Al terminar oficialmente las clases, el grupito de amigos de Xiaoxi se reunió en el karaoke más popular de la ciudad.
Rentaron un cuarto para los cinco solos, compraron refrescos, pizza y una cantidad enorme de frituras.
Cada uno pidió una canción (excepto Jiang Chen) y cantaron toda la tarde y gran parte de la noche.
Festejaban que habían aprobado todas las materias, que las calificaciones de Lu Yang y Baisong les permitiría participar para una beca el curso siguiente y claro, festejaban la última noche de Xiaoxi en aquella ciudad.
La mañana siguiente estaría llena de prisas, el camión llegaría temprano y una vez que estuviese cargado, se marcharían rumbo a Shanghái. Sin retorno.
Pero por lo mientras, los chicos cantaban y gritaban a toda voz aquellas canciones que les recordaba a sus primeros momentos de escuela.
–Jiang Chen –dijo de pronto Xiaoxi en voz baja –¿Por qué tú no cantas una canción?
–No sé cantar –dijo bebiendo un sorbo a su Coca-Cola.
–Yo tampoco sé cantar y, ¿no escuchaste que la última canción me salió bien? Me gustaría escucharte cantar, ¿Puedes hacerlo por mí?
Con carita chipil, Xiaoxi rogó a Jiang Chen hasta convencerlo de cantar.
–Bien, la siguiente canción se llama... Espera –dijo Jingxiao esperando a que cargue la letra –Me gustas mucho, lo sabrás...
¿Qué canción era aquella? Xiaoxi sentía que la sabía, pero ahora su cabeza estaba confundida. Trataba de recordar dónde había escuchado aquél título.
–Bien –dijo Jiang Chen tomando el micrófono de las manos de Jingxiao y comenzó a cantar.
Me gustan tus ojos, tus pestañas y también tu orgullo.
Me gustan tus oyuelos, las comisuras de tu boca y tu sonrisa.
Me gustas, todo el mundo lo sabe.
Al igual que el día anterior durante la limpieza, todos sus amigos miraron boquiabiertos a Jiang Chen. No sólo estaba cantando una canción de amor, estaba cantando la canción de amor de Xiaoxi.
Mucho tiempo atrás, Xiaoxi utilizó esa canción para participar en un concurso de "Súper Chica" (no pasó ni las audiciones) y toda la escuela sabía que se la había dedicado a Jiang Chen.
Desde su lugar, Xiaoxi se chiveó un poco y no pudo evitar sonreír ¡Qué fiesta tan padrísima le había tocado vivir! ¡Jiang Chen cantando la canción que le había dedicado por tanto tiempo! Sin duda quería gritar de felicidad.
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Más tarde, partieron de regreso a sus casas en taxi.
No se hablaron en todo el trayecto. Incluso, al bajar del vehículo, ninguno dijo palabra alguna si no fue para agradecer al chófer.
Caminaron lo que quedaba de camino hasta el pie de su edificio. Aún habían luces encendidas en la casa de Xiaoxi. Seguramente seguían guardando las últimas cajas.
–Xiaoxi –habló de pronto Jiang Chen –¿Te gustó esta noche?
Con timidez, la niña no supo si responder enseguida o esperar a que su acompañante dijera algo más. Al no notar más palabras, decidió asentir con la cabeza únicamente.
–¿La recordarás?
¿Qué clase de pregunta era esa? ¡Obviamente lo iba a hacer! ¡Jiang Chen había cantado! ¡Y cantó su canción!
–No creo olvidar nunca esta noche.
–Entonces tampoco olvides esto –con rapidez, Jiang Chen la tomó de los hombros y se inclinó casi a la mitad para quedar con el rostro frente a ella.
A Xiaoxi no le dio tiempo de procesar lo que estaba pasando. Pronto sintió unos labios sobre los de ella, que pedían despacio un beso.
De nuevo con timidez, comenzó a corresponder poco a poco aquel acto.
Ya no había más dudas. No era ningún sueño. Este sería el mejor día de toda su vida.