Ill be loving you forever ||...

Bởi chilexngirl

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«Te amare por siempre, solo el tiempo que tú quieras que lo haga» Xem Thêm

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Bởi chilexngirl

[En ti no paro de pensar desde la ultima vez que te besé, después de eso te busqué, pero nunca te encontré]

Narra Erick.

El dolor pasó a segundo plano cuando pensé en la Maite, cuando caí en cuenta otra vez ella había firmado los papeles del divorcio y que esta vez no había vuelta atrás. Se había empeñado en decirme que no me quería, que no quería estar conmigo... No había creído ni una de esas palabras hasta que me dijo que había firmado. Ella no jugaría con algo así.

Lo que no me entraba en la cabeza fue porque había sido tan repentino y de aquella manera, eso fue lo que me descolocó.

Mientras me atendían en el lugar del choque, me comuniqué con Luis para avisarle que me llevarían a una clínica debido a que tenía inflamación. No era grave según yo, el dolor que sentía no era corporal. La otra camioneta había quedado no tan mal como la mía, le pedí el número al conductor (que afortunadamente había resultado ileso) y él, al verme en este estado me dijo que me pusiera en contacto cuando me sintiera mejor, que era mecánico y me daría el valor total que debía pagar.

Todo el resto de la tarde la pasé esperando en la clínica, ahora si sentía dolores y me habían dado un calmante para eso.

—¿Cómo eri tan ahueonao para manejar?—preguntó Luis. Elevé una ceja y lo miré lo más serio que pude—Ahora vay a tener que pagar un sueldo entero por loji. ¿Qué te pasó, hermano?

—No sé, hermano. Me distraje, supongo.

No quería hablar del tema hasta estar cien por ciento seguro que había sido verdad que los firmó, porque de seguro Alex me hubiera llamado para avisarme antes.

Me hicieron la radiografía y en treinta minutos el doctor me hizo pasar para revisarla, afortunadamente estaba todo normal, tenía inflamación pero me habían dado algunos remedios para bajarla, tenía que hacer reposo y solamente por precaución, ocupar un vendaje de sostén.

El Luis manejó con cuidado, sin exceder el límite de velocidad porque en cuanto el auto pasaba por algún lugar disparejo, me dolía. No quería quejarme, solamente quería llegar a la casa, dormir y olvidarme de este día tan mierda. Mis deseos se cumplieron, el Luis me ayudó a acostarme en mi cama.

—¿Necesitas algo?—preguntó.

—Mi celu, por favor.

Se fue por algunos segundos y después volvió con mi teléfono, lo encendí rogándole a Dios que por favor no tuviera llamadas perdidas de Alex, así tendría al menos una esperanza más, si la Maite había firmado, aquí terminaba todo para mí, yo no la buscaría y doy por firmado que ella tampoco lo haría. El único vínculo que tendríamos era por el bebé que dentro de tres meses nacería y estaba claro que no quería ser un papa ausente, ni ahora en el embarazo ni cuando naciera, independiente de esto, no iba a dejar que la Maite estuviera sola en esto, ni aunque lo pidiera.

Menos mal que no estaba manejando otra vez, porque tenía cuatro llamadas perdidas del abogado. Solté un suspiro, volví a apagar mi teléfono y no hice más que mirar al techo mientras sentía como las lágrimas se acumulaban en mis ojos. Me limpié bruscamente, me rehusaba a llorar.

A la mañana siguiente desperté porque el Luis me obligó. Me pasó un vaso y una pastilla, suponía yo que era el antiinflamatorio que me habían indicado en el médico. Se sentó a un lado de la cama y me observó todo el rato.

—¿Crees que puedas levantarte?—preguntó—Está el hueón chico allá afuera, no sé si prefieres ir o que pase a la pieza.

—Dile que me espere, me visto y voy.

Asintió con la cabeza, se paró a un lado mío y me ayudó a levantarme. El dolor hoy era demasiado, mucho más intenso que ayer, lo que sabía que era algo normal, varias veces me había golpeado con algo y al día siguiente me dolía más que cuando me pegué. Él salió de la pieza, me cambié de ropa lo más rápido que pude, fue lentísimo, si me movía muy rápido el dolor se intensificaba más.

—Hermano, ¿cómo estás?—preguntó él cuando llegué a sentarme a su lado.

—Bien, con un poco de dolor pero ya pasará...

—Lo importante es que estás bien—asentí con la cabeza—Te llamó para avisarte, ¿verdad?

—Fíjate que justo choqué cuando me lo dijo—solté una risa sin gracia.

—Ayer estaba con ella, se veía preocupada. Como si hubiera llorado por un año entero.

Mi corazón se encogió al oír aquello y también al imaginarme su cara, sus ojitos rojos y sus labios hinchados.

—Pero la vi decidida, Erick.

Luis, desde los sillones me lanzó una mirada despectiva.

—Y en caso de ya no querer seguir con este trámite, ¿hay algo se pueda hacer?—pregunté. Negó con la cabeza—¿Te dijo algo?

—Sí, o sea me preguntó que pasaba si no firmabas...

—¿Y qué pasa? ¿qué pasa si no firmo?

—Se pasaría a otra demanda, a la uniteral porque una de las partes no está de acuerdo.

—¿Y si no lo hace? ¿Y si no firmo y ella no me demanda?—él me miró apenado, comprendí todo entonces—No hay nada que hacer... ¿verdad?

—Sí no firmas, ella está dispuesta a demandarte y eso, Erick, sería un problema gigante para ti en el club—solté un suspiro—Te doy hasta mañana, tomate tu tiempo y piénsalo, nunca son fáciles estas cosas.

Asentí con la cabeza. Alex se tomó un café, hablamos algún rato sobre cosas que no tenían mayor importancia y realmente agradecí eso, necesitaba hablar de otra cosa que no fuera la Maite o el choque, aunque no me la podía sacar ni un segundo de la cabeza.

El día se me pasó así, lento, aburrido y respondiendo llamadas y mensajes. Ahora mismo estaba hablando con el Charles, acostado en mi cama.

Uy, es que no le quise decir a ella pero no entiendo como es tan dura—dijo él—El hueón del Franco es un vago culiao, no hace nada por su vida y ella está puro secándose con él. Estoy enojado porque de verdad no entiendo que motivo tenia ella para tomar esta decisión de último minuto y quiero entenderlo.

—Yo igual quiero entenderlo... No sé que pasó, Charles, estábamos más que bien, quizás le molestó el hecho de que no haya terminado altiro con la Flavia, no sé.

—¿Estabas ilusionado?

—Si po hueón, tenía todo planeado en mi mente para cuando se viniera a vivir conmigo.

—¿Y la vas a invitar para tu cumpleaños?

No sé, pero mi idea en mente era que estuviera ella para contarle a mi mamá, pero bueno, ya sabemos que últimamente estoy pensando puras hueas—él río, en cuanto lo hice yo sonó más como un quejido—Ahí tenemos que ver, ni siquiera he hablado con ella, pienso en llamarla en un rato más.

—Llámala, no es necesario que terminen en mala.

Sí, pero no quiero que tenga problemas con el otro hueón, no sé en que momento llamarla—hice una mueca.

De verdad que estoy mal con esto. Pero bueno hermano, no creo que puedas hacer mucho más. Cuídate, recupérate pronto, la Fer y los niños dicen que te mandan saludos.

—Saludos a ellos también, cuídate hermano y gracias por llamar.

Corté el teléfono y me paré para ir al baño y darme una ducha aprovechando que no tenía dolor. Preparé la tina mejor, hoy era uno de esos días en los que quería quedarme bajo el agua por minutos. Me miré la espalda, quizás, solo quizás ya era tiempo de tatuarme arriba de su nombre para que desaparezca, me causaba intriga ese tema, ¿a ella le molestará que lo tenga aún? Es que no quería removerlo o taparlo, al fin de cuentas la Maite era demasiado especial para mi, era el amor de mi vida, la mamá de mi porotito que aún venía en camino y mi mejor amiga, porque era en ella en quien confiaba más que en nadie. Incluso habían veces en las que bromeábamos y yo le decía que era más mi panita que mi esposa, ella solamente reía y me tiraba cualquier cosa que tenía a su alcance para después comernos a besos por el resto de la tarde o lo que pudiéramos.

No aguanté otro segundo más y las lágrimas cayeron por mis mejillas llegando hasta el agua de la tina, mezclándose al instante. Yo creo que hubiera sido mucho más fácil si no tuviéramos que vernos más caras porque aunque ella no quería, eso iba a pasar inevitablemente. ¿Cómo terminas algo que nunca pensante en empezar? de repente, habían volado a mi mente todos los recuerdos de cuando nos conocimos, ella tan finita, hermosa y mucho más que eso, yo tenía dieciocho recién cumplidos y ella diecisiete, nunca había visto mujer más linda que ella, a alguien que tuviera los labios y los ojos de ella. Me acuerdo que quedé enamorado total pero jamás me pescó, después me puse a pololear con una niña que vivía cerca de mí, terminamos y ella se acercó a darme "consejos" porque me había visto triste en la cancha, de ahí, empezamos a salir, a juntarnos más como amigos que como andantes o algo así. Casi dos años más tarde, cuando yo jugaba en la Católica y nos veíamos un día a la semana, le pedí pololeo y dos semanas después, me llegó la oferta de Italia, ahí fue donde quedó la caga, donde su mamá se enojó aún más porque estaba con un flaite, la Maite la mandó a la cresta y no dudó más en la decisión de vivir conmigo. Había pensado que quizás fue demasiado acelerado, pero a los dos nos encantaba estar juntos, despertar y dormirnos juntos, tenerlos el uno al otro 24/7. Lo demás, nuestro matrimonio por el civil, ya era historia, literal.

No sé cuánto fue lo que estuve en la bañera, pero me había quedado el cuerpo demasiado relajado, me puse pijama, me sequé el pelo y después de darle las buenas noches a Luis me fui dormir, me costó un montón.

Estaba mirando un maratón de los Simpson con la tele ultra bajita, la bebé dormía sobre mi pecho, recién acababa de quedarse dormida cuando escuché como se abría la puerta de la habitación. Ahí estaba ella, el cuerpo envuelto en una toalla y de las puntas del pelo caían gotitas en parte de su cuerpo desnudo y el piso. Tuve que contener las ganas de pararme y darle un beso; no quería que la Isi despertara... Fue como si hubiera leído mis pensamientos, porque llegó a la cama, se acostó a mi lado y me dio un beso en los labios.

—¿Cómo pasaron el día?—preguntó en un susurro.

—Súper, se porta mejor cuando tú no estás, se acaba de dormir—respondí.

Se acomodó mejor a mi lado y cerró los ojos. Yo no podía estar más encantado de verlas, de tenerlas a ambas conmigo. Eran simplemente lo mejor de la vida.

—Te amo, Erick.

Abrí los ojos exaltado, el corazón me latía a mil por hora y miré a mi lado solamente para confirmar que había sido solo un sueño. Mierda. Me levanté rápido, ya no dolía tanto como ayer, solamente había sido el golpe y nada más. Mi cabeza estaba en otro lado como era de esperarse, había sido algo demasiado real...

El teléfono de la pared marcaba las dos de la madrugada. Me serví un vaso de bebida y mientras me lo tomaba casi al seco me quedé mirando la carpeta de documentos que estaba encima de la mesa.

La abrí solamente para leer lo que había dentro, allí estaba la hoja que me había traído el abogado ayer y en este, estaba inerte la firma de la Maite. Solté un suspiro, saqué una botella de Whisky y recordé las palabras de Alex «Sí no firmas, ella está dispuesta a demandarte y eso, Erick, sería un problema gigante para ti en el club» pero por primera vez no me importaba lo que pasara, no me importara el show que se armaría, me importaba más ella, ¿pero que podía hacer? Ella ya se había decidido a terminar con esto y nadie la haría cambiar de opinión. La Maite no me quería y tal vez, solo tal vez, estaba enamorada del inservible culiao del Franco. ¿Qué sacaba con retenerla a mi lado si ella no quería?

Decidido, agarré el Whisky, tomé de la botella y firmé, justo al lado de la firma de ella. No había sentido alguno prorrogar, ni rogarle que por favor termináramos con esto y estuviéramos juntos, porque ella no quería y no podía sacarme de la mente eso.

Ya firmé. Escribí y en pocos segundos se lo mandé a Alex. Cerré la carpeta y la dejé a un lado mientras me dedicaba exclusivamente a leer la etiqueta del Jack Daniel's edición Sinatra que me habían regalado hace un tiempo.

—¿Qué haces despierto tan tarde?—preguntó Luis, caché como su cuerpo tiritó del frío—¿No tienes sueño?

Negué con la cabeza. Ya se me había quitado el sueño en realidad, quería salir, olvidarme de toda esta huea.

—¿La Steffi no se quedó?

—No, fue a la disco y la noche la pasaría en un hotel con unas amigas—contestó. Echó whisky en dos vasos y me entregó uno, no dudé en tomarlo—Estoy cagao de sed.

—Yo también...

Mis ojos se pusieron llorosos, pero insistía en no querer llorar. Él me miró con preocupación.

—Hermano, vo sabí que puedes contar conmigo para todo—apoyó su mano en mi hombro—Yo voy a estar aquí haciéndote la segunda para todo.

Asentí con la cabeza.

—¿En qué disco está la Steffi?—pregunté.

—No sé, me dijo que era una donde íbamos con la Aky.

—Ya, anda a cambiarte de ropa, llámala y dile que nos espere ahí.

—————-
4K chikillas, muchas gracias por tanto ❤️

Dedicado a la dura de las durassss (💫psttrr ) y darle las gracias pq ha estado aquí desde el minuto cero, grax por ser tan pulenta y por aguantar tanto💖🦋

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