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De prettyanakin

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๐•บ๐–›๐–†๐–‘๐–Ž๐–† | โy un dรญa te encontrรฉ, estaba vivo pero con vos comencรฉ a vivirโž Pietro Maximoff x OC! Female ... Mai multe

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De prettyanakin

𝟥𝟣| 𝖲𝖾𝗇𝗍𝗂𝗋 𝗇𝖺𝖽𝖺



En el exterior la imagen era inpensada para cualquiera allí presente. Una vez más la guerra los estaba acechando de cerca, todos los que amaban otra vez estaban poninendo sus vidas en peligro, y esta vez el precio de su victoria era demasiado alto. La vida del universo entero corría riesgo. 

Olivia nunca se había considerado demasiado egoísta. Caprichosa y mimada quizá, pero siempre había puesto la seguridad de la civilización vulnerable ante sus propios deseos, de eso se trataba ser héroe, ¿no?. Pero ahora, viendo el territorio detrás del cristal, en la seguridad del laboratorio de Shuri, le hubiese gustado ser más egoísta. 

Olivia hubiese tomado a todos aquellos que amaba y los hubiese alejado del campo de batalla, de ser posible inventaría su propio universo paralelo en el cual dejarlos y protegerlos. No les permitiría arriesgar sus vidas por tanta gente que aún los consideraba asesinos, sobre todo si ella no era capaz de arriesgarse con ellos o por ellos. 

Quería huir del laboratorio, quería dirigirse hacia el campo de batalla a toda velocidad y pelear con quienes amaba, como siempre. Esta no sería una guerra distinta a las demás, eran los Vengadores de quienes se trataba, ellos jamás perdían, ¿cierto?

La princesa de Wakanda había abierto la barrera de seguridad que protegía al reino del exterior, permitiendo que los alienigenas que los acechaban lograran comenzar a correr sobre sus cuatro patas y enfrentarse al gran ejercito que T'challa había reunido. El corazón de Olivia se comprimía en segundos viendo que delante de todos se encontraba su familia. No podía no distinguir la estela celeste que corría a gran velocidad entre los alienigenas. 

Por lo poco que supo, Pietro había robado un arma y con ello se defendía. 

Podía oír a sus espaldas los murmullos lejanos de los presentes en la sala, pero se sentía incapaz de despegar la mirada del cristal, presa del terror de que al voltear alguno de sus seres amados resultaran heridos. Ella no podía permitirlo. Wanda a su lado se encontraba en iguales condiciones, sus manos se habían pegado al vidrio y sus mirada se dirigía hacia todas partes. 

Un dolor nauseabundo se había instalado en su pecho, podía sentir su corazón bombear a la velocidad de la luz. Sabía que en cualquier momento comenzaría a senttirse mareada si no se movía de un lado al otro, aunque Shuri ya le había expresado cuán nerviosa la ponía su actitud. Olivia no podái evitarlo, la ansiedad de no saber que depararía del destino del mundo comenzaba a consumirla y su cuerpo pagaba las consecuencias. 

Quería saber que estaba sucediendo. Necesitaba saberlo. Rapidamente se aproximó hacia la mesa donde la princesa trabajaba y estiró su mano. -Dame un comunicador. 

-No creo que eso sea lo mejor, mirate -exclamó la mayor, sin despegar la mirada de la pantalla holografica delante de ella. 

-Mi prometido y toda mi familia está ahí afuera, dame un comunicador -insistió sin inmutarse, Shuri podía ser la princesa del reino, pero a ella lo único que le importaba era saber que estaba sucediendo. 

-no creo que sea lo mejor -murmuró la princesa, extendiendo su propio comunicador hacia la rubia, quien no perdió tiempo en colocarselo. 

Rapidamente se aproximó nuevamente al cristal, observando la escena sintiendo nauseas, aunque el comunicador le permitía sentirse más cerca. Podía oír los gritos de todos, miles de guerreros pidiendo ayuda. Gritos desgarradores de quienes estaban siendo atacados sin piedad alguna. Los gritos de Steve digiendo ordenes al azar. Bombareos, rugidos salvajes y muchos gritos. 

Su pecho se contrajo una vez más, esta vez Wanda volteó su mirada hacia ella y la sostuvo entre sus brazos. Olivia dirigió su mirada llorosa hacia su amiga, incapaz de pronunciar que había oído, pues se había arrancado el comunicador. Se sentía inutil allí dentro, necesitaba escapar de una vez por todas y ayudar. 

¿De que servía tener aquellos dones profeticos si cuando más necesitaban de su ayuda ella estaba encerrada viendolo todo?

Rogers varió su mirada desde su preocupada amiga hacia el exterior. Sabía que todos se molestarían con ella, pero no podía permanecer allí de brazos cruzados. Lentamente comenzó a safarse de los brazos de la mayor mientras tomaba una vez más el comunicador del piso y caminó hacia la salida, haciendo caso omiso a los gritos de Wanda o  a su hermano que la perseguía e intentaba atraparla, aunque la rubia se safaba. 

Las escaleras le parecieron eternas, pero la sensación asquerosa en su pecho no le permitía pensar con claridad, necesitaba salir o el aire pronto iba a comenzar a faltarle. Una vez que se encontraba en la salida, se impulsó en su propia energía  y se dirigió hacia donde el bullicio provenía. 

Debía admitirlo, la escena era aún más desgarradora de lo que parecía desde la distancia. No pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas una vez más al ver como demasiados guerreros eran atacados y no habían suficientes manos para ayudarlos. Intentó desviar a todos los que pudo, pero estos parecían multiplicarse por cada golpe. 

-Olivia se ha espado -escuchó gritar a Wanda a través del comunicador. Cientos de voces se oyeron enseguida, pero no pudo reconocer de quienes o qué decían. 

Probablemente nada bueno. 

Al poder descender desde los cielos comenzó a correr hacia cualqueir lado, envíando su energía hacia cada enemigo que se cruzaba en su camino. Los alinigenas que corrían despavoridos se destruían al instante en que su poder hacia contacto con ellos, como si fueran desintegrados en el acto. Algo que sus poderes nunca habían hecho. 

No prestó atención a aquel detalle, una vez que ganaran podría tomarse le tiempo de estudiar nuevamente sus poderes. Siguió corriendo mientras hacia fuerza con sus manos en el aire, atrayendo desde debajo de la tierras las grades raíces que tomaban a los alienigenas y los succionaba hacia el centro de la tierra, mientras esta a su vez se cerraba. 

Pronto sintió una aire helado llegar a su lugar, para cuando lo notó, Pietro estaba parado delante suyo con una mirada para nada amistosa. Olivia sonrió nerviosa y aliviada, su prometido no parecía haber sufrido ninguna clase de herida. -¿Qué estás haciendo aquí?, tenías que esconderte

-Sabes que sirvo más acá que allá dentro -contradijo enojada, mientras seguía atacando a cualquiera que intentaba atacarlos. Pietro pareció pensarlo, pero su mirada reflejaba que estaba asustado y que no confiaba en ese plan. Sin decir ni una palabra solo se alejó, ignorando el llamado de su novia. 

Olivia quería correr detrás de él y no permitir que se alejara enojado. Podía morir y lo último que había visto habia sido su rostro furioso. Pero no podía distraerse, debían ganar a cualquier costo. Sin pensarlo, volvió a impulsarse sobre su energía ganando altura para obtener una mejor mirada del perimetro. 

Desde la altura pudo divisar ciertos puntos de concentración en donde lanzó su energía, destruyendo a cualquier alienigena que estuvia cerca, intentando que ninguno de sus familiares o los guerreros fueran heridos. Sabía que tenía una ventaja a favor, un campo entero de naturaleza a su disposición, podía jugar con cualqueir elemento y usuarlo a su favor. 

Como podía sobrevolaba el area juntando sus manos para levantar desde la tierras las raíces que se llevarían a los perros salvajes, como decidió llamarlos, hacia el interior de la tierra. Lanzó energía, formó escudos protegiendo a todos los que quería y siguió peleando, sin pensar demasiado en estrategias, solo atacar. 

Aún podía oír voces indistinguidas ordenarle que volviera al laboratorio, pero prefería ignorarlos y continuar en el aire. Claramente ya había llamado la atención del equipo, pues su energía esmeralda era demasiado estridente como para no notarla. Además, le había salvado la vida a más de uno.

Sonrió aliviada al ver un rostro familair acercarse en el aire cuando Sam la saludó vagamente desde su izquierda. Sonrió más abiertamente cuando este oprimió un botón de su brazo y dos misiles cayeron encima de una gran concentración de perros. Juntos se encargaron de proteger la frontera entre el domo y Wakanda, atacando a todos los que quisieran ingresar, por lo menos así le darían un poco más de tiempo a quienes estaban dentro de la barrera. 

Rogers elevó sus manos fromando una gran esfera de enegía entre sus manos y luego la lanzó hacia el suelo alcanzando un grupo de aliegenas pero haciendo catarsis entre los que se encontrbaan demasiado cerca, destruyendolos en el momento.

-Estuviste practicando, ¿eh Rogers? - gritó Sam, sobrevolando a su alrededor. 

La rubia sonrió a medias y negó, aunque su mueca se desvaneció en un instante al observar un martillo gigante proveniente de un miembro de la orden oscura acercarse hacia ellos a uan gran velocidad. Rápidamente se lanzó hacia Wilson, moviendolo con fuerza, evitando ser golpeados.

Su corazón se detuvo en cuanto oyó la desgarradora voz de Steve pedir por ayuda, por lo que sin pensarlo dos veces descendió hacia el suelo y comenzó a correr, pidiendo a los gritos su ubicación, aunque vagamente podía oír lo que este le respondía. Sin éxito, comenzó a desesperarse por encontrarlo, hasta que velozmente un par de brazos la alzaron y comenzó a llevarla a través de la marea de enemigos hasta llegar al hombre del escudo. 

Fugazmente dejó un beso en la mejilla de su novio y corrió hacia Steve, sintiendo a Pietro alejarse sin más. Steve no lucía muy contento con su presencia, pero aún así le indicó que se colocara a su lado, protegiendola con su escudo mientras ella lo protegía con su energía, como en los viejos tiempos. 

Su método de lucha siempre había sido compatible, había sido el mismo Steve quien la había entrenado desde que tenía trece años. Hoy, su hija era casi una mujer adulta, pero sus tácticas seguían intactas, aunque ella hubiera entrenado con el equipo de batalla femenino de VItalia, no habían podido quitarle su estilo militar. 

Uno a uno iban destruyendo a quienes se acercaban, sin permitirles aproximarse demasiado a ellos. Siempre habían sido un gran equipo. -Te dije que debías quedarte con Shuri. -Gritó Steve, estrellando su escudo en medio de dos enemigos.  -Me lo prometiste. 

-Bueno, crucé los dedos -murmuró la rubia, arrojando a un perro salvaje que había atrapado entre sus lianas de energía, logrando con este golpear a otro grupo más que se acercaba. 

Rogers no pudo evitar sonreir a medias no muy convencido, sin embargo no volvió a decir nada más al respecto. Continuaron luchando espalda con espalda protegiendose, acabando con todos los que se aproximaban. Steve no lo admitiría en voz alta, pero la ayuda de la menor había sido demasiado alivianadora. 

Olivia observó a su alrededor cansada, los perros salvajes jamas terminaban de acercarse por lo que comenzó a correr lejos de Steve en cuanto este se distrajo. A la distancia notó a su querido Bucky Barnes que luchaba con su arma, ajeno al grupo de alienigenas que se aproximaban hacia el en su espalda. La rubia logró acabar con todos a la vez que el soldado volteaba en su dirección, sorprendido de su presencia. 

El soldado solo asintió agradecido, continunando su lucha. Aunque esta se estaba volviendo insostenible, todos estaban exhaustos o heridos. Olivia comprendió que quizá, la única forma de detener aquel ataque era terminando con la vida de quienes parecían ser sus líderes, el gigante del martillo y próxima midnight. 

Con un plan establecido, que solo se guardó para sí misma, comenzó a correr en busqueda de su objetivo. Atacaba a todo aquel que se interfiriera en su camino sin dejar de avanzar, y si podía, ayudaba a cualqueira que lo necesitara. Sin embargo, distraída, no notó al perro salvaje que la atacaría hasta que este estuvo arriba suyo a punto de arrancarle el rostro de un mordisco. COn toda su fuerza comenzó a empujar con sus piernas y su energía, pero no era suficiente, este era demasaido fuerte. 

Comenzó a gritar con todas sus fuerzas por ayuda, pero nadie parecía oírla, y los que si la habían escuchado se encontraban atrapados en una situación similar. Como parte de un milargo, un as de luz blanco iluminó todo el campo de batalla del que descendio Thor, arrojando su martillo al aire, acabando con la vida de todos los alienigenas. Olivia sintió que podía respirar nuevamente, se levantó del suelo y se detuvó un momento para recuperar el aire. 

La rubia sonrió aliviada al ver al asgardiano correr hacia la batalla acompañado de...¿un árbol con patas y un mapache? Bueno, después de la batalla de Nueva York realmente ya nada la sorprendía. 

La mayoría de los que estaban peleando pudo recomponerse gracias al nueva hacha de Thor que había destruidó a cientos de enemigos de un solo ataque. Su llegada se sintió como una nueva esperanza. Su energía incluso se sintió renovada. 

Olivia comenzó a atacar nuevamente a la par de Alison, quien la había alcanzado hacia varios minutos aunque esta se había quedado en silencio la mayor parte del tiempo. Sin embargo, cuando encontraron un minuto de tranquilidad, la mujer aprovechó para observarla. -Me alegra ver que estás bien, apenas huyeron de Vitalia Thanos desapareció. Creí que los había atrapado. 

-Podías haber sido sincera desde un comienzo -exclamó cortante la menor-, podríamos haber planeado un mejor ataque. 

-Lo siento tanto, no creí que...¡cuidado! -gritó, lanzando su propia energía hacia los perros salvajes que parecían estar a punto de atacarla. 

Olivia no necesitó escuchar ninguna palabra más. Dirigió su mirada hacia la mujer y asintió agradecida, recibiendo una mirada de alivio en el rostro de la rubia, quien sin decir más se alejó rápidamente. Prefirió pensar que las cosas estaban bien por el momento.

-Eres idéntica a ella -murmuró una voz en un auténtico acento extranjero que tanto le gustaba. Olivia volteó hacia Pietro y lo abrazo fugazmente luego de ver qué su integridad física se encontraba óptima.

Lucharon juntos espalda contra espalda. Jamás había sido un secreto que ambos eran un excelente equipo. Habían logrado derribar a muchos de los enemigos juntos sin recibir un solo golpe. Mientras Pietro velozmente los defendida, Olivia los protegía con su energía.

-Tu y yo siempre seremos el mejor equipo, mí amor -murmuró Pietro, besando su mejilla con cariño. Aún en el peligro del campo de batalla, el platinado no perdía oportunidad de ser cariñoso.

-Estas siendo demasiado coqueto para mí gusto, mocoso -exclamó Sam Wilson a través del comunicador, logrando que la joven pareja se sonrojara. -Maximoff, deja a la niña.

Olivia negó divertida. -Ten cuidado, te amo. -Pietro observó sus ojos antes de asentir y alejarse de allí.

La lucha continuaba y Olivia continuó su camino tal y como lo había planeado. Debía destruir a próxima midnight si quería terminar esa guerra algún día. Su cuerpo estaba exhausto, le dolía cada fibra de los músculos pero no podía permitirse rendirse ahora, sentía que estaba cerca del final.

Repentinamente, la tierra debajo de sus pies comenzó a vibrar con fuerza, desestabilizando su equilibrio. La rubia debió hacer fuerza con sus pies para no caer al suelo mareada, mientras luchaba por seguir defendiéndose. Su corazón comenzó a latir desenfrenado al ver cuatro ruedas gigantes surgir del suelo y comenzar a aproximarse hacia su ubicación. Su primer instinto fue crear enredaderas del suelo e intentar detenerlas, pero estas podían cortarlas sin problema.

Pudo observar desde el cielo como Rhodes y Wilson ijtenntaban deternarlas con sus armas, pero nada funcionaba. Temerosa, formó un gran campo de energía que protegió a unos pocos soldados que se encontraban cerca, incluyendo a la líder de las Dora Milaje y a Natasha.

Rogers cerró los ojos asustada esperando un impacto que jamás llegó, por lo que al abrir los ojos nuevamente, notó que Wanda Maximoff había llegado al campo de batalla y había detenido las ruedas con sus poderes. Olivia se abofeteó mentalmente por no pensar de la misma manera.

-¿Y ella por qué recién llega? -preguntó Okoye, haciendo que las mujeres sonrían débilmente.

Un grito por el comunicador mantuvo alerta a las cuatro mujeres, hasta que Wanda Maximoff se impulsó sobre su energía escarlata y salió disparada hacia el bosque. Al parecer, mientras la sokoviana las defendía de ataque, el gigante del martillo había aprovechado para atacar a visión.

Antes de que Rogers pudiera moverse para correr detrás de su amiga, un golpe en su espalda la derribó hacia el suelo cayendo dentro del baldío que habían dejado las ruedas gigantes. Al elevar su mirada, se encontró con la sonrisa sanguinaria de Próxima. -Tu no irás a ningún lado, primero me entregaras la gema natural y luego morirás.

Olivia abrió los ojos asustada, el golpe en la espalda y el shock de haber caído sobre su cabeza la mantuvo confusa durante algunos minutos. Próxima alzó su lanza al cielo y apuntó a su pecho, en donde sutilmente comenzaba a destilar su aura esmeralda. Sus reacciones instintivas se encontraban afectadas, lo único que pudo hacer fue cerrar los ojos y esperar el ataque.

-No creo que quieras hacer eso -Exclamó Natasha a su espalda, llamando la atención de la mujer.

Próxima detuvo el ataque hacia la menor y se encaminó hacia la agente, atacando sus piernas haciéndola caer de espaldas, sin embargo, a su vez, Okoye la atacó sorpresivamente con su bastón dándole una buena pelea en la cual la menor logró recuperar su estabilidad.

Sin perder un segundo, se levantó de suelo y abrió sus manos de par en par, aumentando su energía en un gran poder, envolviendo a la mujer en ella para luego lanzarla hacia el cielo en donde justo a tiempo, una de las ruedas del enemigo pasaba. Las tres terminaron bañadas en sangre azulada.

Exhausta por el gran aporte de energía que había requerido ese simple movimiento, la rubia se dejó caer al suelo. Había creído que destruyendo a la "líder", el ataque se detendría, pero aquello no había sido así. Los perros salvajes continuaban atacando e incluso, cada vez parecian ser más.

-Que asco -murmuró Natasha, limpiando los rastros de sangre con la manga de su camisa.

Gracias a un milagro -cierta sokoviana pelirroja-, supieron que el gigante del martillo también se encontraba fuera de juego, aunque solo debían deshacerse de los perros salvajes para terminar de una vez por todas con esa locura. Olivia alzó la mirada y observó el perímetro, todos continuaban luchando con la poca fuerza que aún les quedaba. Fuera del domo, Thor se encontraba destruyendo las naves que traían al enemigo, por lo que pronto todo termknaria.

Poco a poco, las cuatro mujeres se aproximaron al bosque en donde Steve ayudaba a visión a ponerse de pie.

-¿Estás bien? -preguntó Wanda hacia su ¿Novio? En cuanto la gema de su cabeza comenzó a brillar y este comenzó a quejarse. A su vez, Olivia dejó escapar un chillido agudo al sentir que su pecho quemaba. -¿Qué está pasando?

Steve corrió a aproximarse hacia su hija y sostenerla ente sus brazosientras está comenzaba a llorar y ejercer presión sobre su pecho. La gema estaba hablándole, estaba enviando señales pero ella no lograba comprender que sucedía. Sin embargo, cuando el mensaje fue claro, ella y el androide compartieron una mirada de terror.

-Está aquí -exclamó Visión, robando las palabras de la boca de Olivia.

La menor observó el tiempo, el clima en Wakanda había cambiado. Se sentía diferente. Se había vuelto pesado e incluso le costaba respirar, aunque no podía distinguir si se trataba de un ataque de pánico o el aire. -Todos vengan hacia nuestra posición, llegarán enemigos.

Pietro y Alison se colocaron cerca de padre e hija, protegiéndolos y protegiendo a Wanda.

-¿Qué demonios? -Murmuró Natasha para si, aunque todos fueron capaces de oírla.

El silencio en aquel bosque  era sepulcral, todos observaban el cielo expectantes, esperándolo a qué el temido Thanos hiciera su aparición. Olivia observó a Pietro, con la mirada se dijeron todo. Él tomó su mano y se juraron no soltarse hasta que todo terminara. De repente se oyó un sonido extraño y Bruce, dentro del traje de Tony, confirmó que Thanos había llegado. 

Por primera vez Olivia pudo observarlo, idéntico a el montón de sueños que había tenido sobre este momento en particular, morado, de gran altura, inmenso realmente, llevaba en su mano un guantelete dorado con cinco gemas en él, pero aún así, dos espacios estaban vacíos. Strange no pudo contra él. -Es él, papá. -murmuró apenas en un susurro, lo había soñado demasiadas veces y los libros de Vitalia no parecían mentir.

Steve armó el escudo en su mano nuevamente y comenzó a caminar hacía él. -Miren detenidamente, estén atentos.

Bruce intentó atacarlo, pero con solo levantar la mano el gran Thanos logró que una estela morada lo rodeara y pudiera pasar a través de él. Acto seguido lo estampó contra el muro de piedra e hizo que estas lo atraparan allí. 

Lo mismo hizo con cada quien que lo atacara, Steve fue arrojado contra el suelo, T'challa lo mismo, disparó hacía Sam y Pietro fue estampado contra un árbol. Olivia observó  hacia el suelo al sentir las manos de visión en su pierna y notar que se había colgado de Wanda también, observandolas suplicante. -Llegó la hora, no pueden detenerlo, pero si ustedes.

-Basta Visión, no lo haremos. -Murmuró Olivia sin verlo, no podía quitar la mirada de Thanos, del poder que el guante emanaba. 

Notó a Alison acercarse a él, una estela de luz verde la rodeaba por completo. Sin pensarlo, abandonó su lugar a un lado de Wanda y caminó hacía su mamá biológica, a pesar de los gritos que le pedían que se alejara. Thanos la miró por primera vez, curioso. -Tú debes ser mi nieta, Ovalia Jordottir -miró a Alison con una sonrisa-, es bellisima hija mía. 

-Lo es, pero no le tocarás ni un pelo. -Exclamó enfurecida escondiendo a la rubia detrás de ella. 

-Es la guardiana de la gema natural -murmuró mirándola con genuina curiosidad-, lo noto en su mirada, es muy poderosa. Muchos a lo largo de los años creyeron que la gema natural no era más que un mito creado por los dioses, y lo que si creían decían que era la gema más inútil de todas, pero se equivocan, ella esconde un gran poder. Es una lástima que no vayas a poder apreciarlo, pues desde este momento contribuirás en este sacrificio. 

Sin que pueda protegerla antes, Thanos alzó su mano, que se iluminó de un tono violáceo nuevamente y Olivia pudo sentir todo su cuerpo arrastrase hasta llegar a sus manos, donde la tomó del cuello y la alzó en el aire, afixiandola. La rubia lucho con todas sus fuerzas por soltarse, pero sin siquiera utilizar las gemas su brazo ya ejercía demasiada fuerza. Con su mano libre pudo observar como asesinó a Alison sin piedad. »Ella me traicionó al contarte mi plan. -murmuró. 

Olivia no pudo siquiera crear un campo de protección, hasta que sintió un ardor en su pecho, a la vez que Thanos alzaba su mano iluminada en un tono celeste. Un dolor impensable se formó en la zona a la vez que sentía que algo se le era arrancado de su interior. Se sentía vacía y derrotada, inútil, débil. Arrancó literalmente la gema de su cuerpo y la tiró al suelo, de donde ya no pudo volver a levantarse, sino hasta que sintió los brazos de Natasha rodearla.

No estaba muerta, pero aún así el dolor en su pecho le hacía sentir que si.  

Por el rabillo del ojo solo pudo ver dos estelas escarlata, Wanda estaba destruyendo la gema e intentando detener a Thanos. Quería ayudar, elevó las manos para ayudar, pero de esta no salía absolutamente nada. Sin poder votarlo, las lágrimas comenzaron a salir por sus ojos, supo inmediatamente que estaban perdiendo, y que de nada servirá el sacrificio de Visión, Thanos podía volver el tiempo atrás con la gema del tiempo. 

Un estallido rojizo los envolvió a todos, observó a Thanos hablar con Wanda y luego tocar su cabeza. Rápidamente Thanos volvió el tiempo atrás y lo logró, asesinó a Visión y se quedó con la gema de la mente. Gritó potente al sentir el poder emanar con él. Un rayo azul le disparó y el hacha de Thor se clavó en su pecho. 

Thor lo incrustó aún más y más en él, pero Thanos dio su último movimiento, elevó su mano izquierda y chasqueó los dedos, cumpliendo con su plan. Un as blanco los segó y él desapareció frente a sus rostros luego de que Thor le gritara. 

Todos compartieron una mirada confusa. -¿a donde se fue? -Consultó Steve viendo hacía todos lados, incapaz de  entender realmente que había sucedido. 

Olivia dirigió su mirada hacia Bucky, quien había comenzado a caminar extraño. -¿Steve? -Dio un paso más y literalmente se desvaneció allí, dejando caer su arma.

Pietro se acercó hacía su novia con la mirada neutra. Olivia quiso correr hacía él y abrazarlo, pero su pecho se sentía extraño, sentía un hormigueo peculiar en todo su cuerpo. -No me siento bien. -Murmuró.

Los Vengadores la observaron extraños. Steve corrió a abrazarla con fuerza temerosa, pero sus brazos jamás lograron sostenerla porque todo su cuerpo se desvaneció en el viento y lo último que pudieron ver de ella fue una mirada de terror que no se les olvidaría sutilmente.

No tengo nada para decir sobre este capítulo.

Stay safe! 🦋





































































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