Loyal Knight.

By Syldae

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"Todo practicante de nigromancia será ejecutado por orden del rey." El reino Lanling Jin ha declarado que cu... More

Referencias.
Capítulo uno.
Capítulo dos.
Capítulo tres.
Capítulo cuatro.
Capítulo cinco.
Capítulo seis.
Capítulo siete.
Capítulo ocho.
Capítulo nueve.
Capítulo diez.
Capítulo once.
Capítulo doce.
Capítulo trece.
Capítulo catorce.
Capítulo quince.
Capítulo dieciséis.
Capítulo dieciocho.
Extra.

Capítulo diecisiete.

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By Syldae

(• ◡ •) 

Autora POV.

Lan WangJi guardó a BiChen para ayudarse a sujetar al cultivador con ambos brazos, fuerza no le hacía falta, pero así era más consciente del movimiento del cuerpo del menor y podía evitar los golpes o el esfuerzo innecesario.

Wei WuXian continuaba con los ojos cerrados y su cuerpo estaba un poco frío, su respiración era leve y de vez en cuando temblaba por la sensación tan extraña que le había dejado el conjuro.

Sobre los temblores provocados por el derrumbamiento de la sala lograron subir a la primera planta del castillo, cuyas lamparas de araña bañadas en oro y todos los muebles más lujosos que uno podía observar en toda su vida comenzaban a mecerse con un pequeño y leve vaivén.

Lan WangJi apretó un poco más el agarre en el cuerpo del menor y se aseguró de mantenerlo firme.

Pequeños trozos del techo comenzaban a derrumbarse y nuevas grietas aparecían por toda la estructura del castillo.

El soldado caminó evitando cada uno de los escombros hacia la puerta más cercana que daba al exterior, la cual conducía hacia uno de los jardines del palacio.

El jardín sin lugar a dudas era inmenso y el color amarillo de todo tipo de flores se encontraba por todos los rincones. Su mirada se posó en el extremo del jardín, donde no había ninguna estructura que impidiera caerse y a lo lejos se podía observar el bosque SanRen pero el sonido de otros soldados heridos alertó a Lan WangJi.

Giró su cabeza hacia su derecha, encontrándose con los anteriores soldados que habían querido arrebatarle a Wei WuXian pero esta vez poco parecían importarles la presencia de ambos individuos, pues en el suelo habían tanto guardias como siervos del castillo gravemente heridos y estos estaban siendo atendidos.

Aún sin confiar en ellos, decidió caminar por el lado opuesto de las murallas del castillo, dirigiéndose al extremo del jardín.

Al observar lo que había debajo retrocedió unos cuantos pasos, pues la altura que había era bastante alta y a pesar de que lo que había era un lago creado por una cascada prefirió mantener las distancias.

—Lan... —intentó decir el menor.

Ante el leve susurro el cuerpo del mayor se volvió completamente rígido y en su rostro volvía a mostrarse esa leve preocupación.

—Wei Ying. —el menor abrió lentamente los ojos, pero todavía le costaba mantenerlos abiertos.—¿Cómo...?

Wei WuXian golpeó suavemente el pecho del soldado dos veces y soltó una leve risa.

—Vámonos... —dijo cansado y adolorido.

Aunque no lo pareciera, esa leve risa del menor había logrado calmar la mente del mayor y sin decir ni una palabra más se dispuso a caminar hacia la salida del palacio.

Pero una voz muy conocida lo detuvo.

—Han GuangJun. 

—Su She. —su tono fue grave.

—Entrégalo.

Lan WangJi, quién no se había girado a ver al soldado en toda la conversación posó su mirada fría y enfurecida al instante.

Sentía cómo la sangre ardía por sus venas, pues lo último que quería era seguir perdiendo el tiempo sabiendo que su prioridad era salvar al menor.

—Entrégalo. —volvió a repetir, tensando la cuerda del arco.

Lan WangJi no dijo nada, pues las palabras no hacían falta.

En su rostro se notaba su ira y Su She, quién siempre lo había visto con una expresión neutra se acobardó un poco, pero haría todo lo posible por ser el número uno de Jin GuangShan.

—Son órdenes del rey. —carraspeó un poco al hablar.

Wei WuXian rió suavemente, obteniendo la atención de ambos soldados.

—El rey... —intentó no toser.— Está muerto.

—¡Mentiras! —la paciencia de Su She disminuía rápidamente.— ¡Tú deberías estar muerto!

Ante sus palabras, Lan WangJi estuvo a punto de desenfundar a BiChen, pero la suave voz del menor lo detuvo.

—Lan Zhan... Vámo... —comenzó a ver borroso de nuevo y se apoyó aún más en el mayor.— Vámonos...

Lan WangJi volvió a mirar hacia Su She, quién había destensado el arco y balbuceaba oraciones apenas entendibles.

—El rey... Su promesa... —sus manos comenzaron a temblar.— Mi puesto...

Sin desperdiciar ni un segundo más, Lan WangJi comenzó a caminar ayudando al cultivador.

—Todo es su culpa... Por su culpa yo... —sus susurros comenzaron a ser más fuertes.— ¡Tú eres el culpable!

Acto seguido, Su She apuntó con su arco a Lan WangJi y disparó la flecha.

Al escuchar el arco tensarse, Wei WuXian empujó a Lan WangJi hacia un lado y este aprovechó para desenfundar a BiChen y en un rápido movimiento la plateada y brillante espada se manchó de la sangre del soldado.

BiChen había atravesado el cuerpo de Su She en un certero y limpio movimiento.

Lan WangJi no apartó la mirada de los ojos casi sin vida del otro solado, pero cuando este rió sintió que algo no iba bien.

Al girarse, sintió cómo su corazón y su respiración se detenían al instante.

La flecha había alcanzado a Wei WuXian.

El menor se tambaleó intentando mantenerse de pie y bajó la mirada hacia su pecho. La flecha había atravesado su piel y se esta comenzaba a brotar su sangre cayendo hasta el suelo.

Sin poder contenerlo más tosió, escupiendo toda la sangre acumulada.

Sus ojos comenzaron a cerrarse y abrirse lentamente, y cuando su cuerpo dio el tercer paso supo que caería al suelo.

—¡Wei Ying! —gritó con cierto terror el soldado.

Caer al suelo era lo que el cultivador había creído, pero no se había dado cuenta de que al tambalearse había caminado hacia al borde del jardín y su tercer paso fue el definitivo para sentir cómo su cuerpo caía sin ser detenido.

Lan WangJi se había quedado congelado cuando observó al menor caer y con todas sus fuerzas corrió hacia él, logrando cogerlo del brazo y deteniéndolo.

En el rostro del soldado se notaba su desesperación, mientras que el joven cultivador sentía cómo su cuerpo pesaba cada vez más y más.

No sentía dolor, solo cansancio.

Sus ojos se habían cerrado y escuchaba la voz de Lan WangJi llamarlo desesperádamente, pero solo fue hasta que sintió unas gotas caer en su rostro que decidió abrir sus ojos.

El soldado luchaba por aguantar el cuerpo del menor y a la vez intentaba subirlo de nuevo, pero no podía.

—Lan Zhan... Suéltame...

El soldado negó con miedo.

—No lo haré. 

Su mano comenzó a resbalarse debido a la sangre que había en el brazo del menor, haciendo que su nivel de desesperación aumentara.

—Lan Zhan... 

El menor sonrió y el soldado lo entendió.

El cultivador había dejado de agarrar el brazo de Lan WangJi, provocando que el peso fuera mayor y que el soldado apenas pudiera soportarlo.

—¡Wei Ying! 

La visión de Wei WuXian se había vuelto completamente borrosa y el mareo debido a la perdida de sangre se había hecho más fuerte, provocando que volviera a quedarse inconsciente.

La mano de Lan WangJi llegó hasta la muñeca del menor y al ver que había cerrado sus ojos no pudo evitar sentir un gran dolor en su pecho, pero antes de que su mano resbalara más escogió su única opción.

Soltar la mano del menor jamás se le había pasado por su cabeza, así que decidió saltar con él.

Durante la caída, Lan WangJi acercó el cuerpo del menor hacia él y lo protegió contra el fuerte impacto del agua.

Una vez sintió el agua congelada inundar todo su cuerpo abrió los ojos de nuevo, encontrándose a mitad de la profundidad del lago.

No había soltado a Wei WuXian en ningún momento y con rapidez logró salir a la superficie en menos de cinco segundos para que el menor no tragara agua si es que...

Una vez fuera, cogió una bocanada de aire y miró hacia todos lados, buscando que zona del prado quedaba más cerca.

Volviendo a recargar a Wei WuXian en su pecho nadó contra la corriente hacia la tierra lo más rápido que pudo. Al salir del agua, Lan WangJi caminó con cierta torpeza hasta llegar a la hierba del bosque, dónde colocó el cuerpo del menor con cuidado y lo inspeccionó detenidamente.

Su rostro había palidecido y todo su cuerpo estaba frío debido a la baja temperatura del lago. 

Rápidamente volvió a colocar sus dedos en el cuello del cultivador, notando cómo aún mantenía un pulso muy débil pero constante. Sus latidos, al igual que su respiración apenas podían oírse pero saber que aún seguía con vida le había dado un rayo de esperanza.

Sin esperar ni un segundo más silbó lo más fuerte que pudo y acto seguido comenzó a desvestir la ropa empapada del menor, dejándolo tan solo con la fina tela blanca que había sido teñida de rojo por su sangre.

La flecha seguía clavada en su cuerpo, pero si todavía tenía pulso significaba que no había dañado ningún órgano vital. No podía quitársela, pues irónicamente, la flecha impedía que la sangre saliera sin control y el menor no podía perder más de la que ya había perdido.

Después de unos minutos, la yegua de Lan WangJi había corrido lo más rápido posible hasta llegar a su amo y cuando vio la escena de lejos no pudo evitar relinchar, llamando la atención del soldado que a pesar de que parecía tener todo bajo control, su mente estaba hecha un caos.

Se levantó del suelo tropezándose un poco y abrió una de las bolsas que cargaba la yegua. De esta, sacó una tela blanca, la cual era su capa oficial de Guardia real. Rápidamente se acercó con ella a Wei WuXian y con mucho cuidado lo envolvió en esta, intentando que su cuerpo entrara en calor.

La yegua le siguió un poco preocupada y se inclinó hacia el suelo cuando vio que su amo cargaba al menor en sus brazos. 

Una vez Lan WangJi subió encima de su yegua se aseguró de que Wei WuXian siguiera respirando. Su labio inferior tembló, pues cada vez su respiración era más suave y sus latidos más lentos. Con fuerza agarró con una mano las riendas de la yegua y se dirigieron hacia el bosque SanRen.

Una vez dentro, el sol había desaparecido y la luna comenzaba a ocupar su lugar en el cielo.

A lo lejos divisó la casa del menor junto al gran árbol y cuando estuvo lo suficientemente cerca, la yegua redujo su velocidad hasta detenerse y Lan WangJi cargó en sus brazos al cultivador.

No se escuchaba ningún ruido, los animales parecían haber abandonado el bosque entero y el viento había desaparecido.

Quiso adentrarse a la casa del joven en busca de alguna medicina, pero por muy desesperado que estuviera recordaba perfectamente el interior de su casa y los soldados que lo habían secuestrado se habían llevado todo.

—Lan Zhan... —sintió cómo su corazón volvía a oprimirse.

Lan WangJi bajó su mirada hacia el menor, quién había abierto sus ojos y tan solo observaba el apuesto rostro del soldado.

El mayor no dijo nada, no podía.

Y al igual que su voz no salía, sus piernas le fallaron y se sentó en el suelo frente al gran árbol aún con Wei WuXian en sus brazos.

Ninguno separó la mirada del otro.

—D... Dentro... —intentó decir el mayor.

Wei Ying sonrió suavemente mientras negaba con la cabeza y eso solo provocó que el dolor del soldado aumentara.

—Está bien... —susurró de nuevo el menor.

Con las pocas fuerzas que le quedaban, Wei WuXian acercó su mano al rostro del mayor y este rápidamente posó la suya encima de la del cultivador.

El menor intentó decir algo, pero no pudo emitir ningún sonido y de nuevo volvió a intentarlo.

—Lan Zhan... ¿Te crearon los Dioses? —se atrevió a bromear a pesar de que cada vez su vista se nublaba más y mas, impidiéndole observar detalladamente el rostro del soldado.

El intento de hacer reír al mayor fracasó, pues lo único que consiguió al mostrar esa sonrisa fue que dos lágrimas cayeran por las mejillas de Lan WangJi.

Las manos del soldado habían comenzado a temblar.

—Qué bonita... —dijo el menor refiriéndose a la gran luna que reinaba en lo alto de la noche, pero el mayor no despegó su mirada de él.

—Lan Zhan... —intentó respirar.— Realmente me gustas.

Los ojos del menor se aguaron.

—Eres un hombre maravilloso... —las lágrimas comenzaron a caer por su rostro.— Apuesto y leal... —suspiró mientras parpadeaba rápidamente.— Me gustas demasiado...

—Te amo... —volvió a decir el menor entre sollozos.

Lo siguiente que Wei WuXian sintió fueron los labios del soldado presionar los suyos, fundiéndolos en un beso cálido que no necesitaba palabras para transmitir los sentimientos.

—Me gustas... —repitió el soldado.— Te amo... —su voz se quebraba.— Te... 

Un nudo se formó en su garganta y no pudo continuar, pues notó cómo la mano del menor perdía fu fuerza.

Cuando logró separarse un poco del rostro del menor sintió cómo mil agujas se clavaban sin piedad en su corazón; cómo sus pulmones ardían y cada respiración que daba se convertía en cuchillas que cortaban su garganta.

Su mano que acariciaba la mejilla del menor la llevó a su pecho, intentando agarrar su corazón para calmar su dolor sin logro alguno. Continuó sujetando la mano del cultivador con la otra y acercó su rostro hasta juntar su frente con la del menor.

Sus lágrimas salían sin control y su respiración se había vuelto entrecortada.

Por más entrenamientos duros y batallas que hubiera luchado y soportado, no se podía comparar con el dolor que sentía ahora mismo.

—Por favor... —susurró con una voz rota.

En el rostro del menor había una pequeña sonrisa, pero su corazón había dejado de latir.

༄ ༄ ༄ 

Las horas pasaron y la noche se había vuelto más fría, la luna continuaba iluminando todo lo que estaba a su alcance y por fin, los animales nocturnos parecían haber vuelto.

Lan WangJi seguía abrazando el cuerpo del menor, sin intenciones de querer separarse de él.

Su respiración se había regulado, pero de vez en cuando alguna que otra lágrima continuaba cayendo por sus mejillas y el dolor...

El dolor continuaba.

De repente, sintió cómo una ráfaga de viento acariciaba su rostro pero el soldado la ignoró.

Los minutos pasaron y la ráfaga volvió a mecerse, haciendo que lentamente, Lan WangJi levantara su rostro y observara cansado su alrededor.

Sus ojos se abrieron levemente y su cuerpo volvió a erguirse, mirando hacia todos lados, pues lo que parecían ser incontables luciérnagas se encontraban volando por todo el bosque iluminando cada rincón a su alcance.

Misteriosamente, la mayoría de luciérnagas provenían del gran árbol y cuando Lan WangJi posó su mirada en este, unas marcas extrañas se formaron en él. Desde sus raíces hasta sus ramas, la luz dorada recorría cada parte del árbol y parecía que esta fluía por su interior.

Después de unos segundos, la ráfaga de viento volvió a rozar contra la cara del soldado, sintiendo una extraña cálida brisa. Seguidamente, las luciérnagas comenzaron a posarse en el cuerpo del cultivador y aunque al principio el soldado las apartó, después de escuchar una voz las dejó que se posaran en él.

La mirada de Lan WangJi se desvió, pues la silueta femenina formada por brisa y la energía dorada del árbol apareció frente al él.

Su alma por la tuya.

La voz femenina llegó hasta el interior del cuerpo del soldado, quién trataba de averiguar si lo que veía era producto de su imaginación pero al escuchar la voz algo dentro de él sabía que era real.

Ante el silencio, la silueta que se mecía en el aire volvió a hablar.

A cambio de tu alma, le daré una nueva. —señaló a Wei WuXian.

—¿Le darás...? —preguntó con cierto brillo en sus ojos, la silueta asintió.

Sin embargo, no podrás abandonar este bosque hasta que su alma quede reconstruida. 

La silueta se acercó al soldado y le advirtió.

Pero si tu amor por él es débil y lo olvidas, ni tu ni él os volveréis a reunir, ni en esta, ni en otra vida.

—Eso nunca pasará. —Lan WangJi respondió seriamente.

Y sin decir ni una palabra más, la silueta se alejó de él.

Las luciérnagas terminaron de sepultar el cuerpo del cultivador ocultándolo en su luz dorada. Al mismo tiempo, otro grupo de luciérnagas se acercó al pecho del soldado y se posaron en este haciendo un pequeño circulo.

Lan WangJi sintió cómo ese lugar ardía y quemaba su piel.

El dolor era soportable, pero la silueta femenina sopló hacia el soldado y la brisa dorada rozó de nuevo sobre el rostro del humano, provocando que su cuerpo quedara tumbado en el suelo y sus ojos se cerraran lentamente.

Lo último que vio fue cómo todas las luciérnagas se alejaban sin dejar rastro del cuerpo del menor.

Dejando tan solo una flecha en su lugar.

~~~~~~~~~~~~~~~

(☞ ゚ ∀ ゚) ☞

Es la primera vez que mato a un prota, no vean cómo me puse de mal JAJAJAJA

¡Y por fin maté al Su She! xDD

¿Os lo esperabais? ¿Sabéis lo que se viene a continuación, verdad?

Usé varias referencias tanto de la novela como del Cdrama^^

Espero que os haya gustado y cualquier cosilla ya sabéis que podéis comentarla :3

~¡Nos leemos!~

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