¿Sólo yo?

By Chamecita

3K 188 29

Yo no soy la típica chica de buen cuerpo o con las proporciones adecuadas y deseadas por muchos, yo soy una c... More

Sinopsis
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
33
34
35
36
37
Epílogo

32

28 3 0
By Chamecita

Narra Sarah

Regresamos a la casa, Álvaro se fue a la cocina que era su lugar de espera cuando no salíamos, yo fui a mi habitación, gracias al cielo no había desempacado, hablé con mi padre por teléfono ya que estaba trabajando, me urgía irme de la casa, volver a poner tierra de por medio entre nosotros.

—Hola, ¿estás ocupado?

—No, ¿pasa algo?, ¿está todo bien?

—Estoy bien, pero quería hablar contigo de regresar a México con mamá, necesito verla y es justo después de tanto...

—¿Pasó algo?, tú no tomas decisiones a la ligera.

—No pasó nada, pero quiero ir a ver a mamá, pero no quiero llevar a ningún elemento, quiero ser sólo yo, quiero ser la de antes... Por favor.

—¿Sin seguridad?

—Estaré bien, te lo prometo, sé cuidarme.

—No lo dudo, pero con un elemento me sentiré más seguro.

—No, quiero estar sólo con mamá.

—Está bien, le diré a Santos que te lleve al aeropuerto y después podrás irte sola a México.

—Gracias, pero prefiero que me lleve Héctor, no quiero que nadie más se moleste.

Colgué con mi papá, en mi teléfono compré el billete de avión, para poder salir lo más pronto posible, sin que nadie se entere de mi lugar de destino más que mi padre. Recibí una visita inesperada en mi habitación, pero me sentí tan aliviada cuando vi a Christian parado en mi puerta, corrí a abrazarlo.

—¿Va todo bien?

—Sí, sólo necesitaba un abrazo.

—Está bien, ven aquí.

Me apretó con la fuerza exacta, sus brazos me rodearon perfectamente, levanté ligeramente mi cabeza para observarlo detalladamente y tal vez en el fondo Álvaro tenía razón, pero yo también me sentía atraída por él, lo besé porque quería saber si mis sentimientos eran reales o sólo era agradecimiento por todo lo que había hecho por mí.

Christian rodeó mi cintura con un brazo y con su otra mano tomó mi cuello, cerré mi puerta, los besos continuaron con mayor intensidad, nos deseábamos, y sucumbimos a la pasión del momento, me sentí especial, sus caricias habían sido tan lindas y delicadas que no podía protestar.

—Debo marcharme.

—¿De qué hablas Sarah?, apenas he logrado algo contigo y ahora hablas de irte.

—Sí, prometo estar en contacto contigo.

—Eso no es suficiente, yo quiero estar contigo, déjame acompañarte, por favor.

—No, debo ir sola.

—Está bien, pero en cuanto llegues a tu destino, hazme saber que estás bien.

Besó mi coronilla, nos levantamos del piso, no quise tocar mi cama porque ahí había estado con Álvaro, comenzamos a vestirnos, justo cuando terminamos de arreglarnos él entró a mi habitación para avisarme que mi papá me estaba esperando en su biblioteca.

—Ahora bajo.

Santos observó mi habitación, pero principalmente mi cama y ahí no había nada, la única evidencia obvia éramos nosotros, pero ya no se podía hacer nada, las cosas habían pasado. Christian me escoltó como siempre, no se comportaba diferente, seguía siendo el mismo tipo, bajamos hasta la biblioteca de mi papá, entré sola.

—Hola papá.

—Hola mi niña, ¿ya compraste el billete?

—Ya, sale en la noche.

—Está bien, ahora estamos aquí solos. Dime la verdad, ¿por qué te quieres marchar?

—Sólo quiero pasar tiempo con mamá, no la he visto desde hace tiempo.

—¿Sólo eso?

—Lo juro.

Mi papá no aceptaba tanto mi versión, pero ya no se oponía, salimos de la biblioteca e íbamos hablando de otros temas, nos encontramos con Santos, mi papá en ese momento aprovechó para decirle las cosas.

—Santos, hoy es el último día que cuida a mi hija, ella realizará un retiro y no habrá necesidad de que tenga seguridad.

—Señor.

—Lo sé Santos, pero a donde va no será necesario.

—Como usted lo ordene.

Álvaro me observó mal, se fue bastante molesto, Christian me alcanzó para decirme que iba a hacer unas llamadas y regresaba a la mesa, mi hermano ya lo había invitado a comer. En cuanto estuve en el comedor mi hermano me abrazó, volvería a extrañarlo, pero así sería mejor.

—Estás radiante.

—¿En serio?

—Sí, te noto diferente.

—No sé a qué se deba, no hice nada especial.

—Héctor, por la noche llevarás a tu hermana al aeropuerto.

—Genial papá, ¿no podías esperar hasta que termináramos la comida?

—¿Te vas a volver a ir?

—Sí, necesito hacer unas cosas, pero pienso volver.

—¿Cuándo?

—No sé, en cuanto termine mis asuntos.

—Bueno, yo te llevaré al aeropuerto sin ningún problema.

La comida fluyó con un poco de tensión, pero en cuanto apareció Christian el ambiente se relajó levemente o al menos esa era mi percepción. Cuando llegamos al postre decidí pasar, me retire y fui a mi recámara, necesitaba verificar que no me faltara nada en la maleta.

Héctor apareció minutos después, él no iba a estar tranquilo hasta que le dijera todo lo que estaba pasando por mi cabeza y los motivos por los que realmente me iba.

—¿A qué hora sale el avión?

—A las diez.

—Bueno, hay tiempo suficiente para que me digas las cosas como son.

—Héctor...

—Sarah, hace siete años que no te veo, y de la nada te quieres marchar.

—Me voy porque quiero aclarar mi cabeza y mi corazón, aquí realmente no puedo.

—Ok, vas a poner tierra de por medio con Santos.

Me quedé helada cuando mi hermano mencionó a Santos, pensé que habíamos sido discretos o al menos lo habíamos ocultado un poco.

—¿Qué?

—Cuando volviste Santos estuvo inquieto, supuse que algo pasaba y esa misma noche entró a tu habitación a deshoras.

—Vaya... No puedo negar eso.

—Además, al día siguiente mi papá lo asigna contigo porque tú lo pediste, era obvio que ahí se estaba cocinando algo.

—Fue cuando tenía diecisiete, pero no sé si aún siento algo y no quiero salir más herida, quiero mi espacio, tranquilidad...

—Está bien, te extrañaré mucho...

—¿Por qué no vienes conmigo?

—¿Yo?

—Sí, así papá no me mandará un guardia a escondidas y me ayudarás a estar tranquila y sobretodo no me extrañarás.

—Bueno, compra el billete y yo haré la maleta.

—Genial.

Mi hermano salió, después Christian me mandó un mensaje para decirme que me iría a dejar al aeropuerto con mi hermano, quería despedirse, acepté porque lo estimaba, pero también por lo que había sucedido en la tarde. Mi puerta se abrió y vi a Santos, le iba a pedir que se fuera, pero cerró la puerta con seguro.

—¿Estás loca?

—¿De qué hablas?

—No porque me hayas dejado significa que te dejare de cuidar.

—Álvaro, a donde voy no necesito un guardaespaldas y mi hermano me va a acompañar, así que...

—¿A dónde vas?

—Lejos, necesito mi espacio, y estar aquí contigo, no ayuda.

—Sarah.

Se acercó para acortar la distancia que nos separaba, tomó mi mano, entrelazó nuestras manos, intentó besarme, pero retrocedí, no quería que las cosas se volvieran a malinterpretar, mi mente no estaba para nada clara.

—¿Ya no sientes nada por mí?

—No sé, necesito espacio y mi mente... Quiero tener las cosas claras, además ya te expliqué las cosas, debes entenderme.

—¿Él también te acompañará?

—No.

Al menos hasta donde yo sabía él no viajaba con nosotros; Santos escuchó la puerta y se escabulló por la ventana, su agilidad lo ayudaba bastante, me quedé como estatua en cuanto mi hermano entró.

—Pronto debemos irnos, ¿tienes tus cosas listas?

—Sí, en unos cinco minutos bajo.

Tomé todas mis cosas y bajé, cerré mi habitación, no quise mirar hacia atrás, pero sentí que volvía a dejar muchas cosas. Una presión en mi pecho, mi hermano subió unas escaleras para tomar mi mano, su apoyo me hizo continuar hasta la puerta, afuera nos esperaba Christian para irnos a dejar, le sonreí para agradecer que nos llevara.

—Es hora de irnos.

—Así es, ¿ya decidieron su destino?

—Seguirá siendo secreto, sólo nosotros sabremos.

—¿En serio?

—Así será mejor.

Christian entendió la evasiva de mi hermano, no insistió más en saber el destino, nos dejó en el aeropuerto, esperó a que hiciéramos los trámites previos al abordaje para que pudiera despedirnos.
Terminamos todo, mi hermano me dio tiempo a solas con Christian, me abrazó porque era su forma de pedirme que no me fuera, pero mi decisión estaba tomada, me besó en la coronilla como Álvaro y eso hizo que me alejara, él se sacó de sí mismo.

—¿Hice algo mal?

—No me agradan los besos así.

—Perdón, no vuelvo a hacerlo.

Besó mi mano para no hacerme sentir peor, le pedí que se marchara antes, no quería que escuchara nuestro destino, nos despedimos y me quedé con mi hermano a esperar lo poco que faltaba para abordar el avión.

—¿Tienes algo con él?

—¿A qué te refieres?

—¿Son novios o algo por el estilo?

—No, ¿por qué?

—Sarah, esos abrazos y la forma...

—Alto, ya sé hacia donde vas y no, sólo somos amigos, a él lo conozco desde mucho antes, lo conozco desde mi adolescencia en México.

—O sea que cuando llegó de intercambio aquí, tú ya lo conocías ¿no?

—Sí, por eso me alejé porque no quería conflictos.

—Sarah, él está enamorado de ti, bueno también Santos; ¿qué cojones planeas hacer?

—No tengo ni la menor idea.

—Hermanita, en algún momento tendrás que decidirte por alguno.

—Eso lo sé, pero no tengo claro lo que quiero.

—Sólo espero que el viaje que hagamos te funcione, puedas aclarar tu mente y principalmente tu corazón, no te guíes por lo primero que sucedió, si no por lo que realmente te hace vibrar, no importa lo que digan los demás, sólo enfócate en ti, por favor.

Abrace a mi hermano y me puse a llorar, me había contenido demasiado, necesitaba desahogarme, pero no podía hacerlo con Christian o Álvaro, sólo Héctor entendía mi sentir; acarició mi espalda para consolarme, mientras me calmaba escuchamos que llamaban para abordar nuestro vuelo.

Nuestro viaje duró doce horas, ya que elegí uno directo, no quería pasar tanto tiempo en el aire; una vez que aterrizamos pude estirar mis piernas, mi hermano se hizo cargo de las maletas mientras yo me quedé observando hacia la nada. Le envié un whatsapp a mi papá para avisarle que habíamos aterrizado bien, que pronto llegaríamos con mi mamá.

Pedí un Uber para que lo cargaran a la tarjeta, no tenía efectivo, ya después haría un retiro o algo para poder movilizarme, tardó cinco minutos en llegar, subimos nuestras cosas y se puso en marcha, el camino fue relativamente largo, necesitaba darme una ducha para despejarme.

En cuanto nos bajamos del Uber mi mamá nos recibió, nos abrazó, fue tan calurosa su bienvenida que me sentía un poco mejor.

—Me alegra ver que llegaron bien.

—Sí, aunque el viaje fue largo.

—Me imagino, vamos adentro que aquí hace mucho calor.

Entrando a la casa varios recuerdos invadieron mi mente, me sentí tan nostálgica, pero me recuperé de inmediato, no quería que mi llegada fuera llanto para mi mamá.

—Hija, ¿qué tal la universidad?, ¿el amor?, cuéntame todo con lujo de detalle.

—¿Dónde puedo dejar las cosas?

—No te preocupes hijo, ahorita las subimos, entonces Sarah cuéntame todo.

—Mamá, vine a verte, quisiera pasar tiempo contigo y no hablando de cosas sin importancia. 

—A mí me importa, además alguien debió ocupar tu corazón para que evadas el tema. 

Mi madre era tan terca que no pude evadir el tema, le conté las cosas lo más superficial que pude, no quería que me sometiera a un interrogatorio de adolescente, después de eso se enfocó en Héctor, ellos tuvieron una especie de conexión que fue mi salvavidas, pude irme de la sala para escapar a mi habitación; mi madre no había hecho ningún cambio, seguía tal cual, me acosté en mi cama, mis ojos comenzaron a sentirse pesados, algunas lágrimas cayeron a la almohada, todo por fin estaba saliendo de mi cuerpo, lloré lo más silencioso que pude, mis emociones me habían ganado la batalla. 

Sin intención alguna, mis ojos terminaron por cerrarse, es como si el cansancio me hubiera ganado, mi mente se desconectó por completo, descansé de todo lo que se había acumulado en estos días. 

Desperté a la hora de la comida, mi hermano había subido por mí, me despertó con su característico humor, quería golpearlo, pero no tenía ganas de nada, mi rostro reflejaba que no tenía ni la mínima gota de energía para hacer algo. 

—¿Qué pasa chica?

—No tengo hambre, ¿puedes comer con mi mamá?

—Preparó demasiado para mí, así que debes levantar tu culo y bajar a comer algo, ella está emocionada por tenerte aquí. 

—Lo sé, pero yo no tengo ganas, además ve mi cara, ella se dará cuenta de inmediato de todo. 

—Es lo que una madre en su sano juicio haría. 

—Pero... 

—Vamos, tienes que comer algo. 


Continue Reading

You'll Also Like

59K 8K 54
Marcus juró que nunca volvería a amar. Luego de regresar a Nueva York por petición de su padre, Marcus intenta retomar su vida, intentando ignorar la...
59.1K 3.5K 52
Todo era felicidad en la vida de la familia Miller Collins, hasta ese dia. Kylie tomará una decisión que cambiara por completo sus vidas y no siempre...
3.1K 248 29
Somos de quienes nos construyen y luego nos destruyen, por eso no importa cuantas veces me destuyas, yo siempre volveré a ti.
7.8K 639 30
¿ Destruir o ser destruido ?