❝ Una mami para navidad ❞ ||...

De _xYoungOnce

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❝ Todo comienza con el deseo anhelante de una inocente pequeña y termina con una intrusa muy dulce en la vida... Mai multe

Prólogo
Capítulo 1;; Regalo de Medianoche
Capítulo 2;; Intrusa
Capítulo 3;; De compras con mamá
Capítulo 4;; Consiguiendo el árbol perfecto
Capítulo 5;; Tristes fiestas
Capítulo 6;; Mamá volvió
Capítulo 7;; Nuevas Sensaciones
Capítulo 8;; Unión familiar
Capítulo 9;; Obra Navideña
Capítulo 10;; Reencuentro familiar
Capítulo 11;; La primera nevada
Capítulo 12;; Amigas
Capítulo 13;; Salida Navideña
Capítulo 14;; Noche buena
Capítulo 15;; Media Noche

Epílogo

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De _xYoungOnce

Pov Yeji

Había dejado de ser incómodo estar en medio de una situación tan rara, ahora mismo comía su almuerzo con su nuevo grupo de amigas que para nada parecían incómodas con su presencia. Al principio por supuesto que lo era, pero ahora no. Sabía que podría vivir siempre así si le aseguraban que Yuna no volvería a molestar.

Yuna seguía un poco distante pero no le ignoraba ni nada y hasta había logrado que pudiera hablar con Jisung sin tartamudear como boba, mientras tanto Lía apenas y había dicho que había sido divertido molestarla en el pasado pero que no volvería hacerlo y Chaeryeong, la más callada, le abrió literalmente los brazos para recibirla, parecía la más interesada en conocerla a ella y la que más le hablaba además de su mejor amiga Ryujin. Se sentía bendecida aún cuando la navidad pasada había perdido parte de su corazón.

Decidió contarle a Ryujin en lágrimas y ambas iban de vez en cuando a ver el maniquí de Nayeon para contarle sobre sus aventuras en la escuela y mantenerla al tanto de sus vidas.

Su madre había sido la mejor desde la partida de Nayeon, se encontraba sin quejas pues a pesar de lo poco que Nayeon estuvo en sus vidas logró hacer de su madre la mejor de todas. Nunca estuvo al tanto de la relación que su madre mantenía con Nayeon pero sabía que se querían y que por supuesto su madre la echaba de menos aunque no dijera nada al respecto.

Pov Chaeyoung

Febrero fue tan difícil como enero y los siguientes meses que tardaron en llegar haciéndola caer en un vacío emocional, un coma tal vez.

Tarde pero se había dado cuenta de que el cariño que comparaba como el de una mascota era en verdad amor verdadero.

El padre de Yeji había sido su primer amor pero nada podría compararse con lo de Nayeon que además de ser amor era pasional. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que amó, que cuando llegó Nayeon no se dió cuenta de lo mucho que significaba.

Le dolía el haber sido abandonada y estaba segura de que se lo merecía, cada día estaba más y más arrepentida de la manera en que orilló a Nayeon a irse.

Cada solitaria noche se acostaba en la cama con la imagen de Nayeon en la cama dormida, como esa vez en el hotel que en lugar de despertarla con un beso se levantó a bañarse como si fuera un ligue más.

Sin embargo las costumbres se quedaron, cada mañana antes de llevar a Yeji a la escuela preparaba un desayuno más o menos decente y así la llevaba la escuela al menos en taxi ahora que no tenían coche. El coche lo habían dado por perdido cuando la policía dijo hace meses que llamarían sí lo encontraban.

Mientras tanto su tiempo desde que llegaba a casa lo dedicaba a su hija que sin peros aceptaba salir con ella, a veces al cine, a veces de compras, pero siempre comprando lo que su hija elegía pues repetía tener muy mal gusto en moda.

No mentía, pero no lo admitiría jamás.

También el trabajo dejó de ser un mal hábito, a su secretaria Sana le había dado sus tan merecidas vacaciones y logró mejorar su relación con esa mujer pues en el pasado había sido muy insensible con ella como lo había sido con Nayeon.

Cuando las festividades navideñas llegaron empezó la época que aparentaba ser la más feliz pero que por dentro destrozaba corazones con recuerdos que no volverían a ser. Mirar el árbol recién decorado le recordó el primer beso y el gran incendio que provocaron con el.

Lo admitía, amaba recordar la noche en que había llegado en medio de la tormenta con una sombrilla y esa sonrisa radiante. Y a veces iba de compras solo para ver el maniquí que si parpadeaba seguramente sería idéntico a Nayeon.

¿Magia?

Negó, se negó rotundamente y siguió con sus asuntos. Las compras navideñas y el rosa en la ropa de las tiendas navideñas, todo, todo tenía Im Nayeon grabado. Sobre todo al recordar la melodía de su voz cada vez que veía a alguien tocando música en la calle o en la obra navideña de ese año. Su hija interpretó un reno y fue adorable, sabía que respiraba por ella. Así como lo hacía antes de saber de la existencia de Nayeon, Yeji lo era todo, por ella viviría una vida amarga e infeliz.

Ella sólo sería feliz al llegar a casa y con eso se conformaría toda la vida sin quejas.

— ¡Yeji!

La mejor amiga de su hija le llamó a la lejanía, estaban eligiendo que comprarle a la tía Dahyun que se había quedado con ellas pues parecía no dejar de salir con la profesora de Yeji, ese eterno dolor de cabeza hecho mujer.

— Mamá, ya vuelvo, quiero saber si vendrá esta navidad a casa.

Sólo alcanzó a asentir pues su hija en lugar de permiso solo pareció dar aviso de lo que haría. Ya se había ido y exhausta suspiró siguiendo con la búsqueda que sabía que era inútil, su hermana vestía siempre muy extraña y sería difícil llegar a una decisión final. Y entonces al notar una prenda rosa sonrió con ligereza, aún tenía guardado el vestido que había comprado para Nayeon la navidad pasada y a veces la sacaba del closet y la miraba por un rato para sentirse mejor.

— Vaya vaya, creo que tardaste un poco en llegar. Faltan solo tres días para navidad ¿Es costumbre tuya llegar tarde?

La voz sonó familiar a sus espaldas pero al girarse y notar de quién venía su corazón saltó con un extraño sentimiento que no sabría descifrar ni en un millón de años.

— ¿Usted es...?

— Sólo dime omma.

Se rió con gracia y entonces se puso seria casi como la expresión de la otra que estaba más como un poco confundida en su lugar.

— Deja de mirarme así, sabes porqué estoy aquí Chaeyoung.

— ¿Cómo sabe mi nombre?

— Magia.

— Mi hija se lo dijo. — Afirmó.

— ¿Ah sí? ¿Tu la escuchaste hacerlo? ¿O sólo te sigues negando a creer en la magia?

La sonrisa juguetona de la mujer mayor la hizo sentir fuera del juego pues su hija como ella no dejaban de mencionar la magia, y también una vez en medio del desayuno escuchó mencionar a Nayeon sobre magia al cocinar y otra al cantar, todos parecían estar dentro del juego a excepción de ella. Eso en verdad la hizo enojar aún más.

— Yo quiero saber dónde está el maniquí de Nayeon, ya no está en la tienda desde hace una semana.

— Así que has estado en la tienda observando a mis maniquíes ¿Por qué? — La mujer inclinó su cabeza ligeramente a un lado fingiendo no saberlo, extrañamente sentía que merodeaba dentro de su cabeza y sabía las respuestas con anticipación. — ¿Acaso esperas que Nayeon se mueva? Así no funciona.

Sentía tantas cosas que terminó de luchar con ella misma y se dejó llevar por una duda que siempre estaba pero se escondía en lo más profundo de su ser.

— ¿Y cómo funciona?

— Creyendo y deseando.

— ¿Dónde está el maniquí de Nayeon?

— Está conmigo, se rompió y estaba arreglándolo.

— ¡¿Cómo es que se rompió?!

La mujer antes de contestar solo sonrió con cierta nostalgia que le hizo sentir más ansiosa con la noticia.

— Digamos que un maniquí también guarda dolor que le rompe poco a poco, pero al parecer los maniquíes si se dañan física y emocionalmente.

— ¿La arreglará?

La mujer en lugar de dar una respuesta le abrazó y en el transcurso le colocó una cadena en el cuello con un colgante en forma de lágrima o eso creía.

— Trataré de arreglarla, si lo logro llegará la media noche de navidad, espera despierta y esta vez hazle saber que la amas o volverá a ser lo que era y quizás se rompa completamente y no habrá más una solución.

Sus palabras resonaron los últimos días hasta la noche de navidad dónde esperó no sin antes hacer correctamente las actividades que planeó para que su hija tuviera una bonita noche buena.

Cenaron, escucharon música, hubo karaoke y hasta estuvo la mejor amiga de Yeji apoyando a su amiga pues sabía lo vacía que se sentiría la casa sin la niñera.

— ¡Eso fue terrible Yeji!

— ¡Pero si tú fuiste la que desafinó!

— ¡Tu no sabes perder!

Entre risas agradables ambas niñas peleaban como lo que eran, solo unas niñas. Pero en verdad alegraron la casa y entonces fue el turno de Chaeyoung que se decidió a cantar Wine, una canción en verdad hermosa que le recordaba con exactitud los instantes de cuando su corazón palpitaba desenfrenado y con fuerza.

Mi clásico amor

Mentiría si negaba que no estaba ilusionada y con el corazón al borde del suicidio.

Justo ahora con la melodía de la música aceptaría el riesgo de vivir vacía y sin esperanzas, pero por esa noche deseó verla regresar a dónde pertenecía porque sí, Nayeon ya era parte de ellas.

El sonido del timbre alteró a todos menos a Dahyun que parecía un poco perdida pues no eran horas de visitas a menos que...

Magia.

Yeji corrió para abrir la puerta y el gritó de la menor hizo a todos salir de sus asientos para ir a la entrada donde estaba Yeji abrazada con fuerza a la visita más esperada del año.

— Mamá estás aquí, mamá te extrañé mucho mucho mucho. Mamá no vuelvas a irte. Te amo mucho.

La niñera lloraba con el reencuentro y no dejaba de abrazar a Yeji como si fuera a desaparecer en un instante y de nuevo regresaron a su cabeza las advertencias de la omma por lo que se apresuró e interrumpió tan bella escena.

— Nayeon...

El sonido de su voz fue suficiente para que ambas dejaran atrás el abrazo de madre a hija y se convirtiera en un abrazo de mujeres adultas, Chaeyoung fue directamente a ella tomándola entre sus brazos con fuerza y Nayeon hundiendo el rostro en el cuello de la otra sollozó.

— Perdóname Nayeon, perdóname por no darme cuenta de lo que somos juntas.

— ¿Ahora lo sabes? — Fue apenas audible pero lo escuchó y fue adorable.

— Sí, ahora lo sé. Eres el amor de mi vida, estarás conmigo para darme más razones para sonreír como lo hace Yeji y yo te devolveré las sonrisas que te mereces. Ya no dejaré que te rompas más Nayeon. Estas a salvo ahora, estás con tu familia.

— Las amo, gracias por enseñarme a amar.

Yeju y Dahyun se unieron al abrazo familiar y así concluyó noche buena llegando así la mañana de navidad con todos en pijama y soñolientos pues Yeji se despertó muy temprano por los regalos debajo del árbol.

— ¡Wah! ¡Un perrito!

— ¡¿Qué?! — Chaeyoung casi grita desgarradoramente al ver al cachorro salir de su caja olvidando por completo que hace un instante no dejaba de acariciar y reír discretamente a Nayeon que por cierto había dormido en la misma cama que ella.

— Creo que Santa fue razonable esta navidad. — Dijo la tía Dahyun guiñando.

— Cierra la boca. — Gruñó Chaeyoung bajo.

— ¿Yo? Mejor tú, a ver Nayeon, cierra la boca de mi hermana.

Nayeon cómplice a su familia selló los labios de la pelicorto con un cálido beso haciendo reír a la tía y sobrina pues lo había logrado.

Chaeyoung solo se tragó sus palabras y deseó que todos los días fueran así de felices y mágicos.

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