, temía que entrara en otra crisis.

—Debemos conseguir un lugar donde pasar la noche —apuntó el joven.

Después de pensarlo durante todo el día la castaña no vio más opción que usar uno de los artículos del proyecto de Blaz, ambos estaban cansados y ninguno era lo suficientemente fuerte para mantenerse en guardia durante la noche, defender al otro, a duras penas podían cuidar de sí mismos en aquel ambiente hostil.

—Usaremos el auto —comentó.

—¿Estás segura? Dijeron que solo era para emergencias.

—Esto es lo más similar a una —dijo—. Necesitamos reponer energías, además podremos desplazarnos de forma segura en él.

—Bien.

De una pequeña caja rectangular, extrajeron un cuadrado que tenía impreso el icono de un auto, este podía sostenerse con los dedos. Luego de pasar la mano encima de este, con una opción del traje el auto empezó a crecer.

Pronto era de tamaño normal y desentonaba con el bosque.

—Es una belleza —silbó el pelinegro.

—No quería sacarlo tan pronto, pero es nuestra mejor opción.

Ambos recordaron las instrucciones de Blaz el día que presento el proyecto.

—Úsenlo en caso de emergencia, es práctico para llevarlo con nosotros de forma portátil, pero una vez lo regresen a su tamaño original no podrán volver a encogerlo, así que tengan cuidado, podrían tener que abandonarlo después de su que cumpla su finalidad.

—¿Pero si podemos agrandarlo no debería ser igual de fácil volverlo pequeño?

—No, estos diseños son únicos y para llevarlo a ese tamaño utilizamos una maquina muy grande que no funcionaria del otro lado. A continuación, les explicare las bases del mismo.

Blaz fue claro con ellos y Avery más que nadie sabía las implicaciones del proyecto, por eso le dolía un poco tener que usarlo de esa forma.

—Por lo menos podremos dormir tranquilos —respondió

La castaña le dio la razón, el vehículo tenia camuflaje incorporado, analizaría el entorno y se adaptaría este, además podrían hacer ruido en el interior sin alertar a las bestias.

—Venga, entremos —dijo el científico al verla tan inmersa en sus pensamientos.

Una vez adentro, se permitieron relajarse, activaron los modos y se prepararon para dormir.

—Es más cómodo de lo que creí.

—Intentamos pensar en todo.

—Les ha salido genial.

Hubo un silencio incómodo.

—Nunca me disculpe por comportarme como un idiota contigo.

—Eso está olvidado, además la paliza que te dio Alicia lo recompensó.

—Eso fue horrible, lo peor es que ella no fue enserio.

Ambos rieron.

—Ella es increíble.

—Lo he descubierto con el tiempo. Todos lo que fuimos seleccionado somos excepcionales.

—Claro que sí.

Las palabras implícitas eran: saldremos de esta.

No hablaron más, pero antes de que la castaña cerrara sus ojos escuchó al pelinegro susurrar.

—Gracias.

***

Llevaban un día ahí, Levi y Alicia no durmieron nada, era imposible hacerlo. Ahora estaban alertas al mínimo movimiento, esas bestias eran aterradoras.

—No puedo creer que hayamos perdido a la criatura —se quejó la mujer.

—Era muy rápida —justificó—, creo que disfrutó burlándose de nosotros.

—Lo hizo bien, ahora no podremos descansar.

—¿Por qué nos ha guiado hasta aquí?

—Buena pregunta, tarde o temprano vendríamos —razonó.

—Aceleró el proceso.

Después de caminar otro rato, frenaron de repente. Un aullido desgarrador rompió el silencio. Se asomaron por el risco que tenían diagonalmente, cuidando de no revelarse, estaban escondidos detrás de unos árboles.

El panorama era majestuoso, una manada de lobos se encontraba atentan a su líder, este se hallaba encima de una gran roca, con el hocico apuntando al cielo mientras aullaba de una forma que podría ser tan escalofriante como grandiosa.

Los jóvenes miraron la escena impactados, procurando hacer el mínimo ruido, tenían que irse de allí antes de ser notados.

—Shh —susurró Alicia mientras se llevaba el dedo a los labios.

Entonces la escena cambio totalmente, luego del largo aullido del alfa, la manada entera correspondió el sonido, este era tan fuerte que retumbó en la cabeza de ambos, no podían pensar, era insoportable.

En su desesperación activaron el silencio de sus trajes, las máscaras que hasta el momento solo les ayudaron para respirar aire puro, se convirtieron en aislantes de sonido. Ahora estaban sordos. Eso era un gran problema, tenían que comunicarse sin hacer ruido y no podían oírse a sí mismos, un solo error los dejaría al descubierto de los lobos.

Compartieron una mirada, fue suficiente para saber lo que tenían que hacer, ellos pasaron un largo entrenamiento, entrar en pánico era lo peor que podían hacer.

—Pobrecitos —rio el "hada" que los había guiado allí, contemplaba la escena desde el árbol.

—No deberías reírte de sus desgracias —contestó otra que estaba por allí—. Los humanos son muy distintos a nosotros, no me extrañaría que muriesen.

—Eso no sería divertido.

Ambas observaron como la manada se dispersó por todas partes después de culminar su aullido, estaban buscando presas que cazar.

—¿Podrán vivir?

Claro que podían, pero para aquellos seres, los humanos eran extraños e inferiores, por eso les resultaba difícil comprender que cada uno tenía particularidades que los hacían especiales. De cierta forma, estos no entendían que el enfrentar adversidades volvían más fuerte a cada individuo, que el entorno y quienes rodean al humano ayudaba a definir su personalidad, para esas criaturas era difícil comprender esos conceptos.

Alicia era un claro ejemplo de supervivencia.

La mujer no titubeo por un solo instante, después de todo lo vivido, ella se prometió no dudar, actuar con rapidez e inteligencia. Conocía panoramas peores que tener una manada de lobos salvajes a metros de distancia que ni siquiera los notaron.

Analizó la situación como solo alguien acostumbrado a los imprevistos podría hacerlo, detecto un camino opuesto del que vinieron, este evitaría que se toparan con los animales, con un riesgo adicional.

Cuando emprendió su marcha hacia el estrecho costado de una montaña, Levi dudo por un instante, este era como caminar como una cuerda floja, un paso en falso y caerían al vacío, sería difícil determinó. Aun así, siguió a la mujer confiando en sus instintos. Se sujetaron el uno al otro, los guantes del traje tenían una opción para ese entorno, estos sustituirían los picos del montañismo.

Aunque estuvieron a punto de caerse un par de veces, lograron llegar a la mitad ilesos, lejos del ruido desactivaron el aislamiento de sonido.

—Esto es una locura.

—Tómalo como practicar un deporte extremo —bromeó la mujer.

El pelirrojo negó con su cabeza, esa mujer sabía como hacerlo tomar opciones que no consideraría en otras situaciones, por seguridad.

—Se hace más angosto conforme avanzamos.

—Tranquilo —consoló—. Para ser alguien analítico estas muy alterado.

El joven se detuvo tenso. La mujer sonrió socarronamente.

—No me digas —comenzó—, que le temes a las alturas.

—No puedes temerle a algo que no has experimentado antes —contestó a la defensiva

Alicia soltó una carcajada. Un poco antes de llegar, como era tan grande piso en falso y se resbaló.

—No pasó nada —dijo antes de escuchar como la tierra de desprendía.

Esta vez sí cayó.

Por un momento se sintió volar, luego la adrenalina la hizo reaccionar.

Ambos jadearon cuando quedó colgando sujeta al traje de Levi, este sintió todo el peso, se afianzó a la pared sobresaliente con fuerza, ella siguió riendo mientras se sujetaba del otro muro y escalaba con cuidado para alcanzarlo.

—Estás demente —gritó Levi.

—Eso fue divertido —respondió mientras se incorporaba detrás de él.

—Eres la única persona que se ríe en una situación así —regañó—. Casi se me para el corazón cuando te vi caer.

Continuaron mientras hablaban

—Te lo dije... Deporte extremo.

Al llegar, Levi se echó sobre el pasto murmurando.

—Piso, piso —Se abrazó a este—. No volveré a hacer algo así en mi vida.

—Deja de lloriquear.

—Tienes serios problemas para presentir la muerte.

Se puso la mano encima del pecho, su corazón seguía acelerado. La mujer solo lo miró divertida.

—Después de estar cerca de la muerte tantas veces dejas de temerle.

Ella soltó la cuerda que los ataba y la guardó, ayudó al pelirrojo a incorporarse.

—Sigamos, tengo la esperanza de encontrar otra de esas paredes y cambiar de escenario —admitió—. Necesito descansar.

—Yo igual, mientras más tiempo pasemos aquí, menos podremos dormir.

Levi se acercó a Alicia para decirle.

—¿Lo notaste?

—¿A esas molestas cosas sobre el árbol? —inquirió

—Deberíamos llamarlos de una forma específica —consideró—. Sí, han estado observándonos y no se molestan en esconderse.

—Disfrutan viéndonos sufrir.

—Será a mí, porque tú eres una roca.

Ella palmeó su hombro.

—Esto confirma lo que creíamos.

—Solo quería atraernos al bosque maligno —Intentó bromear, pero le salió sin ánimos.

—Pues les funcionó el plan, queda descubrir la razón.

Retomaron su camino, con la esperanza de despertar de esa pesadilla.

A lo lejos las criaturas feéricas volvían a hablar.

—Los humanos son interesantes.

—Más divertidos de lo que imagine —contestó la que conservaba una máscara en la mano—, podría acostumbrarme a ellos.

—No eres la que decide eso.

—Tienes razón —Se lamentó.

—Vuelve ya con tu otra mitad, cumpliste el favor que te pidió.

—Espero que seas asignada pronto para volver a verte.

Se miraron divertidas.

—Todo a su tiempo.

—Adiós.

La criatura se trasformó en una majestuosa ave de plumas tornasoladas, emprendiendo así su camino a casa. Mientras que la otra observó a los humanos hasta que se perdieron nuevamente en el bosque.

—Suerte, viajeros.

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