El rostro de Helen era inescrutable, como una máscara de hierro. Permaneció unos segundos mirando la nada, casi parecía como si Nora estuviera interrumpiendo un momento íntimo. Finalmente echó la cabeza hacia atrás y una sola lágrima cruzó su mejilla. Se la limpió suavemente, y se acarició el vientre.
-Quiero estar sola, si no te importa -murmuró Helen, devolviéndole la prueba-. Por favor, deshazte de esto.
Nora asintió con la cabeza y salió del cuarto de baño con ella. Helen se encerró en su habitación, aunque no se escuchó un solo ruido de dentro. Se sorprendió al encontrar a Landon sentado en el pasillo, mirándola con el ceño fruncido. No sabría decir si estaba confuso o irritado. Quizás una mezcla de ambas. Se puso de pie de un salto, cosa que le recordó quién era el alto en la historia.
-¿Me puedes explicar ahora qué demonios está pasando?
No le cuentes nada de esto ni a James ni a Landon, por favor.
Tragó saliva y se escondió la prueba tras su espalda, sujetándola con fuerza. Sabía que era muy mala mintiendo, y por algún motivo Landon solía adivinar cuando lo hacía, así que puso una sonrisa en su boca.
-Nada de qué preocuparse.
Landon no dijo nada, solo entrecerró los ojos mirándola fijamente. Esperaba no ser como un libro abierto con respecto a sus emociones, pero con él cerca solían estar a flor de piel.
Su corazón se aceleró cuando Landon miró su brazo medio oculto por su espalda.
-¿Qué escondes ahí? -preguntó, acercándose un paso.
Nora retrocedió, con el pulso disparado.
-N-Nada.
Pero eso no pareció conformarlo, porque se adelantó y antes de poder darse cuenta, estaba luchando para mantener la mano lejos de Landon. Él la cogió de la cintura y de los brazos para detenerla, y enseguida estuvo sujetando firmemente su muñeca y mirando fijamente lo que había en ella. Nora decidió rendirse y abrió la mano, haciendo que él se la arrebatara.
Landon observó minuciosamente el trasto. Era un test de embarazo positi...
No.
No, no, no, no.
Se puso pálido y retrocedió un paso al darse cuenta de que sus piernas se habían vuelto de gelatina. Miró de nuevo la prueba, pero era real, no era un sueño. Estaba a punto de darse un cabezazo contra la pared, para despertar de esa pesadilla. No podía tener un hijo, no tan joven, no tan... Repentinamente.
¿Había dejado embarazada a Nora?
-No... No se lo digas a nadie, por favor -suplicó ella.
La miró, y por primera vez en bastante tiempo, le dio la sensación de que se marearía y vomitaría. Tragó saliva.
-¿Ibas a decírmelo? -preguntó en voz controlada, pero incluso él podía notar el terror que escondía.
-No -admitió, bajando la cabeza.
¿Cómo podía decir tan tranquila que no iba a decírselo al propio padre del bebé? Landon apretó los puños. Tenía que saberlo al cien por cien, tenía que escucharlo de sus labios.
-¿El padre? -preguntó, con voz cauta.
-¿Qué pasa con él?
-¿Quién es?
Nora tragó saliva y apartó la mirada.
-Cobra.
El tiempo se detuvo cuando se quedó mirando esos enormes ojos azules, preguntándose si estaba bromeando. Lo decía completamente en serio. Se obligó a sí mismo a mantenerse de pie, sin perder la compostura, aunque sintiera que iba a desmayarse de un momento a otro.
Nora y Cobra, besándose, haciéndolo. Las grandes manos tatuadas de ese imbécil recorriendo su cuerpo. Ella sonriéndole mientras lo hacía, mordiéndose el labio inferior. Gimiendo su nombre. Él...
No podía imaginarlo, simplemente no podía.
Algo se descompuso en su garganta, y se formó ahí un nudo que hizo que no pudiera hablar. Los puños le hormigueaban, deseando golpear algo, lo que fuera. Deseando...
-Pero Helen me ha pedido que no vaya contando lo de su embarazo, así que disimula, por favor.
¿Qué?
Parpadeó al tiempo en que su nudo se deshacía.
-¿Helen? -preguntó-. ¿Ella es la embarazada?
-¿Quién iba a ser? -ella parecía confusa.
Landon sintió ganas de reír y llorar a la vez, así que se limitó a reírse como un loco, haciendo que ella se confundiera aún más, y se inclinó para abrazarla. No había estado con Cobra, no había estado con él. Se lo repitió casi cincuenta veces, para cercionarse de que era cierto.
-¿Estás bien? -preguntó ella suavemente.
-¿Helen quiere estar sola? -preguntó Landon, separándose. Asintió con la cabeza-. Bien, la dejaremos sola.
Sin previo aviso, Nora sintió que la cogían de las piernas y la levantaban en el aire. Su campo de visión era solamente el suelo, yla espalda, el trasero y las piernas de Landon. Tampoco la disgustó lo segundo. Empezó a reírse, olvidándose por completo del problema de Helen, quizás era mejor no molestarla en esos momentos. Dejarla reflexionar.
-¡Bájame! -exigió riendo como una idiota.
-Si no quieres que te baje -indicó Landon, abriendo la puerta de su habitación.
-¡Claro que no! Pero es lo que se dice, ¿No?
Landon se rió mientras cerraba la puerta de una patada. Entonces soltó a Nora para que pudiera bajar al suelo, pero en lugar de eso, ella enroscó las piernas alrededor de su cintura y sus brazos alrededor de su cuello. Él sacudió la cabeza riendo divertido y la cogió de los muslos para que no se cayera.
-Hoy estás juguetona, ¿Eh?
-Puede ser -ella se sentía valiente en ese momento, así que en lugar de besar sus labios, empezó a besar su mandíbula lentamente. Escuchó a Landon gruñir flojito, así que siguió su camino, por su garganta, hasta que llegó al cuello de la camiseta que llevaba.
-Tengo que irme dentro de unos minutos -advirtió, levantando la mirada.
Landon la miró con los ojos llenos de algo que no supo reconocer y al siguiente instante sintió sus labios aplastarse contra los suyos. Cerró los ojos y siguió el beso, sintiendo una sensación de vacío en el estómago, como cuando te tiras por una montaña rusa y te da la sensación de que morirás. Bueno, a ella le pasaba, al menos.
Landon se detuvo de golpe, aunque sin soltarla.
-Mejor... Mejor te llevo a casa antes de que quiera que te quedes.
-¿Ahora no quieres que me quede?
Sonrió inocentemente.
-Mhm... -Landon apretó sus muslos, y ella soltó el aire que estaba conteniendo-. Digamos que como sigas sonriendo así vamos a tener un problema con tus padres por no llegar a la hora indicada.
Ella soltó una risita estúpida y de nuevo se encontró besándolo. Esta vez lo cogió de la nuca y lo siguió besando con pasión, cerrando los ojos y moviendo rítmicamente su lengua con la suya. Parecían, de alguna forma, conectados el uno a otro como una sola persona.
-Puedo decir que he encontrado un atasco -propuso ella, separándose unos centímetros.
Landon rió.
-Buena idea.
Landon dio dos pasos y se quedaron tumbados sobre la cama, él encima de ella. Nora siguió besándolo con los ojos cerrados, embriagada de la situación. En un arranque de coraje, se empujó sobre los tobillos y se quedó encima de él, sentada sobre su estómago. Se puso a cuatro patas, mientras él colocaba una mano en cada muslo. Deshizo el botón del pantalón que ella llevaba y Nora se puso de rodillas, quitándoselo despacio en un intento de sensualidad, haciendo que él se riera, sacudiendo la cabeza. Volvió a su posición, besándolo y recorriendo su torso con las manos.
Los problemas ya estaban muy lejos.
Ahora tenían su burbuja particular, no pensaba en nada más que en las manos de Landon, acariciando su piel desnuda, que se había puesto de gallina. Nora cogió el borde de su camiseta y tiró hacia arriba, despeinándolo -más de lo que ya estaba-. Soltó un gemido cuando él apretó su trasero. Sonrió divertido por su reacción. Le gustaba ese sonido. Landon acarició su vientre, que quedaba expuesto porque la camiseta que llevaba se había subido hasta sus costillas. Ella jadeó. Bajó lentamente la mano, acariciando su suave piel con los dedos y sin dejar de besarla, y encontró la tela de sus bragas. Introdujo lentamente la mano y tocó la humedad que salía de ella. Acarició con el índice su entrada, para luego meter lentamente el dedo en ella. Nora soltó una bocanada de aire.
-Mueve las caderas -murmuró Landon con voz ronca.
Nora lo miró, tenía los ojos llenos de deseo. Se mordió el labio mientras empezaba a balancearse hacia delante y hacia atrás, penetrándose a sí misma con su dedo, que pronto se unió a otro. Cerró los ojos mientras su pulso se iba acelerando, y Landon empezó a moverse también, respirando agitado. Finalmente ella soltó un gemido que tuvo que reprimir mordiendo más fuerte el labio que sostenía entre los dientes. Sintió que todos sus músculos se relajaban al instante y el corazón se relajaba.
Cuando abrió los ojos vio que él tenía los dedos en la boca. En otra ocasión le habría parecido asqueroso. Sin embargo, en ese momento, con la mirada que sostenía sus ojos, le pareció lo más erótico del mundo. Landon sacó los dedos de su boca, y Nora, incapaz de contenerse, cogió su muñeca y se metió los mismos dedos en la boca. Él sonrió y gruñó. Un sonido que salió de lo más profundo de su garganta. Pasó la lengua por sus dedos. Empezaba a tener ganas de más, cuando Landon retiró los dedos.
-No te imaginas las ganas que tengo que alargar esto -dijo, al ver su expresión-. Pero tengo que acompañarte a tu casa.
-¿Ahora importa lo que piensen mis padres? -preguntó ella, incapaz de ocultar su desacuerdo con que pararan en ese momento.
-Me importa ahorrarte una bronca innecesaria -dijo él, incorporándose sin quitarla de encima.
Nora soltó un resoplido y se puso de pie. Cuando se agachó para recoger sus pantalones del suelo, sintió que le daban un cachete en el trasero, y se puso -estúpidamente- colorada, mirando con mala cara a Landon, aunque divertida. Él guiñó un ojo en su dirección.
Cuando estuvo vestida correctamente, se miró en el espejo que había colgado en la pared del cuarto, y se peinó el pelo desordenado mientras Landon cogía las llaves de su moto. Cuando se acercó de nuevo la agarró de la cintura y la besó, aunque ni siquiera habían dejado de caminar y fue un beso corto, hizo que ella sonriera como una boba.
-El porno para la habitación, por favor -gruñó James desde el sofá.
-Cuando tú lo miras con el ordenador no me quejo -le soltó Landon.
James le lanzó un cojín y se rieron.
Salieron del apartamento, cogieron el ascensor, y se dirigieron hacia la moto. A Nora le pareció algo incluso inimaginable que alguna vez hubiera tenido miedo de subirse a ella. Ahora solo tenía ganas de ir detrás de Landon.
Fuera donde fuera
El viaje fue silencioso, con la única compañía del ruido del motor cuando Landon daba un acelerón brusco. Cuando llegaron a la pequeña casa de Nora, ella bajó de un salto y Landon la acompañó hasta la puerta. Cuando estuvieron en el porche, Nora lo rodeó por el cuello con los brazos y le dio un breve beso en los labios.
Breve porque la puerta se abrió de repente.
Nora dio un respingo y Landon se quedó mirando fijamente a la mujer bajita, con unas pocas arrugas y el pelo castaño corto por los hombros. Su expresión no era ni severa ni amigable, simplemente estaba mirando la escena con una máscara de piedra en la cara. Nora tragó saliva.
-Vaya, qué casualidad -dijo la mujer-. Estaba a punto de llamarte, para preguntar dónde estabas.
-Mi teléfono... -ella recordó lo que le había ocurrido y se mordió la lengua.
-No importa, este chico de aquí te ha traído -le echó una mirada rápida a Landon, quien parecía a punto de dar un salto-.¿Por qué no pasas dentro? Tengo mucha curiosidad contigo.
-Mamá, él tiene cosas qué hacer.
-Insisto -su mirada era severa esta vez.
-No importa -dijo de repente Landon, haciendo que Nora le dedicara una mirada perpleja-. No pasará nada si tardo diez minutos en ir a uno de mis importantes planes -ni siquiera en una ocasión así era capaz de ahorrarse una broma mala-. Venga, vayamos dentro.
Entraron en la casa.