"Dancing with the Devil." | J...

By Myhem18

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🌹 ESTA HISTORIA NO ME PERTENECE. TODOS LOS CRÉDITOS CORRESPONDEN A @BooDarkness ÉL ME HA DADO EL PERMISO COR... More

sᴜᴍᴀʀɪᴏ.
ᴀᴅᴠᴇʀᴛᴇɴᴄɪᴀs.
ᴘʀóʟᴏɢᴏ: ɪ // ɪɪ.
ᴘʀóʟᴏɢᴏ: ɪɪ // ɪɪ.
ɪ: ɪɴᴠᴏᴄᴀᴄɪóɴ.
ɪ: "ᴅɪᴏs ᴛᴇ ʙᴇɴᴅɪɢᴀ".
ɪɪɪ: "ᴍᴀʟ ᴘᴇʀsᴏɴɪғɪᴄᴀᴅᴏ".
ɪᴠ: "ɴɪɴ̃ᴏ ғᴀᴠᴏʀɪᴛᴏ".
ᴠ: "ᴀᴛᴀϙᴜᴇ ᴀʟ ᴄᴏʀᴀᴢᴏ́ɴ".
ᴠɪ: "ᴄᴀsᴛʀᴀᴛɪ".
ᴠɪɪ: "ʟᴇɴɢᴜᴀ ᴀғɪʟᴀᴅᴀ".
ᴠɪɪɪ: "ᴅᴀɴᴢᴀ ᴄᴏɴ ᴇʟ ᴅɪᴀʙʟᴏ" ᴘᴀʀᴛᴇ ɪ/ɪɪ.
ᴠɪɪɪ: "ᴅᴀɴᴢᴀ ᴄᴏɴ ᴇʟ ᴅɪᴀʙʟᴏ" ᴘᴀʀᴛᴇ ɪɪ/ɪɪ.
ɪx: "ɪɴᴛᴇʀᴄᴀᴍʙɪᴏ ᴅᴇ ᴀʟᴍᴀs".
x: "ᴀᴍᴀʀ ᴀʟ ᴅɪᴀʙʟᴏ ᴅᴜᴇʟᴇ".
xɪɪ: "ᴄᴏɴғᴇsɪᴏɴᴇs ᴀ ᴍᴇᴅɪᴀɴᴏᴄʜᴇ".
xɪɪɪ: "ғᴜᴇɢᴏ ɪɴᴛᴇʀɪᴏʀ".
xɪɪᴠ: "ᴇʟ ᴘʀɪ́ɴᴄɪᴘᴇ ᴅᴇʟ ɪɴғʀᴀᴍᴜɴᴅᴏ".
xv: "ᴘᴜʀᴏ ᴘᴇʀᴏ ᴄᴜʟᴘᴀʙʟᴇ".
xᴠɪ: "ʀᴏᴍᴘᴇ ᴄᴏʀᴀᴢᴏɴᴇs".
xᴠɪɪ: "ᴀ ʟᴀ ʜᴏʀᴀ ᴅᴇ ᴍɪ ᴍᴜᴇʀᴛᴇ".
xᴠɪɪɪ: "ᴄᴀᴍɪɴᴏ ᴀʟ ᴅᴇsᴄᴇɴsᴏ".
xɪx: "ʜᴏɢᴀʀ, ᴀɢʀɪᴅᴜʟᴄᴇ ʜᴏɢᴀʀ".
xx: "ʟᴀ ᴘʀᴏᴍᴇsᴀ ᴅᴇʟ ᴅɪᴀʙʟᴏ".
🌹 ᴘᴀʀᴛᴇ ɪɪ 🌹
xxɪ: "ᴘᴏʀ ʟᴏs ʙᴜᴇɴᴏs ᴛɪᴇᴍᴘᴏs".
xxɪɪ: "ᴀsí ᴇs ᴄóᴍᴏ sᴇ sɪᴇɴᴛᴇ".
xxɪɪɪ: "Qᴜᴇ ᴇᴍᴘɪᴇᴄᴇ ᴇʟ sʜᴏᴡ".
xxɪᴠ: "ɴᴜᴇᴠᴏ ᴄᴏᴍɪᴇɴᴢᴏ".
xxᴠ: "ᴠᴀᴄíᴏ".
xxᴠɪ: "ᴄᴏɴғᴇsɪᴏɴᴇs ᴄᴏɴ ᴇʟ ᴅɪᴀʙʟᴏ".
xxᴠɪɪ: "ᴏᴊᴏ ᴘᴏʀ ᴏᴊᴏ".
xxᴠɪɪɪ: "ᴄᴏɴsᴇᴄᴜᴇɴᴄɪᴀs ɪɴғᴇʀɴᴀʟᴇs".
xxɪx: "ʟᴀ ɴᴜᴇᴠᴀ, ʏ ʟᴀ úʟᴛɪᴍᴀ".
xxx: "ᴇʟ Áɴɢᴇʟ ᴅᴇ ʟᴀ ᴍᴜᴇʀᴛᴇ". ғɪɴᴀʟ ɪ/ɪɪ.
xxx: "ᴇʟ Áɴɢᴇʟ ᴅᴇ ʟᴀ ᴍᴜᴇʀᴛᴇ". ғɪɴᴀʟ ᴘᴀʀᴛᴇ ɪɪ/ɪɪ.
ᴇᴘÍʟᴏɢᴏ: ᴘᴀʀᴛᴇ ɪ/ɪɪ.
ᴇᴘÍʟᴏɢᴏ: ᴘᴀʀᴛᴇ ɪɪ/ɪɪ.
ᴇxᴛʀᴀ ɪ.
Extra II.

xɪ: "ʜᴀʟʟᴏᴡᴇᴇɴ".

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By Myhem18

Los siguientes cinco días fueron tranquilos, tanto que daban hasta miedo. Taeyong se encontraba mucho mejor, y todo por el arreglo que habían hecho.

Mientras se acurrucaban en su cama, ambos desnudos, sudorosos y en una larga sesión de toqueteo y más, compartían entre húmedos besos palabras importantes.

Ya que el castaño le había comentado que su familia parecía estar tramando algo, el diablo decidió que, no solo por ello si no para la recuperación de Taeyong, se iría y tan solo volvería a su lado en la noche, al menos por cuatro días hasta que su niño favorito se recuperara nuevamente y no se viera nada sospechoso.

También habían comentado sobre el tema de que, aunque a Taeyong le costara, ya no debía de dar la vida por nadie. Jaehyun le dijo que él había enviado a La Muerte para matar al hombre y que no lo invada de preguntas, pero el castaño, en medio de una pequeña discusión, le intentó hacer entender que no debían de matar a cada persona que lo molestara ya que se vería demasiado sospechoso, y aunque en el mundo donde Jaehyun era rey fuese normal, en donde Taeyong era algo horrible. También le expresó la culpa que le hacía sentir y lloró un poco al recordar a su primo, compañeros de escuela y el daño que le hizo a su padre. El diablo tan solo repetía lo mismo:

"Mi niño favorito, ¿por qué lloras por personas que no merecen respirar el aire de éste mundo? Si están ardiendo en el infierno es por algo. Nadie te toca."

Por el resto de la noche Jaehyun secó las lágrimas del castaño con sus dedos repletos de anillos de oro y lo besó en los labios por horas, buscando que se sintiera mejor. Si sus fieles seguidores del infierno vieran lo que era para el diablo irse de allí por "Asuntos importantes", morirían de envidia.

Su familia notó el gran cambio en Taeyong, y como gente que poco se informa y no tiene idea de nada le comentaron su estúpido plan: Atarlo a su cama y hacerle un exorcismo. Por último lo felicitaron por recuperarse, le dieron la bendición y Taeyong no sintió ni cosquillas por ello debido a que Jaehyun volvía en la noche.

El veintinueve de octubre, en su instituto organizaban para cada alumno que tuviera el permiso de sus padres un proyecto llamado "Anti-sectas". Básicamente era entregar folletos los cuales informaban pésimamente sobre el Halloween, metiendo en cabezas ajenas cuan satánico era aquello y todo lo que significaba.

Desgraciadamente Doyoung y Taeyong tuvieron el permiso, y al siguiente día ya se encontraban repartiendo folletos en la esquina del parque de la ciudad. Todos eran muy amables y los tomaban, e incluso se quedaban cuando los adolescentes les explicaban de mala gana cómo era todo el asunto. La cosa es que todos eran fieles seguidores de Dios, pero ese no era el enorme problema. El enorme problema era que seguían fielmente a la Biblia, la cual tenía sus cosas buenas, pero también sus cosas malas, y los humanos parecían exagerarlos y penalizar de muerte a cualquiera que fuese en contra de aquello.

— Es injusto —Doyoung bufó, notando que nadie pasaba cerca y acercándose a un cesto de basura, tirando cinco volantes dentro y volviendo rápidamente al lado de Taeyong.

— ¡Doyoung! —Regañó, y se sonrojó porque, vamos, él no era nadie para decirle a los demás lo que estaba mal. Estaba haciendo lo que se consideraba lo peor del mundo.

— Vale, lo siento —Arrojó uno más y Taeyong alzó ambas cejas. El contrario rodó sus ojos ante el interrogatorio del pequeño. —Es solo... Halloween es genial, amigo. Es tan genial porque te disfrazas y asustas, y asustar es divertido.

La nariz de Taeyong se arruga—. Yo no me divierto cuando me asustan —Dice, y le entrega un folleto a la señora que pasa frente a él, dedicándole una tímida sonrisita.

Doyoung nuevamente rueda sus ojos—. Es porque siempre has sido al que asustan. ¿Has asustado alguna vez?

De inmediato recordó el momento en que asustó a sus primos -más bien, Jaehyun- dando vuelta todos los crucifijos y negó lentamente con la cabeza—. Asustar es malo, Dodo —Estuvo en desacuerdo.

Ambos chicos comenzaron a caminar hacia un banco del parque, aún conversando.

— Es malo cuando se hace con maldad —Doyoung defiende. Ambos se sientan y Taeyong suspira, más relajado. Sus piernas duelen, no está totalmente recuperado. En cambio, Doyoung se endereza y ve al castaño con una pequeña sonrisita. Sus pequeños dientes se pueden apreciar muchísimo, se le ven bonitos—. En Halloween, todo es inocente diversión. Puedes tener un disfraz, comer muchos dulces...

— ¿Dulces? —Taeyong rápidamente dijo, viendo a Doyoung con un leve brillo en sus ojos. El otro chico sonrió de manera malévola: Había capturado lo que le llamaba la atención al adorable de los Lee.

Asintió rápidamente—. Muchos —Dijo. Taeyong pareció estar embobado por unos segundos, pero luego negó con la cabeza, bajando la mirada y ordenando los folletos en sus manos. Doyoung suspiró, agotado por querer convencer a alguien como su pequeño y fiel amigo—. Vamos, Taeyong. ¿Realmente crees lo que dicen éstos folletos? —Tomó uno y buscó algo realmente ridículo para leer en voz alta pero, Dios mío, todo era ridículo—. "La palabra Halloween proviene del idioma maldito la cual significa Seguir al verdadero rey. La manera de invocar al señor de las tinieblas es usar disfraces de sus servidores, crear mala vibra y malos sentimientos. ¡Usted siga a Dios!" —Ve a Taeyong nuevamente, poniendo su peor cara—. ¿En serio?

Obviamente el castaño sabe que no es verdad, pero ve nuevamente los folletos antes de ver a Doyoung—. Bueno, no lo sé. La parte en donde dice que los gatitos negros son secuestrados por brujos me parece bastante creíble.

Muchos gatitos negros habían desaparecido, aunque también podían ser los de la iglesia, ya que creían que el animal era de mala suerte. Demasiado pretenciosos, demasiado metidos en cosas que no eran así.

— Puede que eso sea verdad, pero no todos los que festejan Halloween se llevan a los gatitos. ¡Y Halloween no viene de una palabra maldita! Es más, si alguien de éste maldito pueblo tomara un libro y se dedicara a leer un poco, sabrían que comenzó en el siglo diecinueve y que ellos mismos, los católicos y cristianos, celebraban primero que todos.

Taeyong se limitó a no decir nada ante la evidente irritación de su amigo, el cual se echó hacia atrás, contra el respaldo de aquel banco y suspiró, observando alrededor mientras se acurrucó más en su abrigo.

— ¿No crees en Dios, Dodo?

— Sí, creo en Dios —Este rápidamente respondió, más tranquilo pero aun viendo al frente con notable irritabilidad—. Pero no creo que Dios vaya a matarme por hacer algo que me divierte, sin hacer daño a nadie.

El castaño asintió lentamente y vio hacia otro lado, rogando no haberle dado una idea a Doyoung porque, oh, éste ha puesto su cara de "Un foco se prendió sobre mi cabeza".

— ¿Qué tal si nos disfrazamos y salimos a pedir dulces? —Rápidamente dijo. ¡Maldita sea!

— Oh, no —El adolescente se levantó del banco, caminando hacia el mismo lugar donde anteriormente estaba y siendo perseguido por su amigo, el cual se quejaba por lo bajo—. No, no, no. Van a matarme si lo hago.

Sí, probablemente iban a matarlo si lo descubrían, y arruinaría su perfecto plan de "Todo está bien conmigo, no tengo nada metido dentro, soy un ser de luz". Además, la noche era el único momento el cual podía permanecer junto a Jaehyun, y la noche anterior estaba tan agotado que se había dormido muy rápido, sin tener tiempo de una sesión de besos con el diablo. Había estado todo el día pensando en lo maravilloso que sería llegar a su casa y meterse entre los brazos de Jaehyun, ser besado y sostenido, justo como le encantaba.

— ¡No van a enterarse! —El adolescente rogó—. Les diremos que... uhm... ¿Una protesta contra el Halloween? ¡Será divertido! —Intentó animar a Taeyong, el cual continuaba repartiendo volantes a la gente que pasaba por allí. Doyoung hacía lo mismo—. Podemos ser terroríficos al menos una noche.

— Yo... —La duda le carcomía el cerebro. Se oía tan divertido pero... debía de consultarlo con Jaehyun—... No lo sé.

— Dulces, Taeyong, dulces.

El nombrado rio tímidamente, sonrojado al notar que su amigo ya conocía una de sus debilidades. Negó lentamente antes de suspirar y entregar el último volante. La conversación finalizó hasta que Doyoung entregó su último volante también y ambos caminaban por el parque hacia sus casas.

— Sería... sería divertido —Taeyong dice. Doyoung parece estar a punto de explotar por la emoción, pero el castaño rápidamente alza su dedo índice, apuntándolo—. Pero te confirmaré mi respuesta mañana en el instituto.

— Voy a hablar con un amigo cercano para que nos lleve a donde planeo ir. ¡Dios, estoy tan feliz! Tendremos dulces y haré unos buenos disfraces para nosotros. ¡Seremos fantasmas! —Exclamó, cegado por la felicidad de, finalmente, hacer algo que le gustaba. Aquel pueblo era como una cárcel—. Mi padre cree todo lo que le digo, así que le diré que le avise a tus padres lo que supuestamente haremos. Tú solo relájate, ¿Si? Todo saldrá bien. Además... Algún día debías de hacer algo malo, ¿No crees?

Taeyong sonríe de lado con timidez, provocando que un solo pequeño hoyuelo se marcara en su mejilla.

No tienes idea.

Cuando Taeyong llegó a su hogar fue una sorpresa el como todos, incluso su padre lo saludaban. El adolescente devolvió el saludo y observó el reloj, notando que apenas eran las seis de la tarde. Jaehyun no aparecería por allí hasta las ocho o nueve, así que aprovechó para hacerse una rica merienda: Té con limón y unas tostadas con mermelada de cereza. Ryujin no estaba en casa, así que aprovechó para sentarse en un sofá individual del living, comiendo tranquilamente mientras sus padres conversaban en el sofá del frente.

— Taeyong, cariño. ¿Cómo ha ido todo en la escuela? ¿Has repartido los volantes? —Taeyong asintió con la boca llena—. ¿Todo en orden, cielo? ¿Te sientes bien? Te ves bien.

Una vez tragó su comida le sonrió tímidamente a su madre, sonrojado—. Oh, gracias, mami. Tú te ves hermosa, también. Todo está en orden —Asintió antes de darle el último sorbo a su té y levantarse, tomando la bandeja con sus cosas—. Voy a limpiar ésto y luego voy a darme un baño.

— De acuerdo, cielito mío. Deja la taza en la encimera, yo la lavo. No olvides cepillar tus dientes, amor.

— Lo haré —Avisó este.

Aunque su madre le había dicho que no lavara su taza, lo hizo de todas formas. Limpió las migas de la mesa del living y, no sin antes disculparse, se dirigió hacia la puerta que llevaba al sótano. Bajó los escalones, abrió la puerta de su habitación y cerró con pestillo debido a que iba a darse un honorable baño hasta que su nov... bueno, hasta que Jaehyun volviese.

Una vez en el baño llenó la tina con agua tibia y se quitó rápidamente la ropa, adentrándose y relajando su cuerpo una vez estuvo éste bajo el agua. Aprovechó para relajarse más sumergiéndose por unos segundos, con sus ojos cerrados y cuerpo quieto. Hacer aquello le recordaba la abrumadora sensación de cuando el cuerpo de Jaehyun lo llevó lentamente a la inconsciencia y despertó con aquel molesto pitido en la oreja izquierda que, por suerte, ya no tenía el placer de oír.

Volvió a la superficie cuando sus pulmones ardieron en busca de aire y frotó el jabón en cada lugar de su cuerpo, limpiando. Aunque extrañaba a Jaehyun y tenía la necesidad de sentirlo a cada momento cerca suyo, debía admitir que estaba mucho mejor así. Podía respirar, no había tanto malestar y el sol pegaba contra su piel. Cuando le faltaba gran parte de su alma, a pesar de que algunas cosas son muy borrosas en su memoria, pudo jurar poder ver fijamente al sol sin necesidad de entrecerrar sus ojos o cubrirlos. Pudo verlo como si tuviese gafas oscuras puestas, y se sorprendió.

Negó lentamente, lavando su cabello con shampoo. No debía recordar las sensaciones de cuando le faltaba gran parte de su alma, porque el pánico volvía y quedaba en shock. Suspiró y se enfocó en pensar lo divertido pero arriesgado que sería ir con Doyoung a donde sea que dijo en Halloween. Aunque, pensándolo bien, estaba casi seguro que Jaehyun no aceptaría aquello.

Y planeaba obedecerlo como el buen chico que es.

Finalizó por poner acondicionador en su cabello y enjuagarlo. Se puso de pie y cubrió su cuerpo entero con una toalla enorme, no sin antes salir de la tina. Se veía más pequeño de lo normal con aquella toalla y sus cabellos mojados pegados en el rostro, desordenados. Quitó el tapón de la bañera y se secó rápidamente, poniéndose su ropa interior y dirigiéndose hacia la habitación.

Dejó la toalla en el cesto de ropa sucia luego de secar sus cabellos y acomodó éstos a un lado antes de dirigirse hacia el mueble donde guardaba toda su ropa. Tomó unos calcetines, sus shorts de dormir con ositos marrones y bonitos en éste y una remera de manga larga blanca, simple y sin ningún estampado en ella. Comenzó poniéndose los calcetines y la camiseta, pero cuando estuvo a punto de ponerse los shorts el malestar se instaló lentamente en su estómago y sintió un escalofrío en su columna vertebral. Pronto, unos brazos lo rodearon por la cintura y una boca se pegó a su cuello, besando húmedamente allí y provocando que sus ojos se cerraran.

— Quédate justo así —Jaehyun dijo, refiriéndose a la vestimenta del menor. Lo giró en sus brazos, dejándolo de frente y tomándolo mejor de la cintura, inclinándose para alcanzar los labios de Taeyong—. Mi niño favorito.

— Jae —El menor parpadeó lentamente, embobado con la perfección frente a su rostro—. Te extrañé —Susurró, intentando no apartar la mirada por la vergüenza, haciendo obvias sus mejillas rojas.

El diablo, con aquella coqueta sonrisa de lado se inclinó y atrapó los labios del menor en un hambriento pero lento beso, siendo correspondido con sorpresa al principio. Un suspirito escapó de la pequeña nariz del castaño, el cual estaba de puntitas de pies y se sostenía gracias a sus brazos rodeando el cuello del diablo.

— Yo a ti —Respondió éste último.

Un momento... ¿Qué?

¿Cómo?

¿Cuando?

Aquella imprevista respuesta provocó que Taeyong dejara de responder en el beso y abriera sus enormes ojos, impresionado, sin poder creerlo.

—... ¿Qué dijiste?

Jaehyun lo ve por unos segundos, entrecerrando levemente sus ojos para luego alzar ambas cejas—. Yo te extrañé a ti —Repitió, solo que de manera más testaruda.

Las mejillas de Taeyong estaban a punto de explotar por lo sonrojado que se encontraba—. ¿E...e-en serio? ¿A mí? Yo...

El diablo rueda los ojos antes de acercar más al adolescente y besarlo lenta y profundamente. Éste último, demasiado feliz por aquella muestra de afecto en palabras que ni siquiera pidió, se dejó mimar y respondió al exquisito beso.

Ambos permanecieron así por unos minutos antes de que los brazos de Jaehyun se ubiquen bajo el trasero del castaño y lo levante, cargándolo. Sus labios no se despegan ni por un segundo mientras el diablo se dirige hacia la cama y deposita suavemente al chico sobre el colchón, corriendo las cobijas hacia abajo. Se separan y Jaehyun comienza a desvestirse mientras el castaño lo ve de reojo, notando que cuando el ente se quita el pantalón no hay nada que cubra lo que había allí debajo.

Jaehyun vuelve a la cama, acostándose a un lado del adolescente y envolviéndolo en sus brazos, comenzando a besarle el cuello lentamente.

— Por mí, niño... Rogaba sentir tu piel —Lamió una porción de ésta, provocando que Taeyong suspirara audiblemente y ladeara su cabeza. Jaehyun le sujetó el mentón con una mano para que se mantuviera quieto y comenzó a besarle húmedamente el cuello, rozando sus dientes, pasando su lengua y succionando porciones de piel.

Taeyong se aferró a Jaehyun, estando a la merced de éste último. El diablo podía hacer lo que quisiese con él, jamás diría que no.

— Jae... espera. Tengo que decirte dos cosas, solo dos cositas y ya —Pidió, rogando no faltarle el respeto. El rey de las tinieblas gruñó antes de apartarse un poco y subirse sobre el pequeño cuerpo de su niño favorito.

— Espero que sea importante —Dijo mientras llevaba las manos hacia la camiseta del castaño, subiéndola lentamente y repartiendo besos por su pancita.

— S-sí. Doyoung quiere que lo acompañe a una fiesta de Halloween, pero no quiero faltarte el respeto. ¿Crees que deba ir? Porque si no es así, no hay problema y lo sabes.

— No debes pedirme permiso, ve. Ahí te veré —Habló contra la piel del torso de Taeyong, dejando la camiseta levantada hasta la medida de su cuello, comenzando a succionar sus pezones. La boca del menor se entreabrió, sin poder evitar removerse un poco—. ¿Algo más?

A pesar de que el castaño se encontraba embobado por lo que Jaehyun le estaba haciendo, demasiado sonrojado abrió sus ojos y llevó sus pequeñas manos a los cálidos hombros del diablo.

— Jaehyun, esto es más importante que lo anterior —Advirtió, y el nombrado, de mala gana dejó de succionar los pezones de su niño, ubicando su rostro cerca del otro para prestarle atención—. Mi padre me... saludó hoy.

Jaehyun parecía no haberse sorprendido ni un poquito, como si ya supiese que Lee Eunseo intentaría acercarse nuevamente al no sospechar de Taeyong.

— ¿Quieres que lo mate? —Taeyong niega rápidamente, sobresaltado y tensándose un poco ante la brusquedad de sus palabras—. Bien. Esto es lo que vas a hacer: Hablas con él, y cuando intente algo me nombras. Luego yo me encargo.

Taeyong asintió, no muy seguro mientras devolvía el lento beso en los labios. Sus brazos rodearon el cuello del diablo, el cual llevó sus manos repletas de anillos hacia la ropa interior de su niño, bajándola lentamente. Le acarició los muslos y el trasero a la par que adentraba su lengua en la cavidad bucal del menor, tomándolo imprevisto y robándole un gemido entrecortado, apenas audible.

Frotó ambas erecciones y el castaño no tardó en comenzar a sudar y respirar agitadamente, invadido por las sensaciones que fluían lentamente por todo su cuerpo. Los ojos de Jaehyun buscaron los suyos y Taeyong ya entendía que era para quitarle el dolor, así que no apartó la mirada, perdiéndose en lo oscuro de sus ojos, y también en lo bordó.

Las manos del arcángel sostuvieron las caderas del menor antes de ubicarse en su entrada, adentrándose lentamente al principio, buscando una mala expresión en el rostro de su niño favorito pero, al no encontrarla, finalizando por adentrarse con más rapidez. Comenzó a moverse en un vaivén lento antes de llevar sus manos a las muñecas de Taeyong y clavarlas en la almohada, a los lados de su cabeza.

Ambos continuaron viéndose a los ojos fijamente, el castaño soltando suaves suspiros y abriendo más sus delgadas piernas. Fue cuando sus ojos se cerraron debido al placer que los labios de Jaehyun fueron detrás de su oreja, besando allí y haciéndolo gemir. Comenzó a hablar nuevamente en aquel idioma tan suave e inentendible a la par que aceleraba sus movimientos, rozando reiteradas veces el punto dulce del menor.

— U-uhm, Jaehyun... —Entreabrió más los labios cuando el vaivén se transformó en embestidas, duras y rápidas. La punta del miembro de Jaehyun golpeaba fuerte su punto dulce, haciéndolo jadear por aire, gemir entrecortada pero audiblemente mientras oía la rápida respiración y los gruñidos de parte del diablo.

Su pelvis se tensaba una y otra vez, el placer fluía de manera más rápida por su cuerpo y le cegaba la mente, convirtiéndolo en alguien que solo sabía gemir, mover sus caderas y rogar por más.

— M-más... más rápido —Pidió, presionando las yemas de sus dedos sobre la piel de la espalda del ente el cual, luego de oír lo que su niño decía, aceleró las bruscas y fuertes embestidas, golpeando su punto dulce y provocando que comenzara a gemir fuerte.

— Joder, niño —Mordió suavemente la piel del cuello del menor, intentando acercarlo aún más al orgasmo. Simplemente no podía, Taeyong iba a matarlo algún día.

Bastó un par de embestidas más para que el castaño llegara al clímax de manera exquisita, doblando los dedos de sus pies, arqueando su espalda y jadeando el nombre de Jaehyun mientras se manchaba con su esencia el torso de ambos. Segundos después sintió como el diablo se corría en su interior, llenándolo. Se estremeció y acurrucó contra el cálido cuerpo del ente, agotado y con la respiración agitada.

Compartieron besos por varios minutos, ya no había nada de qué hablar y Jaehyun, él simplemente quería apreciar el rostro del menor. Le acarició la suave mejilla con lentitud, rozando con su pulgar los lunares bajo el labio de su niño favorito. Nuevamente lo besó, sin poder resistirse.

Todo estaba saliendo tan bien... que incluso asustaba.

Doyoung se había encargado de hacerle saber a su padre que planeaba ir con Taeyong y otro amigo a una protesta contra el halloween y las sectas para hablar de Dios. Su padre lo creyó y finalmente decidió comunicárselo a Lee Seohyun la cual, orgullosa de su hijo, lo felicitó y con gusto lo dejó.

Doyoung había organizado disfrazarse junto a Taeyong -él elegiría el disfraz- e ir a una fiesta que le había recomendado el amigo con el cual irían -que, por cierto, era Johnny Suh- la cual quedaba casi fuera del pueblo, en la casa embrujada del viejo Cowell -bueno, Taeyong no sabía eso- y divertirse. Mucho. Iba a conseguir dulces para el castaño, bailar con la rebelde hija del padre Minkyu y asustar. Asustar mucho.

Mientras Johnny se encargaba de comprar unos refrescos y comida chatarra para el viaje en una estación de servicio, Taeyong y Doyoung se encontraban en el baño de ésta el cual estaba vacío. Ambos simplemente de pie frente al enorme espejo, observando sus ridículos reflejos debajo de una sábana manchada con pintura roja y agujeros en el área de los ojos para no bloquear sus vistas.

Un suspiro salió del más alto de ambos—. Nos vemos tan aterradores, Taeyong —Dijo, y se veía un poco chistoso el no notar cuando hablaba.

Literalmente, ambos lucían igual.

Taeyong no habló por unos segundos, y por encima de la sábana pudo notarse que ladeaba su cabeza.

— Uhm, sí.

— ¿No lo crees? ¿No crees que nos vemos muy terroríficos?

— Uhm... —No quiere decepcionar a su amigo, el cual se ha tomado el tiempo de preparar todo detalladamente y sin problemas—...Oh, sí. Definitivamente.

— Genial, sígueme —Dijo, buscando la mano del más bajo y llevándolo a la salida del baño. Ambos chocaron con una pareja de adultos, los cuales se sobresaltaron un poco—. ¡BOOOOOOO!

El hombre con peinado raro alzó ambas cejas—. ¿Qué son? ¿Mocosos con sábanas?

— Cállate, somos fantasmas —Doyoung respondió, completamente indignado y tirando de la mano de Taeyong, dirigiéndose ambos hacia el auto.

Johnny salía de hacer las compras con tres latas de Coca-Cola y un gran paquete de papas fritas. Éste vestía casual, pero había maquillado su rostro como el de un esqueleto y su cabello estaba peinado hacia atrás. Alzó ambas cejas al ver a los adolescentes, sin saber qué decir.

Doyoung alzó sus brazos, indignado y Johnny reconoció de inmediato aquel gesto, llevando una mano a su pecho de manera exagerada.

— Oh, lo siento. Me asustaron y quedé algo ido —Mintió.

Doyoung parecía conforme ante aquello y no se metió en el asiento copiloto sin decirle "Ja, perdedor" al más guapo de los Suh.

Taeyong subió en el asiento trasero y quitó la sábana de encima de su cuerpo, encontrándose a Jaehyun a su lado e intentando no sobresaltarse. Debía de acostumbrarse a que Jaehyun podía aparecerse solamente para él. Se sentó bien pegado a su lado, intentando disimular y permitió que éste le acariciara la mano.

— ¿Johnny? —Taeyong llamó, recibiendo tan solo un mumullo de parte de éste—. ¿A dónde vamos?

Ambos chicos del asiento del frente se ven de reojo antes de que Doyoung se gire y vea a Taeyong a través de la sábana. Incluso la forma en que lo ve a través de los agujeros de esta luce como si quisiera disculparse.

— Hay una fiesta en la casa del viejo Cowell —Dice despacio, apenas audible.

Los ojos de Taeyong se agrandaron. Oh, no—. ¡¿La casa del viejo Cowell?! —Exclamó, asustado. ¡Ese viejo había sido su pesadilla de niño!

— ¡Sí! —Doyoung parece emocionado.

— ¡Está embrujada!

— ¡Lo sé! —Continúa entusiasta—. Y habrá mucha gente. Chicos como yo, y chicos como tú aunque... Bueno, nunca vi a alguien como tú. Casi todos saben lo que quieren.

Jaehyun suelta una risa casi silenciosa y el rubor no tarda de llegar a las mejillas del castaño. Johnny continúa conduciendo en silencio y comiendo papas.

— ¿Acaso yo no? —Taeyong responde, tranquilo y llevando su mirada a la ventana, observando la oscura y vacía carretera.

— No. Tú sabes que lo que hacemos está bien, pero estás muy follad-... muy absorbido por el sistema —Rápidamente se corrige, volviendo la vista al frente.

Nuevamente la risa del diablo se hace audible y Taeyong no puede evitar sonreír tímidamente de lado, bajando la mirada y recibiendo una caricia en su mano izquierda.

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