El día que lo conocí

By ilMichelini

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Conocerlo había sido un vuelco a mi vida. De pronto todo se matizaba con la presencia de un inglés marica que... More

Prólogo
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
XVII
XVIII
XX
XXI
XXII
XXIII
XXIV
XXV
XXVI
XXVII
XXVIII
XXIX

XIX

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By ilMichelini


Acerqué el cuerpo de Pip al mío, tomándolo de la estrecha cintura que tanto me gustaba, esa que abrazaba todas las noches sin la más mínima intención de convertirse en algo erótico, porque si bien sí pensaba en el rubio de esa manera, me había propuesto no volver a hacer nada que él no quisiera y, por ende, reprimí los deseos que tenía de hacerlo mío.

Hasta ahora.

Se veía tan hermoso a mis ojos mientras intentaba descifrar mis acciones y dudando en las suyas propias. Casi podía adivinar que realmente era la primera vez que hacía algo como esto con un chico. Claro, porque según ya me había enterado él había concretado algún acto similar con la ex, esa chica desagradable de la biblioteca. Pero si soy sincero, tampoco es como que yo lo haya hecho con un hombre antes.

Tomé con una de mis manos (sin dejar de sujetar su cintura con la otra) su mejilla, acariciándola con suavidad para acercarlo a mi rostro, el cual estaba sólo un par de centímetros más arriba que el suyo debido a la -no tanta- diferencia de altura entre nosotros. Y así, lentamente en algo que catalogué como un infierno, llegué a sus labios.

Y me aseguré de besarlo de la manera que a él le gustaba, dulce pero firme, haciéndole saber que yo mandaba pero que no le haría daño.

 - D-Dam-...

No dejé que siguiera hablando cuando intensifiqué un poco más aquel beso, jugando con su lengua y dejando que esta explorara cada parte de su boca. 

Con algo más de brusquedad mordí su labio inferior de forma inconsciente, pero agradecí mentalmente haberlo hecho, pues apenas lo hice un sonido me llenó de pronto.

¿Pip había gemido?

No sabía cómo catalogarlo, pero definitivamente no era esos sonidos que hacía al suspirar cada vez que nos besábamos, era algo mucho más íntimo y caliente.

 - H-Házmelo, Damien...

Lo separé un par de centímetros, solo para observar su rostro sonrojado con las mejillas ardiendo. Tenía los labios hinchados y su respiración era agitada. Solo nos estábamos besando, pero él me había dado el pase para hacerlo mío.

 - Como quieras.

No iba a preguntarle si estaba seguro o esas mierdas, si me lo había dicho era por algo y yo no dudaría de sus decisiones. Al menos no de esta.

Comencé a besar su cuello, a morderlo con suavidad para luego volverme algo más bruto en mis acciones, siendo consciente de cuándo parar de hacer algunas cosas o verificando que lo que estaba haciendo le producía placer y no miedo. De esa forma, sin dejar de besarlo fue que llegamos a la habitación en donde lo recosté suavemente en la cama que compartíamos.

Mis acciones de pronto se volvieron algo torpe, pues no quería dejar de recorrerle la boca pese a que al mismo tiempo quería desnudarlo.

 - D-Déjame ayudarte -dijo Pip con la voz entre cortada, separándose lo suficiente para subir los brazos y que yo le quitara la camiseta que traía puesta.

 - Eres tan... -me detuve al hablar, mordiendo mi labio inferior al ver el torso desnudo del rubio frente a mi.

 - ¿Tan qué?

 - Tan malditamente excitante -rápidamente, algo así como de un tirón, me quité mi propia camiseta para volver a besar sus labios y pasar mi lengua por otros lugares.

No sé cómo describir el sinfín de cosas que estaba sintiendo aparte de la calentura obvia, no podía dejar de admirar su cuerpo, de saborear su piel y de marcar algunos sectores con mordiscos no tan bruscos.

¿En qué momento me había convertido en un sensible? Es decir, en otras circunstancias ya estaría follándome a alguien, no sería tan cuidadoso ni tampoco me detendría a ver el rostro de la persona frente a mi. 

Ahora simplemente no podía dejar de admirar cada mueca y gesto que hacía Pip cuando mordía su cuello o me acercaba a lamer uno de sus pezones mientras mis dedos jugueteaban con el otro. 

Recorrí su cuerpo con mis manos, llegando al fin a ese lugar que requería atención. 

El bóxer de Pip estaba húmedo, denotando que su excitación estaba en niveles altísimos, cosa que habría comprobado sólo con sus hermosos gemidos.

 - A-ahg... D-Damien no... 

 - ¿No qué? -me detuve justo cuando rodeé con mis cinco dedos el miembro del rubio, quedándome quieto para esperar su respuesta.

 - N-no sé... -dijo avergonzado con esa respiración errática que me estaba volviendo loco- S-sigue...

A sus órdenes.

Empecé a mover mi mano con lentitud, asegurándome de que fuera placentero para él.

Admito que tocar a otro hombre se sentía raro en un comienzo, era como si mi razón quisiera alejarse y decir "alto ahí", pero a la vez mis manos no se detenían y buscaban más contacto. 

Quería hacerlo gemir más.

 - Mng...

Definitivamente yo también necesitaba atención, pues sentía el pantalón apretado justo ahí, motivo por el cuál no dudé en deshacerme del botón y bajar el cierre del mismo para poder dejar de sentir esa presión en mi miembro.

Pip pareció notar que me estaba desesperando un poco, por lo que, con timidez y bastante torpeza llevó su mano a mi entrepierna, replicando lo mismo que estaba haciendo yo con él.

Mierda.

Se sentía tan bien.

El rubio tenía los dedos más suaves y delicados que había tocado en mi vida, lo sabía desde que tomaba su mano a veces cuando íbamos por la calle, pero no creí que sobre mi anatomía se sentiría tan bien.

 - Hazlo con los dos -dije demandante mientras sujetaba su nuca para besarlo con furia y acercaba mi pelvis a la suya para que masturbara ambos miembros a la vez.

Una corriente eléctrica pareció inundar nuestros cuerpos al momento en que ambos falos se tocaron uno con el otro para luego ser masturbados por la suave mano del rubio.

 - D-Dam-... ¡Ah! -gimió más fuerte Pip.

 - Sigue así -dije sobre sus labios con una voz un poco más grave de la usual.

Estaba demasiado caliente como para percatarme de ello, pero tuvo efectos en Pip, que de pronto movía su mano más rápido como si buscara llegar al orgasmo.

Pero no se lo iba a permitir.

Puse dos de mis dedos frente a su rostro y en tono dominante le dije: "Lámelos". Él pareció no entender en un comienzo, pero luego temeroso accedió.

Y fue la mejor imagen que pude haber obtenido. Pip lamiendo mis dedos como si se tratara de un dulce, haciendo sonidos obscenos con el ruido de la saliva y los gemidos esporádicos que le provocaba soltar debido a la situación. Quería quedarme viendo para siempre, pero sabía que ni él ni yo queríamos que esto quedara así. Le quité los dedos de la boca y, cuando me di cuenta, me encontraba tocando su trasero, justamente en aquel lugar necesario para penetrarlo.

Con cuidado metí uno de los dedos que había estado lamiendo Pip, escuchando un quejido por parte de este, sin embargo eso no me detuvo y metí el otro.

Sinceramente parecía imposible que algo cupiera ahí. Pip era muy estrecho, incluso meter mis dedos era difícil. Y vamos, no es que quiera presumir, pero si hay algo de lo que estoy orgulloso es que estoy bien dotado.

 - D-damien, me... me duele...

 - M-mierda -dije con dificultad, separando mejor las piernas del rubio para ver su cuerpo de la mejor forma posible y alzando su cadera,

En algún momento lo había puesto en cuatro y creo que fue una buena idea.

No podía aguantar más.

Puse mi miembro sobre su entrada, ejerciendo algo de presión para que se hiciera paso por el cuerpo de Pip.

 - ¡A-ahh! 

Pude ver cómo se aferraba a las sábanas con fuerza, desde esta posición no podía verle el rostro, pero por lo que lo conocía podía imaginar sus ojos llorosos y esa cara de dolor que ponía cuando se golpeaba con cualquier cosa.

 - Si-... Si te duele mucho avísame -le dije antes de tomar su cadera y empujar con algo más de fuerza.

Fue entonces que la punta de mi miembro entró, haciéndole más fácil el trabajo al resto. 

Y así, estaba completamente dentro de él, quien solo respiraba agitado y sollozaba despacio entre gemidos. 

 - ¿Estás bien?

 - S-si... muévete -dijo aferrado a las sábanas.

 - No hasta que estés del todo acostumbrado.

Fue lo único que le dije antes de depositar un par de besos en su espalda, esperando que se calmara. Y mientras hacía aquello, con el paso de unos segundos eternos, sentí un movimiento tranquilo y torpe de sus caderas.

Esa fue la señal para continuar.

 - Ngh... D-damien -me encantaba escucharlo gemir mi nombre- H-hazlo más rápido, por favor...

Bien, a la mierda todo.

Ese fue el último poco de autocontrol que me quedaba, así que tomé un ritmo más fuerte, obligándole a mover las caderas mientras lo embestía con fuerza, haciendo que nuestras pieles chocaran la una con la otra.

La cama comenzaba a chirriar.

 - Agh... Es-... espera si sigues así... mngh... -decía con la respiración entre cortada Pip- V-voy a ... voy a corr-...

Sin salir de su interior volteé su cuerpo con fuerza, poniéndolo debajo de mi. Él se veía más que sorprendido, estaba avergonzado. 

Pero era una vista maravillosa.

Tomé sus muslos y se la metí lo más adentro que pude. Su respuesta fue un gemido fuerte y algo más agudo, mientras me abrazaba las caderas con sus piernas.

Definitivamente yo también iba a terminar pronto.

Sus mejillas sonrojadas, sus labios entreabiertos con ese pequeño hilo de saliva recorriendo desde la comisura de su labio hasta el mentón, sus ojos llorosos y esa manera tan sumisa de mirarme...

 - Te ves hermoso -dije en un susurro antes de volver a embestirlo con fuerza, sacándole uno que otro gemido.

Sinceramente a estas alturas me daba igual si quería gritar o gemir muy fuerte, me importaba una puta mierda si los vecinos lo escuchaban. 

 - Gime mi nombre -ordené, tomando su miembro para masturbarlo mientras lo penetraba.

 - D-Dami... ¡Damien! 

Lo tenía absolutamente a mi merced.

Y él me tenía a mi.

 - V-voy a... Lo-lo siento... D-damien.. -gimió justo antes de sentir como se corría en mi mano y todo su interior se estrechaba de una manera ridícula, provocando de esa misma forma el orgasmo en mí.

Me fui dentro de él de manera violenta, llenando todo su interior en cosa de segundos mientras él me mantenía cerca gracias a sus piernas cruzadas tras mi cadera. Así, me acerqué lo suficiente para acercarlo a mi cuerpo, abrazando su espalda y besando sus labios.

Sí, porque esto no era simplemente sexo.

Yo... acababa de hacer el amor con Pip.

 - Damien -dijo de pronto.

 - ¿Qué?

Me tomó las mejillas para que lo viera directamente a los ojos, observándome con esos iris tan parecidos al cielo mismo, solo para después cambiar su expresión a una más dulce, ya no esa excitada que recién gemía mi nombre, sino que a la del rubio de siempre. Del que me enamoré.

 - O-Oficialmente eres un marica -dijo en un susurro cansado, sonriendo sobre mis labios con ternura.

Maldito hijo de puta...

Definitivamente lo amo.



*******

Hola, nunca había hecho una nota de autora. 

Espero que les haya gustado este capítulo, sinceramente me aterra escribir lemon porque no sé cómo hacerlo :( 

También quería pedirles disculpas porque había estado actualizando seguido y desaparecí un tiempo ahora y la razón es que me dio coronavirus. 

Si, tengo pésima suerte. Aunque no fue grave y estoy recuperándome. 

Eso, gracias a todxs por comentar siempre y votar, lxs quiero mucho por eso. Me anima mucho a seguir <3


Cuídense mucho por favor. Besitos.

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