Los días siguientes después de la visita al hospital, los alumnos de la secundaria Wujiang volvieron casi a la normalidad.
Se habían tomado las medidas necesarias para evitar contagios de gripe aviar dentro de la escuela. También los exámenes finales fueron presentados según los horarios de cada materia.
Sólo quedaba una semana de clases. Los alumnos dedicarían los últimos días a realizar el aseo escolar.
La clase 8 no era la excepción. Los integrantes del grupo se habían dividido en equipos y repartido el trabajo de limpieza.
Al principio a Xiaoxi le había tocado limpiar las butacas, pero conforme fue terminando, comenzó a ayudar a Jingxiao a limpiar los cristales. Y, a insistencia de Lu Yang, también se subió a las mesas para poder alcanzar la parte alta del ventanal.
–Baja de ahí. Te vas a caer.
Jiang Chen llegó por sorpresa y tomó a Xiaoxi de la cintura para ponerla de nuevo en el suelo.
Todos al rededor miraron sorprendidos aquel gesto. Nadie lo hubiera imaginado.
Ni el mismo Jiang Chen.
Xiaoxi tardó algunos segundos en procesar lo que había pasado y en lo que eso pasaba, Jiang Chen le dio si trapeador para que terminara de limpiar los cristales.
–Creo que sí está enamorado –dijo entre murmullos Jingxiao.
–¡Eh! Jingxiao, también baja de ahí, te puedes lastimar. Ten, toma mi trapeador –Jingxiao únicamente torció la boca y bajo de un brinco, ignorando la escoba que Lu Yang le ofrecía.
–Ya terminé –dijo ella y fue a descansar.
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Ya entrada la noche, ambos vecinos tomaron sus bicicletas y regresaron juntos a sus casas, en silencio.
Xiaoxi aún no le hablaba bien a Jiang Chen. Seguía sin perdonarle lo que había pasado el día del picnic. Incluso, cada vez que él trataba de hablarle, ella enseguida se alejaba.
Al llegar al pie del edificio, Jiang Chen una vez más lo intentó, quiso decirle a Xiaoxi que la esperaba al día siguiente en la sala de música.
Pero una palabra bastó para que Xiaoxi subiera enseguida los escalones, sin escuchar siquiera lo que Jiang Chen quería decirle.
"Lu Yang, plan B" escribió a su amigo.
Más tarde, también trató de enviarle mensajes a Chen Xiaoxi pero no obtuvo respuesta alguna.
Sin duda la sorpresa del día siguiente harían que Xiaoxi le vuelva a hablar. Jiang Chen estaba seguro de eso.
No permitiría que Xiaoxi se fuera de Wujiang enojada con él.
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Viernes. Último día de clases.
Los alumnos de último grado practicaban los ensayos para la ceremonia de clausura. Era su último día como alumnos de secundaria y pronto, la gran mayoría de ellos, pasarían a ser universitarios.
Se veían alumnos por todos lados.
Algunos sólo venían a tomar calificaciones, otros a ver a sus compañeros o maestros.
El caso era diferente para Xiaoxi. Se sentía incluso como aquellos alumnos del grado superior. Sólo que sus amigos sí estarían el siguiente ciclo escolar para terminar la secundaria juntos.
–Seguramente que en Pudong harás buenos amigos. No mejores que nosotros, claro, pero no te sentirás sola –trató de animarla Jingxiao.
Ambas caminaban sin sentido por toda la escuela.
Xiaoxi quería recordar todos los detalles de aquella secundaria. Aún no sabía cómo sería su nueva escuela, ni mucho menos cómo eran los alumnos ahí, pero estaba segura que no sería mejor que la secundaria superior de Wujiang.
–Jingxiao, ¿A dónde vamos? –preguntó después de un buen rato vagando.
–Hum... Por allá –señaló su amiga con dirección al salón de música.
Por la cabeza de Xiaoxi jamás se cruzó la idea de que en aquella aula Jiang Chen la estaría esperando sentado frente al piano de la escuela tocando la canción favorita de Xiaoxi.
Jiang Chen tampoco se imagino que al momento de que eso pasara, Chen Xiaoxi se soltaría a llorar.
De verdad se estaba yendo de ahí. No volvería, de eso estaba completamente segura. Después de haber estado dieciséis años en aquella ciudad, la tendría que dejar.
Dejaría a sus amigos, al chico que le gusta. A todos.
Al terminar la primera interpretación de piano, Jiang Chen continuó con otra canción más, sólo que esta vez apareció el resto de sus amigos.
Lin Jingxiao, Lu Yang y Wu Baisong, habían llegado hasta Xiaoxi para darle una caja de regalo muy grande. Después, los cuatro se abrazaron, llorando.
Esa era la despedida hasta el nuevo encuentro.
Prometieron estar en contacto, pero todos sabían que eso sería por cierto tiempo, hasta que cada uno comience su propio camino.
Pero mientras eso sucedía, Xiaoxi intentaría de todas las maneras posibles no olvidarlos.