Intercambio Académico.

Von VanneeB

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Catherin es una chica Mexicana que es muy aplicada en sus estudios. Gracias a esto obtiene la oportunidad de... Mehr

HOLA ♥️
Catherin
Capítulo 1 ✨
Capítulo 2 ✨
Capítulo 3 ✨
Capítulo 4 ✨
Capítulo 5 ✨
Capítulo 6 ✨
Capítulo 7 ✨
Capitulo 8 ✨
Capitulo 9 ✨
Capitulo 10 ✨
Capítulo 11 ✨
Capítulo 12 ✨
Capítulo 13 ✨
Capítulo 14 ✨
Capítulo 15 ✨
Capítulo 16 ✨
Capítulo 17 ✨
Capítulo 18 ✨
Capítulo 19 ✨
Capítulo 20 ✨
Capítulo 21 ✨
Capítulo 22 ✨
Capítulo 23 ✨
Capítulo 24 ✨
Capítulo 25 ✨
Capítulo 26 ✨
Capítulo 27 ✨
Capítulo 28 ✨
Capítulo 29 ✨
Capítulo 30 ✨
Capítulo 31 ✨
Capítulo 32 ✨
Capítulo 33 ✨
Capítulo 34 ✨
Capítulo 35 ✨
Capítulo 36 ✨
Capítulo 37✨
Capítulo 38 ✨
Capítulo 39 ✨
Capítulo 40 ✨
Capítulo 42 ✨
Capítulo 43 ✨
Capítulo 44 ✨
Capítulo 45 ✨
Capítulo 46 ✨
Capítulo 47 ✨
Capítulo 48 ✨
EPÍLOGO ✨
EXTRA 1
EXTRA 2
AVISO 🚨 Quédate conmigo.

Capítulo 41 ✨

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Von VanneeB

Dereck.

—Es lindo—comenta Layla.

—¿Qué?—le digo, mientras término de arreglarme.

—Tu medallón.

La observo al instante. Ella estudia el medallón con detenimiento.

Me dirijo a ella y se lo quito de las manos.

—No entiendo por qué nunca dejas que lo toquen—me reprocha—¿Qué hay de malo con eso?

Me cuelgo el medallón y lo guardo debajo de mi camiseta.

—Es especial.

—Es un simple medallón, Dereck. Hay un sin fin de medallones plateados y circulares iguales a ese.

—Pues lo es—le reitero.

—Pues para mí no.

No le respondo, no tengo por qué explicarle que lo que hace especial mi medallón es la persona que me lo dió, así como tampoco le digo que lo guarda en su interior, es lo más preciado.

—Ya vámonos—le digo.

—¡Zoe! ¡Vámonos!—le llama a la pequeña.

Juntos salimos del departamento en dirección al cine, pues ambas querían ir.

Cuando la película termina y salimos del cine, nos encaminamos a tiendas de ropa para que Layla compré algunas cosas, hasta que finalmente caminamos por el centro comercial buscando nuestra próxima parada.

—¿Podemos ir a jugar al parque?—me dice Zoe—Quiero que juegues conmigo.

—Hoy no pero mañana podemos ir.

—¡Si!

Zoe cuenta algunas cosas y me limito a escucharla hasta que veo una heladería, que me da la oportunidad perfecta para crear una pequeña escapatoria.

—Zoe, ¿Quieres un helado?—me mira.

—¡De vainilla!—dice animada.

—De vainilla será—me dirijo a Layla—¿Quieres uno?

—No, gracias.

—De acuerdo—me suelto de la mano de Zoe—Esperen aquí que ya regreso—Layla asiente.

Me encamino a la heladería y me adentro en ella.

—Hola, me puedes dar uno de vainilla por favor—le pido al empleado.

—Sí, un segundo—me dice.

Lo veo desaparecer en la puerta que está a su espalda.

Observo a mi alrededor mientras el empleado vuelve, Layla y Zoe me esperan fuera apenas a unos metros, y junto a mí hay una chica de espaldas.

—De vainilla, ¿Cierto?—me pregunta el empleado cuando vuelve con algunas servilletas en la mano.

—Por favor.

Asiente y deja sobre la barra que nos separa las servilletas. Sirve mi helado y me lo entrega.

—Aquí tiene—me lo entrega y toma las servilletas.

Saco mi billetera para sacar la paga del helado.

—Señorita—escucho decir al empleado—Las servilletas.

—Le pago el helado—le extiendo la paga exacta y la recibe—Gracias.

Giro sobre mi costado para regresar con Layla y Zoe. Y al hacerlo y sin planearlo, cruzo una mirada rápida con la chica a mi lado.

Su dinero cae entonces y yo no me puedo creer lo que estoy viendo.

Es Cath, mi Cath.

—Cath.

Podía reconocerla así se hiciera un cambio radical. Lo que no había pasado, aunque su cabello estaba más largo.

Se agacha y recoge el dinero mientras me limito a observarla. No caía en cuenta todavía de que la tenía en frente.

—¿Qué estás haciendo aquí?—le pregunto en cuanto se endereza.

—Yo...

—¿Y mi helado?—me dice Zoe llegando, y me obligó a mí misma a dejar de mirar a Catherin.

—Aquí está pequeña—le entrego el helado y regreso la mirada a Catherin.

Ella habla con el empleado.

—Está rico—dice Zoe.

—¿De verdad?—le doy una mirada rápida.

Cath se mantiene en su posición, esperando al empleado junto a mí.

—Cath, ¿Qué estás haciendo aquí?—le pregunto sin poder evitarlo.

Tenía que saber cómo carajo había llegado hasta aquí.

Si ella se había mudado hasta aquí, si había venido de paseo, si...

—Zoe, te dije que esperarás a que te trajera el helado—aparece Layla.

Mierda.

Las observo a ambas sin poder continuar la conversación con Catherin.

Le doy una mirada rápida a Cath, ella se mantiene con la mirada fija en el empleado.

En este momento agradecía tanto que no hubiese cambio y que ella tuviese que esperar.

—Demonios, Cath. Me asusté cuando no te ví en la mesa, ¿Ya nos vamos?—escucho una voz masculina.

Le doy otra mirada rápida a Cath, para darme cuenta que ella está mirando al chico castaño que acaba de llegar y que está junto a ella.

—Layla, vayan afuera y las alcanzo en un momento—le pido.

—¿Qué esperas? ¿El cambio?—pregunta.

—Pediré un helado para mí—asiente.

—Bien. Entonces te esperamos afuera

Layla toma a Zoe de la mano y se alejan juntas dejándome nuevamente solo.

Observo al chico junto a ella, un tipo alto,  castaño y cercano a ella como para llamarla "Cath".

—Disculpa—llama y el empleado se acerca—Por favor cobra los dos helados que ella te pago de aquí—le extiende la paga y el empleado le devuelve el dinero de Cath.

Él le entrega el dinero a ella y le sonríe.

—Dame un helado de chocolate, por favor—pido.

El empleado se aleja para atender mi pedido.

No logro escuchar con claridad, pero sé que ellos están hablando sobre algo.

—Hey—dice el castaño y lo observo sin poder evitarlo—Conserve el cambio.

Eso solo significa una cosa, ambos se iban.

Catherin da media vuelta al lado contrario del que estoy yo dándome totalmente la espalda.

No iba a dejarla ir, no así.

Necesitaba saber qué hacía aquí, cómo había llegado, cómo estaba, si me echaba de menos tanto como yo lo hacía, si pensaba en mí.

Así que sin pensarlo mucho, la detengo de su muñeca.

—Cath.

No es la única que se detiene, él también lo hace.

Bajo mi tacto puedo sentir el metal, lo frío de él. Bajo la mirada encontrandome para mí sorpresa, el brazalete que le regale cuando le pedí ser mi novia.

Incrédulo vuelvo a mirarla a los ojos sin querer volver a soltarla.

—Cath—le llama el castaño.

Ella se suelta de mi agarre y camina sin volver a mirar atrás, con él siguiéndole por detrás.

Los observo salir de la heladería y les sigo con la mirada a través de los ventanales.

Él la detiene, pero Cath apenas se frena para seguir caminando. Sin embargo, unos cuantos pasos después él vuelve a detenerla y entonces la toma con sus manos a cada lado de sus mejillas.

Involuntariamente doy un paso al frente deteniendome de inmediato.

¿Qué demonios? ¿Por qué la tomaba de esa manera y por qué ella lo permitía?

Algo dentro de mí me hace sentir impotente al no poder ir hasta él y alejarlo de ella completamente.

Los veo hablar con él aún sosteniendola mientras ella permanece quieta ante su toque, como si fuera lo más normal del mundo, como si cotidianamente lo hicieran.

Me negaba a pensar que ellos tuvieran algo, me negaba a pensar que él pudiera ser quien ahora le besaba, me negaba a pensar que alguien más podía estar en mi lugar.

Él da una mirada hacía acá, una mirada que apenas dura un par de segundos antes de que la regresé a ella.

Al fin aleja sus manos de Catherin y caminan un poco antes de que se detengan un momento y luego continúen nuevamente su camino.

Era un idiota al pensar que ella no había continuado su vida, si yo había seguido con la mía era lógico que ella lo hiciera.

°°°

Un par de días habían pasado desde que me había encontrado con Catherin, y desde entonces no había podido sacarmela de la cabeza.

Ella seguía igual de hermosa que hace tres años, seguía siendo la misma, con su cabello más largo pero por lo demás, solo era ella. Y se veía malditamemte bien. Joder, sí que lo hacía.

Y aunque sabía que la había tenido frente a mí, aún estaba incrédulo a que ella estuviera aquí.

Desde entonces me había estado preguntando, quién demonios era el chico que la acompañaba ese día. Era estúpido porque jamás lo había visto en mi vida, pero quería saber quién carajo era él.

Había pasado horas observando la foto del medallón sin saber qué hacer, sin saber dónde o cómo buscarla. Preguntándome si aún seguía aquí, si vivía aquí, si venía sólo por un tiempo y se iría, si ya se había ido...simplemente haciéndome preguntas que no tenían respuesta alguna.

Había regresado al centro comercial, una y otra, y otra vez. Iba a la heladería esperando volver a verla, pero no había tenido éxito.

—¿Qué pasa contigo, Dereck?—me pregunta Layla, sentada en el sofá.

—¿De qué hablas?

—Hace días que estás extraño, ¿Qué te pasa?

—Nada, Layla. Estoy bien.

El timbre del departamento suena y me pongo de pie para abrir.

—Dereck—saluda mi hermano.

—¿Cómo estás?—le digo despeinandolo.

—Me despeinas, no lo hagas—se queja mi pequeño hermano, de ahora catorce años.

Él volvía de un pequeño viaje de béisbol que había realizado con los de su equipo y el entrenador. Mi madre había sido la encargada de ir a recogerlo.

Se adentra en el departamento con mi madre detrás de él.

Cierro la puerta tras ellos y me dirijo de vuelta al sofá.

—Hola, Layla—la saluda Dylan con un beso en la mejilla. Ella le devuelve el saludo.

—Hola, Adele—Ella saluda a mi madre.

—¿Cómo estás, Layla?—le pregunta mi madre.

—Bien, gracias—sonríe.

Comemos todos juntos, para posteriormente Dylan y yo desaparecer en la habitación y jugar videojuegos, mientras que mi madre y Layla permanecen conversando en la sala.

—Dylan.

—¿Si?—dice sin despegar la mirada de la pantalla.

—Te agrada Layla, ¿Cierto?—me da una mirada rápida.

—Sí—se encoge de hombros.

—¿Qué tanto?

Hace una mueca, restándole importancia.

—Lo normal.

—Pero, te agrada como...

—¿Catherin?—interrumpe—No, nadie se le puede comparar. Tenía un flechazo con ella, ¿Lo olvidas?—reímos.

Continuamos jugando, pero la imagen de Catherin sigue en mi cabeza, por lo que decido contarle a mi hermano lo sucedido.

—La ví—Dylan parece no entenderlo.

—¿La viste?—dice concentrado en el juego.

—A Catherin.

—¿Qué?—me mira dejando de lado el juego.

Hago lo mismo que él y centro toda mi atención en lo próximo que voy a contarle.

—La ví hace unos días.

—¿Aquí?—asentí.

—Fui al centro comercial que está cerca con Layla y Zoe, y cuando fui a comprar un helado para Zoe, ella estaba ahí.

—¿Qué le dijiste?

—En realidad...nada.

—¿En serio? ¿La tuviste frente a tí y no le dijiste nada?—reprocha.

—No hubo tiempo. Cuando intente decir algo, Zoe y Layla nos interrumpieron.

—¿Y?

—Iba con alguien—levanta las cejas.

—¿Alguien? ¿Un chico? ¿Su novio?

Novio.

Mierda, eso sí que se sentía muy mal.

—No lo sé, es probable—asiente lentamente.

—Ninguno dijo nada—afirma y asentí— Eres un idiota, Dereck.

—¡Hey!—Él ríe.

—Es la verdad, yo no la hubiera dejado ir. ¿Sabes? Pienso que ella sí debió ser mi chica y no la tuya—bromea. Lo asesino con la mirada y él ríe—Así que, su novio—dice retomando la conversación.

—Tal vez, pero hubo algo importante.

—¿Algo importante?

—Llevaba puesto mi brazalete. Un brazalete que le dí cuando le pedí ser mi novia.

—No sabía que tenía un hermano tan romántico—sonríe burlón—Pero debe ser tan especial para ella como para tí lo es el medallón que te dejó.

Tenía razón, por algo llevaba todavía puesto ese brazalete después de todos estos años.

—¿Y qué harás?

—No lo sé. He estado yendo al centro comercial estos días para ver si la encuentro, pero no ha pasado nada.

—Bueno, hay que seguir yendo al centro comercial. Si estaba ahí era por algo—se encoge de hombros.

—¿Vas a acompañarme?

—Claro. Ocupemos el tiempo en lo interesante y no solo en visitar a la tía Dana—sonreí.

—Entonces, mañana debemos ir.

—Sí, la misión Catherin ha comenzado—sonríe.

Dylan y yo nos preparamos una vez más para ir al centro comercial, y es justo lo que hacemos cuando el momento llega.

Pasamos un buen rato en la heladería y otro tanto por el centro comercial, pero una vez más fracaso en el intento junto con mi hermano.

—No tiene caso seguir intentandolo—le digo dejándome caer en el sofá.

—¿Vas a darte por vencido tan rápido?— se deja caer a mi lado—¿Sabes qué? Tienes razón, ella se merece algo mejor. Alguien como ese chico castaño, por ejemplo—lo golpeo y ríe.

—No me estoy dando por vencido, pero hemos ido cinco días seguidos y no hay rastro de ella.

—Solo cinco días, Dereck, no es ni una semana.

—Lo sé pero, no puedo seguir. Además, Layla me ha reclamado porque últimamente no nos vemos.

—Explícale que sales conmigo, no es del todo mentira.

—La cena está lista—avisa mi madre cuando sale de la otra habitación.

—Gracias—respondemos ambos.

Los siguientes tres días tampoco habíamos tenido éxito con encontrarnos con Catherin. Simplemente habíamos vuelto a casa a cenar y hacer cualquier cosa que se nos ocurriera.

Para el noveno día y este momento, ya me estaba resignando a no volver a verla jamás.

—Vamos, Dereck.

—¿A dónde?

—Al centro comercial—responde mi hermano.

—Ya no, Dylan.

—Bien.

Bueno, admitía que había pensado en que insistiria más.

Se ajusta la gorra de béisbol sobre su cabeza, se levanta del sofá encaminandose a la puerta y la abre.

—¿A dónde vas?

—Al centro comercial. Si la encuentro no te diré, que lo sepas—una sonrisa se dibuja en su rostro.

—Eres un maldito idiota—me pongo de pie y sonríe.

La puerta se abre aún más y Layla entra al departamento.

—¿A dónde van?—pregunta a ambos.

Dylan y yo intercambiamos una mirada dudosa.

—Mamá nos mandó por algunas compras—responde Dylan.

—Oh, iré con ustedes—responde ella. Mi hermano y yo nos miramos.

—Layla—saluda mi madre saliendo de la habitación—Ven pasa—ofrece—Ustedes dos, ¿Qué están haciendo aquí todavía?

—Ya nos íbamos—responde Dylan.

—Que bueno que llegaste, Layla. Necesito ayuda con la cena—le dice mi madre dirigiendose a la cocina, Layla la sigue.

—Vámonos—susurra Dylan.

—Dereck—llama mi madre antes de que cerremos la puerta—Hablaremos cuando vuelvan—asentimos y finalmente salimos del departamento.

Después de media hora en el centro comercial, decidimos sentarnos en una de las bancas libres. Estar recorriendolo era agotador.

—¿Dereck?—una voz femenina se hace presente.

Ambos volteamos y me encuentro con una compañera de la universidad.

—Hola, Lily.

—¿Cómo has estado?

—Bien, ¿Y tú?

Ella toma asiento junto a mí y comenzamos a charlar, pues ella no era de mi carrera, pero asistía a la misma universidad y de ahí la había conocido.

—Iré a comprar algo—me dice Dylan.

Luego de varios minutos de charla, Lily se despide y se aleja dejándome solo.

Me mantengo en mi lugar esperando a que Dylan vuelva, pero no sucede.

Me pongo de pie y observo a mi alrededor para ver si lo encuentro por aquí cerca, sin embargo no está. Saco mi celular y hasta entonces me doy cuenta que lo he olvidado.

Otros diez minutos después intento buscarlo con la mirada en los alredores, pero sigue sin haber señal alguna de él. Espero unos veinte minutos más, cuando lo veo venir a lo lejos caminando hacia mí.

—¿Dónde demonios te habías metido?—le digo poniéndome de pie.

—¿Qué demonios contigo? Esa es la verdadera pregunta. ¿De verdad estaba más interesante tú conversación?—fruncí el ceño.

—¿De qué hablas? Hace tiempo que Lily se fue, y llevo rato esperándote aquí como un imbécil.

—¿Entonces por qué no fuiste? Intenté alargar el tiempo lo más que pude.

—No te entiendo un carajo, Dylan. ¿A dónde querías que fuera?

Se pasa las manos por la cara con frustración.

—En serio pensé que en cuanto leyeras los mensajes, irías corriendo. Pero ya veo que no fuiste capaz de ver tu teléfono.

—No traje el celular, lo olvide.

Rodó los ojos serio y paso de largo frente a mí.

—Eres idiota—dijo sin mirarme. Le seguí los pasos.

—Sí soy un idiota, pero por esperarte aquí como imbécil.

No respondió y continúo caminando. Yo a la par de él.

—¿Por qué estás tan molesto?

—Porque intento ayudarte y eres idiota. Te mande mensajes, te llamé y no sirvió de nada.

—Ya te dije que olvidé el celular, Dylan. ¿Y por qué no sirvió de nada? ¿De qué hablas?

—Estuve con Catherin, por eso tardé—me hizo detener los pasos.

—No juegues con eso, Dylan.

—No estoy jugando, estaba aquí y hable con ella. Sigue siendo genial.

Hice el intento por volver, pero me lo impidió.

—Se ha ido, no tiene caso.

—¿Se fue? ¿Así sin más? ¿Qué se supone que haré ahora? ¿Cómo hablaré con ella?

Rodó de nueva cuenta los ojos.

—Obtuve su número e información relevante.

—Vas a darme su número, ¿Cierto?

—No soy tan idiota como tú, ¿Verdad?—dice burlón.

—Necesito tú ayuda, lo sabes.

—Lo sé. Y sí, te lo daré, de eso se trata la misión Catherin.

—¿Qué te dijo? ¿Pregunto por mí?

—No, no lo hizo. Pregunto cómo había estado y cosas de ese tipo. Dijo que no me había reconocido y que estaba bastante guapo—sonríe—Bueno, fue algo como que era lindo, lo que es lo mismo.

—¿Y? ¿Qué más?

—Estaba con alguien.

—¿El chico castaño?—asiente.

—Sí, Landon. ¿Pero por qué te preocupa él? ¿No era él su mejor amigo hace tres años? ¿O ahora son pareja?

—¿Landon? Es decir, sí, sí es su mejor amigo, pero...no es a él al que me refería en la heladería el otro día.

—Pensé que hablabas de él—negué.

—¿Había otro chico con ellos?

—Solo Landon.

Intentaba acomodar las piezas del rompecabezas, pero no le encontraba sentido.

—Necesito hablar con ella.

—Ella dijo que por ahora se estaba quedando aquí.

—¿Por ahora?—asiente—¿Se irá? No entiendo nada, Dylan.

Y era la verdad, era muy poca información para todo lo que quería saber.

—Vamos de a poco. Por ahora, aquí está su número—me muestra su celular.

—Envíamelo.

—Claro.


Nota: Hola, subí capítulo doble por sus comentarios. Es un poco más corto que el anterior, pero espero que les guste.

Ojalá me puedan esperar un poco más con los próximos.

Gracias por leer. ❤️

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