—¿Qué haces vos acá?—pregunto a punto de escupir el corazón más o menos.
—Tu papá me dejó pasar.
—Y sí, no creo que te hayas metido sin permiso.
—Perdón... ¿Te asuste?
—Casi me das un infarto.—digo con la mano en el pecho sintiendo mis pulsaciones.
—Bueno... ¿Me vas a decir lo que tenes para decirme?
—Nadie hablaba de vos, no sé porqué te perseguís.
—Te escuche nombrar a Lolita. Y decirle forra. ¿Qué pasa Agustina?—Me quedo callada esperando a tranquilizarme un poco y pensar como decirle todo lo que sé.—Dijiste que a penas me veas me ibas a decir la verdad. Estoy al frente tuyo esperando que lo hagas, es tu oportunidad.
—No soy yo la persona que tiene que decírtela Mateo.
—Ay... pero Agustina por dios, deja de dar vueltas... me estoy estresando, no entiendo nada. ¿Me podes decir por favor? ¿Tiene algo que ver con lo que le dijo Nicki a Lolita?
—Sí.—digo y trago en seco.—Pero ella es tu novia. Así que si te quiere como tanto dice, te va a decir la verdad ella. Yo ya no tengo nada que ver con vos.
Veo que le tiembla su labio inferior por unos segundos.
—Bueno. Gracias Agustina.—dice y se da la vuelta, para después alejarse de mi.
Perdón mi amor...
No sé cómo decirle, va a reaccionar muy mal...
Pobrecito.
Espero que la hija de puta le diga la verdad de una vez.
Narra Trueno:
Salgo de la casa de Agustina, con el chocolate que le iba a regalar en mi mochila todavía.
No entiendo porqué no me dice lo que tiene para decirme y listo.
¿Qué tan malo puede ser?
Me subo al auto y me dirijo directo a Palermo.
En el camino no puedo dejar de pensar en todo lo que me dijo.
¿Me está boludeando?
¿Qué hizo Lolita?
No entiendo nada.
Llego al edificio en el que vive Ludovika e ingreso, la recepcionista me conoce porque el año pasado me la pasaba acá.
Subo a su departamento y toco la puerta.
Veo una cabellera blanca con el pelo corto y un par de ojos verdes.
—Uy Lo... apareció el desaparecido.—dice Ludovika y se hace a un lado para que yo pase.
Lolita aparece por una habitación y se acerca a mi.
Intenta abrazarme y darme un beso, pero le corro la cara.
—¿Qué te pasa amor?—me pregunta y yo aprieto los labios.
—Tengo que hablar con vos...—digo y miro de reojo a Ludovika.
—Ludo... ¿Nos dejas?
—Y sí, ya estoy acostumbrada a que me corran de mi propio departamento. Pero no pasa nada... me voy.—agarra una campera en el perchero junto a la puerta y se va por fin.
—¿Qué pasó amor?—pregunta ella y me da la mano para llevarme al sillón y nos sentamos. Ella apoya su mano en mi pierna.
—¿Qué significó todo eso que te dijo la Nicki Nicole ayer?—pregunto y ella me mira frunciendo el ceño.
—¿Dijo algo cuando me fui?
—No, me refiero a lo que dijo cuando vos estabas ahí.
—Qué se yo porqué dijo eso nene. Me quiere hacer quedar mal en frente del Chodis y el Biza porque son sus amigos, nada más.
—No Lolita.—digo serio y ella levanta sus cejas.—Mirá, no te voy a mentir... recién vuelvo de la casa de Agustina.—digo y en ese momento ella saca la mano de mi pierna y me mira preocupada.
—¿Por qué fuiste a su casa?
—Porque ayer cuando te fuiste, ella y yo tuvimos una pelea y tenía que aclarar las cosas. Nada más.
—¿Pero por qué tenes que aclarar las cosas con ella Mateo? ¿Qué tanto te importa? Es tu ex, yo soy tu novia, no ella. Nosotros también nos peleamos y sin embargo no viniste a arreglar nada conmigo.
—No vine a hablar de Agustina, Dolores.—digo cambiando de tema antes de que empiece a llorar como cada vez que la menciono.—A lo que voy, es que cuando llegue a su casa la escuche hablar por teléfono con Nicki... y estaban hablando de vos.
—¿Ves? No se cansan de hablar de mi, par de envidiosas.
—Me dijo Agustina que me estas mintiendo, pero no quiso decirme con qué. —digo y ella frunce el ceño.
—No sé de qué hablas Mateo.
—¿No me estás mintiendo con nada?
—¿Con qué te voy a mentir?—pregunta y se tapa la cara.—Me tienen harta la pendeja esa y la otra enana, queriéndome tirar abajo. ¿No ves que lo hacen a propósito?
—¿Para qué me van a mentir eso? Yo sé que Nicki era amiga de Ludovika, seguro sabe muchas cosas sobre vos Dolores. Por favor, te estoy dando la oportunidad de que me digas la verdad de las cosas. Porque te juro que estoy muy confundido y no sé qué pensar. Necesito que me aclares todo, por favor...—digo y ella frunce el ceño y le empiezan a caer lágrimas.
—Yo no sé qué decirte... no te estoy mintiendo con nada, no tengo nada que ocultarte... te conté todo Mateo.—dice y se seca las lágrimas.—Pero por lo que veo estas empecinado en creerle a las turras esas.
—Es que si no me estás ocultando nada, no entiendo porqué dicen eso...
—¿No te das cuenta Mateo? Porque la pendeja está obsesionada con vos y quiere que nos separemos... es más que obvio, abrí un poquito los ojos nene.
Dice y en ese momento me pongo a pensar...
Que puede tener razón.
—Bueno...—digo y me humedezco los labios.—Te creo...—digo y ella me mira.
—¿Si me crees?—pregunta y se acerca a mi y yo la abrazo por la cintura, para después asentir.—Por favor no me pongas más en duda amor... te juro que no te voy a mentir nunca.—yo aprieto los labios.—Estás acostumbrado a tener una relación llena de mentiras por culpa de esa nena, pero yo no te voy a mentir. Te lo juro.
—Bueno...—digo y aprieto los labios y sonrío un poco, ella deja un beso en mis labios.—Gracias por serme sincera bebé.
Digo pero al mismo tiempo tengo el corazón roto al saber que la que me está mintiendo es Agustina.
[...]
Soy el vocero del g
117k turrix 😛