Pov Chaeyoung:
Hasta ella pudo escucharse tragar saliva después del suave tacto de los labios de Nayeon con los suyos, comenzó sintiéndose mareada, caliente y confundida, pero por sobre todo dulce. Nada en su vida además de Yeri había sido tan dulce como ese momento y eso fue en parte lo que la hizo mantenerse paralizada.
Su corazón le avisó el peligro y no entendió, quería tomarla de vuelta y besarla una vez más. Notó que era primeriza pero eso no apagó su deseo, su inocencia la atrajo mucho más de lo que su lógica hubiera querido.
— Está bien, nos vemos aquí. — Terminó cediendo automáticamente.
La mujer que le robaba protagonismo a respirar agitó su mano a distancia como despedida mientras se alejaba. No le había dejado tranquila el solamente irse y dejarla ahí, pero ella insistió y no tuvo otra opción más que retirarse de ahí a su trabajo.
Trabajó bien pero sí se distrajo mucho en la hora que marcaba su celular pues contaba las horas para regresar, no podía llegar tarde. Nayeon hablaba con la razón, ella tenía que asistir aunque antes jamás lo había hecho y muy para su pesar aceptó su error el cual no volvería a cometer.
•••
Fue orientada hasta que llegó al pequeño teatro que tenía la escuela, no estaba acostumbrada por lo que no sabía dónde sentarse y lo hizo en alguna esquina muy lejana al escenario lo cual lamentó, había tanta gente que apenas había conseguido ese lugar por suerte. Pero de la nada apareció la inoportuna profesora Tiffany.
— Cielo, ¿Qué hace sentada acá la mamá de una de mis estrellas?
— Bueno, pues no había muchos lugares para elegir...
— Tenemos reservados lugares para los padres de los actores, sígueme. — Le guiñó cómo era costumbre hacerse la carismática.
Rodó los ojos pero aún así obedeció y la siguió, le estaba agradecida porque realmente quería ver en primera fila a su pequeña y que ésta la viera ahí.
Cuando estuvo en el asiento que le asignaron esperó ver a Nayeon pero no la vió por ninguna parte y eso le preocupó tanto que no pudo evitar mirar alrededor por si le habían asignado un lugar en otro sitio pero fue en vano, no encontró nada.
Recordó la primera vez que le pidió su teléfono celular y casi le salta la vena de puro coraje al recordar.
Flashback
— Deberías darme tu número, así podremos comunicarnos para cualquier emergencia.
Pero todo lo que vió en su rostro fue una sonrisa un poco confundida, cómo si le estuviera hablando en otro idioma. Molestia fue lo primero que sintió pues comenzó a creer que no quería darle su número, algo tan simple. Estaba exhausta y rogar no era lo suyo.
— No me dijeron nada de un número.. — Se escuchó la voz de la niñera en un susurro y se notó que la intención era no ser escuchada.
— ¿Qué? — Había escuchado pero quería que se lo dijera directamente.
— Que no decía eso cuando buscaban a alguien para que cuidara a la pequeña.
Casi puso los ojos en blanco, no podía entenderla en lo absoluto y parecía que Nayeon tampoco a ella, sin embargo trató de tomar toda la paciencia a su alcance.
— Dame tu celular.
— ¿Qué es celular?
El enojo volvió y con la ira contenida suspiró.
— ¿No tienes celular o no me quieres dar tu número?
— No lo tengo lo juro, no sé qué es eso.
Era imposible para hasta una persona que vive en el campo que no conozca lo que era un celular, así obviamente no le creyó a la niñera. Sí evitó insistir pero no pudo evitar romperle el trabajo que había avanzado su asistente pues era mejor recargar su enojo a su secretaria que a su hija y la mujer que cuidaba a lo más preciado que tenía en su vida.
Fin del Flashback
El bullicio de las personas presentes era lo único que escuchaba pero esto se fue aminorando con el tiempo, fue tanto así que su respiración fue sólo lo que escuchó en algún momento determinado y la luz bajando hasta desaparecer era previo aviso a lo que venía.
Se preparó para la obra, tenía las manos en su regazo tomándose una con la otra por la emoción de ver a su hija pues no tener a Nayeon ahí en parte le afectó al principio pero ahora que vería a su hija eso dejó de ser importante.
La profesora Hwang apareció para presentar su obra maestra invitando a todos a disfrutar del show al que sus alumnos darán vida con sus participaciones. Se inclinó dando una reverencia al público y desapareció por la izquierda del escenario.
Lo primero que vió fue a unos niños por unos años menores a su hija bailando una canción muy animada navideña que le hizo sonreír con ternura por la poca cordinación. Acabaron y corrieron a dirección de dónde se había ido la profesora y todos aplaudieron con ella.
Hubo una pequeña historia que actuaron, parecía ser el nacimiento de Jesús, primero vió a los reyes magos que fueron interpretados por compañeros de su hija que de inmediato reconoció pues Jisung fue el que Nayeon había invitado antes a casa.
Pero las ansias de saber que pronto sería el turno de su hija aumentaron, para cuando sucedió era el turno del ángel, vió a su pequeña aparecer en el escenario y caminó hasta acomodarse entre María y José frente al bebé de juguete. Vió sus nervios pero también la vió sonreír cuando centró su mirada en ella, ya la había visto y eso casi la hace llorar de emoción.
Le animó con un gesto y ella se armó de valor, pudo verlo a través de sus ojos.
Su pequeña tomó todo el aire necesario para sus pulmones y dijo sus líneas correctamente aunque sí notó un poco como su voz salió con timidez. Era perfecta. Pero entonces las luces de nuevo dejaron a los pequeños para dirigirse a alguien atrás de ellos que reconocería donde fuera.
Nayeon estaba usando un vestido bellísimo que jamás le había visto y sonreía con amplitud cegando todo a su paso. Estaba impresionada de lo hermosa que era y lo fácil que le robaba el aliento.
Nayeon le guiñó y cantó, comenzó con una melodía deliciosamente dulce y navideña, de nuevo su corazón respondió ante eso. Saltó de gusto por sólo escucharla, no pudo parpadear y cuando terminó fue cuando volvió en sí y recordó que estaba en la escuela viendo una obra dónde su hija era la razón de su asistencia.
Su hija tomó la mano de Nayeon y otro niño del otro lado, colocándose en línea recta en el escenario y mirando a dirección del público se inclinaron para hacer una reverencia.
Todo había terminado, las personas empezaron a irse pero la profesora Hwang bajó del escenario para ir con los padres de sus actores con esa presencia animadamente molesta.
— ¡Hola padres! Gracias por su asistencia, la obra fue todo un éxito ¿No es así?
Hubo distintas respuestas pero todas fueron positivas aunque por su parte no hubo nada.
— Bueno bueno bueno, en un momento les devuelvo a sus hijos. Sólo se cambian a su uniforme y toman sus cosas para irse. ¡Gracias por venir!
Y se fue, eso fue un respiro. O lo hubiera sido si Nayeon no hubiera aparecido tan radiante con ese vestido que la dejó ciega de nuevo con su luz.
— Nayeon... — Eso fue lo único que pudo decir
— ¿Disfrutaste de la obra?
Su sonrisa era un jodido infierno, era perfecta, ella quería verla siempre así de feliz. Ella quería decir que fue hermoso ver a las dos mujeres más hermosas que había conocido en su vida pero lo retuvo para ella misma.
— No sabía que cantabas ¿Qué hacías ahí?
— La profesora dijo que había enfermado de la garganta y no podía cantar en su obra como todos los años, entonces yo me ofrecí y digamos que la magia hizo todo por mí.
De nuevo esa sonrisa ¿Acaso quería matarla? Se moría por volver a sus labios y quizás a más pues ese vestido marcaba perfectamente su cuerpo.
— Vamos a esperar a la salida a Yeji, me dijo que ella buscaría el coche. — Nayeon tomó su brazo y la encaminó pues parecía estar muy distraída con su belleza. — ¿Qué tanto piensas?
Okay, la atrapó. Habían llegado al coche y se quedaron afuera, Nayeon lo usó para recargar su cuerpo a el y ella usó eso para su beneficio. Se puso frente a ella no dejándole opción de dar un paso atrás pues el coche no se lo permitiría. Posicionó las manos en cada costado de su víctima sobre el coche para no dejarle salida a los lados tampoco.
Y de nuevo ese maldito e irresistible sonrojo, demonios. No podía parar ahora y tampoco quería.
Muy de cerca se aproximó peligrosamente a sus labios para hablarle de cerca, tan cerca que sintió la calidez de su respiración errática.
— Hablemos de esa noche en que te quería besar.
La vió parpadear nerviosamente pero seguía sin soltar palabra.
— ¿Por qué me besaste hoy y no me dejaste hacerlo aquella noche?
— Yo... — La piel rojiza de la niñera era evidencia de lo que causaba en ella, también si contara su respiración agitada y lo temblorosa de su voz. — No sabía que eso era lo que querías.
— ¿Significa que me dejarás hacerlo ahora?
La niñera abrió la boca para decir algo pero fueron los labios de Chaeyoung los que la atraparon más rápido y por parte de la niñera un gemido salió de su garganta. Eso fue una verdadera victoria para ella.
Había logrado besar sus labios con la pasión que tanto deseaba porque aunque torpe e inexperto, fue el mejor beso que había dado en su vida. Su corazón estallaba de emoción por lo que sus manos de manera natural se posaron en la cintura para sentirla más pues deseaba más conforme el beso fluía.
Y de pronto la mano cálida de Nayeon se posicionó en su mejilla acariciando temblorosamente su piel, sus labios tomaron distancia por eso y vió a Nayeon mirarla pues sus ojos los mantuvo cerrados segundos después de haber terminado con el maravilloso beso.
— Hola mamá y hola mamá.
La menor saludó alarmando a ambas mujeres, se apartaron rápidamente pues estaban tan cerca sus cuerpos que pronto sería una imagen para mayores de dieciocho