El Inframundo De Raven. [En E...

Bởi ladyspellman

6.8K 1.1K 1.9K

Raven era un misterio. No sabía mucho de su pasado, no sabía ni si quiera su fecha de nacimiento. Al mudarse... Xem Thêm

0
Capítulo 1.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Extra #1
Nueva Portada

Capítulo 2.

341 58 92
Bởi ladyspellman

>>>>>>>>>>>><<<<<<<<<<<<

>>>>>>>>>>>><<<<<<<<<<<<

¬ Distinto. ¬

Observé con enojo la diversión del chico que estaba sobre su motocicleta.

-Al fin conozco a la pequeña inglesa de la que todos hablan. Creo que se te ha perdido algo. — murmuró el menor de los Adler.

Peter llegó a mi lado rápidamente con actitud defensiva.

-R. He atrapado el resto de tus apuntes. — me dijo Pet con una sonrisa.

Su mirada pasó del chico en la motocicleta a mí. Sabía que Peter guardaba recelo con Hades, aunque no sabía él porque, noté la tensión entre ambos y sonreí en un intento de calmar la tensión.

-Todo está bien, Peter. Mi apunte de la guerra civil se ha estropeado, tendré que hacerlos nuevamente. — murmuré controlando mi curiosidad.

Adler quedó de piedra al notar que lo había ignorado. Por lo que sabía, ninguna chica de Concord ignoraba a un Adler, mucho menos a Hades.

Jalé a Peter de su poleron y sonreí de medio lado.

- ¿Así qué fiesta en casa de Zoe? — preguntó el chico sonriendo.

Avanzamos hacia el auto de Sarah conversando animadamente.

Al llegar Sarah chilló ante mi pequeña aventura en las ruedas de Hades, como ella le había llamado. Esto solo había acrecentado mi curiosidad.

Zoe, Matthew y Ginna le habían pedido a Sarah que los llevara al otro lado del pueblo; pude ver en el rostro de la chica el conflicto entre llevarme a casa y acompañar a sus otros amigos.

-Oh, Sarah, he recordado que debo pasar a la tienda de camino a casa, así que hoy iré a pie. — murmuré con una sonrisa discreta.

Sarah me miró con un gesto cargado de duda, pero acabó por asentir.

Cogí mis cosas con cuidado y salí por la entrada principal del estacionamiento, finalmente me coloqué mis auriculares.

Con mis dedos marqué el ritmo de la música suavemente. Caminé observando el bello paisaje invernal que en Concord se vivía.

La mirada de Hades era profunda. ¿Qué secretos ocultaban esos ojos negros? 

De no ser por la ira de aquel momento, habría quedado hipnotizada.

Al cabo de unos diez minutos caminando sentí un ruido similar a un motor. Me quité el audífono derecho y observé a mí alrededor.

Nada.

Un escalofrío recorrió mi espalda y ahuyenté mis temores negando suavemente.

Al llegar a casa la encontré vacía, sonreí de medio lado. Eliza y Robert debían estar en el nuevo centro médico, como siempre sucedía en Richmond.

Subí a mi cuarto, me di una ducha y caí rendida en mi cama.

La secundaria en otro país era muchísimo más difícil de lo que pensé que podía ser. No. No era particularmente difícil, pero sí agotador.

Me levanté con cuidado de la cama y decidí ir a la tienda que quedaba a un par de calles; necesitaba comer galletas con té.

Mentalmente pude escuchar la risa de Sarah: "Muy inglés de tu parte, D"

Sonreí de lado y me encaminé a la pequeña tienda.

Al llegar allí pude ver una motocicleta bastante familiar estacionada. Suspiré y una gélida brisa recorrió el lugar.

Lo único que me faltaba era que mis apuntes de Historia estuvieran bajo aquella llanta.

Entré saludando cordialmente a la señora que estaba en el mostrador.

-¡Tú debes ser Raven! — dijo la señora con un gesto amable.

Asentí sonriendo.

-Mis hijos me han hablado de ti. — murmuró con una sonrisa cálida.

La señora se veía extremadamente joven para tener hijos, era guapa, alta, cabello negro y ojos celestes.

-Uh, ¿Quiénes son sus hijos? — pregunté lo más amablemente que pude.

-Oh, claro. Mi nombre es Hera Adler. — contestó.

-Oh... — mi boca se había secado considerablemente y mis palmas sudaban. — Yo no sabía que Poseidón le hubiera hablado de mí.

La señora Adler soltó una melódica carcajada mientras salía del mostrador.

-La verdad, Hades ha hablado más de ti que Poseidón. — contestó con una sonrisa.

Sentí el color decorando mis mejillas. ¿Por qué reaccionaba así si Hades había sido muy grosero conmigo?

-Te he avergonzado. — dijo Hera con una mueca. Quería que me tragara la tierra. — Hades no había mencionado que hubiese sido grosero contigo, tendré una seria conversación con él. Y no hace falta que la tierra te trague, cielo.

¿Había dicho eso en voz alta? Me sonrojé aún más.

-¡Mamá! — escuché a la distancia. Reconocí la voz de Hades acercándose a nosotras.

Ahora sí quería que me tragara la tierra.

-¿Qué haces aquí, Winter? — escuché con evidente molestia del chico alto y blanco a mi lado.

-Uh, es una tienda, Adler. No todo gira en torno a ti. — dije con sorna. Me disculpé con Hera con una mirada, pero ella parecía bastante divertida con la situación.

-La verdad, uno pensaría que sí cuando esta es la tienda de mi familia. — contestó tajante.

Ahora sí sentía que había hecho un papelón. Forcé una sonrisa y me despedí de Hera con un asentimiento de cabeza. Di grandes zancadas (lo más grande que mis piernas me permitían) e ingresé al pasillo de las galletas.

Sentí pasos detrás.

-Uh, siento haber sido grosero contigo hoy, Winter. — murmuró Hades bastante incómodo.

Su madre debía haberlo obligado. ¿Cómo era posible que una señora tan amable tuviera a un hijo tan desagradable?

-Todo bien, Adler. No esperaba otra actitud del chico que le responde al profesor Summers.

Su cara fue un poema; molestia y sorpresa en partes iguales. Mordí mi labio inferior para contener la risa.

-¿Cuál es el problema con que haga eso? — no esperaba que respondiera.

-Uh, es un profesor, sólo trata de hace su trabajo como para que un crío desagradable le venga a hacer más difícil su día. — contesté como si fuera obvio.

-Siento que te haya molestado. — murmuró con molestia. Creí que iba a replicar pero no escuché nada. Volteé para responder.

Pero Hades había desaparecido. Durante unos minutos quedé desconcertada, pero luego escuché el sonido del motor fuera y supe que se había marchado.

Pagué por las galletas y me encaminé a casa. Había tenido más encuentros con los Adler de los que cualquier ser humano sería capaz de soportar.

Al llegar a casa mi móvil vibró.

"¿Es cierto lo que están diciendo todos?" Había escrito Sarah.

"¿Qué sería aquello?" pregunté algo desconcertada.

"¿Has ido de compras con Hades?" contestó con emoticones de aplausos.

Largué una carcajada.

"No. He ido por galletas a la tienda y me lo he encontrado. Ninguna historia de amor fascinante por detrás."

Sarah respondió con una risa.

"Bienvenida a Concord, R."

Los rumores y las noticias volaban más rápido que un cuervo.

Largué una carcajada ante mi elección de palabras.

Cogí un par de hojas en blanco y comencé a trabajar en mis apuntes de Historia, preparé un té, serví galletas en un plato y sonreí ante la familiaridad del gesto.

Con la suspensión de Hades pude gozar de cierta paz mental en la escuela, a pesar de que todos hablaban de mi supuesta cita con él; muchos esperaban verlo en la salida de la escuela, esperándome. Que chismosos eran los pueblerinos. Estaban bastante alejados de la verdad.

Aquel era mi último día de libertad, como Zoe le había llamado. El día de mañana Hades volvía al colegio y no sabía si sentirme ansiosa o nerviosa, quizá ambos sentimientos se mezclaban.

Por suerte (o infortunio) mañana teníamos la salida al río Merrimack con el profesor Lewis de biología.

-Tierra llamando a Raven. — murmuró Peter empujándome levemente.

El extraño grupo de adolescentes me miraba como esperando una respuesta. No sabía en qué momento el comedor se había llenado. Matt, Peter y Zoe estaban de un lado de la mesa mientras Ginna y Sarah tomaban asiento en el medio.

-Lo siento, no estaba prestando atención. — murmuré algo avergonzada.

Todos largaron una sonora carcajada, provocando que muchos se dieran vuelta a observar.

-Te preguntábamos si estaba bien que David y Mark fueran con nosotros en el autobús mañana. — dijo Sarah.

-¿No son amigos del Adler de nuestro curso? — pregunté algo confundida.

-Sí, pero los Adler estarán allá. — dijo Ginna con cierta diversión. — Su padre es dueño del centro turístico de Concord.

-Siento que los Adler son dueños de todo aquí. — murmuré mientras jalaba mi cabello con frustración. Poseidón y Hera parecían ser un amor, pero el comportamiento de Hades había dejado mucho que desear, en más de una ocasión y eso no hacía más que fomentar mi curiosidad.

Peter y Matthew soltaron una carcajada.

-Comienzo a creer que eres la única chica con juicio por aquí. — dijo Matt.

Las chicas negaron levemente como hartas de un tema que yo no había notado.

-¿Por qué no se llevan con los Adler? — pregunté.

Ahora fue el turno de las chicas de reír. Los muchachos se removieron con visible incomodidad.

-No es que no nos llevemos con los Adler. — comenzó Matt. — Es sólo que Hades y el equipo de fútbol no se llevan.

Alcé una ceja para que continuaran, pero Peter se levantó rápidamente.

-¿Por qué se fue? – pregunté una vez más.

-Peter no se lleva con los Adler porque hace un año o un poco menos, su prima vino a estudiar al pueblo; no sabemos qué pasó con precisión, pero cada vez que se encontraba con alguno de los Adler discutían. Todos creían que Hades y Samantha tenían algo, pero incluso Seid, que es el más tierno de todos, era hostil con ella. Samantha acabó por dejar el pueblo y cortar lazos con Peter. De cierta forma el cree que debe protegerte de lo que le pasó a Sam. — comentó Sarah.

Asentí comprendiendo la razón de la tensión entre Peter y los muchachos más codiciados de Concord.

El timbre que marcaba el fin del almuerzo sonó, me levanté y pasé por mi casillero para recoger los libros de Cálculo.

Mientras pensaba en la historia que Sarah había contado sobre Peter y su prima Samantha, visualicé a Poseidón a la distancia.

"No siempre somos así." Creí escuchar en mi cabeza. La voz del hermano del medio había retumbado en mi cabeza.

Negué antes de comenzar a hiperventilar. Ilusiones les había llamado mi psiquiatra.

"No todos son siempre así" Murmuré mentalmente.

Sentí la sorpresa de Poseidón en mi cabeza y volví a negar. Las ilusiones parecían haber aumentado considerablemente desde que había llegado a Concord, pero mencionárselo a Eliza no parecía correcto. No quería volver al internado, menos cuando sentía encajar en un lugar.

Mentalmente puse la imagen de un gran castillo con paredes y muros impenetrables. No más ilusiones.  

Durante cálculo no pude concentrarme ya que sentía constantemente susurros, pero cuando volteaba nadie estaba hablando. Me centré en mi gran castillo mental, mi psiquiatra me había dicho años atrás que proyectar una imagen mental como una fortaleza ayudaba a mantener fuera las ilusiones.

La campana sonó. Fin de la jornada escolar, al fin.

Tomé mis cosas con cuidado y me levanté. Me sentía mareada y las náuseas me abordaban.

Caminar por el pasillo con tantas personas a mi alrededor solo incrementó mi sentir. Vi a Peter en la entrada conversar animadamente con Matt, pero decidí pasar de largo; si me preguntaban que sentía no tendría como explicarles que sentía voces tratando de atravesar un castillo mental; me tildarían de loca y probablemente tendrían razón.

Me escabullí rápidamente por la salida principal del estacionamiento y comencé a caminar. Necesitaba llegar a mi casa lo más rápido posible.

-¡Raven! — gritó un chico atrás.

¿Era Poseidón o estaba alucinando otra vez? Seguí caminando.

-Raven, ¿Por qué me bloqueas?

¿Bloquearlo? ¿De qué estaba hablando? Continué caminando, esto no podía estar pasando de nuevo.

-¿Por qué no nos has dicho que eras una de nosotros?

-¿Una qué? — pregunté con recelo.

Pude sentir como su presencia desaparecía de mi cabeza. Quité la imagen del castillo y me volteé. Poco a poco mi cuerpo recuperaba su fuerza.

Poseidón se acercó rápidamente al ver mi rostro.

-¿Estás bien? ¿Qué no sabes la gran cantidad de energía que requiere levantar muros así? — dijo de forma protectora.

-Poseidón, no tengo ni la menor idea de qué estás hablando. — murmuré con una sonrisa ladina.

-¿Cómo no? — dijo retrocediendo.

-Sólo me iba a casa porque me sentía... indispuesta. — murmuré incómoda.

Definitivamente, mi curiosidad no me había llevado a ningún lado bueno. Igual que en Inglaterra. 

Grandioso, Raven. Atraes los problemas como un imán, pensé.

-Mientes. Me escuchaste cuando dije que no siempre somos así. Contestaste que no todos siempre son así, porque Hades se ha comportado como un idiota. Sabes que eres distinta.

Sentí su presencia en mi cabeza nuevamente, buscando. ¿Era esto otra ilusión? Porque se sentía muy real.

-Realmente no tienes idea. — murmuró sorprendido.

Ya está. Eso era más de lo que podía soportar.

-¿Cuándo es tu cumpleaños, Raven?

Lo miré intrigada. ¿Qué era todo esto? Al principio jugaba con mi cabeza y luego preguntaba algo tan normal como mi cumpleaños. De todas formas, decidí ser honesta con él, quizá todo había sido una ilusión y el nada más había estado ahí viendo como deliraba.

-Con mis padres fijamos la fecha de adopción como mi cumpleaños, el 2 de febrero. — murmuré.

-Ya veo... Sólo preguntaba. — contestó misteriosamente.

- ¿Por qué preguntas eso, Poseidón? — pregunté algo confundida.

-Creo que no sería correcto que te lo explicara ahora. Es demasiada información de golpe, más si has huido de esto toda tu vida.

Lo miré intrigada, pero su palma se aferraba a mi hombro y creí ver sus ojos desviarse de esta realidad. Debía ser otra ilusión, una realmente larga.

-Ya me debo ir, Raven. Siento haberte abrumado. Espero verte pronto.

Antes de que pudiera responderle al hermano del medio de los Adler el chico se marchó. Comencé a sentirme mejor inmediatamente y fui directo a casa.

Era bastante extraño todo lo sucedido hoy; las ilusiones se habían sentido más reales que nunca y Poseidón había dicho que yo era distinta, una... de ellos. ¿Pero qué significaba eso? 

Quizá todo había sido una gran ilusión y el sólo había tenido la mala suerte de estar ahí presente, mientras yo soltaba incoherencias.

¿Era el parte de un gran delirio?

Me levanté de mi cama con somnolencia para ir a la cocina; perfecto, no había galletas.

¿Ir a la tienda y encontrarme con los lunáticos dueños o quedarme en casa y morir de hambre?

Morir de hambre jamás era una opción. Cogí mi abrigo y me encaminé a la tienda de los Adler. Si tenía un poco de suerte no estaría ninguno de los hermanos ahí...Grandioso. Realmente espectacular.

No solo estaba la motocicleta de Hades, sino el volvo de Poseidón.

Me armé de valor e ingresé. La amable señora Hera estaba allí.

-¡Raven! Justo la muchacha que deseaba ver. — comentó alegre.

-Hola, señora Adler. — dije con una sonrisa involuntaria, su entusiasmo se contagiaba.

-¿Cómo te va, cielo?

Pude sentir una presencia para nada sutil en mi cabeza. ¿Las ilusiones aparecerían con todos los Adler?

Visualicé algo más sombrío que un castillo, una prisión impenetrable, muy similar a Alcatraz.

Pude ver la sorpresa en su rostro y sentirla en las afueras de mi gran prisión.

-Veo que Seid tenía razón. — comentó con una pequeña sonrisa en sus labios. — Me ha llamado luego de su encuentro en las afueras de la escuela, Raven. Quiero que sepas que todos nosotros somos distintos, como tú.

Sus palabras de alguna forma me parecieron bastante más tranquilizantes que las de Poseidón.

-Y-yo jamás había oído de eso, señora Adler. Mis psiquiatras me han explicado que eran ilusiones, nada más.

Una parte de mi estaba siendo completamente honesta con ella, aun cuando no nos conocíamos de nada. Algo en ella me hacía confiar. ¿Más ilusiones?

-Eso sucede cuando la gente especial es analizada por médicos ordinarios. Puedo asegurarte que no hay nada extraño en ti, Raven. Quizá sería más cómodo que pudiésemos hablar de esto en las paredes de mi hogar. Sé que puede parecerte algo súbito, pero ahí podremos mostrarte que todo es cierto.

Sin siquiera considerarlo dos veces asentí. Pero algo extraño había aquí, se sentía más como una orden que como una invitación.

-Puedes venir un día después de la escuela, quizá mañana si pudieras. — su sonrisa amable me convenció enseguida.

 No pude negarme. Mi cerebro estaba aceptando porque sí. ¿Qué demonios estaba sucediendo?

-Claro, señora Adler. Pero no sé cómo llegar. — añadí.

-Le diré a Poseidón que te traiga con él.

Asentí con el atisbo de una sonrisa en mis labios. ¿Por qué me sentía cómoda?

¿Qué sucedía con mis defensas mentales?

Los psiquiatras me habían enseñado a trabajar en mis respuestas, ¿Por qué hoy no podía?

Ingresé a la tienda en busca del pasillo de las galletas y cierta parte de mi sentía ganas de llorar. Caminé lentamente luego de coger un paquete al azar y pagué por ellas. Un muchacho muy similar a Hades me miraba con curiosidad desde la caja. Suponía que debía ser el mayor.

-Muchas gracias. — murmuré con un asentimiento.

-De nada, Raven.

No pregunté cómo sabía mi nombre; no me interesaba la verdad. Caminé hacía afuera y cerré mis ojos. Me sentía abrumada. Cerré mis ojos y a medida que las lágrimas caían gotas de lluvia las acompañaron. 

-Eh, Raven. ¿Estás bien?

Mi día no podía ir peor. Observé aquellos ojos negros con sorna. 

¿Aparecería siempre para humillarme o qué?

Đọc tiếp

Bạn Cũng Sẽ Thích

916 50 4
Dalton, un pueblo que se encuentra en Estados Unidos, muy cerca de Boston, en Dalton los secretos se ocultan entre las personas que lo habitan, entre...
159 52 29
En los momentos en los que sientes que la oscuridad te ahoga, necesitas un poco de luz... No pretendo curar todos los males con este pequeño apartado...
124K 12.7K 10
"Ella no te olvidó" #20 en Historia Corta. Obra Registrada en Safe Creative.
128K 8.8K 56
𝗕 ❙ Unos adolescentes asisten a un campamento de aventuras en el lado opuesto de Isla Nublar y deben unirse para sobrevivir cuando los dinosaurios c...