(Narra Jimin)
No sabía como sentirme, toda esta confesión, lo que hizo mi abuela y mis padres, definitivamente no tiene perdón, aunque mis padres no lo hayan sabido desde el principio, aún así, decidieron participar en la horrible atrocidad que cometieron.
Yo... soy o era el Rey de Seúl.
Me arrebataron de los brazos de mis verdaderos padres y no... Ni siquiera me pudieron cargar, mi abuela hizo muy bien su papel como responsable principal de mi secuestro.
Mi lobo esta aullando de dolor, y yo me sentía triste, herido, destrozado y sobre todo decepcionado de los que creí mi familia. Ahora me quedaré sólo en este mundo, sin nadie a mi lado.
No puedo llegar al Reino de Seúl, cuando puede que los Reyes no me crean, no tengo como probar que soy su hijo, aún si me hicieran pruebas, tal vez no me dejarían ni pisar la puerta principal.
Sentía mi cabeza doler, mis ojos estaban hinchados y adoloridos de tanto llanto, del dolor y la fuerte opresión que albergaba mi corazón.
- J-iminie... - Me habló mi... ¿Madre? - P-erdoname, por favor hijo, yo no sabía que hacer... Nos podían matar y...
- Y al final tu esposo falleció, a los dos años y tu estas muriendo, lo que menos querían sucedió y esta por suceder, tu madre debe haber corrido con la misma suerte. Destruyeron una familia, una madre, me quitaron de los brazos de mi verdadera madre... ¿Con qué cara pides perdón? ¿Cómo te atreves a decir que no sabías que hacer? Cuando decidiste sin pensarlo en no regresarme con mi verdadera familia. Yo... Lo siento pero no los puedo perdonar tan fácil Park Sook.
Me levanté dispuesto a salir de ahí, no podía seguir en el mismo lugar que ella, pero al escucharla hablar me detuve nuevamente.
- En... En ese cajón estan todas las pruebas de que... Tú eres hijo de los Reyes de Seúl...
- ¿Cómo...? - Me giré a verla y note que ella señalaba a un costado de mi, un armario con un solo cajón con llave. Ella sacó un collar de su cuello con una pequeña llave, siempre me pregunté por que no se la quitaba y ahora lo se.
- Toma... Con esas pruebas podrás encontrar lo que necesitas para... Poder presentarte en el Reino de Seúl y... Que te crean que eres el hijo legítimo de los Reyes.
Me acerqué lentamente a ella y tome la llave, la ví unos segundos a los ojos y ella con lágrimas en los ojos me sonrió tenuemente, para luego decir en voz baja “Te amo, siempre serás mi Jiminie” Ví con terror dentro de mi, como cerraba sus ojos y daba su último aliento de vida frente a mi.
- M-adre... no... No me dejes por favor madre... ¡Tú no te puedes ir! ¡No me dejes madre!...
Mis sollozos eran inminentes, el dolor tan desgarrador que sentía en todo mi ser era inexplicable. La única mujer que ví como mi madre en toda mi vida, acababa de fallecer y no tuve el coraje ni el valor para perdonarla, dejé que se fuera con la culpa y el dolor de no haberle perdonado sus errores. Eso era lo que me hacía sentir mucho más culpable a mi, me hacía sentir que no tenía corazón, nada justifica sus errores, pero tampoco justifica que yo sea así y la haya dejado ir, cuando yo si se perdonar y soy mejor persona.
Lloré, me lamente y me culpe por horas, por todo este desconcertante hecho, por todo lo sucedido, cuando mis lágrimas dejaron de caer, y no tenía más que derramar, preparé todo para la encineración de mi madre, me tomó casi toda la noche, cumplir su último deseo.
Cuando estaban cremando su cuerpo, yo regresé a casa, tomé la llave y abrí el cajón donde estaban guardadas las supuestas pruebas de que yo era hijo de los Reyes de Seúl. Cuando logré abrirla, ví una caja negra, la saqué y me senté en una silla cercana, puse la caja entre mis piernas y suspiré pesadamente, abrí la caja y encontré varias cosas en el.
Una manta amarilla, recuerdo que me encantaba dormir con ella de pequeño, tenía en una esquina la inicial “J” ¿Está es una prueba? Me pregunté, la toqué por varios segundos, recordando muchas cosas con ella de mi niñez, mis ojitos se empezaron a llenar de lágrimas nuevamente, volví mi vista a la caja otra vez y encontré un collar de oro, con un dije que se podía abrir.
Lo hice y dentro ví una foto de una mujer y una de un hombre, no los conocía pero me podía imaginar que eran los Reyes de Seúl, mis verdaderos padres. Los aprecié por varios minutos, son hermosos y tal vez aluciné pero creo que tengo parecido a mi verdadera madre. En el collar estaban gravadas unas iniciales de, “ J J ”. No entendí esas iniciales, deben significar algo aunque no se qué es.
Seguí viendo la caja y ví una carta, la tome con manos temblorosas y la abrí lentamente, al instante note que era la letra de mi madre, y que era reciente. Empecé la lectura con lágrimas ya derramadas de mis ojos.
De: Park Sook
Para: Mi jiminie
Querido y preciado Minnie, antes que nada perdóname por haber cometido semejante error, mi sueño siempre fue ser madre, pero la diosa luna no me lo permitió, jamás fue mi intención cumplir mi deseo de madre a costa de otra, por medio de esta carta, quiero declarar que mi madre Lee Seoyeon, quien fue la curandera del Reino de Seúl, es la que cometió el más grande de los pecados al haber hecho pasar por muerto al primer hijo de los Reyes y secuestrarlo para entregármelo, ocho años después, mi madre al ver que los Reyes aún estaban lamentando la perdida de su hijo, decidió contarles la verdad y huir después de Seúl, al declararla como culpable y sentenciarla a muerte. Me dijo la verdad en ese entonces, dejando en mis manos ese collar que era de la Reina para su hijo, a quien iban a llamar Jimin, y siendo ese el nombre que decidimos dejarle a petición de mi madre al sentir culpa pero no enmendar su error, siendo mi esposo y yo, quienes decidimos después de saber la verdad, que no dijimos nada y no quisimos entregar a nuestro pequeño Jiminie.
Les pido perdón en nombre de mi difunto esposo y yo, que nunca quisimos hacerle daño a nadie, aunque al final eso fue lo que hicimos, por nuestra culpa sufrió una madre y un padre la pérdida de su hijo primogénito quien nunca murió y es este hermoso Omega, de cabello rubio y hermosos ojos azules que a simple vista se nota que es digno de la realeza y demostrando que tiene un enorme parecido a los Reyes de Seúl.
Perdóname mi querido y amado Jiminie, aunque no queríamos hacerte daño eso fue lo que hicimos, nada justifica nuestros errores y pecados. Espero que algún día nos puedas perdonar y quiero que sepas que aunque no éramos tus verdaderos padres, siempre te amamos como a nuestro pequeño hijo.
Cuidate mi pequeño Minnie, te amo.
En el momento que terminé de leer la carta, estaba derramando mil lágrimas, mis sollozos ahogados e hipidos lastimeros eran el único sonido en toda la casa. Me dolía a horrores la cabeza, no podía resistir más este dolor en todo mi cuerpo, pero ya no tenía mucho tiempo para estarme lamentando.
Me levanté, guarde la pequeña caja en mi bolso, metí un par de cosas más, dinero ahorrado que tenía y despidiéndome de esa casa por última vez, recordando mi infancia, mi adolescencia, mi primer celo, todos los momentos que viví aquí, salí de aquel lugar que una vez llame mi hogar, sin voltear a ver, deseando no regresar al lugar donde siempre viví sólo una farza.
En el camino me rocié un poco de la hierba de neutralizador para mi olor, no quiero encontrarme a tontos Alfas hormonales en el camino.
Llegué al lugar donde estaban las ahora cenizas de mi madre, una vez en mi poder, emprendí un largo camino hacía el pueblo de Daegu, donde también estaban las cenizas de mi padre y donde dejaría junto a las de él, las de mi madre.
En carruaje uno tarda medio día, pero caminando al rededor de un poco más de un día, por lo que sin descanso alguno, empecé mi larga caminata, esperaba llegar rápido y no perder tanto tiempo, podría descansar por cortos tiempos, cuando la noche cayera que no faltaba mucho, descansaría un poco.
Caminé por horas y horas, me sentía cansado y la noche había caído hace mucho, así que decidí descansar un poco, me faltaba muchísimo para llegar a Daegu, comí una galleta que llevaba en mi bolso, descanse una hora nada más. Calculaba que faltaba unas dos horas para que amaneciera, seguí mi camino.
Pensaba en todos mis problemas ahora, no sabía como los resolvería pero sabía que debía hacer algo, con estas pruebas tal vez me crean o tal vez no, pero al menos haría el intento.
Al rededor de las cuatro de la tarde llegue al pueblo de Daegu, suspiré aliviado, mi cuerpo me dolía y estaba cansado, agotado y sólo deseaba dormir un poco. Caminé hasta la pequeña capilla donde estaban las cenizas del pueblo, mi padre era de Daegu, mi madre y mi abuela eran de Seúl, cuando mis padres se conocieron, fue en un bosque lejano, no se toda la historia pero al parecer mi padre andaba de caseria y mi madre buscando hojas medicinales que mi abuela le encargo, ambos estaban lejos de sus hogares y así inició su historia. Vivían en Seú lcuando mi abuela prácticamente les pidió huir de ahí, claro que para no ser descubiertos.
Entre a la capilla y me dirigí directamente al féretro de mi padre, abrí el candado y metí las cenizas de mi madre. Cerré nuevamente, recargando la frente en el cristal, sentí mis ojos picar, mi dolor crecer nuevamente, mi cabeza doler como lo había estado haciendo las últimas horas.
- Cuando... Este listo tal vez venga a visitarlos y... Perdonarlos de corazón, no lo puedo hacer ahora... No sería sincero y real de mi parte, ustedes junto a mi abuela cometieron un error y una atrocidad tan grande que no tiene perdón fácilmente, sólo espero que no estén en un peor lugar, descansen en paz y recuerden que tarde o temprano vendré a perdonarlos... Los ame mucho, siempre fueron mis padres, aunque los últimos años no fueron los mejores, los ame... adiós señores Park.
Me di media vuelta y salí del lugar, caminé lentamente, dándole vueltas a mi cabeza a mil cosas. Pensando en como tuvieron corazón para cometer tantos errores, desastres y haber guardado ese secreto por tantos años.
Caminé tanto que no me di cuenta cuando entré a un bosque, ignore el hecho y seguí mi caminó, deseando encontrar un lugar para descansar, así estuve por largos minutos, caminando sin rumbo, perdido en mis pensamientos, derramando lágrimas por ratos, mis ojos estaban hinchados y cansados.
A lo lejos pude ver una bonita cabaña, tal vez alguien vivía ahí y me podía dar alojo al menos una noche, o si nadie vivía ahí, podía entrar y descansar. Escuché ruidos, volteé hacía todos lados y no veía nada, la noche había caído hace unos minutos y se me dificultaba ver algo. Hasta que sentí un fuerte aroma a Alfa que me asustó pero al parecer a mi lobo le gustó un poco aunque se encogió en su lugar también.
Menta y café.
Me gustó mucho el aroma, pero el miedo que sentí fue mayor, al darme la vuelta todos mis sentidos y cuerpo se erizaron, al ver un enorme lobo platinado con sus ojos negros como la noche, dilatados y desprendiendo un fuerte aroma a celo, fue lo que mis ojos vieron, retrocedí lo más que pude deseando escapar de ahí, sin encontrar salida alguna.
Sentí como choqué contra el tronco de un árbol, y ahí ví como mi suerte y mi mundo se venía mucho más abajo de lo que ya estaba, el lobo me acorralo, se acercó todo lo posible a mí, hasta que dejó salir a su lado humano, no lo quise ver, cerré mis ojitos, y sentí como acercaba su nariz a mi cuello y olfateaba todo mi aroma que al haber perdido la fuerza del neutralizador hace horas, se dejaba sentir muy bien. El hombre lamía mi cuello y yo sólo sentía asco y un terror increíble en todo mi cuerpo.
- Omega~ - Lo escuché decir, apreté más mis ojos, deseando que todo esto fuera un simple sueño.
- P-or... Favor... No me haga daño... p-rometo no volver aquí... - Traté de rogar, pero fue imposible. Me sentía aún mas pequeño ante aquel cuerpo que no quise ver.
- Tú... delicioso y hermoso Omega, serás mío en este mismo instante - Uso su voz de mando en mi, haciéndo que me encoja en mi lugar.
- N-o... Por favor... No me haga daño... - Supliqué, pero no me escuchó, me cargo y me llevó sobre su hombro, no quise abrir mis ojitos, le rogué, lloré, patalee y supliqué que me dejará ir, pero no me dejo en paz.
Tenía muchísimo miedo, y sólo esperaba despertar de esta horrible pesadilla o en el mejor de los casos, morir antes que sentir, ver y vivir esta horrible pesadilla que estaba a punto de pasarme.
¿Sería capaz este Alfa de dañarme?
Mi mundo se terminó viniendo abajó en poco tiempo y ya no quería seguir viviendo.
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¡Hola amigos!
Disculpen la inactividad, he estado ocupada últimamente, pero aquí está un nuevo capítulo.
¿Qué les pareció?
Espero les haya gustado, en el próximo viene lo mejor.
¡Nos leemos pronto queridos amigos!
Bye💜
Si les gustó el capítulo no olviden dejar su estrellita ⭐