Stay With Me.

By hyori17

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Después de tanto tiempo, Catalina vuelve a encontrarse con su primer amor, mismo que resultaba imposible debi... More

¡Anunció!
Prólogo
Conocerte.
#01
#02
#03
#04
#05
#6
#07: Fiesta de cumpleaños.
#08 Fiesta de cumpleaños.
#BookTrailer 1
#09
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🌻N O T A🌻
#38
#39
#40
#41
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#43
#44
#45
#46
Capítulo Final parte I.
Capítulo Final parte II
Epílogo.
💫AGRADECIMIENTOS💫

#37

851 88 32
By hyori17

Capítulo 37| Es jodidamente desesperante.

Luke Lowell.

Lo primero que veo al despertar es un techo blanco y paredes celestes. Cierro los ojos por unos segundos soltando una maldición para mis adentros. Estoy nuevamente en el hospital.

Todo estaba yendo bien últimamente.

¿Por qué esto tiene que arruinarlo todo?

Siento una mano sobre la mía aferrada con delicadeza, miro hacia mi izquierda encontrándome con Catalina dormida apoyada sobre su brazo en la cama.

¿De a qué hora está aquí?

A través de la ventana circular de la puerta puedo ver a mis padres hablando con el doctor. Y por sus caras, al parecer las noticias no son muy buenas. Por un momento olvido la discusión con mi padre antes de mi caída, entonces recuerdo que Dante tenía su vuelo devuelta a España a las siete y media así que busco desesperadamente mi celular pero no lo encuentro, pero por suerte veo el reloj de pared y son apenas la siete.

¿Se habrá ido ya?

Ni siquiera logre despedirme de él.

Suelto la mano de Catalina con mucho cuidado para no despertarla. Salgo de la cama sin antes de quitarme la vía venosa de un tirón, no era la primera vez que lo hacía estando aquí así que apenas me levanto, apoyo mis manos sobre la pared sintiendo la pesadez de mi cuerpo. A duras pena logro llegar al baño y me encierro ahí, al mirarme al espejo veo que mi cara esta con algunos rasguños, tres moretones pequeños en la barbilla y uno en el pómulo derecho, y en mi labio tenía un pequeño corte.

No sé cuánto tiempo llevaba encerrado en el baño mirando mi aspecto fatal, despeinado, pálido, herido y cansando.

— ¿Luke?— Oí la voz de Catalina detrás de la puerta del baño.— ¿Estas bien?

No, no lo estaba.

Apenas podía mantenerme en pie, estiré mi mano hacia la manilla y la giro para abrir la puerta. Catalina me mira con preocupación y detrás de ella se encontraban mis padres.

— Te ayudare a meterte a la cama de nuevo.— Habló mi padre pero lo detuve colocando mi mano frente a él para que no diera un paso.

Nuestra relación seguía en la cuerda floja, no podía perdonarle tan fácilmente su actitud y su falta de ausencia en la casa en estos últimos meses.

— Puedo hacerlo solo.— Las palabras me salían frías pero era lo de menos en estos momentos.

Cuando doy dos pasos mis piernas pierden el equilibrio una vez más y mi novia junto a mi padre logran atraparme a tiempo. Suelto un improperio en un murmuro y contengo con todas mis fuerzas las ganas de llorar y de gritar al sentirme una carga.

Ya estando en la cama otra vez, mi madre le pide a Catalina que nos deje a solas un momento, el Dr. Andrew a cargo de mi caso no tardaría en venir hablar conmigo.

El hombre con bata blanca nos enseñó los rayos X que le tomaron a mi cerebro y noté como mi padre abrazaba con fuerza a mi madre, atentos a cualquier reacción de mi parte.

Yo en cambio deje de prestarle atención al momento en que habló y dijo:

— Tu enfermedad ha avanzado mucho más rápido de lo que creíamos, el tratamiento no está haciendo efecto, Luke.

No dije nada.

¿Será esto un castigo para mi familia?

— Doctor, díganos por favor que debe haber algo más que podamos hacer para detenerlo...— La voz de mi madre se quebró.— Por favor, mi esposo ha pagado una fortuna para el tratamiento no...— Sollozó y nos dio la espalda llevándose las manos a la cabeza.

— La degeneración espino cerebral es una enfermedad que tarde muchísimo ser descubierta en un paciente, está dormido y poco a poco ataca el cuerpo de quien la padece por las neuronas que se van deteriorando. En este caso tu zona del equilibrio y coordinación muscular se están muriendo, es por eso que tus piernas ya no te responden como antes, Luke.— Arrugo las sabanas entre mis dedos con mucha fuerza, sin ser capaz de mirar al doctor ni mucho menos a mis padres.— Contéstame, ¿has tenido problemas para leer y escribir?

Trago duro y un recuerdo de hace unas semanas me viene a la cabeza.

—¡Luke, prometiste leerme un cuento!— Mi hermanita abrió la puerta de mi habitación de un sopetón, no pude evitar soltar una risita al ver su rostro enojado.

— Bien, bien, ¿Cuál quieres que te lea esta vez?

— La princesa de la lluvia.— Clara ya tenía el libro en sus manos.

Así que le hago un espacio para que se acueste a mi lado y pueda escuchar el cuento. Le doy un beso en la frente y abro el libro y comienzo a leer.

Pero en la tercera página comienzo a tener dificultad para leer, las letras se mezclan como si fuese una sopa de letras. Parpadeo repetidas veces pero no logro encontrar las palabras del libro.

— ¿Luke, por qué no sigues leyendo?— Preguntó.

Cierro el libro de golpe tomándola por sorpresa, frunce el ceño y me mira.

— ¿Te parece si invento una historia?

Ella nada más me sonríe, asintiendo como respuesta ante mi pregunta.

— Luke, respóndele al doctor.

— Sí, he tenido dificultad para leer.— Afirmo.— Para escribir no...mucho.

— ¿Y para hablar?— Niego con la cabeza.— Luke, escúchame sé que...

— ¿Es difícil? Usted no tiene ni la puta idea de cómo me siento, doctor.— Esta vez me digno a mirarlo.

— Luke.— Advirtió mi padre.

El Dr. Andrew le hace un ademan con la mano y vuelve a concentrarse en mí.

— Hace ocho años atrás fui a ser un curso con un equipo médico de diferentes partes del mundo a China y me tocó ver a una adolecente de quince años con la misma enfermedad que tú padeces hoy.— Comenzó a contar.— Ella al igual que tú tenía miedo, pero aun así seguía sonriéndole a sus padres y a su hermano. Pero cuando estaba sola a mí siempre me pedía en ingles "quíteme este sufrimiento, por favor". ¿Sabes el dolor que sentí yo de no poder condecirle aquello, a una adolescente que murió dos años después y llena de sueños?

Yo también tenía muchos sueños, uno de ellos era poder irme Alemania a estudiar astronomía en una de las mejores universidades de dicho país. Casarme y formar una linda familia, pero sabía que eso jamás iba a suceder.

— Quiero estar solo, por favor.

No quería oír nada más, no necesita la lastima de nadie ni mucho menos de mi propia familia. Porque así es como ellos me ven.

<< No es cierto...>>

— Luke...— Intento decir mi madre.

— Esta bien, pero al menos habla con tu novia que no se ha separado de tu lado en ningún momento.— El Dr. Andrew invita a mis padres salir de la habitación y a los segundos Catalina vuelve a entrar con un vaso de café.

Deja el vaso de plástico cobre la mesita blanca que se encontraba al lado de la cama.

Ni siquiera pregunté cuanto llevaba inconsciente por el golpe.

— Estaba muy preocupada por ti.— Apartó mi cabello de la frente. Con sus delgados y finos dedos.

Tomé su mano con delicadeza y la aleje de mi rostro. Miré a Catalina a la cara y veo sus ojos rojos he hinchados, seguramente ya sabe que mi enfermedad se encontraba muy avanzada y que el tratamiento no está siendo de mucha ayuda.

¿Estoy siendo realmente egoísta con tenerla a mi lado en esta situación en la que estoy?

Ella no lo merece, no merece tener una relación así. No merece tener a su lado a un hombre que se está muriendo y que en cualquier momento se ira dejándola con el corazón roto.

Catalina merece ser libre y quiero dejar que lo sea, sin mí en su vida será mucho mejor ¿no?

— Es jodidamente desesperante.

— ¿Qué cosa?— Su mano tomó la mía otra vez.

<< No quiero que me sueltes>>

Pero tengo que dejarla ir.

— Sentir como todo dentro de ti se rompe poco a poco.— La observo sin ninguna expresión en el rostro.— Y no quiero que compartas este dolor conmigo.

Solté su mano con todo el dolor del mundo.

— ¿Qué quieres decirme con eso?— Me observó con ojos lleno de angustia.

— Quiero terminar con lo nuestro, Catalina.— Cerré los ojos otra vez sintiendo como el corazón se me rompía al decir aquellas palabras.— Las cosas entre nosotros avanzaron muy rápido y fui un egoísta de mierda de no haber pensado antes el daño que estaba causando en ti por todo lo que está pasándome, sé que lloras por mi culpa cuando llegas a tu casa, sé que llamas a mi madre todo los días para preguntar si estoy bien, sé también que no duermes bien...y no quiero causarte más dolor ¿entiendes?

Catalina se levantó con brusquedad y exhalo una bocanada de aire que al parecer no sabía que estaba conteniendo.

— No me puedes venir con eso ahora, Luke.

— Es lo mejor, créeme...

— ¡¿Lo mejor para quién?!— Exclamó.— ¡¿Para ti!?

— ¡No quiero que sientas lastima de mí!— Grité.— Sólo quiero que entiendas que mereces algo mucho que mejor esto.— Me señalo a mí mismo.

Guardó silencio, se pasó las manos por el rostro y su mirada bajó al suelo y apretó los puños con mucha fuerza y luego los relajo. Entonces, levantó la vista poco a poco para mirarme.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y tuve que apartar la mirada de la suya por un momento.

— No puedes pedirme terminar con lo nuestro cuando lo que siento por ti es muchísimo más fuerte que cualquier otra cosa.— Habló con voz calma pero era evidente el temblor en su voz.— Sea como sea que hayan surgido las cosas entre nosotros soy muy feliz de haberte permitido entrar a mi vida, de haberte abierto las puertas de mi corazón. Así que no me vengas con esa mierda de querer alejarme de ti cuando más me necesitas.— Las lágrimas brotan de sus ojos.

Catalina intenta acercarse a mí, pero niego con la cabeza para que no lo haga.

— Luke...

— Es lo correcto.— Le corté. Al igual que ella también estaba llorando y rápidamente me pase las manos por las mejillas para deshacerme de las lágrimas.— Mereces encontrar la felicidad en alguien que no esté tan roto como yo, Catalina. Tú mereces a alguien mejor, no a un enfermo con los días contados.— Continué hablando con la voz rota.— Lo siento tanto y lo mejor es que te marches.

Catalina negó con la cabeza.

— N-no me voy a ir de aquí, Luke.

— Catalina quiero que...

— ¡No me iré!— Gritó.— ¡Estoy enamorada de ti, maldita sea!— Exclamó con dolor en su voz.

Me quedé paralizado.

<< Esta enamorada de ti...>>

Mi corazón latía desbocado por su confesión, me mantuve en silencio procesando cada una de sus palabras.

— Estoy jodidamente enamorada de ti...— Repitió ella en voz baja con los ojos llorosos.

La primera vez en que la vi había quedado completamente hipnotizado por la miel de sus ojos, por el rojo de sus labios en el cual se escapaba el sonido más agradable que había oído alguna vez en mi vida.

Su voz y su risa.

No sabía que iba llegar a perder la cabeza por semejante mujer. Catalina dejaba huellas en cada paso que daba, en cada lugar en el que estaba. Porque así es ella, había deseado tanto poder perderme en su mirada, en su risa, en su cuerpo. Y ahora que la tenía junto a mi ¿así nada más la estaba dejando ir?

<< Porque eres un cobarde...>>

Soñaba con ella todas las noches imaginando una vida diferente a la que estoy viviendo ahora, y al despertar cada mañana ella era uno de mis primeros pensamientos.

Yo también estoy enamorada de ella, de sus ojos achinados a la hora de sonreír. Estaba enamorado perdidamente de lo dulce y delicada que es, de la forma en que me mira, en la que me besa, en la que me abraza. Son detalles pequeños y simples. Pero aun así. Me enamoré.

— Catalina...

— ¿Acaso no te das cuenta? que no hay nada que más anhele que estar contigo.— Se le quiebra la voz, saqué las fuerzas suficiente para levantarme de la cama de hospital y caminé hacia ella.— No me rompas el corazón ahora, no todavía, Luke.—Sollozó.

Estando frente a ella la tomé por los hombros, cerró los ojos por un momento disfrutando las caricias de mis manos en sus mejillas.

— Perdóname, Blanquita, por favor perdóname.— Apoyé mi frente contra la suya.— Yo también estoy enamorado de ti.— Sollozó.

No tardo en posar los labios sobre los suyos con delicadeza, saboreando el salado de sus lágrimas. Al separarnos vuelvo a descansar mi frente contra la suya.

— No me pidas alejarme de ti. No me pidas soltarte. Porque no puedo hacerlo, Luke.— Ella vuelve a besarme.— Y no pienso hacerlo.— Dijo contra mi boca.

No lo haré, te lo prometo.

****

Ya en mi habitación Noah me ayuda a cambiarme, por suerte el cuerpo ya no me dolía como antes. Le envié un mensaje a Dante en modo de despedida, sé que lo leerá cuando llegue a Espera. Les pedí a mis padres que no le dijeran nada de mi pequeño accidente porque sabía bien que no iba a marcharse. Catalina estaba ayudando a mi madre en la cocina, otra suerte es que mi padre le pidió disculpa por su mala actitud de aquella noche en la cena, sé que mis padres ahora o más bien mi progenitor está haciendo lo que sea para volver a estar bien conmigo.

Noah me acomoda el almohadón y se sienta un momento a mi lado mirando la silla de ruedas que estaba en una esquina de la habitación.

— Será mejor que te vayas acostumbrando al verme sentado en esa silla.— Le digo.— El Dr. Andrew me dijo que cuando quisiera levantarme y caminar un rato necesitaría ayuda.

Sin mirarme dijo:

— Te dije que yo sería tus piernas cuando hiciera falta, hermanito.— Sonrío.— ¿Sabes? Cuando mamá nos dijo a Dante y a mí que estaba embarazada yo me moleste mucho.— Comenzó hablar aun sin mirarme.— No quería ser el mayor, siempre habíamos sido Dante y yo y así me gustaba. Con el pasar de los meses cuando supimos que ibas a ser un niño, me enfade mucho más.— Me reí.— Porque vamos, ¿otro hombre más a la familia? Dante estaba feliz, me ayudo a similar que tu venias en camino y cuando mamá y papá te trajeron por primera vez a casa y logre verte.— Guardo silencio un momento y lo oí suspirar.— Supe que tenía el deber de protegerte y cuidarte, ¿por qué eso hacen los hermanos mayores, no?— Giró su rostro para mirarme.

Desde pequeño cuido de mi junto a Dante cuando mamá debía ir a trabajar. Dormía conmigo y me contaba historias de súper héroes y me hacía creer que de verdad existían.

— Tuviste tus caídas, pero para mí siempre has sido un gran hermano mayor mucho más que Dante.— Él sonrió.— Y estoy segurísimo que Martín y Clara piensan igual.

Agachó la mirada.

— Me gustaría mucho poder estar yo en tus zapatos, Luke.— Niego con la cabeza.— No puedo aceptar todavía que padeces una enfermedad incurable, no puedo aceptar que tarde o temprano te vas a ir de nuestras vidas. Se supone que yo debía protegerte de cualquier cosa.

— Estoy seguro que cuidaras y protegerás a los enanos mucho mejor que yo, Noah, ellos te van a necesitar cuando yo ya no este. Sobre todo Clara, es la única mujercita de la casa.

— Ellos también necesitan de ti.

Lo sé.

Catalina entra a la habitación con una bandeja con comida, Noah se paró de inmediato y miro el cielo blanco de la habitación como si estuviera conteniéndose de cualquier tipo de emoción.

— ¿Los interrumpí?

— No.— Contestó mi hermano.— Los dejare solos, permiso.

Noah pasó por al lado de Catalina mientras que ella deja la bandeja con comida sobre mis piernas, pero me di cuenta como mi hermano la miró antes de salir por esa puerta.

Todavía le gusta.

— Espero te guste la sopa de esparrago.— Dice.

— ¿Lo preparaste tú?

— No se me da bien cocinar pero la segunda esposa de mi padre una vez cuando me caí por las escaleras por ser despistada me preparo esta sopa que según ella cura todos los dolores.— Sonrió al recordar aquello.— Bueno, sólo espero que te guste.

No tardo en coger la cuchara y darle la primera probada a la sopa, es un sabor exquisito y esposo. Nunca había comido sopa de esparrago pero para ser la primera vez y echa por mi novia no está mal.

— Esta buenísima.— Sonrió mucho más.

Cuando me acabe toda la sopa Catalina dejó la bandeja sobre el escritorio y se acostó a mi lado mirándome a los ojos.

— ¿Confías en mí?— Preguntó de pronto.

Fruncí el ceño.

— Eso ni siquiera deberías preguntarlo.

— Tal vez te molestes cuando te diga lo que debo decirte.— Se sentó pero mirando a mi dirección.

— ¿Qué sucede?

— Kevin me besó antes de que tu madre me llamara.— Confesó sin rodeos.— Lo aparte y le di una bofetada, te juro que no...

Tomé su mano.

— Yo confió plenamente en ti y estoy agradecido de que me lo hayas contado. Sé lo mucho que él te quiere.— Negó con la cabeza.— Catalina...

— Kevin sólo está confundido nada más.— Llevó su mano a mi mejilla.— Él tiene claro mis sentimientos hacia a ti.

Catalina me había escogido a mí, antes que él o mi hermano. Pero algo me decía que cuando yo ya no esté aquí, uno de ellos se ganara su corazón de manera justa y espero que la haga inmensamente feliz.

Porque Catalina Russell no necesita más dolor en su vida sino que merece un amor largo y duradero, el amor que yo no alcanzare a darle.

Pero uno de ellos logra dárselo.

¡Volví! lamento la tardanza, gracias por lindos mensajes de apoyo a mi novio por hacer lo posible de volver hacerme sonreír y literalmente exigirme que vuelva a escribir jaja pero encontré de nuevo inspiración(?)

¡El otro capítulo pasaran muchoooos meses! 

Se viene el final <3

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