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[Somos un desastre pero es cierto, nos queremos

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[Somos un desastre pero es cierto, nos queremos. Si pasas por mi lado, aún se congela el tiempo]

Narra Erick

¿Había otra cosa mejor que amanecer con las personas que más amas en la vida? No, ni una otra cosa te hace sentir tan feliz como esto.

Solté un bostezo y la miré, ahí estaba, tan perfecta. Nuestras manos aún seguían entrelazadas. Me acomodé un poco mejor en la cama para admirarla aún más, no tardó en despertar y sonrió.

—Buenos días, Erick—murmuró.

—Buenos días, preciosa—la besé.

Anoche, después de haberle dicho que la amaba, me tomó del rostro y me besó frente a todas las personas que estaban ahí. Después vinimos a su departamento, le avisé a mi mamá que me quedaría a dormir aquí y estuvimos toda la noche juntos, riendo, jugando como unos niños y dándonos de amor de muchas formas distintas.

—¿Qué hora es?—preguntó.

Miré el reloj que estaba en mi muñeca, porque ni siquiera me lo había sacado.

—Diez para las siete.

—Voy a bañarme—asentí con la cabeza.

No quería levantarme, por mi me quedaría en esta camita toda la mañana y no iría a entrenar, pero no podía jugar así con mi titularidad. Me levanté de inmediato y mientras me vestía miré un poco la pieza, era chica, demasiado como para poner una cuna aquí a un lado de la cama porque era obvio que un recién nacido tenía que estar al lado de su mami día y noche, ¿o no?

Sin pensar más de ese tema, fui a la cocina y terminé de patuo me puse a hacer panqueques. Los llené con una salsa de chocolate que había en el refri y les piqué frutillas encima.

—¡Que delicia!—exclamó en cuanto llegó a la mesa, donde yo la esperaba pacientemente para desayunar. Vestía el uniforme rojo que hacía que su guatita se ocultara, con ese no pareciera que estuviera embarazada—¿Sabes hace cuanto no comía un desayuno así?

Negué con la cabeza mientras la veía comer con tantas ganas.

—¿Cuanto más piensas trabajar?—pregunté.

—En realidad, ni pensaba en hacerlo hasta que la niña naciera... Pero quiero juntar lo suficiente para salir de acá.

—¿Cambiarte de casa?—asintió con la cabeza—¿Te quieres quedar en Bolonia?

—Quiero irme a Florencia.

Mi cuerpo se estremeció. Si se iba a Florencia estaríamos terrible cerca, tal vez a media hora de distancia o si era mejor, a nada. Me imaginé miles de cosas en mi cabeza.

—Vente conmigo—le dije. Ella frunció el ceño—Vente a vivir conmigo.

—Erick, sabes que no puedo—hizo una mueca.

Ill be loving you forever || Erick Pulgar #LTIA2 Where stories live. Discover now