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Después de desayunar me quedé en la cocina con Diana, no quería estar sola en la casa.

—¿Y la esposa de mi papá?

—Falleció hace un año.

—Yo...

—Son muy reservados en cuanto al tema, la señora falleció de cáncer, ellos vivieron tristes, pero juntos salieron adelante.

—Lo siento, no tenía idea de nada.

—Lo sé, tu padre me contó la situación.

Me contó acerca de las actividades de la casa, ciertas reglas de mi papá, el tiempo se fue volando, Héctor llegó a las dos y media, se supone mi padre debía llegar a las tres.

—¿Cómo te fue?

—Bien, sólo no he podido hablar con mi madre, mi teléfono se lo quedo ella.

—¿Y Facebook?

—No traje mi computadora, todo se quedó en casa.

—Ocupa la mía, vamos te la presto.

Subimos a su habitación, era muy similar a la de Christian, evadí esos pensamientos y me concentré en la computadora, ingresé a mi perfil y llamé a mi madre.

—Hola mamá.

—Hola, ¿va todo bien?

—Sí, llegué bien, todo marcha de la mejor forma.

—Eso es bueno Sarah.

—Sí, ¿hablaste con mi papá?

—No, he estado saturada de trabajo.

—Entonces, hablamos después.

Mi madre no se despidió y cortó la llamada, comprendí que tenía trabajo, mi padre nos llamó para comer, bajamos al comedor y la comida era silenciosa.

—Papá, ¿has visto lo de mi escuela?

—Sí, asistirás el lunes, en estos días debo llevar tu documentación y luego podrás asistir.

—¿Es un colegio mixto?

—Sí, ¿no quieres que sea mixto?

—No importa.

—Tranquila hermana, yo iré por ti, me queda de paso tu escuela.

—¿En la moto?

—Sí o el auto, depende de cuál ocupe papá.

—Grandioso.

—Sarah, se que es un cambio drástico, y que no estás acostumbrada a este tipo de cosas, pero tu madre ha dicho que era necesario, ¿qué ha pasado?

—Hubo una persona violenta, no quise arriesgarme más y preferí poner tierra de por medio.

—¿Hicieron algo?

—No, quise alejarme, creí que era lo más sano.

—Está bien, tomaste la decisión correcta.

No era tan correcta, había dejado a Christian sin una explicación, sólo me fui, huí de su hermano y a él lo dejé con el corazón roto, espero que algún día pueda perdonarme. Héctor salió de la casa para jugar un partido, yo preferí quedarme para desempacar y ver qué me hacía falta. El tiempo seguía pasando y yo había terminado las cosas que tenía, bajé a la biblioteca para buscar a mi papá, él estaba concentrado en unos papeles hasta que notó mi presencia.

—¿Qué sucede?

—Yo...

—Adelante, dilo con confianza.

¿Sólo yo?Where stories live. Discover now