Brianna.
Aún no confío, soy capaz de lo que sea para mantener mi embarazo, es un milagro que lo haya logrado, por lo tanto lo cuidaré con mi vida. No olvido a mi hermoso bebito Mikhail.
—Dame el arma —pide Dmitry extendiendo su brazo.
Meneo mi cabeza para indicar que no.
—No lo haré —retrocedo para subir lentamente a la cama —. Si alguno de ustedes intenta algo, los destruiré sin pensarlo.
No logro intimidarlo como es previsto, pero por mucho que yo tenga ahora una dependencia de él, los hijos están primero.
Me fusila con su penetrante mirada colorida, antes de asentir hacia la médica que se esconde tras de su espalda como mosca entre un vaso de leche.
Si no se aleja, tiraré de su bonito cabello rizo.
—Puede acercarse, ella no le hará nada.
La doctora temblorosa llega hasta donde han instalado unos monitores.
Los chicos que subieron desaparecen ante un ademán de su jefe.
Quiero sacarle los ojos y luego volver a ponérselos, son hermosos, estoy enojada con él, no me quita lo razonable.
Se ha portado como un verdadero imbécil patán desde anoche.
—Debe quitarse la ropa —informa la doctora que mira del arma a mi mano a mí —. Preferiblemente las inferiores.
Sé este procedimiento, no deja de ser vergonzoso aún. Es extraño descubrir parte de tu cuerpo a un extraño.
Soy sorprendida cuando el mismo Dmitry se encarga él mismo de bajar lo que tengo puesto.
Por suerte me he bañado antes.
No hay nada sensual cuando termina de desnudarme en esa parte, extiende una sábana sobre mí y vuelve al lugar que tomó desde que me acosté sobre la camilla.
La médica rasga la envoltura de un preservativo, yo nunca he tenido ese maldito plástico dentro.
Alza una cámara que más bien parece un pene.
— ¿Es necesario que introduzca eso en su cuerpo? —señala Dmitry el aparato.
En otro momento me reiría de su cara llena de consternación al ver semejante aparato, ahora solo estoy nerviosa por saber un diagnóstico.
—Si señor Petrov, las primeras ecografías deben ser vaginal, es más fácil detectar tanto peso como tamaño y riesgos del embarazo.
A pesar de saber de lo que habla, tiene toda mi observación en ella.
El ceño fruncido de Dmitry aumenta.
—No me agrada la verdad que metan eso en su cuerpo —cruza con dificultad sus brazos.
Salió cavernícola el idiota patán.
—Es por el bien de mi bebé Dmitry —gruño ya cansada de su intimidante mirar a la cámara.
Me mira mal de nuevo, lanzándome un cierra la boca.
—No lo hiciste sola, es nuestro.
Un saltito da mi corazón al escucharlo, no es de hielo, también siente y sé que amará a nuestro bebé tanto como yo.
La doctora jala la maquina hasta colocarla a un costado de mi pierna y ella situarse en su silla giratoria frente a mi entrepierna.
Tenso todo el cuerpo cuando descubre mi parte baja y siento la punta de esa cámara sobre mi hendidura.
—Relájese.
Trato de hacerlo tomando varias bocanadas de aire.
Solo deseo algo, que Dmitry apriete mi mano.
Mi corazón sabe que no será un muy buen diagnóstico, sin embargo, ayuda que esté aquí, para no recibirlo sola.
Mis músculos tensos se relajan inmediatamente cuando la gran mano de Dmitry se entrelaza con la mía.
Parece que leyó mi mente.
Las comisuras de mi boca se expanden en una suave sonrisa y mis ojos de inmediato se cierran.
No estoy sola.
Sé que le cuesta estar en esto, una vez me dejó en claro que no quería más hijos, no obstante sucedió y se está haciendo responsable.
—Respira —hago lo que la doctora indica.
No suelto el arma, sin embargo estoy más relaja.
Hago una mueca ante lo extraño de aquello, el condón minimiza la sensación debido al látex y lo del lubricante, aún así al fin y al cabo es un aparato, es incomodo.
—Aquí está —ante lo que dice me veo abriendo los ojos al instante.
Visualizo la pantalla en manchas negras y blancas, muy poco entiendo.
—Solo veo negro —dice Dmitry concentrado.
La doctora gira esa cosa dentro de mí, acerca con zoom las manchas de la pantalla, centrándose en una pequeña manchita.
—Este es el feto señor Petrov.
Mi cara se contrae de desaprobación ante ese término.
—Es un bebé, no un feto —corrijo molesta.
Nunca he podido entender porque se refieren a los bebés como fetos, si son criaturas, seres humanos. No importa el tiempo de vida.
—Disculpe —está nerviosa, la verdad me gusta y no me conviene ahora mismo, no deseo que vaya a empujar o mover nada de más, mi bebé es lo más importante —Reproduciré su corazón.
A continuación espero emocionada por escuchar su latir, de la vida que llevo dentro, cuando pulsa algo, inmediatamente aprieto la mano de Dmitry que me devuelve el gesto.
El sonido llena mis oídos, se escucha en toda la habitación, pese a ser aún criatura tan pequeña se escucha fuerte y lleno de vida.
No sé porque, pero mis ojos están tan llenos de lágrimas, la primera vez que escucho algo similar, que siento algo distinto, apenas me enteré, empecé a sentir mi cuerpo diferente.
—Tiene casi dos meses de embarazo —empieza a explicar la médica. Quiere decir que Dmitry me dejó embarazada en las primeras relaciones —. Aunque no voy a mentir.
Se me detiene el aire, la respiración se me corta y las alarmas se activan dentro de mí, se lo que dirá.
—Dígalo sin más —exijo preparándome para lo peor.
Por su parte Dmitry decide centrarse en el monitor donde sigue señalado el pequeño punto que es nuestro segundo hijo.
—Su cuello uterino tiene lesiones graves —aprieto de nuevo a Dmitry —. La fe...bebé está muy bajo, cualquier actividad brusca o fuera de lo normal le causaría un aborto y no solo con eso, un gran derrame de sangre que traería consecuencias muy graves.
Las lágrimas silenciosas resbalan por las esquinas de mis ojos, mojando mis orejas.
Sabía mejor que nadie esto.
— ¿Qué sugiere? —inquiero perdiendo la vista entre la blancura del techo.
A mi lado Dmitry se deja caer en la butaca. Pensativo como siempre, no hay nada que no piense.
—Abortar antes de que las consecuencias sean mayores, puede nacer antes de tiempo, con alguna insuficiencia o usted tener un desgarre interno, puede llegar a morir, lo mejor es un aborto.
Definitivamente no, no haré eso.
— ¡No lo repitas de nuevo! —lloro.
—Brianna...—sisea Dmitry dejando caer la frente sobre nuestras manos entrelazadas —. Escúchame...
Aparto mi mano, no quiero escuchar nada de lo que me tiene que decir.
—Nada Dmitry —seco las lágrimas de mis ojos —. ¿Qué debo hacer para conservar el embarazo? —Estiro mi mano para acerca a Dmitry y ponerla sobre mi vientre muy en contra de su oposición —. Nosotros queremos tener a nuestro bebé, digamos doctora, la escucho.
Los siguientes diez minutos la escuchamos hablar sobre medicamentos e inyecciones que soportaré, debo ponerme un diario, guarda absoluto reposo, comer muy saludable, con lo que me gusta la comida chatarra, recetas unas vitaminas y por último, no puedo mover mi trasero de la cama, al menos que no sea al baño, en sillas de ruedas prácticamente o alguien alzándome.
Es un reto difícil para una mujer tan activa como yo, que no me gusta estar sin hacer nada, no obstante la vida dentro de mi bebé vale cada jodido sacrificio.
Se quedará con su familia que aumenta cada vez más y será un niño o una niña muy feliz.
***
Desde mi lugar en la cama, observo a Dmitry terminar de dormir a Mikhail, le quita el chupete.
Ha estado en silencio desde que se marchó la doctora, me trajo de comer, me alimentó y siguió igual.
Me molesta, me irrita que ande silencioso.
— ¿No vas a desahogarte?
Una ceja inquisitiva apunta en mi dirección, deja a nuestro hermoso y energético pequeño en una cuna que la verdad no tengo idea de donde Sergei la sacó.
—No soy persona de hablar mucho y lo sabes —se queda segundos acomodando al pequeño, así como a observarlo —. Será un gran chico.
Me aprovecharé de esta situación.
— ¿Qué te gustaría que sea? —señalo mi abdomen aún plano.
Deseo que ya empiece a crecer y patear.
—No hablemos de eso —empieza a quitarse la camisa —. No quiero pensar en que...encariñarme y que se vaya, que ambos se vayan.
Nos señala.
Ya sé a qué viene este asunto de la ley del hielo.
—Dmitry, no va a pasar...
Silencia mi parloteo con un levantamiento de su brazo.
— ¿No escuchaste la médico? —cambia radical sus facciones —. Puedes morir Brianna, puede morir el bebé y malditamente no quiero eso, no quiero verte muerta, no puedo, ¿por qué no tomaste la opción que te dio?
Se está desahogando de la peor manera posible.
—Calla Dmitry, calla —las malditas hormonas me ponen tan sensible —. Es nuestro milagro, nuestro hijo, sabes bien que yo no podía tener hijos, que haya quedado es algo asombroso, lo voy a tener.
Frustrado deja caer todo su peso en el lado que duerme.
Su pecho sube y baja agitado por lo irregular de su respiración.
Hay muchas cosas dando vueltas en su cabeza de sé que lo vi por última vez ayer.
Sé que está preocupado.
—No quiero perderte Brianna —siento algo tan distinto a lo anterior cuando se refiere a él, es algo mucho más fuerte —. No quiero verte pálida en una maldita cama, sin ver tus ojos o escuchar tu parloteo...
—Dmitry —me calla silenciando mis labios con unos de sus dedos.
Incorpora su torso para acomodarse sobre la almohada, atraer mi cuerpo a su costado, trato de resistirme, está herido, no logro hacer, es mucho más fuerte que yo, tampoco puedo hacer esfuerzos.
—Calla y escucha —hago lo que me pide —. Yo no quiero encariñarme con ella, no quiero que se vaya y quedarme con las manos extendidas para cargarla, no quiero quedarme con la ilusión de ver su rostro.
Mi hombre rudo se está mostrando tal cuál es conmigo.
Me acurruco a su lado siendo cautelosa, pocos momentos íntimos hemos durado así, necesito aprovecharlos y crear recuerdos, en esta habitación está la familia que estoy formado.
—No voy a morir, tampoco nuestro bebé —levanto mi blusa para que toque la piel de mi abdomen, lográndolo a regañadientes —. Dime por qué dices que es una niña.
Es inevitable para él no recorrer mi estómago.
—Quiero que sea una niña, aunque tendré mis ojos sobre ella cada día, a cada instante, ningún baboso se acercará a mi hija, Mikhail me ayudará, cuidará a su hermana.
Mis ojos se vuelven blancos, ambos estamos guardando esto.
—No seas cavernícola —farfullo dando un leve golpecito sobre su clavícula —. Si es niña tendrá derecho a tener un novio, casarse... —sólo lo estoy picando.
Yo también me veo ahuyentando a cada chica que no le convenga a nuestro pequeño de ojos de colores y si tenemos una niña, me veo haciendo lo mismo.
Soy celosa.
—No es ser cavernícola, es ser yo y ser yo implica; no pones los ojos sobre mis mujeres sin salir ileso, tampoco dejaré a Mikhail por ahí, no quiero ver el maldito momento en el que mi campeón venga a casa con el corazón roto.
Vaya padres somos, ambos muy posesivos.
— ¿Aplica para tus hermanas?
Su cuerpo vuelve a estar rígido, sé de esas chicas y también de la otra, la mayor que él, tuve la oportunidad de hablarlo con Amanda.
—También para ellas —asegura tardando en hacerlo —. Mi otra hermana la traeré de vuelta también, quiero tenerla aquí Brianna, quiero tratar de que tenga una vida, aunque su vida lo más probable es que no vuelva jamás ni un punto a acercarse a ser la misma.
Silencio es lo que abunda entre nosotros, ella ha de estar tan destrozada por la vida que le tocó, que en lo absoluto volverá a ser igual.
—Estaré a tu lado para apoyarte —debería estar enojada, pero él á aceptado nuestra paternidad, también está pasando un momento muy difícil.
—Hablando de ellas —de la mesilla de noche saca mis pastillas y las suyas, ambos las ingerimos mirándonos a la cara —. Inicié el proceso para tenerlas con nosotros siempre, te pediré que firmes como su madre, yo lo haré como su padre para que las tres tengan documentos, seguro médicos y todos sus asuntos estén legales.
Detrás de un hombre tan frío y letal, está alguien que es capaz de bajar al infierno por los suyos.
Estoy más que segura, de que mis hijos no pueden tener un mejor padre.
—Eso quiere decir que ahora nuestros hijos son cinco.
Es la respuesta que tiene para dar un beso en mi frente y otro sobre mis labios.
Ya no sonríe, mucho menos las comisuras de su boca se alzan para dar una apariencia de alguna sonrisa.
Ahora su cara es dura, sus ojos están mayormente perdidos en algún lugar, es un Dmitry más peligroso del que he conocido en estos meses.
No quiero que se pierda en el fondo de su oscuridad, aún así deseo que destruya a todos y tengamos una vida tranquila.
Pese a lo que sea que venga, yo estaré a su lado.
***
Ya si mero, me acerqué a la recta final.
Quedan pocos capítulos, tengo una estrategia en mi cabeza que espero desarrollar.
Desde ya confieso que, yo cuando empecé a crear esta historia quería darle muerte a alguno de ellos, la verdad aún esa idea ronda en mi cabeza, puede que suceda en esta o también que en cualquier otro futuro proyecto, que tengo varios.
Disfruten esto calmado y pasivo, se viene lo grande, hasta en árabe creo que terminaremos hablando.
¿Bonito momento entre ellos no?
Les mando besos bellezas.
Disculpen la falta, yo con mi astigmatismo (creo que se escribe así) de noche no veo muy bien.
Capítulo dedicado a valentinaibarra29 ❤
Dios me los proteja 😍❤