La Ilusión de una Verdad |ECA...

By AzenethMireles

27.7K 2.1K 1K

Primera parte de la saga: El Camino al Paraíso. Aunque te vallas, sabes que jamás podrás huir de tu pasado... More

Aclaración
Dedicatorias
Prefacio
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capítulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capítulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capítulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Epílogo
ESPECIAL *Conociendo a Cathalinna Capaldi*
ESPECIAL *El desastre que es mi vida*
ESPECIAL *Compras Navideñas*
Último especial

Capitulo 29

32 5 4
By AzenethMireles

(Son cosas de Chicas)

 El segundo partido también lo ganó Columbia contra las Águilas de Michigan, así que los ánimos estaban bastante altos en la universidad, el siguiente partido sería contra Yale y la competitividad se respiraba en toda la Familia Angelical.

Raymond aún tenía curiosidad sobre Samantha y David, pero no preguntaba mucho. Esperaba que las dudas quedaran un poco más claras para él después de la visita de hoy. Teníamos la casa impecable para recibir a las visitas y por fin los pisos de todas las terrazas estaban pulidas...

Había hecho a Clary bañarse temprano y acicalarse el cabello, Raymond ya también estaba aseado y fresco cuando yo salí del vestidor lista para recibir a las visitas.

—¿Tienen niños? —inquirió Clary mientras acomodábamos las galletas de algodón que habíamos horneado esa mañana.
—Sí, dos, una niña y un niño —le expliqué.
—¿Son pequeños o grandes?
—Supongo que pequeños —le dije después de hacer mentalmente cuentas sobre cuanto tiempo llevaba Samantha fuera de Grecia.
—Espero que no sean desastrosos —dijo pensativa— porque luego soy yo quien tiene que recoger todo.

Raymond y yo la miramos divertidos y aguantamos la risa cuando ella salió de la cocina rumbo a su habitación.

—Entonces... es hija de tu nana —dijo Raymond aprovechando la hora de las preguntas.
—Sí, ella es la mayor, Rodrigo alrededor de dos meses mayor que yo.
—¿Y vivieron juntos en Grecia?
—Pues, convivíamos bastante, pero ellos vivían en las casas de servicio, además de que no iban a la misma escuela que Gemma y yo. Comíamos juntos y jugábamos los fines de semana...

—¿Cuándo se fue ella de Grecia? —inquirió Raymond preparando la mesa.
—No lo recuerdo exactamente yo debía de tener alrededor de diez cuando ella se fue a México con sus abuelos, desde ahí no supimos mucho más de ella. Rodrigo se quedó en Grecia con mi nana.

En ese momento se abrieron las puertas del ascensor. Raymond y yo nos acercamos y Clary llegó corriendo y acicalándose el cabello para verse lo más presentable posible.

—Hola Sam —saludé a la recién llegada.
—Hola pequeña Cathy, es bueno verte —dijo observándome de cabeza a pies.
—A tí también Sam.
—Hola Raymond —saludó David y Raymond le devolvió el saludo.

—Estos son Elizabeth y Santhiago —presentó Samantha.

Me agaché para poder saludar a los niños. Eran dos pequeños encantadores, el niño tenía unos ojos castaños claro muy lindos enmarcados por unas largas pestañas características de la familia de Sam y la niña no se quedaba atrás, con la ligera diferencia de que ella tenía los ojos obscuros como Samantha, pero ambos conservaban el espeso cabello negro de los Carbajal.

—Hola niños, yo también tengo alguien para presentarles —dije mirando a Clary— ella es mi hija Clary —dije abrazándola— Nena, ellos son Santhiago y Elizabeth. Son algo así como mis sobrinos. 

Clary se acercó a ellos y se presentó de la forma más extraña que le había visto.

—Hola, soy Clarissa Monserrat Rickford, tengo seis años, mi cumpleaños es el 2 de noviembre, me gusta bailar ballet, mi princesa favorita es Cinderella y Maleficent se acaba de convertir en mi villana favorita. Odio el color rosa, pero me gusta el azul, mi animal favorito es el cisne, no me gusta que destrozen mis cosas —dijo con la mirada entornada hacia los niños, pero enseguida la suavizó— pero tienen permitido tocar todo, siempre que lo regresen a su lugar o mi mamá me mata. Bienvenidos, mi casa es su casa, mi habitación su habitación y mis juguetes son los suyos... bueno, solo mientras están aquí, no pueden llevarse nada de recuerdito.

Los niños seguían sin decir media palabra y Clary esperaba tan expectante como nosotros una reacción de su parte.

—No lo tomes a mal Clary, pero ellos no hablan mucho —explicó Samantha, la miré extrañada.
—¿Pero hablan? —preguntó Clary sorprendida— porque si no hablan será difícil que juguemos a algo.
—Ellos te van a entender perfectamente Clary descuida —dijo David sonriente.
—Bien —dijo Clary poco convencida pero aún así preguntó— ¿Seguro que pueden jugar?
—Ellos pueden —dijo Samantha.

—No sabía que eras tía Cathy —dijo Clary sonriendo.
—Bueno, estoy llena de sorpresas —dije guiñándole— como ellos, sé amable Clary, ¿De acuerdo?
—No prometo nada mami —me dijo Clary con su mejor sonrisa inocente.

—Hay Muñeca —le dije divertida y poniendo los ojos en blanco, sabiendo que no haría caso— Pórtate mal...
—Y niégalo todo —me contestó ella sonriendo.

Ese era un pequeño lema que teníamos para cuando le daba permiso de portarse un poco mal, nada desastroso, pero si podía hacer uno que otro desastre.

Dejé a los niños en la sala y me dirigí al comedor con Ray, Sam y David.

—Los encargué con Clary, estarán bien —les aclaré a Sam y Adam.
—Gracias Cathy —me dijo Sam.

—Perdón que pregunte pero... ellos son —titubeó, estaba nervioso— ¿Mudos?
—Oh no, ellos hablaban, al menos Santhy lo hacía —explicó David.
—Santhy no habla desde el accidente en el que murió su tía —explicó Samantha preocupada— Eli estaba aprendiendo a hablar pero siempre que lo intentaba Santhy la pellizcaba para que ella no hablara o le cubría la boca con lo que tuviera a la mano, después de un tiempo, Eli dejó de intentarlo, ahora no podemos sacar ninguna palabra de ninguno de los dos, pero nos hemos acostumbrado.

—Hemos intentado con varios psicólogos, pero nada da resultado, Santhy no quiere hablar simplemente —dijo David.
—Lo siento mucho —dijo Raymond y pude ver en sus ojos el entendimiento de la pérdida de alguien.

—Estamos intentando superarlo, estamos aprendiendo el lenguaje de señas, funciona a veces, pero Santhy se niega a veces a usarlo —aclaró Samantha.
—Supongo que Nana no sabe de esto —inquirí.
—Claro que no lo sabe, ella se volvería loca —dijo Samantha.
—¿Y Rodrigo?
—Tampoco sabe nada, Cathy él sigue molesto conmigo, sigue insistiendo en que los abandoné a él y a mamá, aún no me perdona haberme ido de Grecia.

Raymond y David pronto se enfrascaron en un caluroso intercambio de opiniones civilizadas acerca del partido de ayer y se olvidaron de nosotras, decidimos dejarlos en el comedor y Sam y yo nos fuimos a la cocina.

—Supongo que entonces le sentó como una patada en el estómago que yo hiciera lo mismo —concluí.
—No es tu culpa, él solo veía lo que quería ver.
—Aún así me siento culpable —le admití.
—Nunca le diste esperanzas —dijo ella.
—Sí, pero tampoco le dije terminantemente que no... supongo que en un afán de cuidar sus sentimientos terminé lastimándolo más.

—Vas a contarme ¿Qué hizo tu mamá?
—¿Recuerdas a Gavril Soileidis? —inquirí.
—¿Tu eterno crush cuando eras niña? —dijo divertida, yo asentí— a mi hermano le daban dolores de cabeza verlo en tu casa, se ponía excesivamente celoso.

—Bueno, salimos un tiempo, pero lo terminé, él no lo tomó bien y me acosaba, se detuvo por un tiempo... supongo que mientras planeaba su estrategia... mi madre me comprometió con él para tener a los Soileidis como socios en la constructora.

¡Chingada Madre! Sabía que era una mierda de persona pero nunca pensé que también contigo sería así —dijo en español haciéndome reír, pero al verla seria me preocupé.
—¿Por qué lo dices?
—Tal vez ustedes no se daban cuenta, eran muy pequeños, pero siempre hubo algo raro en tu madre... ella nunca me gustó mucho y yo a ella tampoco le gustaba. Cathalinna, yo no me fui solo porque quería... ella me obligó a irme —dijo insegura— en ese momento tenía diecisiete y era inexperta, y Déborah me daba miedo, así que por eso acepté irme, diciéndole a todo el mundo que era porque yo quería irme.

—¿Qué te hizo?
—Ví algo que no debía ver Cathalinna... cuando tuviste el accidente... —vaciló lamiéndose los labios nerviosa, yo solo la miraba sin entender nada— no debiste despertar.
—¿De qué rayos me hablas?
—No voy a engañarte Cathalinna, Rupert... bueno, no fue un accidente, él realmente quería... él lo hizo apropósito, sus intenciones eran claras.

—Nunca debí despertar... —me costaba asimilar esa información. ¿Rupert de verdad me quería muerta?
—Cuando Déborah descubrió que yo lo había visto todo se puso como energúmeno, ella no quería que nadie culpara a Rupert, me dio miedo, no sabía que pensar, tenía a una hija en el hospital debatiéndose entre la vida y la muerte ¿Y lo único que le preocupaba era que nadie culpara a Rupert?

—¿Se lo dijiste a alguien? —pregunté aún sorprendida.
—A tu abuela Rossetta, pero a tu mamá le dije que no se lo había dicho a nadie, Cathalinna, ver sus ojos... era como ver al mismísimo demonio, le dije lo que quería escuchar y listo, me dijo que me quería lejos para evitar que abriera la boca y el resto es historia.

—¿Cómo fue que llegaste a Manhattan?
—Cuando conocí a David, nos conocimos en Los Cabos, ambos estábamos de vacaciones, yo iba con unas amigas —entonces una sonrisa bobalicona apareció en su rostro y me hizo sonreír con ella— no volví con ellas a Navojoa.
—¿Amor a primera vista? ¿Enserio? —le pregunté, Gemma estaría encantada de oír esa historia con detalles.

—Supongo nada muy diferente a lo tuyo —y reconocí la mirada patentada de Gemma en Samantha.
—Rayrick y yo no somos nada más que amigos —le dije.
—Claro... Cathalinna, sé de donde vienen los bebés, te recuerdo que tengo dos.

Y entonces sentí cómo me ruborizaba y mis orejas se ponían calientes.

Sam, no estoy embarazada, pero es la única forma de convencer a mi mamá de dejar esto del compromiso —dije en español.
Sin embargo esa niña de allá —dijo señalando fuera de la cocina— te dice mamá.
Es otra cosa, ella no tiene mamá, supongo que me ve como a su mamá.

Samantha me observó, por demasiado tiempo para mi gusto.

El chico Raymond... él es más tu tipo —dijo ella entonces— Me gusta, te vez feliz, solo veo un problema acá... y es ¿Qué vas a hacer cono todo lo del embarazo al final? Porque se supone que tienes... ¿Cuanto?
A fin de mes ocho —dije preocupada, sabía que ella tenía razón, esto se nos estaba yendo de las manos y necesitaríamos un plan de evacuación urgente— pero ya lo estamos resolviendo.
—Menos mal. No quiero verte en problemas, eres como de mi familia.

Tendríamos que hablar seriamente del tema con Raymond y su familia... porque de resuelto, este asunto no tenía nada. Después de la comida Sam y yo seguimos charlando en una de las terrazas de la casa desde la que podíamos ver a los niños en la sala, había decidido que al menos de mi vida, había compartido lo necesario así que decidí cambiarle el tema a uno más seguro para mí.

—¿Solo no hablan o tienen algún otro problema?
—Por lo demás, son completamente normales, juegan, incluso la pequeña ríe, y hace sonidos. En sus clases, hacen las cosas y están al pendiente de todo. Siempre acostumbramos hablar con los profesores para ver si hay problemas, pero todo es normal mientras no se les pida que hablen.

—Santhy es quién más me preocupa, desde el accidente no ha dicho palabra, y no ha vuelto a sonreír, ni en su cumpleaños, ni con chistes. Me preocupa que le esté afectando psicológicamente más de lo necesario. Ya no sé qué hacer, estaba muy pequeño para ver lo que vio. Él lo supo Cathalinna, supo que su tía no volvería; y ella era su tía favorita, Santhy la adoraba, la veía como su máximo. Solía decir que cuando fuera grande sería como ella. Hay veces que me arrepiento de haberlo dejado ir aquella vez.

—Sam, tranquila, estoy segura de que van a superarlo y pues si quieres puedo hablar con un médico amigo de la familia de Ray, tal vez conozca a alguien que los ayude con el caso de Santhy.

Dije pero Samantha ya no me estaba escuchando, veía totalmente embelezada, confundida y alarmada hacia el interior de la casa, por automático mis alarmas se encendieron y busqué el objeto de su mirada.

En la casa, Clary estaba parada frente a Santhy ella le tomaba las manos y las movía alternativamente adelante y atrás, como si estuviera intentando bailar, de fondo estaba la canción de "Seasons" de Elton John una de las favoritas de Clary y justo en ese momento comenzaba la letra, Clary era la que se movía, Santhy solo estaba quieto, y sin expresión alguna en su pequeño rostro, entonces ella hizo ademán de una vuelta y alzó la mano de Santhy para pasar ella por debajo, cuando lo logró se paró de nuevo frente a él dando pequeños saltos y aplaudiendo efusivamente, entonces ella le sonrió y Santhy también lo hizo.

Sam a mi lado ahogó un grito de emoción cuando Santhy tomó la otra mano de Clary y la hizo dar una vuelta, pero ahora con la otra mano. Entonces Clary tomó la manita de Santhy y la puso en su cintura de ella, y ella puso su mano en su hombro, entonces Clary comenzó a moverlo lentamente, giraban básicamente en su mismo lugar, y parecían pingüinos, pequeños pingüinos tambaleándose.

No pude evitar pensar que era extremadamente tierno. Clary estaba acostumbrada a bailar, pero seguramente Santhy no lo estaba, sin embargo se notaba su expresión concentrada, lo estaba intentando por Clary, pues cuando ella no ponía atención él la miraba con ojitos anhelantes.

Entonces Santhy alzó la cabeza y vio a Sam y se separó de Clary, incluso la empujó, haciendo que ella cayera sentada al suelo. Conocía a mi Clary, a ella no iba a gustarle eso y lo corroboré al mirar sus ojos tormentosos. Cuando Santhy se dio cuenta de lo que había hecho se apresuró a levantarla con toda la seriedad del mundo.

Tanto Samantha como yo nos acercamos a la sala. Estaba casi segura que Clary rechazaría su ayuda, eso en el mejor de los casos, en el peor lo haría caer a él también. Sin embargo mi pequeña niña me sorprendió de nuevo aceptando la mano de Santhy para levantarse.

—Gracias —le dijo Clary con una voz gélida, cruzada de brazos y con un pequeño fruncimiento de su ceja izquierda— pero no debiste empujarme, ni que hubiéramos hecho algo malo.

Conocía perfectamente bien a mi hija, como para saber que estaba molesta. No le había gustado que Santhy la empujara. Pero me sorprendía lo educada que se mostraba a pesar de que estaba furiosa con el niño.

Sam corrió con Santhy y comenzó a hacerle preguntas y a tratar de que riera de nuevo. Yo fui a hablar con Clary.

—Veo que al final encontraste una forma de hacer algo con ellos sin hablar.
—Creo...

—¿Le enseñabas a bailar? —le pregunté.
—No, solo intentábamos hacerlo. Pero no es como que le pusiera entusiasmo —y ahí estaba de nuevo la voz molesta con esa ceja izquierda levantada.
—¿Tu querías que bailara contigo? —la piqué.
—No tengo amigos niños mami, creí que sería lindo tener uno, pero no creo que él quiera, además no dice mucho. ¿Como puedo yo platicar con alguien que no dice nada?

Notaba abatimiento en su voz. Clary era usualmente una niña terca y decidida, que lograba lo que quería, si ella había querido que ellos hablaran con ella y no lo había conseguido, era como una derrota personal para ella.

—Bueno, con un poco de paciencia tal vez logres que hablé contigo, si es muy callado, tú eres muy platicadora y una de dos, o tu acabas siendo calladita... o él termina hablando —le dije a mi niña con una sonrisa.
—Está bien. ¿Podemos ir a jugar a mi cuarto?

Raymond y David habían llegado a la sala corriendo al escuchar a Samantha gritar, ahora ambos padres intentaban hacer que el niño hiciera... algo. Pero Santhy seguía tan estoico e impasible como cuando había salido del ascensor.

—¿Qué sucedió aquí? —inquirió Raymod cuando llegó a mi lado.
—Santhy le sonrió a Clary —dije muy bajito para que ella no escuchara— Sam se volvió loca al verlo.
—Bueno... no es por nada pero ¿Quién no le sonríe a Clary? —dijo con un dejo de orgullo que enseguida amé, Raymond de verdad estaba involucrándose con Clary.
—Supongo que tienes razón.

Observamos a Samantha y David por un rato más hasta que ambos se rindieron por fin con Santhy y algo decepcionados dijeron que era mejor irse. Calry seguía mirándolos como si fuesen aliens.

—Creo que ya se van Muñeca.
—¿Puedo invitarlos otro día entonces? —me preguntó aún algo molesta— le prometí a Lizzie que le enseñaría a cenicienta y mis demás muñecas.
—No es mala idea —dije pensando en lo que había pasado hacía unos momentos— podemos preguntarle a su mamá, pero antes debes preguntarles tú si quieren venir —entonces corrió hacia donde estaban Sam y Adam poniéndoles los abrigos a los niños.

—Lizzie, Thiago, ¿Quieren venir a jugar otro día? —ya estaba un poco más animada. Era lo que me encantaba de esa edad, los enojos solo duraban poco tiempo. La pequeña movió la cabecita aprobatoriamente muchas veces, mientras que el pequeño solo dos veces solemnes accediendo también.

—Luego... luego... nos ponemos de acuerdo por teléfono Cathy —dijo una Sam aún estupefacta.
—Claro Sam, y ese día tal vez pueda venir Mattew también.
—Si... estaría bien —No estaba segura de que hubiese puesto total atención, pero decidí dejarle el tema por la paz al menos por ahora.

—Nos vemos Lizzie —dijo Clary dándole un besito en la mejilla a la niña, luego se volvió al pequeño— Nos vemos Thiago —y también le dio un beso en su mejilla, y le susurró algo, que provocó en el pequeño una pequeña sonrisa casi imperceptible.

Una vez los Madworth habían desaparecido por el ascensor Raymond se volvió a Clary.

—¿Cómo les llamaste Muñeca? —le preguntó.
—Lizzie y Thiago
—¿Y son buenos? —siguió Ray.
—Lizzie es linda —dijo Clary encogiéndose de hombros— Thiago... cuando no te tira —dijo ella simplemente volviendo al tono gélido y se fue hacia su cuarto.

Rayrick y yo solo nos miramos, él no entendiendo nada y yo fracasando totalmente en mi intento de ocultar mi sonrisa.

—¿Y a Clary que le pasa? —inquirió con un verdadero tono de desconocimiento— se está haciendo a tu modo ¿Sabes? su mirada da tanto miedo como la tuya cuando estás molesta.
—No te preocupes, yo hablo con ella, son cosas de chicas —dije comenzando a subir las escaleras aún con una sonrisa.

**********

¡¡Seres de Luz!!! Espero estén bien esta semana ¿Cómo llevan lo del confinamiento? ¿En sus países cómo se está manejando?

Este capítulo me encanta, sobre todo porque Thiago y Lizzie son importantes, más de lo que todos podemos imaginarnos... tengo tantos planes para ambos...

En fin, espero disfrutaran la lectura, si quieren y tienen tiempo, y aún quedan Fans de PJO por esta historia, pueden pasarse por "El Secreto del Olimpo" otra de mis historias que amo. Si alguien se pasa por ahí díganme ¿Qué opinan de Lyra?

Sin más por ahora

Abrazos y Saludos

16/07/20

Azeneth

Continue Reading

You'll Also Like

8M 316K 43
Lara, una chica irreverente es enviada a un remoto lugar en México. Si de por sí es horrible estar aquí lejos de la tecnología y de las cosas que con...
91.6M 8.5M 65
El pueblo de Wilson es tranquilo, regido por sus costumbres y creencias religiosas muy estrictas, donde Leigh ha crecido, siguiendo cada regla y paut...
3.3M 209K 70
Destacada del mes de MARZO-ABRIL DE CHICK-LIT ES Libro 1 de la Saga Tough Bianca Santoro tiene el matrimonio perfecto, o eso creía, después de meses...
537K 62.6K 15
Harry había pasado por varias injusticias a lo largo de su vida. Había perdido y amado; preguntado y respondido. Pero aquella vez, cuando sabiendo qu...