El Inframundo De Raven. [En E...

Von ladyspellman

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Raven era un misterio. No sabía mucho de su pasado, no sabía ni si quiera su fecha de nacimiento. Al mudarse... Mehr

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Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Extra #1
Nueva Portada

Capítulo 6.

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Von ladyspellman

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¬ La Fiesta ¬

Hades estacionó su motocicleta fuera de mi casa y eché un vistazo incómodo a mi alrededor. No me gustaba llamar la atención y los Adler hacían que eso fuera como respirar.

-¿Todo bien? — preguntó con curiosidad.

Asentí brevemente. 

Tenía tiempo antes de que llegaran Sarah y Ginna. Ambas estarían ahí a las 8 y todavía eran las 7, necesitaba bañarme y ordenar un poco, mis pensamientos y mi habitación.

-Nos vemos en la fiesta. — balbuceé.

No entiendo porqué repentinamente me siento avergonzada y nerviosa alrededor de Hades.

El chico me regaló una sonrisa ladina y luego se marchó.

Estar en casa me daba un poco de tranquilidad. Repasé los acontecimientos de las últimas horas y suspiré.

Una ducha de agua caliente aliviaría un poco la tensión que sentía en el cuerpo. 

Ahogué un grito cuando el agua del grifo salió fría, pero rápidamente se temperó. 

Perdí la cuenta de los minutos que llevaba bajo el agua. El vapor había hecho su trabajo en el pequeño cuarto de baño y mi teléfono vibraba desde el mueble. Solté un suspiro dramático y salí. 

No sabía como sentirme al respecto luego de todo lo que había pasado. Era imposible que yo tuviera dones ¿o no? 

Era extraña, sí. Tenía un pasado confuso, sí. 

Pero aquello iba muchísimo más allá.

Había estado 30 minutos bajo el agua. Las chicas ya estaban por llegar. 

Envolví mi pálido cuerpo en la toalla y bajé a por un té con galletas. El gesto familiar siempre conseguía calmarme.

Rápidamente escribí a Eliza un mensaje.

"Recuerda que hoy voy a la fiesta de Zoe. Espero que tú día haya ido genial, te quiero." 

Mi celular vibró.

"Si necesitas algo, no dudes en llamar. Te quiero. ¡Disfruta, cielo!" 

Eliza siempre era excesivamente cariñosa. Recordé las veces que me llevaban a su pequeño centro médico en Richmond, cuando las ilusiones aparecieron en cada aspecto de mi vida.

Las manos que había imaginado aún me causaban pesadillas.

Negué sutilmente para ahuyentar esos pensamientos.

"¿Estás bien, Raven?" escuché mentalmente.

Hades me estaba hablando, pero se sentía como un susurro.

"Es porque estoy lejos. Sentí angustia en tus pensamientos. ¿Todo bien?" insistió.

"¿Cómo sientes mis pensamientos desde tan lejos? ¿Estás, uh, espiando?" pregunté.

Una carcajada telepática se transmitió.

"Una vez que ya conozco tus patrones se me hace difícil no oír lo que piensas. De todas formas, te he hecho una pregunta y no sé si lo sabes, pero es de mala educación responder una pregunta con otra." contestó.

¿Estaba burlándose? Sentía la diversión en su voz.

"Estoy bien, sólo he recordado algo extraño... hay muchas cosas a mi alrededor que se sienten como un jodido misterio." susurré de vuelta.

"Estás abrumada. Hay que olvidar esa tensión, lo pasaremos bien en la fiesta de Zo." dijo para tranquilizarme.

Asentí y levanté un muro. Necesitaba un respiro. 

¿Desde cuando le decía Zo de todas formas?

Terminé de masticar la última galleta y sentí unos golpes en la puerta.

Abrí con cuidado y observé a Sarah con una horrible máscara verde en su cara.

Alcé una ceja reprimiendo una carcajada.

- ¡Debía usarla quince minutos y el trayecto a pie con ella me ahorraba tiempo! — dijo excusándose.

Largué una carcajada y le dejé entrar.

Arreglarme con las chicas fue mucho más entretenido de lo que había pensado que sería. Mis amigas de Richmond solían ser muy pretenciosas para ir a fiestas y llegaba a ser tedioso, algunas veces.

Opté por unos jeans ajustados color gris y un top negro. No usaba cosas muy sofisticadas, llamar la atención no era lo mío. Apliqué algo de maquillaje y me puse mis zapatillas. 

- He oído que Hades ha plantado a Kai. — comentó Ginna.

- ¿A quién? — pregunté algo desconcertada.

Las chicas se miraron entre sí, como si no supiera información vital.

- A la animadora que has visto en nuestro grupo hoy. — murmuró Sarah algo incómoda.

Asentí y alcé los hombros como si me hubiese dado igual aquella información.

Luego de conversar temas superficiales, Sarah me detuvo antes de salir.

- ¿Qué sucede? — pregunté con dramatismo.

Sarah se removió algo incómoda.

- Y-yo sé que le gustas a Pet... — murmuró. — pero me ha gustado desde que tenemos 14 y no sé como ser tu amiga sin sentir celos. 

Sonreí suavemente.

-Peter jamás podría interesarme de esa forma, S. Yo sé que el se dará cuenta de que le gustas luego de un tiempo, pero dale tiempo... y si no, búscate a otro chico; hay muchos peces en el mar y tú, querida Sarah, eres una sirena. 

Alzó una ceja divertida.

- ¿Una sirena? — preguntó.

- Así es. La criatura más irresistible del mar, incluso para los humanos. — contesté guiñándole un ojo.

Sarah rió.

-Si soy una sirena, iré a cazar a Poseidón. — murmuró coqueta.

Largué una carcajada y asentí.

-Peces grandes, S. Tiburones si eso quieres, pero recuerda que muerden. — le contesté.

Al salir, pude sentir una ventisca gélida. El clima no tenía piedad de las pobres y jóvenes almas de Concord.

Camino a la casa de Zoe, Sarah estaba muy animada luego de nuestra conversación. Ginna se tomaba selfies todo el tiempo y yo simplemente disfrutaba del pueblo invernal de noche.

Mi teléfono vibro.

"Raven, hola. Me conseguí tu numero. Espero que no te moleste.

¿Quién carajos era?

"Soy Poseidón, lo siento" escribió.

¿Dos Adler en un día?

"Hola, Seid. Todo bien. ¿Qué sucede?" envié de vuelta.

"Sólo te escribía para saber que estabas bien. Hoy no he querido interrumpir tu charla con mi madre." 

"¿Vas a la fiesta de Zoe?" pregunté.

Envió emoticones de fiesta y un dedo hacia arriba.

Guardé el móvil en el bolsillo del jean y sonreí cuando Sarah alzó sus cejas con picardía.

Debía pensar que me texteaba con algún interés amoroso, já. 

S, mi situación amorosa es equivalente a nieve en Miami; inexistente.

- Dobla a la derecha y ahí queda la casa de Zoe.— canturreó Ginna alegremente.

Estábamos en medio del bosque. EN MEDIO DEL JODIDO BOSQUE. 

Me removí incómoda. Muchos autos estaban ahí. Entre ellos, el volvo de Seid.

Sarah, quien sabía que me molestaba la atención, me sonrió dándome aliento.

-Nadie notará tú presencia, lo prometo. — dijo ella.

Oh Sarah, que equivocada estabas.

Al entrar, todos los asistentes estaban observándome de pie a cabeza.

- ¡Llegó el juguete nuevo! — gritó un jugador de fútbol.

Peter pasó a su lado y golpeó su hombro con fuerza. El chico retrocedió intimidado por su capitán.

- Hola, chicas. — saludó con una sonrisa.

Le asentí en forma de saludo y nos guió al centro de la fiesta.

Zoe estaba besándose apasionadamente con Matt.

- ¡Hola chicosssss! — dijo Matthew arrastrando las palabras.

Genial. Estaba ebrio como una cuba.

Zoe me sonrió con complicidad.

- ¿A que no sabes quien está en el piso superior? — preguntó con picardía.

Justo entonces Hades apareció bajando la escalera.

Una morena lo interceptó y el muchacho sonrió mientras meneaba su pelvis contra ella.

Tenía buenos movimientos, había que admitirlo.

Mordí mi labio inferior y me obligué a observar a otro lado.

Hades. Significa. Problemas. NO. TE. INVOLUCRES. 

Repetí mentalmente esta frase hasta que la curiosidad por observar desapareció.

Entonces, sentí unos golpes en mi hombro.

La música sonaba fuerte por parlantes ubicados estratégicamente. 

Sonreí a los ojos azules que me observaban; Poseidón.

- Pero si no es la chica nueva. — saludó con amabilidad.

- Pero si no es el casi graduado. — respondí con una sonrisa.

Hizo un gesto como restando importancia y me ofreció una cerveza cerrada.

Tomé la cerveza y asentí en forma de agradecimiento.

-¿Quieres que la abra, Raven?— preguntó Peter.

Asentí y una vez que su favor terminó le di un largo trago.

El líquido bajó por mi garganta mientras la música hacía vibrar mis tímpanos. Sarah y yo comenzamos a bailar al ritmo de la música y eventualmente se unieron todos.

Peter se pegó a mi por la espalda y me di vuelta. Negué sutilmente y lo aparté.

-¿No quieres bailar conmigo, R?— preguntó sin dejar de moverse.

-Estoy segura que hay alguien que desea bailar contigo en este círculo, Pet. Debes ser más observador. — dije con una sonrisa amable.

El asintió ocultando su decepción. 

Seid llegó nuevamente a mi lado.

-Una rompecorazones. — dijo sonriendo de lado.

Cuando los  Adler hacían esa cara, podría detenerse perfectamente el tiempo. Eran jodidamente atractivos. 

Hera y James debían pasar el consejo, quiero que mis hijos salgan así de bellos.

"Sucia." escuché en mi mente: Hades estaba burlándose de mi mientras bailaba muy... pegado a la morena.

- No soy una rompecorazones, bobo. — contesté juguetona.

Seid rodó sus ojos.

- Con ese rostro, debes haber roto más de un corazón. — dijo como si fuera obvio.

Mi corazón dio un vuelco. ¿Estaba coqueteando conmigo?

¿Cómo se rechaza a un Adler? 

Prometo que nada te prepara para eso.

Estoy segura que debería haber un libro con las instrucciones correctas para esto. Ellos eran... wow... 

Por más que no te gustara, sabías que era ese tipo de rostro con el que sólo te topas una vez en tu vida. Pero Seid no sólo era un rostro admirable, era simpático. 

Suspiré pesadamente.

- Probablemente seguiré haciéndolo, hasta que algún chico me cautive. — contesté forzando una sonrisa.

Hades miraba intrigado. Había desechado a la morena.

Seid largó una carcajada.

Alcé una ceja, curiosa.

- Lo siento, Raven. Sólo quería probar algo. — dijo con una sonrisa amable.

Más curiosidad. 

Dios, debía dejar de sentirme tan atraída a la poca cantidad de respuestas que daban estos chicos.

- ¿El qué? — pregunté algo molesta.

- Lo notarás con el tiempo, pero si hay uno de los Adler que anda tras de ti, no seré yo, por más que seas un bombón. — dijo guiñándome un ojo.

Miré intrigada al chico de ojos celestes y alcé mis hombros.

No quería dar respuestas y yo no lo presionaría, sería más observadora. Ganaría sin pedir pistas.

Raven, esto no es una competencia. Dijo mi consciencia.

Hades llegó a nuestro lado. 

Saludó con un breve asentimiento y empujó a Seid.

- Te dije que salieras.— dijo apretando sus dientes.

El chico de orbes negros parecía ser más alto que Seid.

- Estaba muy entretenido conversando con Raven. ¿A que sí? — preguntó el ojiazul divertido.

Sonreí de medio lado y saqué el dedo del medio.

- A mi no me usas de excusa para evadir a tu hermano, Seid. Sé hombre. — dije forzando una sonrisa y dando la espalda a los Adler.

Sarah abrió su boca sin ningún disimulo.

-Llamar la atención de dos Adler en una vida es demasiada coincidencia.— susurró con emoción. — ¿Va todo bien?

Asentí.

Mi garganta estaba seca, le hice señas al grupo que estaba a mi alrededor indicando que iba a la nevera por algo de beber y todos asintieron.

El lugar estaba repleto. Reconocí a muchos de los rostros allí presentes y sonreí para mis adentros. Concord me gustaba. 

La cocina estaba repleta de adolescentes hormonales. Arrugué mi nariz.

El contacto físico no estaba mal, ¿pero debían comer pan al frente de los pobres?

Serví en unos pequeños vasos de shots tequila. 

Esto me daría más sed, pero ya estaba aquí.

- Beber sola es algo triste, ¿No, Raven? — preguntó una arrogante voz en mi oído.

Hades no estaba respetando mi espacio personal, podía sentir su pecho rozar mi espalda y como no, volvía a ser el imbécil que conocía.

Involuntariamente hice un mohín.

-Veo a mucha gente en esta fiesta, Adler. No es lo que yo llamaría beber sola. — contesté mientras me daba vuelta.

Error.

Ver esos ojos negros me hizo dudar.

Lamí mis labios y esbocé una sonrisa forzada.

Cómo mencioné, la mirada de Hades era realmente hipnótica. Esos orbes negros hacían que no pudieras despegar la mirada.

Me obligué por segunda vez en el día a apartar la mirada. 

-¿Puedo beber contigo?— preguntó sin titubear.

Asentí brevemente.

Le ofrecí un shot. Sin previo aviso, tomó la botella y los vasos y me guió al segundo piso.

La Raven sobria no lo habría seguido por nada del mundo.

Bueno, tal vez lo habría hecho. La curiosidad era mi mayor defecto.

Lo seguí de todas formas y subió al techo. 

Se sentó  en el borde, observando el bosque.

- Lo bueno de las fiestas de Zoe, es precisamente huir de las fiestas de Zoe. — comentó dulcemente.

¿Era de nuevo el Hades amistoso?

Sus cambios de actitud me daban tortícolis.

Las palabras de Seid retumbaron en mi cabeza: si un Adler anda tras de ti, no seré yo.

Basta ya, Raven. Muchos dramas románticos en tus lecturas mensuales. 

Le quité la botella de tequila y le di un sorbo. Si iba a lidiar con Hades, necesitaba uno.

Alzó una ceja divertido.

- No eres tan tímida como creí, Raven. — comentó dándole un sorbo a la botella.

- ¿Qué te hizo deducirlo, genio? — dije juguetona pero fría.

Suspiró sonoramente. 

-¿Cómo te sientes? — preguntó con una mueca de dolor.

-¿Te ha dolido el orgullo preguntarme aquello?— pregunté con una ceja alzada.

Río y negó.

-Te he dicho que es de mala educación responder una pregunta con otra, pero no. Me duelen las costillas, Raven. — murmuró.

Sonreí de medio lado.

-¿Por qué? — pregunté con curiosidad.

-Responderé a tu pregunta, si tú respondes a la mía. — dijo juguetón.

-Estoy bien y antes de que preguntes, lo de hoy en la ducha fue algo muy extraño, fue como un flashback pero sin serlo. Sé que no es real, es una ilusión. — murmuré.

Se pasó una mano por su oscuro cabello con frustración.

-Creí que habíamos establecido que las ilusiones nunca existieron, Raven. — dijo suavemente.

Alcé mi mirada para encontrar esos ojos negros.

-¿P-puedes ver lo que veré? — pregunté invitándolo a husmear.

El asintió. 

Me centré en recordar el estúpido flashback de las manos en la puerta del centro clínico de Eliza y Robert. Sabía que no podía ser real, pero ¿Por qué lo habría imaginado?

Un escalofrío recorrió la espalda de Hades.

-¿Estás segura que eso fue lo que viste?— preguntó con una mueca.

Iba a asentir pero no estaba segura y el lo percibió. Asintió y luego pasó un brazo por mis hombros.

-El entrenamiento es duro, pero debo resistirlo. —comentó entonces.

-¿Para qué? 

- El equipo de Basquetball, no les agrado mucho y siempre chocan conmigo en los entrenamientos. — comentó mientras me mostraba su costado morado.

Mis dedos buscaron su piel. Instintivamente puso una mueca, pero no apartó mi mano. Le sonreí y agradecí internamente que me hubiese contado.

- No sabía que estabas en el equipo aún.— musité.

Me dio una mirada que quería decir: Hay muchas cosas que no sabes aún, Raven.

-Dije que vendrías a distraerte y así será. Mi intención no es abrumarte más de lo que ya estás. — murmuró atrapando un mechón de mi cabello.

Sonreí ampliamente.

-Hades. — dije para que mirara mis ojos. — Un par de poderes, unas manos y un costado morado no son suficientes para abrumarme. Soy de acero. — dije guiñando un ojo.

El largó una carcajada y pude oír su melodiosa risa una vez más.

-Sigues siendo un algodón de azúcar para mi.— dijo con una sonrisa.

- Y tú un malvavisco, aunque a veces vistas un traje de guerra. — comenté con una carcajada.

- Te permito llamarme así porque estamos solos aquí, mi reputación es importante, Raven.— dijo maliciosamente.

Repentinamente, quise dejarme llevar por esta ilusión. Quería saber sobre mis dones y si es que podía hacer cosas tan maravillosas como ellos.

-¿Quieres que busque?— preguntó leyendo mis intenciones.— Puedo buscar y saber cuales son. 

Asentí lentamente. Temerosa a lo que podía pasar, pero ansiosa por descubrir si esto era o no una ilusión.

Lo vi concentrarse en mis ojos durante unos momentos, pude sentir su presencia en mi cabeza y a pesar de que mis instintos me gritaban que levantara muros, lo dejé entrar. 

Abrió su boca con sorpresa luego de un rato.

-¿Qué es?— pregunté ansiosa.

-Y-yo... No sé como explicarlo.— contestó visiblemente sorprendido.

Lo dejé organizar sus ideas y finalmente habló.

- Eres como la versión del Avatar en un gardien.— comentó sonriente.— Tienes control sobre los cuatro elementos, pero va más allá. Tienes tanto control, que puedes controlar el clima.— añadió sorprendido.

Instantáneamente luego de su revelación largué la risa más desquiciada que podrían haber escuchado.

Hades alzó una ceja confundido, pero eventualmente terminó uniéndose a mis carcajadas.

- Descubres mis dones y lo primero que haces es hacer una referencia a una serie de monos animados. — dije respirando hondo.

El sonrió satisfecho por mi reacción.

Alargué mi mano y alboroté su cabello.

Suspiré y una brisa gélida nos envolvió.

El me observó con cara de "te lo dije", por lo que decidí sacar mi lengua infantilmente.

Me estremecí ante el frío y el rápidamente se quitó su poleron negro.

-Ponte esto.— ordenó.— yo no siento frío luego de haber vivido tanto tiempo aquí.

Al ver una negativa en mi rostro agregó: Tengo más polerones en el auto de Seid.

Asentí y me abrigué con su poleron. Decir que olía asombroso sería el mayor eufemismo de mi vida. Olía como los dioses. 

Me quedaba considerablemente grande, pero decidí aspirar el olor a menta que desprendía.

Hades largó otra carcajada. Me observaba con curiosidad, pero también detecté diversión.

-¿Qué estás haciendo, rara?— preguntó al ver mi nariz enterrada en el poleron que ahora traía.

Me sonrojé inmediatamente.

- Oliendo tu poleron. ¿Qué más? — contesté con una confianza que no sentía.

El sonrió.

-Si quieres olerme ven aquí.— dijo envolviéndome en un cálido abrazo.

Fingí resistencia pero aspiré el olor que su pecho emanaba. 

DIOS. Olía como los mejores olores del mundo.

Para distraer mi mente, comencé a hacerle cosquillas.

Hades daba vueltas en el techo riendo sonoramente.

Entonces en un movimiento me dejó bajo su cuerpo y comenzó a hacerme cosquillas.

No podía respirar por la cantidad de carcajadas que mi boca soltaba. Lagrimas comenzaron a correr de la risa y así como así, el cielo se nubló y comenzó a llover.

Hades me jaló de la cintura para volver a ingresar a la casa.

Me miró con una sonrisa en su rostro. Nuestras miradas chocaron.

Esos orbes negros me observaban con felicidad.

Suavemente acercó una mano a mi rostro y apartó algunos mechones rebeldes.

La tensión se podría haber cortado con un hilo.

Entonces, la electricidad de la casa se fue. Quedamos a oscuras.

Muchos comenzaron a festejar en el primer piso, pero un grito de dolor me llamó la atención.

Abrí mis ojos con sorpresa y Hades me apretó contra su pecho, haciendo que guardara silencio.

"Hay alguien aquí. Alguien que no pertenece a Concord." musitó telepáticamente.

"¿A qué te refieres?" pregunté con un mohín.

"No hagas ruido." susurró.

Asentí. Podía sentir el miedo en el aire.

- ¡Alguien ayúdeme!— escuché desde el primer piso.

Era una chica. Su voz sonaba tan familiar, pero estaba pidiendo ayuda a gritos con un dolor penetrante en su tono.

Repentinamente, la luz volvió.

Hades envolvió mi mano en la suya y me jaló suavemente para bajar.

Habría esperado muchas cosas, pero esto... Jamás.

Tomé una gran bocanada de aire mientras Hades y el resto de los asistentes se congelaban en su lugar.

La chica que estuvo gritando era Kai. La animadora. 

Su cuerpo estaba posicionado en una forma extraña, la sangre se expandía a pasos agigantados por el suelo de la cocina. 

En la pared una palabra escrita con la que debía ser sangre de Kai: Nigrum.

Kai estaba muerta.

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