Pov Chaeyoung
Había sido atrapada por su hija y no es que se arrepintiera de haber dado el siguiente paso con Nayeon pero sí que su hija viera que hay algo más entre ellas, se haría ideas que no iban como aquél comentario de "mamás".
No. Que deseara a esa mujer no significa que iba a ser la madrastra de su hija, sólo era otro ligue más sin importancia en su vida pero estaba consciente que esta mujer era cercana a su hija y lo que sucedió era sumamente peligroso.
No habían dicho palabra alguna desde que fueron atrapadas y lo agradecía aunque de camino en coche el ambiente se sintió algo denso. Eso no arrebató la sonrisa de Nayeon y eso en verdad le removió las entrañas en secreto, se sentía extrañamente bien. Su hija desde el asiento de atrás habló por primera vez en todo el camino, estaban a unos minutos de llegar a la compra del árbol de navidad.
— El clima es bueno, podríamos decorar también afuera de casa. El jardín y las ventanas tal vez. — Sugirió.
— Me parece una gran idea.
Siguió Nayeon con ese tono animado que contagiaba por lo que no pudo evitarlo y se dejó enredar con facilidad.
— Entonces tenemos mucho que comprar.
Tras su respuesta positiva como niñas pequeñas celebraron con un "¡Yes!" en conjunto, su hija y su niñera tenían una conexión envidiable pero eso ya no le molestó como hubiera sido en un inicio cuando la contrató.
Compraron el árbol por elección de su hija pues no dejaba de decir que los otros o estaban muy delgados, secos y otros muy pequeños. Decidieron que la experta elegiría y así fue, no estaba mal. Subieron en la parte de arriba del auto el árbol y luego siguieron con las compras de las luces y adornos navideños para mesa y colgantes, unos calcetines para colgar, esferas y escarcha brillante, su cartera dolía pero el "por favor" de su pequeña siempre le ganaba y terminaba comprándolo.
Eligieron también un Santa inflable y unos renos con todo y su trineo que brillaba para las noches que seguro colocarían o en el jardín o en el tejado. Se decidieron por más luces que seguro cubriría la casa completa sin dejar ni un lugar oscuro por la noche.
Cuando las compras concluyeron también lo hicieron sus planes pues Dahyun, su hermana, había llegado con una maleta en cada mano. Las esperaba en la puerta con una expresión poco amigable, seguramente tenía tiempo esperando ahí.
Por suerte su rostro cambió al ver a su sobrina Yeji que no dudó correr hacia su tía Dahyun y abrazarla cómo si no la hubiera visto en años y así era, o bueno, quizás meses. A su hermana le gustaba viajar por el mundo, pues soltera y sin hijos le permitía esos lujos de desprenderse así de la familia. Tal vez le costaba un poco por Yeji, lo notaba en la forma en que veía a su hija. Sabía que la amaba y eso en verdad lo agradecía pues era mutuo, su pequeña adoraba a su tía tanto o más que a ella que era su madre.
— Que sorpresa Dahyun ¿Pasarás navidad con nosotras?
— Por supuesto, no puedo vivir estas fechas sin Yeji.
Su hermana guiñó a su pequeña que rió ante el carisma de su expresión pero su mayor miró a la tercera persona ahí que no reconocía de ninguna parte.
— Oh, lo siento. Ella es Nayeon, la niñera temporal de mi hija y Nayeon, te presento a mi hermana Dahyun.
— Es un placer. — Nayeon empezó y sonrió enormemente ante la mujer rubia y se inclinó un poco para mostrar un poco de su respeto y educación. — No sabía que tenía una hermana.
— El placer es mío. — Dahyun le devolvió la sonrisa con facilidad pues sabía lo fácil que se contagiaba pero de pronto esa sonrisa se volvió una completa juguetona. — Mi hermana nunca habla de mi porque de las hermanas Son soy la más agradable y divertida, Yeji es testigo.
La mayor de las hermanas se cruzó de brazos bufando, vaya comentario tan poco simpático.
De alguna manera la inesperada llegada de su hermana no desvió sus planes en lo absoluto, de hecho ayudó con todo. Desde decorar hasta conseguir a alguien que decorara el tejado y los lugares más difíciles para colocar las luces. Todo era un éxito, al igual que la noche que aprovechó que Dahyun estaba en casa para cuidar a Yeji por si se despertaba.
Llevó a Nayeon a conversar afuera de la casa. Era un ambiente frío pero no para sufrirlo por lo que sin importar nada hizo lo que era normal con sus otros ligues, la tomó del arco de su espalda y la atrajó para plantarle un beso en los labios que hizo temblar a la castaña.
— Quiero llevarte a un lugar más privado. — Por todos los infiernos que quería.
— ¿A-ahora? ¿A tu habitación? — Parecía confusa, adorablemente confusa.
— No. — Ocasionó un roce de labios a labios y negó con ligereza. — No en casa, un lugar mejor y más cómodo.
No hubo respuesta.
— Sólo di que sí.
La niñera accedió después de otro arrebatador beso que le robó el aliento. Y sí, la había llevado al mejor hotel de la ciudad, era la única mujer que le había hecho gastar tanto en una tonta habitación y sabía que lo valía, recordaría esa noche por el resto de su vida.
Cuando llegaron Nayeon parecía no decir mucho, se había sentado en la cama y hablaba de lo bonito que era ese lugar. También mencionó que tenía hambre por lo que pidió servicio a la habitación y ambas tuvieron que esperar por eso muy cómodamente sentadas en la cama.
— Me gusta estar contigo Chaeyoung, me gusta mucho. — De la nada dijo.
— Y a mi contigo. Me encantas.
Hubo un guiño por su parte a lo que la castaña se sonrojó enviándole a ella también una reacción placentera en su interior. No sabía cómo explicar su sentir con esa mujer pero sólo podía imaginar cómo sería hacerlo con ella pues sí, eso le causaba sólo con miradas y palabras, aquello sería jodidamente increíble o indescriptible de lo maravilloso que sería.
— ¿Crees que pueda saber sí tú has estado así con alguien más? — Chaeyoung sabía que era primeriza en besos, en la cama tenía que serlo igual pero estaría bien saberlo por su propia voz.
— Es mi primera vez estando así con una persona, y me siento muy bien. — Dijo algo ida cómo si estuviera centrándose en su sentir para explicarlo de mejor forma. — Besarte ha sido la mejor experiencia en mi vida.
Aunque se notó avergonzada y sonrojada no parecía arrepentida de comunicárselo y eso le hizo sentir que iban por muy buen camino.
— Entonces trataré de ser muy cuidadosa.
Aclaró acortando la distancia, de nuevo sentía esa pesada necesidad de besarla pero de pronto había llegado el servicio a la habitación y casi gruñó.
Se puso de pie y recibió el carrito con toda la comida, pagó lo que debía de propina para un hotel de ese nivel y volvió en un respiro para servir la cena en una pequeña mesita para dos que se encontraba cerca del gran ventanal que mostraba las luces de la ciudad; un gran paisaje para una gran noche.
Nayeon parecía serena mientras comía masticando lentamente mirando a dirección del hermoso paisaje y pensó que estaba fuera del ambiente pensando en algo ajeno a ese momento íntimo, eso pensó hasta que la escuchó hablar.
— Yo, me gustaría saber que se hace después de navidad. Después de las 12, ¿Qué harán tú y Yeji?
Debía admitir que estaba fuera de sintonía, no sabía tampoco cuál sería la respuesta correcta pero decidió irse por lo simple.
— Bueno, Yeji y yo dormimos después de las 12 y al día siguiente recibe sus regalos bajo el árbol de navidad. Así es como termina, ¿Te irás después de ese día?
Tuvo miedo de preguntar, no quería comprometerse a largo plazo con ella pero pensar en que se iría no le dejó contenta.
— Sí, antes de las 12.
— Como Cenicienta. — Probó bromear pero la otra sólo pestañeó confundida.
— Sí, eso creo...