—Ella y yo no somos nada — el grito de Stiles provocó que todo mi cuerpo se estremeciera.
—Por favor es hora de ser honestos — suspiro tratando de no llorar —Solo di si sientes algo todavía por ella.
—Que no siento nada por Lydia ¡Maldita sea!
—Ella fue tu primer amor, entiendo si aun no la has olvidado del todo.
Se que soy una idiota masoquista pero el y ella han estado juntos y al verlos me duele por que veo más que una amistad ahí.
—¡Basta! Deja de inventar cosas que no son ciertas, yo ya supere a Lydia por ti.
—No del todo — mis palabras fueron la gota que derramó el vaso. El de inmediato derribo la mesa en un ataque de ira.
—Si tanto quieres que ella y yo estemos juntos bien conoces la salida.
Contuve mis lágrimas y solo lo mire por ultima vez antes de irme de su casa mientras camino de vuelta a cas me permite llorar y sollozar y creo que volveré con mi familia a New York. No podré superarlo mirándolo junto a ella todo los días en la escuela.
Entro a mi departamento y paró en seco. Por alguna razón siento que algo anda mal. Revisó alrededor y noto que muchas de mis pertenencias están cambiadas de lugar. Camino a mi cocina y procurando de hacer el menor ruido posible sacó un cuchillo. Mi corazón late descontroladamente mientras a pasos lentos reviso mi departamento.
Al encender la luz de mi habitación compruebo que todo se encuentra en su lugar y estoy a punto de soltar el cuchillo cuando unas manos me sujeta y cubre mi boca.
—Creo que están son malas horas de llegar muñeca.
Intento atacarlo con el cuchillo que tengo a la mano pero el toma de mi muñeca y mueve de ell a bruscamente provocando que la soltara pero al hacerlo ocasiona que pase cerca de mi cara y haga un corte sobre mi mejilla.
—Creo que podré divertirme contigo.
El me voltea y me lanza hacia la cama. No puedo ver su rostro por que esta cubierto con un pasamontañas. Comienzo a patear y a tratar de liberarme de sus manos lo cual causa que su agarre fuera más fuerte cada vez y empezaba a doler.
—Por favor, por favor llévese lo que quiera pero no me toque se lo ruego — el solo sonrió.
—Ruega lo que quieras pequeña tengo años sin divertirme con una mujer.
El rápidamente toma un pequeño trapo de una mesita de noche y me lo mete a la boca para así evitar que haga ruido. El trapo me dificulta la respiración más cuando apenas penas recordaba como respirar. El hombre sujeta mis manos y con sus rodillas inmoviliza mis piernas. Luego con una mano libre comienza a desabotonar mi camisa y mi primer reflejo es tratar de sacudirme para alejar sus manos de mi pero debido a como me tiene sujetada me es prácticamente imposible, en eso el teléfono en mi bolsillo trasero comienza a sonar y no sabía si alegrarme o preocuparme más.
El hombre toma mi celular y me lo enseña con una sonrisa en el rostro.
—¿Es tu novio? — veo en la pantalla que dice ¨Amor¨ se me escapa una lágrima y intento zafarme más fuerte.
—Demole una sorpresa a tu amorcito.
El vuelve a acercar el teléfono hacia mi y me susurra.
—Gime muñeca.
Lo veo contestar la llamada y me quedo callada negándome a hacerlo rotundamente.
—¿(T/N)? — El hombre toca la herida en mi mejilla y el ardor provoca que haga un quejido de dolor.
—¿Amor estás bien? — al escuchar como me llamo lloro sin poder evitarlo.
—Gime — vuelve a ordenar el hombre.
Ignoró su petición y con todo mi esfuerzo logró sacar el trapo de mi boca y sin dudarlo grito.
—¡Stiles!
El hombre de inmediato me golpea y cuelga la llamada.
—Acabas de cometer el mayor error de tu vida.
En su momento de distracción lo empujo y salgo corriendo como nunca lo hice pero no fui lo suficiente rápida por que el me alcanza y me jala de los tobillos derribándome al suelo, él de inmediato se trepa encima mío.
—Me hubiese encantado divertirme contigo pero eso a cambiado preciosa.
Lo veo sacar una pistola de su pantalón y me congelo.
STILES
Cuando la patrulla parquea al instante salgo corriendo de ella hacia el departamento. Segundos antes de poder llegar el sonido de un disparo me congela pero de inmediato vuelvo a correr rogando que nada malo le haya pasado. Su puerta se encuentra cerrada inmediato vuelvo a escuchar otro disparo y derribó la puerta. La busco desesperado y cuando la veo, en el suelo con una pistola en las manos y un hombre ensangrentado al lado de ella.
Corro a su lado y al mirarla a los ojos noto que se encuentran cansados la acerco hacia mi y es cuando noto la sangre que brota de su estómago.
—No... no, no, no
La vuelvo a mirar a los ojos mientras trato de detener la hemorragia. Mi padre entra y me mira con ella en mis brazos.
—¡Llama a una ambulancia! — grito, el asiente y da órdenes a través de la radio.
Vuelvo mi concentración hacia ella quien quiere cerrar sus ojos pero no se lo permito.
—Quédate despierta, no te duermas por favor.
—Tengo mucho sueño — la oigo susurrar.
—Lo se, lose pero no te duermas por favor no te duermas por el amor de Dios.
—¿Stiles?
—Quédate conmigo amor, no me dejes.
—Te amo — la sigo mirando a los ojos y odio la manera en la que me ve, como si estuviera despidiendo.
—Yo también te amo, te amo maldita sea y por eso te prohíbo que me dejes
Una pequeña y débil sonrisa se le dibuja en sus labios. Esos labios que tanto adoro y ahora se están tornando pálidos.
Unos paramédicos entran y me obligan a separarme de ella. La llevamos al hospital y las horas pasan como años. Camino de un lado a otro con desesperación aniquilándome en mis pensamientos.
En eso Melisa aparece y me regala una sonrisa.
—Ella estará bien — y sentí el mayor alivio en mi vida, fue como si volviera a respirar.
—Sigue muy débil y perdió mucha sangre,pero se recuperará.
Asentí —¿Puedo verla?
—Claro, ya despertó.